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Ciencia y política, cuidado con esas dos

 

El siguiente artículo fue publicado por Giorgio Agamben el 4 de agosto de 2021 en el periódico italiano La Stampa.

 Artillería inmanente 13/8/21

Para justificar los decretos emitidos por el gobierno sobre el Green pass, pero también toda la forma en que se ha gobernado políticamente la pandemia, se suelen mencionar razones científicas en las que se basan estos decretos. Merece la pena reflexionar un poco sobre el vínculo entre ciencia y política que se está estableciendo imprudentemente de esta manera, sin considerar si las consecuencias que implica son aceptables o no.

Cuando Mussolini decidió introducir las leyes raciales en Italia, se preocupó principalmente de darles una legitimación y un fundamento científico. Por esta razón, un mes antes de la publicación del primer decreto-ley del 5 de septiembre de 1938, apareció en el Giornale d’Italia del 14 de julio una declaración firmada por diez ilustres científicos, todos ellos profesores de las principales universidades italianas (la lista de los cuales me gustaría que leyeran los virólogos y los médicos que hoy se pronuncian con tanta seguridad sobre lo que la ciencia demuestra infaliblemente) en la que se afirmaba sobre bases «puramente biológicas» que las razas existen y que los judíos no pertenecen a la «raza italiana pura».

Para una mente mínimamente atenta y responsable, esto debería dar lugar a dos órdenes de consideraciones: la primera es que pretender fundar en razones científicas decisiones que por su propia naturaleza implican consecuencias políticas es extremadamente arriesgado; la segunda es que competencia científica y conciencia ética no van necesariamente de la mano y que, de hecho, si se recuerda que algunos científicos considerados importantes en su momento no dudaron en utilizar a los deportados de los lager como conejillos de indias humanos para sus experimentos, muy a menudo parecen divergir.

Y no estará de más recordar que la primera vez que un Estado asumió programáticamente el cuidado de la salud de los ciudadanos fue en julio de 1933, cuando Hitler, inmediatamente después de llegar al poder, promulgó un decreto para proteger al pueblo alemán de las enfermedades hereditarias, que llevó a la creación de comisiones médicas especiales que decidieron la esterilización de unas 400 000 personas.

Es menos conocido que, mucho antes del nazismo, se había planificado una política eugenésica, poderosamente financiada por el Carnegie Institute y la Rockefeller Foundation, en Estados Unidos, particularmente en California, y que Hitler se refirió explícitamente a ese modelo.

Si la salud se convierte en objeto de una política estatal transformada en biopolítica, entonces deja de ser algo que concierne principalmente a la libre decisión de cada individuo y se convierte en una obligación que debe cumplirse a cualquier precio, por alto que sea.

No se trata aquí, lo recordamos una vez más, de equiparar fenómenos históricos diferentes, sino de hacer reflexionar a los científicos, que parecen poco sensibles a la historia de sus propias disciplinas, sobre las posibles implicaciones de un nexo asumido acríticamente entre ciencia y política.

Al igual que el derecho y la vida no deben confundirse y el legislador, como recuerda la Constitución, debe ser especialmente cauto cuando toca la vida y la dignidad de la persona, tampoco derecho y medicina deben pretender coincidir.

La medicina tiene la tarea de curar las enfermedades de acuerdo con los principios que ha seguido durante siglos y que el juramento de Hipócrates —que los médicos de hoy parecen ignorar y transgredir en muchos puntos esenciales— sanciona irremediablemente.

