27.JUN.21 | PostaPorteña 2214

El cambio climático existe y ha sido creado por la incapacidad del capitalismo para generar verdadero desarrollo humano

Por Communia

 

EL CAMBIO CLIMÁTICO EXISTE Y ES PRODUCTO DE UN CAPITALISMO REACCIONARIO, EL PACTO VERDE ES LA NO-SOLUCIÓN DEL CAPITAL

 

El cambio climático existe y ha sido creado por la incapacidad del capitalismo para generar verdadero desarrollo humano. El Pacto Verde, por otro lado, es un ataque directo e inmediato a las condiciones de vida y de trabajo cuyo objetivo no es solucionar el Cambio climático sino resucitar un capital global requeante.

Communia  22 DE JUNIO, 2021

 

El cambio climático existe y ha sido creado por la incapacidad del capitalismo para generar verdadero desarrollo humano

 

Los informes de síntesis del IPCC, en 2022 se publicarán el próximo, reflejan un consenso científico masivo y global con un tratamiento convencional y abundantes datos.Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ( más conocido por sus siglas en inglés, IPCC) es una entidad científica creada en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El Informe de síntesis confirma que la influencia humana en el sistema climático es clara y va en aumento, y sus impactos se observan en todos los continentes y océanos. Muchos de los cambios observados desde la década de 1950 no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios. El IPCC está hoy seguro con un 95% de certeza de que la actividad humana es actualmente la causa principal del calentamiento global.

Además, el Informe de síntesis concluye que cuanto mayor sea la perturbación de la actividad humana sobre el clima, mayores serán los riesgos de impactos graves, generalizados e irreversibles en las personas y los ecosistemas, y más duraderos serán los cambios en todos los componentes del sistema climático.

Desde una perspectiva histórica, lo que vemos en la serie es la evolución del capitalismo y el salto entre su PERIODO PROGRESIVO y la FASE EN QUE ES YA UN LASTRE PARA LA HUMANIDAD y es cada vez más incapaz de producir verdadero desarrollo humano.

El capitalismo representó en su arranque tal movilización de energías sociales, tal estallido de la capacidad de nuestra especie para transformar la Naturaleza en la que se desenvolvía, que cambió físicamente el mundo: ganó tierras al mar, hizo navegables nuevos ríos, separó continentes, creó islas artificiales… y sin embargo, las emisiones globales -y las temperaturas medias del Hemisferio Norte, solo estallaron exponencialmente con las guerras mundiales, cuando el desarrollo de fuerzas productivas ya no lo hacía y el sistema entraba abiertamente en DECADENCIA

Es solo entonces cuando las temperaturas medias se elevan sostenidas y aceleradamente por encima de las del periodo pre-capitalista. Es decir, el cambio climático es una expresión medioambiental de la incapacidad del sistema para generar desarrollo humano en su decadencia histórica. Y no es siquiera la única: desde el peligroso y primitivo uso de la energía nuclear para producir electricidad hasta la proliferación de enfermedades zoonóticas como el Covid, resultado de empujar el campesinado hambreado a explotar la fauna salvaje para sobrevivir, el capitalismo decadente aúna desarrollo anti-humano y predación del medio.

Lo que no dicen los datos

 

Lo que no dice el consenso científico ni los informes del IPCC es que la especie humana esté siquiera cerca de la extinción. El discurso que ha ligado la perspectiva de la extinción a la emergencia climática es un puro delirio apocalíptico y marketinero a la vez que se desmonta con contrastes muy sencillos. Ni siquiera en el peor escenario de los señalados por el IPCC la especie humana se vería en peligro como tal. No sería tampoco la primera vez que nuestra especie sufre una subida de 5º de la temperatura media hasta los niveles calculados… y en las anteriores ocasiones no existían las capacidades de hoy.

En cualquier caso, lo que señalan los científicos que lideran las instituciones más involucradas en el estudio y seguimiento del cambio climático es que habría que trabajar con los escenarios más plausibles, no con los extremos… y eso hoy significa una perspectiva alrededor de los 3º… o menos. Lejos, muy, muy lejos no solo de la extinción sino de una catástrofe súbita y paralizante.

Lo que no quiere decir libre de costes humanos. Basta con ver lo que supone una sequía en hambrunas o un aumento de monzones para darse cuenta de que las variaciones climáticas pueden llevarse por delante centenares de miles de vidas. Pero ahí tampoco podemos dar por buena la interpretación ni la correlación sin más. Los cambios climáticos son asesinos de masas… bajo las condiciones de un capitalismo que convierte en vulnerables a cientos de millones de personas, no per se.

El Pacto Verde es la no-solución capitalista

 

El cambio climático tampoco va a acabar con el capitalismo.Sus estadísticos y economistas ya se entretienen en señalar que sus costes son contenibles dentro de una estrategia sostenible de crecimiento (=acumulación) del capital. No es por eso que el Pacto Verde se ha puesto en marcha. Tampoco para evitar costes humanos. Tras más de un millón de muertos directos censados por el Covid está bastante claro que el capitalismo y el estado están dispuestos a sacrificar las vidas que hagan falta para mantener la rentabilidad del capital

El objetivo y la esencia del Pacto Verde no es salvar el medio natural ni vidas humanas, ni siquiera evitar daños climáticos para sus beneficios: es organizar la mayor transferencia de rentas del trabajo al capital desde las guerras mundiales

Su puesta en marcha lo está haciendo evidente con brutalidad a ambos lados del Atlántico en los precios de la energía, la vivienda, el urbanismo, la alimentación, el transporte

Ese objetivo tiene, como no podía ser de otra manera, una vestimenta ideológica cuyo objetivo es contener la respuesta social y especialmente de los trabajadores. 

