24.SEP.21 | PostaPorteña 2234

Solidaridad S.A. - Una crítica árabe de los “antiimperialistas adolescentes” occidentales (III)

Por OmarSabbour/NewPolitics

 

 

Parte III La ausencia de protestas

 

(última entrega)

 

Por: Omar Sabbour agosto 2, 2021 NewPolitics – TLAXCALA

 

Tal vez la más fatal de las confusiones del antiimperialista adolescente fue su argumento de que los gobiernos occidentales estaban en realidad apoyando a los peligrosos islamistas en Siria a los que “fingían” estar bombardeando. Se trataba de una negación que significaba, entre otras cosas, que los miles de civiles muertos en esa guerra ilusoria no existían en realidad, y que la destrucción de pueblos y ciudades arrasados bajo el control del Dáesh no se había producido. Si la noción difundida era que Occidente no estaba luchando realmente contra el Dáesh -sino que estaba más preocupado, digamos, por “socavar a Irán”-, ¿cómo podría haber protestas contra una guerra tan imaginaria (o al menos sospechosa)?

Y, de hecho, esta es precisamente la razón por la que casi no hubo tales protestas  protestas contra algunos de los principales acontecimientos de la intervención liderada por USA en Siria. Por tomar el ejemplo de la Coalición Stop the War, tras la votación de 2015 sobre los ataques aéreos del Reino Unido, el grupo solo salió a la calle por un motivo que tuviera que ver con Siria en cuatro ocasiones: dos para protestar contra ataques simbólicos (y a menudo precoordinados) contra instalaciones vacías del régimen sirio después de uno de los cientos de cientos de ataques químicos, y dos veces para oponerse a las ofensivas militares turcas y rebeldes contra las SDF lideradas por los kurdos respaldadas por Occidente.

Para tomar la primera de tales protestas, casi 50 fieles musulmanes muertos  en un ataque aéreo usamericano contra una mezquita en una aldea controlada por los rebeldes, semanas antes del ataque contra un aeródromo evacuado del régimen, y los 33 civiles que murieron en un ataque usamericano contra una escuela en Raqqa, no merecieron los mismos titulares -ni las protestas- que provocó el asfalto dañado del aeródromo poco después del “primer ataque a Siria” de Trump, es decir, tras el ataque químico de Khan Shaikhoun. Los bombardeos mucho más extensos sobre Raqqa, Mosul y Manbij no auspiciaron ni una sola protesta por parte de la dirección antiimperialista adolescente de la Coalición Stop the War. Bien al contrario, el grupo continuó acogiendo a partidarios de las FDS en sus plataformas, incluso mientras negaba los informes de civiles muertos por la Coalición por "exagerados"  y   "propaganda de ISIS",rechazó las solicitudes de la oposición para suspender la cooperación con la Coalición liderada por Estados Unidos. Cuando se les criticó  precisamente por estos puntos, sus líderes acusaban a sus oponentes (de alguna manera) de “apoyar la guerra”. En total, el antiimperialista adolescente y sus organizaciones protestaron contra menos del 0,1% de los ataques aéreos occidentales en Siria. Mientras tanto, se aseguraron de que las audiencias occidentales oyeran mucho más sobre el crimen de USA machacando campos de aviación vacíos y “apoyando a la oposición” que de los miles de civiles muertos directamente por los ataques aéreos de USA, o incluso, si vamos al caso, del hecho de que USA tiene bases en un tercio de Siria ubicadas en las áreas bajo control de los “únicos amigos progresistas” del antiimperialista adolescente -y tiene también sus propias compañías petroleras en la región (la obsesión tradicional de los antiimperialistas)- en aquellas áreas que están bajo el control de las FDS de izquierda