Si, al entrar en un pacto necesariamente ambiguo e indeterminado con los gobiernos, se coloca en cambio —implícita o explícitamente— en la posición de legislador, no sólo, como hemos visto en Italia para la pandemia, esto no conduce necesariamente a resultados positivos en el plano de la salud, sino que puede conducir a limitaciones inaceptables de las libertades de los individuos, con respecto a las cuales las razones médicas pueden ofrecer, como debería ser evidente para todos hoy, el pretexto ideal para un control sin precedentes de la vida social

 

El cajón de Herminio y la fiesta clandestina de Alberto

 

 Juan Giglio  - Convergencia Socialista 14/8/21 (Argentina)

El 28 de octubre de 1983, durante el cierre de campaña del Partido Justicialista, en el centro del palco y enfocado por todos los canales de televisión, Herminio Iglesias -candidato a gobernador de Buenos Aires- prendió fuego un ataúd y una corona con las siglas de la Unión Cívica Radical. Por este acto, que se realizó frente a una multitud, se lo señaló como el responsable de la derrota electoral, ganadas por Raúl Alfonsín, contra Ítalo Lúder, con el 51,75% de los votos, contra el 40,16% de este último.

Lo sucedido en la quinta presidencial se parece a esto, que aconteció cuando recién comenzaba a caminar el régimen democrático burgués, luego de la caída en desgracia de la dictadura. Una de las características en común, es que ambos protagonistas pertenecen o pertenecieron al peronismo. La otra: que las situaciones golpearon duro a la campaña electoral del PJ, aunque todavía no se conozcan las consecuencias exactas de este nuevo escándalo.

Sin embargo, el contexto en el que sucedió este nuevo affaire, lo vuelve mucho más peligroso que el anterior, tanto para el PJ como para las instituciones sobre las que se apoya la "gobernabilidad" capitalista. Es la situación del régimen, que en 1983 estaba fuerte, permitiéndole garantizar alternativas de recambio y cierto grado de "gobernabilidad". ¡Ahora, el régimen está atravesando una crisis de características únicas y terminales!

Por eso, aunque la “fiesta clandestina” debilite la imagen presidencial, lo central es que hace trizas la carta a la que apostó la mayoría de la burguesía mundial para superar la depresión previa a 2020, utilizando y exagerando la letalidad del Covid, para emprender un ataque en regla contra la clase trabajadora, imponiendo cuarentenas y restricciones draconianas. Si existían dudas sobre el carácter contrarrevolucionario de esta política, Alberto ayudó, como pocos, a despejarlas

Es que más de uno se debe de estar preguntando: ¿Para qué sirvieron el "quedate en casa", el "distanciamiento" y demás, si quienes lo impusieron ni siquiera lo cumplen? Esto empalma con las conclusiones que están sacando los millones que se están movilizando contra el pasaporte sanitario en otras regiones del mundo. La OMS "leyó" el mensaje de estas acciones, razón por la cual acaba de expresarse en contra de la “obligatoriedad” de vacunarse.

Las declaraciones de los funcionarios de este organismo imperialista van para el mismo lado que las que acaban de emitir los burócratas sindicales, como Caló de la UOM, que decidieron repudiar los dichos del presidente de la UIA, Funes de Rioja, quien trató de justificar la puesta en marcha de una “cacería de brujas” contra los “apestados”. ¡Cuando los patrones agitan este tipo de consignas, quiere decir que van por la cabeza de los activistas!

Las conducciones del Frente de Izquierda se ubicaron correctamente, trazando rayas con la UIA. Ahora deberían dar otro paso, modificando el eje de su propaganda electoral -que es defensiva y extremadamente conservadora- por consignas que, en el marco de esta tremenda crisis del régimen, planteen una salida revolucionaria: ¡Hay que agitar la necesidad de otro Argentinazo para echarlos a todos, e imponer un gobierno obrero y socialista!

 

El pasaporte sanitario y la capitulación de ciertos izquierdistas

 

 Damián Quevedo – Convergencia Socialista 10/8/21 (Argentina)

Hace tiempo venimos señalando dos elementos del escenario político local, que no sólo son coyunturales sino que surgen de cambios esenciales en el régimen democrático burgués, por lo menos en Argentina. Uno, es que los partidos patronales ya no representan directamente a fracciones de la burguesía local, son grupos constituidos para administrar un Estado semi-colonial, que se benefician con el manejo de la caja estatal y la intermediación en los negocios de las multinacionales. 

Esto se expresa en la interrelación entre los capitalistas locales -pequeños si los vemos a escala mundial- y los grandes, que operan en casi todo el planeta.

