22.OCT.21 | PostaPorteña 2240

CABEZA DE TURCO (40,41,42 y 43)

Por AMODIO

 

Cabeza de turco 40

 

En el cuartel de La Paloma fueron Konke y Miraldi (235) quienes capitanearon las operaciones por los ilícitos. Ahí también alcanzaron un alto grado de desarrollo, a tal punto que se había montado la Operación Cofres Fort (236), a semejanza de la realizada por Velasco Alvarado en Perú. Se formó un cuerpo armado, integrado por presos y militares, cuando el jefe de la unidad era Rubio.

Allí también la colaboración de los presos en los interrogatorios a los gerentes fue muy importante. El entonces capitán Agosto ha hablado bastante sobre esos momentos e incluso me ha dicho que siempre se habló del Florida por el tema de los ilícitos pero que en su cuartel, La Paloma, no se quedaron atrás.

Por supuesto, ahí también estuvo Trabal. Es más, el mismo Trabal llevaba a Konke a dormir a su casa, en la zona de Canelones y Av. Brasil. Y sí, es lo que se dice, que Konke formó parte de los asesores de Velasco Alvarado (237), pero es un detalle que nunca investigué.

 

Cabeza de turco 41

 

No, los militares no tenían ninguna información. Todo eso de las carpetas de Trabal es un tema posterior. Las únicas carpetas fueron las que el Ñato y Calcagno fueron a buscar a Jefatura. Claro, las tenía Campos Hermida, que se las llevó de la calle Amazonas. La tarde que el Ñato le dijo “Campitos, soy yo”. Cámpora hace un relato de esos momentos, en Las manos en el fuego, donde hace una crítica clara pero tímida a la actitud del Ñato.

Sí, Cámpora después confesará haber destapado muchas ollas podridas cuando se puso a investigar para formar el archivo que lleva su nombre. Se lo confiesa a Hugo Fontana, en una entrevista que le hizo para El Observador publicada el 25 de noviembre de 2006. Sí, no tiene desperdicio, pero Cámpora pudo haber destapado alguna de esas ollas podridas y nunca lo hizo. ¿Y yo qué sé? Pudo ser miedo o complicidad o una mezcla de las dos cosas. Por supuesto, y además hay alrededor de Cámpora muchos puntos oscuros, que tienen que ver con su forma de vida tras su regreso de Europa. Nos hemos desviado un poco, ¿verdad?

En el Florida, mientras duró la euforia, ante mis observaciones acerca de que cuando los mandos se enteraran de los procedimientos los paralizarían y ellos serían detenidos y sancionados, optaron por dejarnos aislados. El mismo Calcagno trasladó sus pertenencias a otra habitación, para no tener que atender a mis preguntas. El único que por momentos se mostraba receptivo a mis observaciones era Legnani, que evidentemente mantenía con Fernández Huidobro y Rosencof contactos diarios y luego pretendía confrontar sus dichos con mis opiniones. Legnani, al lado de esos dos personajes era un chitrulo. Le vendían cualquier verso y le doraban la píldora por el lado del nacionalismo.

Cuando él me planteaba la lucha que darían contra la corrupción política yo siempre le hacía ver que no tenían los medios para llevarla adelante sin violentar la constitución. No, no decía nada. Me miraba y se quedaba pensando… Creo que esa contradicción lo fue llevando a plegarse a sus capitanes, además del respeto que sentía por Trabal.

En una oportunidad en que Legnani se acercó a vernos, le manifesté nuestro temor acerca del cumplimiento del acuerdo nuestro. Eso está fuera de toda duda, fue más o menos lo que dijo. ¿Por qué lo piensa? Porque ahora que van a hacer la revolución con los tupamaros a lo mejor volvemos a ser enemigos, le dije. No vamos a hacer la revolución, vamos a limpiar de mugre el país, nada más. ¿Y el Parlamento? ¿Qué van a hacer?, ¿van a dar un golpe? Eso nunca, nosotros somos legalistas…

En todas las oportunidades que hablé con Legnani mantuve mi punto de vista y las dificultades que surgirían en la medida que se siguiera con las detenciones de los presuntos corruptos. Era una cosa que me preocupaba porque creía que podía significar la destitución de Cristi, así que cada vez que podía planteaba el cumplimiento del acuerdo y en eso se mostró tajante: era la palabra de Cristi y eso los involucraba a todos. Ellos estaban para hacer cumplir la palabra dada.