De hecho, como se verá en la siguiente sección, el imperialista adolescente pasó a odiar aún más a la oposición siria incluso al enfrentarse con USA, e incluso cuando la oposición afirmó explícitamente que USA estaba apoyando a Asad. Quizá por no querer que le consideraran simpatizante del Dáesh si organizaba protestas contra los ataques aéreos occidentales, el antiimperialista adolescente se conformó con el compromiso de seguir intimidando a la oposición siria. Este enfoque continuó igual después de que el programa de la CIA (muy incomprendido y restringido en la red) para coordinar el suministro de armas regionales a los rebeldes fuera rematado por Donald Trump a principios de 2017, con una grave falta de información en los medios de comunicación del antiimperialista adolescente sobre las realidades humanitarias en las áreas bajo bombardeo de la Coalición liderada por USA; la mayoría de los informes sobre esos bombardeos procedían de las redes a favor de la oposición, además de los grupos de derechos humanos y de los observadores del conflicto.

Espera, ¿acaban de apoyar a... sus padres imperialistas?

Más allá de no cubrir adecuadamente las realidades de las zonas bajo los bombardeos dirigidos por USA o de no protestar contra dichos bombardeos, la manifestación de las contradicciones a menudo surrealistas del antiimperialista adolescente significó que, en ocasiones, acabaron movilizándose contra las operaciones rebeldes que pretendían expulsar a las fuerzas usamericanas de la región. Esto ocurrió, por ejemplo, en las protestas organizadas en defensa de las FDS cuando fueron atacadas por el Ejército Sirio Libre (ELS), respaldado por Turquía. De hecho, las Fuerzas Especiales usamericanas estaban integradas en las FDS y fueron atacadas por el ELS antes de la gran ofensiva. Un objetivo declarado de la ofensiva del ELS respaldada por Turquía era la evacuación de la ciudad de Manbij tanto de las SDF como de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos.

De hecho, desde un punto de vista estrecho, denominado “antiimperialista”, sigue sucediendo irónicamente que, hasta el día de hoy, la única retirada de las Fuerzas Especiales de USA en Siria se produjo como resultado de una operación militar turca y rebelde; a saber, la “Operación Primavera de la Paz” de 2019, a la que se   opusieron los grupos occidentales contra la guerra. Mientras tanto, las Fuerzas Especiales de Estados Unidos continúan cohabitando con el régimen sirio en la provincia de Hasakeh, con pocos o ningún ataque lanzado contra las fuerzas estadounidenses.

Hay que volver a insistir en este momento en que no se trata de afirmar que un bando sea “bueno” o no -este autor condenado la ofensiva turca / FSA y los extensos abusos contra los derechos humanos que han seguido en Afrin, por ejemplo.

Tampoco se trata de negar que la oposición siria cometió errores cruciales en el manejo de la causa kurda, lo que resultó desgarrador en decisiones como la de negarse a cambiar el nombre del nuevo Estado de República Árabe Siria a República Siria. Más bien, se trata de afirmar que, utilizando puramente la supuesta métrica de “oponerse a la intervención occidental”, grupos como la Coalición Stop the War han terminado, de facto, poniéndose del lado de las Fuerzas Especiales usamericanas que permanecen en la región para protegerlas contra una ofensiva turca y rebelde.

Las razones aquí, por supuesto, tienen mucho que ver con la política de identidad general del antiimperialista adolescente: como izquierdistas, las FDS dirigidas por los kurdos disfrutaron de excepciones a las supuestas reglas de “no intervención” del antiimperialista adolescente (de hecho, este autor ha asistido a eventos en los que a oradores de la oposición siria, que han expresado su oposición a la intervención occidental, se les invitó para hablar en una rama del partido antibelicista, invitación que se rescindió más tarde por instrucciones de la dirección central de la organización. En el mismo acto se permitió hablar a un partidario kurdo de las FDS)

De hecho, hay quienes desconfían incluso de estas contradicciones y, sin embargo, dan prioridad a la Guerra contra el Terrorismo por encima de la oposición al “imperialismo occidental”. A los lectores les sorprenderá saber que uno de esos ejemplos no es otro que el del antiguo incondicional del movimiento contra la Guerra del Terror durante la era Bush, el antiguo aliado de la comunidad musulmana en Gran Bretaña contra sus narrativas, el antiguo defensor y partidario resuelto de la resistencia iraquí a la ocupación usamericana, el antiguo condenador de las narrativas de los Hitchens y los Dershowitz de que esa resistencia es puramente “extremista” por racista e islamófoba: nada menos que el antiguo diputado británico George Galloway.

