06.OCT.21 | PostaPorteña 2236

LA PLANDEMIA Y “LAS ASAMBLEAS DEL PUEBLO” (5)

Por ProletariosInternacionalistas

 

por PROLETARIOS INTERNACIONALISTAS [1]

 

A pesar de que lo citaba Asambleas, y sin saber quién era Laura Spiney, sabíamos que todo ese relato de la “gripe española” con millones de contagiados y muertos, es TODO MENTIRA, porque sabíamos que dicho CUENTO, no se basa en la lucha histórica de clases, en la guerra imperialista y la lucha revolucionaria contra la guerra, sino en una construcción ideológica de la aristocracia capitalista mundial, que no tiene ninguna base experimental, sino que como la PLANdemia del Coronavirus es exclusivamente pura propaganda con pretexto sanitario.

En efecto, la teoría de que las enfermedades son producidas por microorganismos que entran en el cuerpo provocando un conjunto de síntomas y signos (enfermedad), contrariamente a la opinión vulgar y a la ideología dominante, no está probada experimentalmente

No se ha verificado en la práctica la “teoría del contagio”, es decir que, la enfermedad se transmita, a través del contacto, entre humanos, que permitiría que esos microorganismos entren en cada vez más personas. La teoría de las pandemias provocadas por tal o cual virus y/o bacteria que se basa a su vez en esos dos dogmas, que las enfermedades son producidas por microorganismos y se transmiten por contacto personal, ha sido infirmada por toda la experimentación científica. 

Nunca, absolutamente nunca, pudieron probarse los Postulados de Koch para absolutamente ninguna enfermedad, ni ninguna pandemia, por lo que no podemos dudar ni un instante que tanto la definición de la enfermedad y la “pandemia” como producto de tal o cual organismo es un dogma supersticioso y sin fundamento histórico

Cada vez que históricamente se ha probado, que una enfermedad, declarada previa y oficialmente como contagiosa (y producida por un microorganismo) como el escorbuto, la pelagra, el cáncer, la lepra, el sida, las gripes…, no lo era, la medicina oficial y el Estado capitalista han intentado ocultar ese hecho, han censurado brutalmente a quienes publicaron sus resultados científicos y desinformado, por todos los medios de propaganda internacional.

En todos los casos, la burguesía mundial ha hecho campañas generalizadas para reforzar los prejuicios oscurantistas y mantener el mito del contagio, considerado imprescindible para mantener por el miedo a la enfermedad y la muerte, la   dominación política y la explotación social

Juan María Olarieta describe acertadamente esta historia acerca de “La ideología del Contagio[2] Citamos muy extensamente dicho artículo por haber sido escrito antes de que comenzara el ATAQUE PLANDÉMICO UNIVERSAL DE 2020, y por precisar claramente el carácter interesado, mentiroso, político y de clase que tiene toda esa concepción milica de la medicina basada en la ideología del contagio:

“Una de las concepciones más extrañas de la medicina es la del contagio, una palabra que procede del latín “contactu” y asegura que las enfermedades se transmiten de unas personas a otras incluso por el simple acercamiento entre ellas…

La teoría del contagio tiene enormes consecuencias políticas, además de médicas, que el Estado (más que los médicos) se encarga de recordarnos a cada paso: cada uno puede hacer consigo lo que quiera, pero hay enfermedades en lo que eso no está permitido porque puedes contagiar tu enfermedad a los demás...De ahí procede la palabra “viral” que ha pasado a la informática y al lenguaje corriente para referirse a algo que se multiplica o propaga indefinidamente, de boca en boca. Cuando esa expansión se produce, convierten a determinadas enfermedades en “amenazas” que pueden acabar con la humanidad entera o con una parte importante de ella.

Recordar ahora las olas de pánico que han desatado en torno a este tipo de concepciones, cuyo origen es siempre Estados Unidos, resultaría ilustrativo de eso a lo que algunos llaman “ciencia” y del intento de mantener a la humanidad atemorizada de forma permanente, como el lamentable espectáculo de esos asiáticos a los que vemos por las calles con una mascarilla en la boca para no contagiar o contagiarse.

Una vez asimilado que el contagio no sólo es posible sino corriente, es decir, que hay enfermedades que son “muy contagiosas”, se deslizan teorías aún más extrañas según las cuales el origen del contagio puede proceder de animales, como ese origen simiesco atribuido al Sida a causa de las relaciones sexuales de hombres (africanos) con monos o por comer carne de dicho animal.

La teoría del contagio surge en la medicina renacentista europea como consecuencia de la recepción del platonismo, es decir, del idealismo objetivo mezclado con supersticiones heredadas de la Edad Media, el orfismo y otro tipo de concepciones religiosas más o menos oscurantistas. Lo mismo que en la actualidad, tales concepciones no se presentaban como lo que eran realmente sino como auténtica “ciencia”, que se puso inmediatamente en marcha con la epidemia de sífilis que invadió Europa en el siglo XVI.

Hasta entonces el contagio parecía algo más bien propio de la mística: todo el universo está lleno de vida, incluso las cosas inertes, la vida pasa de unos cuerpos a otros, y entonces la vida se equiparaba al alma como hoy se equipara al ADN. Al morir un cuerpo el alma no muere sino que pasa a otro cuerpo… Lo mismo que decían de la vida o del alma se decía también de las enfermedades, que eran parte de la vida y se transmitían de unos cuerpos a otros, o bien de padres a hijos.