En la ausencia de programas opuestos, los dos partidos que hoy se alternan en la administración del Estado, Todos y Cambiemos, pelean entre sí por cumplir ese papel. ¡En ese sentido, el más importante de todos, no existen diferencias, más que discursivas, entre el peronismo (en todas sus variantes) y la coalición que conduce Macri!  

Estas bandas, las denominamos así porque son una especie de lumpen burguesía, se dedican a acumular capitales propios o de sus amigos, parasitando las arcas del Estado, de forma legal y no tanto. Sin embargo, a pesar de no representar a sectores de la burguesía local, tienen ciertas divisiones a la hora de alinearse detrás de las fracciones imperialistas en pugna. En los últimos años, esa puja se evidenció a través de a la guerra comercial que protagonizan EEUU, China, Rusia, Japón y la Unión Europea.  

Una de las batallas centrales de esa contienda es la que protagonizan las multinacionales farmacéuticas por las vacunas, tanto en lo que hace a su producción como en cuanto la conquista de mercados. En ese terreno, el pasaporte sanitario -que tratan de imponer en Europa- no es solo una herramienta para controlar a las masas, sino al servicio de “marcar el territorio” de cada una de las compañías que se disputan el mercado. ¡El pasaporte determinará qué vacunas, o no, podrán venderse en el viejo continente!  

En esta guerra, Argentina venía tomando partido, mediante el acuerdo secreto con el presidente ruso, Vladimir Putin, comprándole su producto estelar, la vacuna Sputnik, además de comenzar a producirla en el país. En este baile entre potencias, el “nacionalismo popular” vernáculo no deja de actuar como lacayo de alguna de las partes. En un artículo sobre los partidos políticos, el revisionista italiano Antonio Gramsci, señalaba que en la Italia de principios de siglo, el partido político (burgués) que se presentaba como el más nacionalista, era el más atado a los intereses imperialistas.  

Aquí tenemos a una de las bandas patronales que más honor le hace a esa definición, el kirchnerismo, que a pesar de sus actos escolares y arengas patrióticas, continúa entregando al país al mejor postor. Desde el pago con creces  de la deuda externa hasta el acuerdo con la petrolera Chevron, las arengas nacionalistas tuvieron siempre barras y estrellas detrás del escenario. Los lugares ganados por el kirchnerismo juegan un papel en la lucha de las grandes potencias, casi siempre y más allá de las arengas, buscando el favor de EEUU. 

Las últimas movidas ministeriales responden a esa lógica de hierro, como la salida de Arroyo del ministerio de desarrollo social, un lugar clave en tiempos de crisis y elecciones. Otro cambio sustancial ha sido el arribo de un Cristinista de cuño, Jorge Taiana, movimiento que excede las fronteras nacionales y las elecciones legislativas.

Taiana participó como representante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de un encuentro con Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Joe Biden, donde también estuvo Eduardo Valdés, como representante de Diputados. No sabemos si habló ahí, pero Sullivan viene de proponerle a Brasil una alianza con la OTAN a cambio de que no le dé el negocio del 5G, la tecnología de quinta generación de telecomunicaciones, a la china Huawei, en una licitación que está en curso. Hoy hay un comunicado durísimo de la embajada china en Brasilia que denuncia “presión intolerable” y que pide transparencia. (La Nación 09/08/2021).

La crisis del régimen, que con la falta de recursos acelera la incapacidad de aplicar políticas populistas, profundiza estas pujas, que aún no definen un alineamiento internacional claro, porque entre las potencias imperialistas que intentan ganar el mercado farmacéutico todavía no hay una fracción hegemónica, como sucedió luego de la Segunda Guerra Mundial. ¡Entonces, las tribunas electorales no serán otra cosa que una pelea por imponer cada una de las marcas en disputa!

La izquierda detrás de las multinacionales farmacéuticas 

Lamentablemente, una parte de la izquierda se convirtió en subsidiaria de estos movimientos, sumándose a la propaganda por la obligatoriedad de la vacunación, que de imponerse daría lugar a un mercado farmacéutico todavía más grande que el actual. Estos sectores -con el grupo de Altamira a la cabeza- embellecen la guerra comercial,  jugando un papel parecido al de los socialdemócratas de la Primera Guerra, que fueron reclutados por sus respectivas burguesías en esa gran carnicería contra los pueblos.  

