Desde mi cuchitril. 21 de julio 2021
Pronto se cumplirán seis años de mi llegada a Uruguay para presentar el libro Palabra de Amodio. Era la culminación de un proceso con 40 años de marchas y contramarchas, de deseos postergados, de desencantos y de frustraciones.
Durante las conversaciones vía mail que mantuve con Jorge Marius, además de haberlo leído y escuchado en algunas de sus intervenciones, especialmente en Océano FM, pude comprobar que su conocimiento de lo que se dio en llamar el pasado reciente, para decirlo con cortesía, era escaso.
En realidad, lo era tanto como lo era el de la mayoría de historiadores, periodistas y opinadores en general que habían tenido la audacia –y en algunos casos la desfachatez- de repetir, dando por buenas, las mentiras que desde los despojos de una organización por la que hicieron más bien poco y a la que dejaron absolutamente inerme ante una guerra que ellos mismos provocaron por su estulticia e ignorancia, dijeron un grupo de ex dirigentes que en vez de reconocer sus errores y pedir perdón por el desastre causado y desaparecer de la vida pública, se encontraron al final de la dictadura que los mismos ciudadanos que una docena de años antes pedían la intervención militar para acabar con ellos, los recibía con los brazos abiertos, como esperan los padres a sus hijos tras una larga ausencia.
Y lo mismo hicieron los políticos, sabedores conscientes de la responsabilidad que les cupo en todo ese largo proceso que se inició tras el fin de la guerra de Corea y cuyos coletazos este país sufre todavía hoy.
Lo importante para mí era que Jorge Marius aceptaba poner su nombre a la otra historia del MLN, a la otra campana, y el que haría sonar esa campana, era yo, Héctor Amodio Pérez, el traidor.
Yo fui el autor del libro, fui mi entrevistador y fui el que le dio a Marius el material para la primera parte del libro, que inútilmente traté de que no se publicara, porque era evidente la coincidencia casi exacta de lo que ahí se decía con lo que yo afirmaba más adelante.
Llegado dispuesto a discutir mis puntos de vista con mis acusadores, vinieran de donde vinieran, me encontré ante una situación ya por todos conocida: una campaña de prensa para justificar lo que entre bambalinas se había cocinado, contando con la complicidad de dos miembros de un poder judicial dispuestos a pasarse por sus glúteos todo lo que no se ajustara a los planes previstos: procesar a aquel había osado volver para decir su verdad. Solo dos, y de esos uno al que nunca traté, tuvieron el valor de sentarse delante de mí en el Juzgado y trataron de acusarme. A uno de ellos, la propia fiscal tuvo que acudir en su auxilio para no hacer el ridículo.
El resto, silencio. ¿Y los historiadores? ¿Y los periodistas, los que firmaron sus largas crónicas, guardadas en el archivo Cámpora por él mismo, que le envió al fiscal Cancela el memorándum firmado con su nombre, número de teléfono, domicilio y casilla de correo para que Cancela tuviera de qué agarrarse y no hiciera el ridículo de no saber por dónde empezar? Muy poco.
Algunos se atrevieron, creyendo que sería presa fácil… y otros comprobaron que mejor no hacer el ridículo. Y callaron y siguen callando.
Como dije, han pasado seis años. Pese a ellos, hay quienes todavía no se enteraron que Amodio es mi apellido, que no soy judío ni profeso religión alguna, que las acusaciones que en su día se me hicieron fueron desmentidas por mis propios acusadores o por la fuerza de los hechos, que pese a todo, se ha ido imponiendo.
Para poner algo que se parezca a un punto y final, he escrito algo.
Cientos de páginas que recogen lo que fue mi vida, o lo que más recuerdo de ella, quizás porque sea lo que más me marcaron, que recogen desde mi niñez hasta el presente. Las escribí porque siento que tengo una deuda con quienes me creyeron y de esa forma contribuyeron a que la verdad fuera apareciendo.
Nadie las publicará porque a nadie más que a ustedes les interesa la verdad.
Soy consciente de que mucho de lo que digo en esas páginas no interesará a todos. Pero creo que todos encontrarán en ellas algo que les parezca interesante, al menos para conocer de primera mano lo que muchos han dicho sin fundamento. Ustedes harán la selección.
Desde el 1 de agosto les iré dando, por este medio, esas páginas para que me conozcan mejor y la relación que hemos hecho por este medio sea un poco más estrecha.
Como anexo irán las notas de prensa que fueron publicadas para que puedan comparar los dichos con los hechos.
Un saludo a todos.
Héctor Amodio Pérez - extraído del facebook
El régimen burocrático instaurado en Cuba es de una utilidad extraordinaria para todos los comunistas del planeta. Constituye un claro ejemplo del camino que no deben seguir en caso de que pretendan de forma verdadera alcanzar el comunismo.
Cuba es un país económicamente aislado y sin una base natural y técnica que le permita una autonomía base y una resistencia sin postergación del desarrollo de las fuerzas productivas. Cuba es un país donde el gobierno de jefes o burócratas gobierna a los trabajadores que nada deciden y son convocados y manipulados por un aparato estatal que los domina, los aventaja en privilegios y enajena.
El régimen burocrático cubano ejerce para sostenerse el engaño y la censura, intimida con fuerzas policiales y corta el internet cuando le da la gana, métodos que como demuestra la historia del estalinismo no conducen a nada revolucionario ni forman parte de ello.
La burocracia gobernante ha arrastrado a Cuba a una situación insostenible en la que no hay revolución alguna ni funcionamiento eficiente de país. El dispositivo periodístico-informativo manipulador y el dispositivo policial-militar represivo garantizan por ahora la perpetuación del régimen y escamotean las alternativas no burocráticas, no mercantilistas, no totalitarias y no monologantes de socialismo.
Solo algo tan arraigado y predominante como el capital, algo tan extendido y profundo como una revolución mundial o algo tan genuino como un numeroso partido comunista revolucionario junto a la acción masiva de los trabajadores pueden hacer que se venga abajo tal sistema nocivo que confunde a las masas y resta prestigio al programa y la razón marxistas. Se avizora un largo período indefinido de miseria, sufrimiento y falta de libertad para la clase trabajadora cubana bajo la acción depredadora del imperialismo y la burocracia acomodada y ladrona gobernante continuamente esforzada en ensalzarse, presentarse como servidora necesaria y mantenerse en el poder.
Haremos contra esos dos enemigos una larga lucha. No «Patria y Vida» ni «Patria o Muerte», «Proletarios de todos los países, uníos». «Todo el poder a los soviets».
Taliesin Álvarez. 19 julio 2021
Comentarios: Pahh, este señor no tiene idea de lo que está hablando!!!
Mezcla todo, desinforma, no tiene idea de lo que es el efecto invernadero, que se explica por en el cambio en la longitud de onda de la radiación solar al ser refractada por la superficie de la tierra.
La luz del sol atraviesa la atmósfera como si fuese un vidrio pero luego la radiación refractada no puede escapar y particularmente los infrarrojos que son las que causan el calentamiento
Cuanto más vapor de agua, CO2, metano y óxidos nitros halla en la atmósfera el Calor será absorbido por la atmósfera y su temperatura aumentará.
Por favor, algún criterio editorial para no publicar disparates.
Guillermo Chalar