En 2015, Galloway declaró su apoyo a los ataques aéreos occidentales en Iraq, y abogó por que el Reino Unido lanzara ataques aéreos en apoyo del régimen de Assad. En otras palabras, Galloway abogó por el "imperialismo occidental" para ofrecer apoyo al régimen de Assad, que Galloway apoya debido a su resistencia al imperialismo occidental. Como tal vez podría esperarse con la islamofobia racialista subyacente que clasificó a gran parte de la convergencia de extrema derecha y extrema izquierda en Siria, Galloway ha abrazado cada vez más y de manera evidente a figuras y retórica de derecha, incluido el intercambio de plataformas con (y supuestamente abrazando) a Steve Bannon, la presentación de Nigel Farage en su programa de televisión y la declaración de apoyo a su "Partido del Brexit", y más recientemente, describiendo a un diputado escocés musulmán como "no un celta como yo"

En última instancia, al igual que el padre establishment, el antiimperialista adolescente es orientalista, solo que en un sentido inverso. Precisamente por eso, al antiimperialista adolescente le aterra debatir con una voz nativa. Porque es esa voz nativa tras la que se enmascaran, y se justifican, sus propios intereses. ¿Y si contradice los suyos? ¿Y si la voz nativa dice “bueno, tu padre no es el principal problema al que me enfrento en este caso concreto”? ¿O qué pasa si la voz nativa dice “no tienes ni idea de cuál es en realidad la política de tu gobierno”? ¿O qué pasa si dice ambas cosas? Y este es precisamente el punto que no ha sido suficientemente señalado por aquellos que se solidarizan con la Primavera Árabe y los genuinos antiimperialistas: el antiimperialista adolescente no es antiimperialista; porque no se opone, ni comprende, a lo que constituye el imperialismo, ni siquiera en la oposición genuina a su variante occidental.

Anécdotas: Cuando el árabe enojado se encuentra con el adolescente antiimperialista occidental

Cuando el antiimperialista adolescente alcanza una posición de relativa visibilidad e influencia, suele ser objeto de críticas. Sin embargo, el antiimperialista adolescente no siempre adopta una forma de respuesta. Algunos se quedan imperturbables por su afiliación a los supuestos adversarios de Occidente, otros no. En este último caso, tomemos la ya mencionada coalición británica Stop the War, quizás una forma más “madura” del antiimperialista adolescente. El grupo ha dicho siempre que no apoya al régimen de Asad, ni a Irán ni a Rusia. Y, de hecho, por la larga experiencia de asistir a los eventos del grupo, está claro que hay diferencias entre los líderes de la organización  (y, por supuesto, entre los miembros en general) sobre la naturaleza de sus afiliaciones y las narrativas que se sostienen sobre el conflicto. Pero no hay ninguna duda de que dicho grupo ha promovido narrativas que se inclinan de manera firme hacia el régimen sirio e Irán. Su sitio web estaba (y está) lleno de ellos.