En ese momento, la excusa fue defender a la “Patria”, ahora es la “Salud”. Para concretar semejante capitulación, las organizaciones y dirigentes que adhieren a estos planteos, deben, sí o sí, hacer como los reformistas educados por el estalinismo: construir un enemigo “principal”, uno que justifique la unidad de todas las clases sociales bajo el mando de la burguesía.

¡Como si la tierra hubiese sido invadida por alienígenas y, entre todos y todas, tendríamos que combatirlos para evitar la extinción de los seres humanos! 

Pero este no es el escenario bizarro de la película de Tim Burton, “Marcianos al ataque”, sino la continuidad, más bien profundización, de la guerra de clases -convertida en guerra comercial- como durante la Primera Guerra, aunque con formas distintas.

¡Esta realidad sacudirá necesariamente a todas las fuerzas que sucumbieron, provocando la ruptura de grupos o fracciones resistentes, con las cuales podremos construir el Estado Mayor de la Revolución que reclaman las actuales circunstancias!  

Es que las relaciones de fuerza entre las clases son cada vez más favorables a los y las de abajo, que deben aprovecharlas para saldar cuentas con su principal enemigo, la burguesía. La izquierda consecuente, la que surja de esa necesaria pelea política contra los reformistas que hoy conducen a la mayoría de los partidos que se reclaman socialistas, debe ponerse al frente de ese combate por la Revolución Socialista. ¡Condiciones sobran para conquistarla!  

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.Apunten al Instituto de Colonización...


 Tomás Laguna - Correo de los Viernes 13/8/21 (Uruguay)

Entre fines de julio y primeros días de este mes se produjo un intercambio un tanto insólito entre la Federación Rural y el directorio del Instituto Nacional de Colonización. El hecho en si merece mayor atención siendo que ese organismo público ha sido colocado en el centro de los cuestionamientos desde que en el proyecto de ley de la Rendición de Cuentas se le recortan los recursos, los extraordinarios asignados durante la anterior administración y los que le corresponden de las partidas presupuestales.

Ya nos hemos referido en anteriores ediciones a la controversia sobre los recursos que le son recortados al INC en el proyecto de Rendición de Cuentas. También ya se han expedido las autoridades de el partido Colorado al respecto logrando defender los recursos presupuestales y las deudas del Estado con el INC.

Ocurre que en medio de las discusiones de tipo existencial sobre la vigencia de este instituto creado para impulsar la política de tierras, desde la Federación Rural se emitió un comunicado cuestionando duramente su accionar. En su introducción la gremial manifiesta su preocupación por la desactualización de la institucionalidad agropecuaria en general siendo que en todos los casos cumplen a varias décadas desde su creación. Una preocupación de recibo. Pero luego en su parte central el comunicado se enfoca al INC, planteando un par de cuestionamientos dónde el último punto establece que este instituto no debe adquirir más tierras, de alguna manera marcando posición en apoyo a la iniciativa del Poder Ejecutivo establecida en la Rendición de Cuentas.

Pero el párrafo más duro es el último. "Nos preocupa el manejo político de la institución y no ver una reacción contundente para revisar lo que los productores entendemos necesario". Con esto se ingresa en confrontación directa en un cuestionamiento duro a los actuales responsables al frente del INC, con apenas poco más de un año en los cargos. Esto mereció la inmediata respuesta del directorio del instituto actuando por unanimidad a través de todos sus representantes, partido de gobierno (2), partido Colorado (2) y Frente Amplio (1).

En este cruce poco común en la historia de la institucionalidad agropecuaria, la respuesta desde el INC fue contundente, declarando al comunicado de la Federación Rural como inoportuno y alejado de la realidad; entendiendo que desde esa gremial existe un manifiesto desconocimiento del funcionamiento y realidad del INC; reivindicando la integración multipartidaria del directorio y las decisiones tomadas por consenso, a la vez de negar en forma enfática las acusaciones de manejo político defendiendo en contraposición la aplicación de principios que apuntan a una colonización moderna y actualizada; finalmente puntualizan los tres grandes objetivos institucionales de su gestión.