El Pacto Verde utiliza la idea de emergencia climática para imponer una unión sagrada climática que vista de necesidad universal lo que no es más que una estrategia para revalorizar inversiones y reanimar el capital.

Dejémoslo claro: el Pacto Verde, en el mejor de los casos puede reducir emisiones de CO2 y metano, pero en esa estrategia es solo un objetivo instrumental, una guía. Y lo que es más importante, no va a armonizar las relaciones entre Humanidad y Naturaleza, las va a agravar.

Si el metabolismo Humanidad-Naturaleza está roto y funciona sobre una lógica antagónica, es porque la Humanidad está rota en clases sociales antagónicas bajo un modo de producción cuyos imperativos resultan cada vez más abiertamente antagónicos con las necesidades universales de nuestra especie. Necesidades que incluyen reconstituir la relación con el resto de la Naturaleza.

Por eso, para restaurar esa relación entre la Humanidad y la Naturaleza, para constituir un metabolismo común, hay que restaurar la comunidad humana antes. Y eso solo puede conseguirse superando el capitalismo como un todo de una vez y restableciendo la comunidad humana universalSin restaurar la comunidad de la especie no puede hacerse metabolismo común con la Naturaleza.

Es más, si el Pacto Verde revivifica como pretende la ACUMULACIÓN, no estaremos más cerca de una solución al antagonismo con la Naturaleza que el capitalismo vende como inevitable, sino más lejos.

La respuesta reaccionaria de la pequeña burguesía

 

La ofensiva PAUPERIZADORA que supone el Pacto Verde no solo afecta a los trabajadores. También afecta a todas esas amplias capas intermedias que conforman la pequeña burguesía. El problema de estas capas intermedias es que su objetivo primario, mantener su posición social dentro del sistema, las alinea con una comprensión capitalista del mundo… incluso cuando se rebelan contra sus consecuencias.

No tienen un modelo alternativo: no pueden imaginar un mundo en el que el capitalismo o sus premisas no existan porque dejarían de existir ellos mismos como clase. Son por ello impotentes políticamente y reaccionarios históricamente. Y por eso sus reivindicaciones acaban siendo fácilmente instrumentalizadas por el estado o por grupos de la clase dirigente contra los trabajadores.

Si hiciera falta un ejemplo, baste recordar el papel de los hosteleros durante la pandemia: sirvieron para escenificar una presión social sobre el estado que, al coste de miles de vidas, permitió a las clases dirigentes hacer aquello que querían hacer para reanimar al capital nacional cuanto antes y cayera quien cayera. Y al mismo tiempo los antivacunas, bien cebados por ciertos sectores de la burguesía estadounidense eran usados como ariete en las batallas entre imperialismos y segmentos de la clase dominante enganchados sobre un negacionismo construido a partes iguales sobre una base de pensamiento anticientífico e idealismo reaccionario..

Con el Pacto Verde, las expresiones de la pequeña burguesía repiten el patrón. Por un lado tenemos el negacionismo, intentando demostrar que los papers científicos son producto de una conspiración. Utilizan técnicas retóricas y redes para-académicas similares a las que utilizaron durante décadas las tabaqueras para negar la relación de su producto con el cáncer. Más allá de unos cuantos espontáneos, al final son financiados por fuentes similares.

Por otro lado tenemos el catastrofismo, hay incluso el que se pretende marxista, los discursos de la extinción y los movimientos juveniles organizados desde el estado (Greta Thunberg, Steve Bannon  y sus epígonos), jugando un papel parejo al de los hosteleros con el Covid. Lo mismo sirven para causar angustia climática en el mundo anglosajón que para dar excusa al Constitucional alemán para obligar al estado a acelerar el Pacto Verde contra la opinión de la burguesía corporativa y los países vecinos, aumentando objetivos climáticos cuando la competencia con China y EEUU lo requieren

El negacionismo niega la realidad inconveniente para una clase precaria y temerosa a la que no importan los costes humanos con tal de salvar el mes en su negocio. El catastrofismo libera sus angustias existenciales con un alarde de anticapitalismo reaccionario.

Uno y otros hacen el acompañamiento ideal a los roces y batallas internas de la clase dirigente… en sus términos. Ambos son utilizados y modulados por la industria de la opinión para pastorear las resistencias intuitivas al Pacto Verde. Es decir, ambos son ideología narcótica útil para reconducir en un momento dado cualquier respuesta de clase que ponga las necesidades humanas universales por delante.

Los trabajadores, el cambio climático y el Pacto Verde

 

Para los trabajadores el Cambio Climático supone una amenaza histórica. Es el capitalismo destruyendo las bases de la abundancia posible, las capacidades y el futuro de la Humanidad. No caben negacionismos.

El Pacto Verde, por otro lado, es un ataque directo e inmediato a las condiciones de vida y de trabajo cuyo objetivo no es solucionar el Cambio climático sino resucitar un capital global requeante; significa empobrecimiento y precarización en todos los campos, desde la dieta hasta los horarios de sueño y la vivienda, reduce a cada paso la capacidad de los consumos más básicos y supedita los elementos más nimios de la vida cotidiana, en el trabajo y en casa, a la gran jugada de un aumento de la explotación vestido de cambio tecnológico sostenible.

La lucha por la satisfacción universal de las necesidades humanas pasa por enfrentar a ambos. Cambio climático y Pacto Verde no son alternativas sino dos productos de un mismo sistema anti-humano y anti-histórico. Solo pueden combatirse de modo efectivo negándose a elegir entre lo malo y lo peor, y enfrentando la raíz común que las une. Algo que solo podemos hacer en tanto que trabajadores, luchando como tales y con los medios que nos son propios.


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