Sus charlas estaban llenas de ellas: El conflicto era un intento de los yihadistas suníes apoyados por Occidente de imponer un “cambio de régimen” en Siria para socavar a Irán. (Por cierto, ¿qué implica exactamente la oposición al “cambio de régimen” en una proclamada guerra revolucionaria? ¿No es por definición la “supervivencia del régimen”?). Las charlas, a las que este escritor asistió en muchas ocasiones, eran un ataque consistente y unilateral contra la oposición siria, incluso durante los periodos en los que la oposición siria afirmaba que la posición de USA era la de preservar el régimen (en otras palabras, irónicamente, la misma posición defendida por grupos como Stop the War)

Tomemos el ejemplo de un sirio de la ciudad norteña de Manbij, que se puso de pie para hablar en una sesión de preguntas y respuestas en una conferencia de Stop the War. El activista en cuestión dirigía una organización a favor de la oposición en Londres, que se oponía tanto a la intervención occidental como a la rusa; incluso envió un correo electrónico a su miembro del Parlamento, un tal Jeremy Corbyn, para pedirle que transmitiera en el Parlamento su oposición a los ataques aéreos occidentales. Corbyn sí lo haría, haciendo referencia directa a las preocupaciones del activista en el parlamento y, en el mismo comunicado, declaró que los familiares y amigos del activista en el ESL no eran moderados. En la conferencia, el activista preguntó al panel -que incluiría al futuro Director de Comunicaciones de Corbyn, Seamus Milne, así como a la convocante de la Coalición Stop the War, Lindsey German- por qué el grupo no cubría los incidentes de las fuerzas aéreas usamericanas y sirias bombardeando las mismas ciudades y pueblos del norte de Siria en tándem; una ironía hacia los políticos usamericanos que afirmaban que no había coordinación entre las dos partes, en contraste con las propias admisiones y jactancias del régimen.

"¿Sabes lo que está pasando ahora en la ciudad de Manbij?", Preguntó. "Assad nos está bombardeando durante el día, y la Coalición, los estadounidenses, nos están bombardeando durante la noche. Hay cooperación entre Assad y Occidente". Tales afirmaciones no eran singulares: en ese momento fueron   reportadas repetidamente por los sirios en las áreas terrestres fuera del control del gobierno sirio.

Este escritor también estuvo presente en el evento, y tuvo su propia intervención: el liderazgo de Stop the War en realidad no estaba cubriendo ningún ataque aéreo estadounidense contra los rebeldes principales anti-ISIS (es decir, excluyendo incluso a grupos como Yabhat al-Nusra) que estaban teniendo lugar, porque tales eventos eran una contradicción “inconveniente para su narrativa” (es decir, de lo que sus líderes habían dicho siempre que era un complot para el “cambio de régimen” con el que USA estaba obsesionado). Añadí que el análisis correcto y matizado de que USA no estaba interesado en el cambio de régimen y que, de hecho, quería que el régimen sobreviviera -“ya fuera con Asad personalmente en la cima o no” (en este punto, Lindsey German se burló: “porque no lo está”)- no era lo suficientemente rimbombante para su gusto a pesar de ser el análisis correcto.

Al responder al activista sirio, German declaró: “Sencillamente, no estoy de acuerdo en que USA esté apoyando a Asad en forma alguna. Es que no lo veo, no hay nada en sus acciones [de USA] que demuestre que están apoyando de alguna manera al régimen de Asad... te guste o no, esa es la verdad”. “Nada” en sus acciones. Ni siquiera, al parecer, la simple observación de dos fuerzas aéreas que bombardean simultáneamente a diferentes enemigos del régimen. ¿Cuál era la prueba pertinente por la que German echaba por tierra tan fácilmente el testimonio de este sirio, cuya ciudad estaba siendo bombardeada y cuyos vecinos informaban de lo mismo? Por supuesto, empezó y terminó con el padre occidental: una “entrevista reciente” que había visto en la que un “funcionario usamericano culpaba a Asad de todo”