Termina el comunicado del directorio del INC rechazando en forma unánime las afirmaciones del comunicado de la Federación Rural.

La situación merece algún comentario desde esta columna.

Llama la atención la diferente percepción que se tiene del valor estratégico que se tiene del INC. Mientras que agrupaciones de productores lecheros, en su mayoría arrendatarios, y en general los productores con vínculo más frágil con el vital recurso tierra reclaman potenciar el accionar del instituto, resulta insólito que desde la Federación Rural, vieja gremial con amplio espectro de representación de los intereses de la gran familia rural, se hagan eco del planteo de los grandes propietarios, en general adversos a la existencia del instituto.

Pero también provoca sorpresa la acusación de gestionar el instituto respondiendo a criterios políticos, esto es, que se apliquen criterios espurios para favorecer a correligionarios, compañeros y/o simpatizantes políticos, cuando el nuevo directorio apenas está cumpliendo el año de gestión, año particularmente difícil a partir de las dificultades para operar como consecuencia de la crisis sanitaria y las dificultades de movilidad. Semejante acusación merecería al menos identificar los casos que la justifican. Que han existido en la historia, ¡por supuesto! Si habrán existido, pero casos puntuales de mala praxis no justifican una acusación generalizada como la que se hace al barrer.

Es claro que existe una gran animosidad organizada para desacreditar al instituto, seguramente como objetivo político alineado con la vieja derecha histórica de nuestro país.

Por otro lado es evidente el fuerte desconocimiento que se tiene desde muchos ámbitos de la misma actividad agropecuaria dónde se opina sobre el instituto. Se subestima su accionar, se desconocen las expectativas y demanda que existe desde los sectores más vulnerables en su vínculo con la tierra, se desprecia la acción social y productiva, consideradas en conjunto, que explica la existencia de ese gran instrumento institucional.

Abriendo un paréntesis, llama la atención que en las recientes movilizaciones de Un Solo Uruguay, dónde se realizaron duros cuestionamientos a la clase política por el incremento en el precio de los combustibles, no se haya incluido ni una sola mención reivindicando el accionar de Colonización. En definitiva debe ser una de las transferencias más importantes que se hace desde el Estado hacia el agro y que tiene como beneficiarios inmediatos los productores más marginales en su estabilidad productiva.

Ya hemos dicho desde esta páginas que el INC no es un instituto para la reforma agraria, tampoco un MIDES rural ni un bandera política, pero si un instrumento en apoyo al desarrollo rural integrado, procurando evitar la erosión de familias rurales que dejan la producción por falta de escala o por la imposibilidad de mantener su vínculo con la tierra.

Somos contestes en que el INC debe reorientar su accionar en relación a lo actuado durante los anteriores 15 años, más aún, es necesario que el instituto genere nuevos propietarios rurales y no arrendatarios eternos del Estado. Su vieja ley madre, la 11.029, así lo habilita. No es necesario siquiera innovar en materia legislativa. Pero no será con comunicados altisonantes que se lograra reorientar este valioso instrumento para el desarrollo rural.

 

Topolansky propone una conducción ¨bicéfala¨ para la presidencia del Frente Amplio

 

"Voy por la idea de mantener el formato provisorio que acabamos de aprobar. Que sean dos y que además expresen la paridad. Que sea un hombre y una mujer y que permita una visión colegiada. Que consolide una dirección que pueda representar. Ahora hay que ponerle pienso. Yo soy una vieja admiradora de la propuesta Batllista de colegiado". Lucía Topolansky, senadora del MPP, analizando de qué manera se debe designar un líder para la conducción y dirección partidaria del Frente Amplio, tras la negativa de Marcos Carámbula para ser candidato a la presidencia de la coalición de izquierda. Punto de Encuentro, radio Universal (11/08/21).


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