Con la sífilis y con las enfermedades venéreas, en general, el contacto se concretó en algo tan tangible como las prácticas sexuales. Si el sexo no era pecado, por lo menos era un peligro, decían los médicos. La historia de la sífilis a lo largo de 400 años, de lo que los médicos han escrito sobre ella y de los tratamientos que impusieron a los enfermos, demuestran que era peor el remedio que la enfermedad. Es uno de los capítulos más ilustrativos que se pueden poner acerca del contagio, porque la experiencia es muy dilatada. La sífilis, las enfermedades venéreas y contagiosas y, en especial, la viruela en la América postcolombina, tenían relación directa con el colonialismo rampante de la época, con los cambios bruscos del medio ambiente, con los primeros viajes interoceánicos, el cambio en la alimentación o la imposición de trabajos forzosos a los indígenas.

En la medida en que un enfermo contagioso es un apestado en el sentido más literal de la palabra, el Estado se apoyó en los médicos para imponer medidas coercitivas contra ellos, por su propio bien y por el de todos los demás. En nombre de la “ciencia”, los galenos asumieron el papel de policías: impusieron cuarentenas, crearon leproserías y lazaretos en los puertos para encerrar a los apestados, los identificaron para que no se mezclaran con los demás, los confinaron en islas remotas… cualquier medida represiva se justificaba en nombre del “tratamiento”.

La consecuencia de ello y del pánico artificioso que crearon alrededor fue que un sinfín de enfermedades pasaron a convertirse en contagiosas y un sinfín de enfermos pasaron a convertirse en una especie de delincuentes. Incluso la literatura de todos los países del mundo está repleta de relatos escalofriantes de ese tipo de prácticas. El tiempo y la ciencia, la de verdad, han ido demostrando que la mayor parte de las enfermedades tradicionalmente consideradas como contagiosas, como la lepra, no lo son. Pero no sólo han demostrado la falsedad de todo ese tipo de concepciones médicas sino que han puesto al descubierto los verdaderos motivos que se encubren detrás de la paranoia del contagio, que desembocan directamente en el fascismo, como modelo de lo que debe ser la “higiene social”, la limpieza étnica, la pureza racial y la eliminación pura y simple de los tullidos, deficientes y degenerados.

Pongamos un caso reciente, el de la pelagra, que hace 100 años se consideró como una enfermedad contagiosa e incluso alguno como el “científico” estadounidense Charles Davenport, hoy olvidado, la consideró, además, hereditaria. La pelagra es una enfermedad de los pobres, consecuencia de una alimentación deficiente.

Cuando a comienzos del pasado siglo en Estados Unidos se desató una “epidemia” de pelagra, el gobierno ordenó la típica investigación para encubrir sus causas verdaderas, el hambre y la miseria que padecía el país, y sustituirlas por otras ficticias avaladas por los típicos “expertos” bien subvencionados.

La investigación se llevó a cabo con presos utilizados como cobayas humanas. El origen verdadero de la enfermedad, que ya se sabía de antemano, se confirmó una vez más, pero se mantuvo en secreto durante 20 años mientras se engañaba a las masas con la correspondiente campaña desinformativa de bulos y fábulas en la que participaron toda esa cohorte de “médicos prestigiosos”, profesores universitarios y facultativos. Los clásicos argumentos infecciosos estuvieron acompañados de una manera burda con los raciales, porque los más pobres y los más enfermos de pelagra eran los negros y, por consiguiente, no había que mezclarse con ellos: no tratar con ellos, no hablarles y, sobre todo, no mantener relaciones sexuales con negros.

De la sífilis al virus del Ébola, a lo largo de siglos y hasta el día de hoy, en todo el mundo la ideología del contagio encubre al colonialismo y al imperialismo, encubre la pobreza de millones de seres humanos, encubre el hambre, encubre la explotación brutal de las masas, encubre el racismo, encubre la condiciones miserables de vida, encubre la suciedad de los barrios más humildes, encubre el hacinamiento, encubre la contaminación…

 

Esperamos que los lectores en general y los compañeros de Asambleas, vean la pertinencia de haber situado los elementos indispensables de la “teoría del contagio” para comprender el “RELATO” oficial de la  “pandemia de gripe española” como lo que es: un relato INTERESADO Y MENTIROSO, que, como veremos, oculta todas las evidencias empíricas sobre las verdaderas razones de la enfermedad y muertes masivas y pone como protagonista al supuesto “virus”, exactamente como hará con la PLANDEMIA más grande y esclavizadora de la historia iniciada en 2020.

 Por si eso fuera poco, nos permite situar ese RELATO, interesado, mentiroso y sobretodo TERRORÍFICO sobre la “gripe española que supuestamente "mató millones”, como indispensable preparación y planificación para crear el pánico necesario mundial para encerrar la humanidadcontrolarla, esclavizarla, atomizarla, reprimirla, militarizarla, taparle la boca, humillarla, imbecilizarla, vacunarla, contaminarla, digitalizarla, exterminarla…, con absolutamente cualquier pretexto “viral”… ¡E incluso, cuando el famoso virus, nunca fuera aislado, ni secuenciado, ni mucho menos probado que cause la enfermedad y la muerte! [3]

 


[1]  Ver sitio en construcción de Proletarios Internacionalistas https://pi.kilombo.top/ (ver también el sitio: “proletarios   internacionalistas.com”)

[2]   https://mpr21.info/la-ideologia-del-contagio/

[3]   Sobre la mentira del virus que enferma y sus falsas imágenes, supuestamente microscópicas, creadas para asustar en la televisión y las redes sociales (“virus de colorines”) véase por ejemplo el artículo de “la Web más censurada por Google y Twitter” en español: “Durante décadas el coronavirus se ha propagado entre los seres humanos y nadie cayó enfermo nunca” en https://mpr21.info/durante-decadas-el-coronavirus-se-ha/


Comunicate