Estas anécdotas de enfrentamientos entre activistas de la Primavera Árabe y antiimperialistas adolescentes occidentales se extendieron también a otros escenarios de la Primavera Árabe. En un evento organizado por la “Coalición Stop the War” del Reino Unido alrededor de 2015, un partidario de los hutíes, al que los organizadores de Stop the War ofrecieron una plataforma, proclamaba que la toma de poder de los hutíes que había tenido lugar en coordinación con los leales a Saleh dentro del ejército yemení era una “revolución” -lo que provocó que este autor, que no apoyaba los bombardeos saudíes (no porque se opusiera al golpe, sino por su naturaleza destructiva e indiscriminada)- respondiera “¿qué clase de revolucionarios se alían con el hombre que la revolución derrocó?”. Tras el acto, y después de enfrentarse al orador en cuestión, éste respondió con las siguientes palabras que recuerdo hasta hoy: “Ali Abdullah Saleh es un hombre que vale por cien hombres”. En otras palabras, la Coalición Stop the War había acogido a un ávido admirador de un “títere” usamericano en todo el sentido de la palabra. Curiosamente, otro acto organizado por Stop the War fue interrumpido y clausurado por partidarios yemeníes de la Primavera Árabe, que llamaron a los organizadores partidarios del golpe de Estado de los hutíes-Saleh

La noción de que el grupo “solo se opuso a la intervención occidental” es, por supuesto, absurda: era posible oponerse a la intervención occidental sin reciclar narrativas fuertemente cargadas de peligrosas implicaciones islamófobas con respecto a millones de sirios que se oponían al régimen de Asad (una congruencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda de la que se ha hablado ampliamente en otro lugar). Era posible mantenerse verdaderamente neutral en la guerra civil, si ese era el deseo de la organización, y oponerse a la intervención occidental en el conflicto. Pero, ¿con qué llenarían sus páginas web y charlas y crearían indignación entre la multitud de aficionados a la política exterior?

No se tomen a pecho los reconfortantes desmentidos de estos grupos de que “no apoyamos a ningún bando en estos conflictos”. Fui personalmente testigo de la plataforma que se dio a los partidarios de los hutíes-Saleh, aplaudida audiencia de antiimperialistas adolescentes. A este autor le citaron personalmente policías con ametralladoras para que hablara con ellos (aunque de forma muy cordial, para ser justos) por ser un poco revoltoso en un evento de Stop the War, después de que solo se permitiera hablar a un orador sirio de entre una docena, a pesar de las promesas de que se escucharía también a los demás (a los miembros occidentales del público se les concedió el resto del tiempo prometido).

Sin que el autor lo supiera, un periodista de la BBC que se encontraba entre el público captó todo el intercambio, incluida mi respuesta a un asistente que dijo que iban a llamar a la policía. Posteriormente, la Coalición Stop the War emitió un comunicado en el que exponía que la afirmación de haber llamado a la policía era una invención de la BBC (había sido mi afirmación, no la de la BBC; una organización que ha publicado también algunos artículos nefastos tanto sobre Siria como sobre Iraq antes).

Pero aquí es donde se puso muy interesante: tal vez cauteloso de que hubiera toda una audiencia que fue testigo de la llegada de la policía al evento, el adolescente antiimperialista que escribió la respuesta especificó cuidadosamente que nunca se llamó a “la policía”. Efectivamente. No fue a la policía, fue al servicio de seguridad parlamentaria, que, a diferencia de la policía, está armado con ametralladoras. Ese día me di cuenta de que el problema con el antiimperialista adolescente no se limitaba únicamente a la superficialidad analítica, el exhibicionismo y el egocentrismo, sino que incluía la deshonestidad absoluta para proteger algo que se había convertido en una marca.

Para hacer de esto un escándalo aún mayor (encubierto sin duda desde hace mucho tiempo por la dirección del grupo), uno de los oradores en la plataforma de ese evento, el diputado conservador Crispin Blunt,, invitado por los "organizadores contra la guerra", votaría a favor de los ataques aéreos del Reino Unido en Siria un mes después. De hecho, incluso en el evento "anti-guerra" en cuestión, Blunt hizo el caso de que debería haber ataques aéreos del Reino Unido en Siria; su reserva original no era, de hecho, una anti-guerra en absoluto: más bien, creía que Occidente debería incluir a Assad en el plan contra ISIS, y no estaba convencido de que hubiera suficiente oposición "moderada" en la que se debería confiar para el esfuerzo. En otras palabras, para decirlo en el tipo de términos rimbombantes quizás más familiares para los antiimperialistas adolescentes: la Coalición Stop the War invitó a un parlamentario del Reino Unido que votaría para bombardear el país de las mismas personas a las que se negaron a permitir hablar en ese mismo evento. Una vez más, este fue otro ejemplo en el que Stop the War realmente aceptó a un orador "pro-guerra", siempre y cuando condenara no el principio de la intervención occidental, sino simplemente la oposición siria. Y aunque el régimen sirio en realidad dio la bienvenida repetidamente a los ataques aéreos en sí, la Coalición Stop the War advirtió que era un intento de puerta trasera de "cambio de régimen", en otras palabras, ser más defensivo, por no mencionar que se ha demostrado que es tremendamente incorrecto, del régimen que el régimen en sí. El régimen, por supuesto, entendió bien que Occidente había adoptado una Guerra contra el Terrorismo que lo dejaría en su lugar (en realidad había solicitado tal intervención antes de que tuviera lugar), y se jactó de la coordinación de inteligencia con los gobiernos occidentales que lo criticaron en público.

El terrorista de un hombre (circa 2011) es para otro es un luchador por la libertad (circa 2010), descartando a viejos amigo

Se estima que la posición de la Coalición Alto a la Guerra sobre el conflicto sirio le costó el apoyo de un gran número de activistas musulmanes británicos que anteriormente se habían mantenido activos en la Coalición durante la guerra de Iraq. El exprisionero de Guantánamo y aliado de Stop the War, Moazzam Begg, es quizás el ejemplo más destacado. “En mi caso, creo que he visto evidentemente que no solo han dejado [la Coalición Stop the War] de pedirme que hable en cada vez más eventos, sino que yo mismo he sentido que cada vez quería ir menos a esos eventos o hablar en ellos”, dijo Begg en una entrevista realizada en 2019. Procedió a citar ejemplos de figuras prominentes de la comunidad musulmana que en el pasado habían “luchado junto a la izquierda en sus plataformas”, pero que habían llegado a sentirse exprimidos ante la nueva convergencia derecha-izquierda: “Naturalmente, claro que la gente ha sentido que no puede girarse hacia la derecha, porque nos odian de todos modos, y la izquierda, que históricamente es nuestra aliada en esto, utiliza el mismo lenguaje que la derecha para definirnos”, declaró.

Begg se mostró finalmente poco impresionado por el historial de la Coalición Stop the War sobre Siria. “Cuando he visto los carteles [de la Coalición Stop the War] de 'no bombardear Siria', siempre se referían a no bombardear al gobierno sirio. Pero hablemos de los lugares que están siendo bombardeados, ni siquiera por los rusos, porque ellos [Stop the War] dicen que solo podrían hablar de lo que está haciendo nuestro gobierno. USA no solo ha bombardeado al Dáesh, sino que en los primeros días bombardearon a Nusra, Ahrar al-Sham,incluso golpearon al Ejército Sirio Libre. Tampoco hubo protestas contra eso, y claramente eso demuestra que hay un gran doble discurso. Cuando Siria ha sido bombardeada en áreas no pertenecientes al régimen, no ha habido protestas, ni cuando lo hacen los británicos, los estadounidenses o los rusos"

En efecto, una característica tradicional ofrecida por los movimientos antiguerra y de izquierda tras los ataques extremistas en Occidente ha sido citar la política exterior occidental hacia Iraq, Afganistán y Palestina como factor motivador. Sin embargo, esto ha estado notablemente ausente en el caso de Siria; aquí, en Occidente, varios ejemplos de musulmanes radicalizados que llevaron a cabo atrocidades citaron como motivación que Occidente había ignorado de hecho a Asad antes de decidir intervenir selectivamente para convertir un conflicto de la Primavera Árabe en una renovada Guerra contra el Terror. Entre estos ejemplos se encuentran los testimonios de Amedy Coulibali, uno de los perpetradores de los asesinatos del supermercado Kosher de Francia en 2015 ("Pienso en aquellos que tuvieron que soportar a Bashar al-Assad en Siria. Torturaba a la gente. Nadie hizo nada durante años. Luego bombarderos, coalición de 50.000 países y todo eso"); Basam Ayachi, un imán de la mezquita y padre de uno de los atacantes de París en 2016 (que atribuyó el viaje de musulmanes belgas a Siria a una "falta de acción contra el régimen de Assad, por un lado, y factores domésticos por el otro"), y Amer Deghayes,  uno de los combatientes británicos que aún luchan por Al Nusra en Siria. Es interesante observar que muchos menos musulmanes británicos se unieron a la lucha contra la ocupación liderada por USA en Iraq que en el caso del conflicto en Siria

Esto plantea la interesante cuestión de hasta qué punto esto podría atribuirse a la falta de la misma movilización antibélica activa que sirvió de válvula de escape para absorber las energías de los jóvenes musulmanes británicos durante la guerra de Iraq, estuvo disponible en el contexto sirio. De hecho, el grado de movilización de los musulmanes que siguieron de cerca los acontecimientos de Siria por la naturaleza televisiva diaria del régimen sirio de la guerra es algo que se ha marginado en gran medida en los análisis antibélicos y de izquierda sobre el fenómeno. En su lugar, y en una completa inversión de las explicaciones “contextuales” y basadas en el agravio que se ofrecían para los ataques extremistas que predominaban anteriormente, grupos como la Coalición Stop the War atribuyeron atrocidades como los ataques de París de 2015 a Occidente apoyando a los "yihadistas" en Siria.

El movimiento antiguerra no se opuso a las guerras colectivas contra el terrorismo que se libraron en territorio sirio. El hecho de no reconocer los solapamientos entre esas guerras contra el terror implicó que momentos cruciales, como la destrucción rusa de Alepo y la destrucción liderada por USA de Raqqa, tampoco provocaran demasiadas protestas o movilizaciones contra la guerra, con la percepción de que en general se había producido una “misión cumplida” mientras no se intentara derrocar al régimen sirio.

Los "yihadistas" de Schrödinger

Para el antiimperialista adolescente, los “yihadistas rebeldes” son una criatura mítica. Descendientes del cielo, trasladados en el tiempo desde “cuando apoyamos a los muyahidines contra los soviéticos” hace unos treinta años. No tienen nada que ver con las protestas que estallaron en 2011 -aunque resulta que se concentran en las mismas zonas- (dejando a un lado los años de informes de los observadores del conflicto que constatan que la mayoría de estos combatientes eran antiguos civiles y manifestantes -los “expertos” tienen poco que hacer en este campo-). Son los “yihadistas rebeldes moderados” de Schrödinger: tan fuertemente respaldados por Occidente, pero que es, de alguna manera y al mismo tiempo, una ficción que sale perdiendo frente a extremistas mejor financiados. Tan débiles e insignificantes en su escala -pero de alguna manera todavía capaces de controlar un tercio del territorio de todo un país (esas áreas verdes que solían verse en los mapas de la guerra de Siria)- incluso después de que el Dáesh hubiera eliminado a la otra mitad, matando a miles de los “llamados moderados” en el proceso. Tan divididos, localizados y fragmentados por naturaleza, pero con una uniformidad extremista tan indiscutible y evidente. Después de todo, ¿quién va a tomarse el tiempo de examinar qué coalición rebelde controla tal o cual pueblo, aldea o ciudad? Dejemos eso a los expertos (a los que luego ignoraremos). No, el antiimperialista adolescente apenas puede nombrar un puñado de las facciones -de los “cientos de extremistas”- que hay en Siria

No, al adolescente antiimperialista le importan poco los muchos años de informes de los observadores del conflicto que constatan que la mayoría de los pueblos, ciudades y aldeas de esas zonas “verdes” están efectivamente controlados por facciones que se ponen bajo el paraguas del “ELS” (tales afirmaciones fueron incluso en ocasiones confirmadas involuntariamente por países como Rusia). ¿EL ESL? “No nos hagan reír. No existían. Esas zonas verdes no estaban controladas por nadie. O estaban controladas por Nusra; esos supuestos observadores del conflicto’ que nunca hablan de Nusra”.

El antiimperialista adolescente procede entonces a citar el último informe de un monitor del conflicto sobre cómo Nusra está controlando Idlib. Además, incluso si el “ELS” existiera en otras provincias, era solo para obtener la financiación occidental que necesitaban al no tener los recursos para lanzar una yihad contra los gobiernos occidentales que realmente los están apoyando. Para el antiimperialista adolescente, esto es de alguna manera lógicamente coherente. En conclusión, el “ELS” no existe. O, alternativamente, el “ESL” está compuesto en su totalidad por extremistas. Irónicamente, este último análisis resultó ser compartido tanto por el think tank de Tony Blair como nada menos que por Jeremy Corbyn.

La capacidad de los “yihadistas” e insurgentes cambia según los objetivos del antiimperialista adolescente. Cuando luchaban contra el tirano padre establishment, las fuerzas de ocupación usamericanas en Iraq, por ejemplo, los “yihadistas” y los insurgentes resistían valientemente a la dominación extranjera. “El terrorista de un hombre es el luchador por la libertad de otro”, te recordaban. El antiimperialista adolescente montó en cólera cuando un funcionario de la administración Bush afirmó que los insurgentes eran invariablemente “Al-Qaida”, por supuesto una afirmación tan falsa entonces en Iraq como después en Siria. Sin embargo, también era indudable que el predecesor del Dáesh -fundado por Abu Mus'ab Al-Zarqawi, y conocido entonces como Al-Qaida en Iraq y posteriormente Estado Islámico de Iraq- desempeñó un papel considerable en la insurgencia contra USA. Sin embargo, al luchar en Siria, los “yihadistas” y los insurgentes se transformaron de repente en monstruos sin capacidad y sin contexto. Sin embargo, ¿hubo realmente un cambio sustantivo en la forma en que el padre imperialista se acercó a miembros de Al-Qaida y el Dáesh durante esta transición para justificar esto?

La realidad de los años siguientes revela más bien lo contrario: la campaña contra el Dáesh y Al Qaida del período posterior a la Primavera Árabe fue, desde el punto de vista occidental, mucho más eficiente si se tiene en cuenta la pura asimetría entre los combatientes del Dáesh muertos y los soldados occidentales muertos. También dio lugar a más de 13,000 civiles muertos en Irak y Siria, en su inmensa mayoría en zonas que fueron testigos de las protestas de la Primavera Árabe y no en zonas de apoyo al gobierno sirio, como el antiimperialista adolescente quiere hacer creer. ¿Cuántos manifestantes de la Primavera Árabe murieron en los ataques aéreos de USA en estas regiones? Esta es una pregunta que nunca se hace

primera parte aquí

segunda parte aquí

Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala Omar Sabbour  escritor y activista egipcio independienteSu principal área de investigación se centra en la Primavera Árabe y en las reacciones a la misma por parte de las instituciones occidentales y los movimientos “antisistema”. Ha sido entrevistado en AlAraby, Orient TV y Al-Jazeera. Algunos de sus trabajos escritos pueden encontrarse en el Huffington Post y en el New Arab. @OmarSabbour

Fuente: https://newpol.org/solidarity-inc-part-i-the-industrialisation-of-solidarity/


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