Sí, cada vez que podía lo planteaba, no solo porque me daba cierta tranquilidad, sino porque creía que el acuerdo con Píriz Budes se había cumplido de inmediato y no veía las razones para que el nuestro se demorara. Hace poco me enteré que Píriz Budes estuvo esperando hasta noviembre del 72. Sí, seis meses. Nosotros un año y medio…

Por esa época mi padre nos visitaba los sábados por la tarde para recoger la ropa sucia y en una de esas visitas le entregué una carta para mi maestra, Selva Pardo. A raíz de esa carta, mi padre hizo un comentario acerca de lo extensa que era, algo así como “un poco más y escribís un libro. Yo pensé que podía ser buena idea escribir un libro para defendernos, apoyar a las familias y reunir algo de dinero para nuestra nueva vida. Lo hablamos con Alicia y nos pusimos manos a la obra. Debo haber tardado un mes en hacerlo. Una vez acabado, pensamos que lo mejor sería intentar publicarlo en Argentina.

Mi hermano Juan Carlos y mi padre viajaron a Buenos Aires para negociar con 7 Días Ilustrados, con resultado negativo. Fue cuando me acordé de Fasano, pero antes tengo que comentarte el tema de la carta.  Mi padre quedó en hacérsela llegar, porque por entonces Selva todavía tenía relación con mi familia. Había sido maestra de mi hijo Daniel y su hija maestra de Gonzalo, hijo de Daniel y por tanto, mi nieto. Sí, es el único. Tengo una carta de mi hijo y su entonces esposa, Mari Riera, en la que me relatan un encuentro con Selva, en la que ella se interesa por mi situación.

Tiempo después, en otra de sus visitas, mi padre me dijo que no había podido entregar la carta porque la maestra había muerto. Te estoy hablando más o menos de julio de 1972. Cuando se publicó Palabra de Amodio yo hice referencia a la carta y al fallecimiento de Selva Pardo.

 En 2017, cuando Álvaro Diez estaba terminando Mapa de un engaño, se acercó a la escuela que regenta la hija de mi maestra, en la calle Valdense 3637. La intención de Álvaro era recoger información acerca de mi relación con Selva y es ahí que se entera que en realidad falleció en 1984 y no en 1972, como mi padre me había asegurado. Imaginate mi sorpresa.

¿Por qué mi padre tuvo necesidad de mentirme? No lo sé con seguridad, aunque he pensado que por alguna razón no pudo o no quiso entregarla y prefirió mentirme. Sí, lo que decís también es posible. Quizás la entregó y la respuesta no fue la esperada. Puede ser, sí. Claro, a mí me habría dolido mucho una respuesta negativa de ella. Bueno, ya nunca lo sabremos… pero hace poco llamé a la escuela de la calle Valdense. Nadie me atendió y saltó el contestador. Dejé un mensaje, con el motivo de la llamada y el número de teléfono. Quería conocer detalles sobre la muerte de Selva, pero nunca me contestaron. No, no voy a insistir. No, la carta de mi nuera nunca me llegó. La encontré hace muy poco, cuando mi nieto Gonzalo me atacó en Facebook… ya hablaremos de eso.

 

Cabeza de turco 42

 

Fracasada la negociación en Buenos Aires, a mí se me ocurrió que Fasano podría encargarse de la publicación de mi manuscrito. ¿Por qué lo pensé? Por mi anterior relación y porque creí que era un tipo honesto. Ya, por supuesto que si lo hubiera pensado con cabeza fría no se me habría ocurrido. Ignoraba su ambición de protagonismo. Sí, fue así.

Planificó todo de manera concienzuda. Todo lo que dijo acerca de la vinculación de los militares es falso. Tuvo en sus manos las declaraciones de Píriz Budes, del Ñato, de Rosencof y me viene a acusar a mí de delatar a los políticos… fue una cagada, de las más grandes de mi vida. Ha dado tantas versiones acerca de todo aquello que hoy ni él mismo sabe a ciencia cierta qué es cierto y qué es mentira de todo lo que dijo. Pero bueno, mi padre fue a verlo y le planteó la idea del libro. Fasano pidió leerlo, por lo que mi padre le entregó el original manuscrito, junto con una nota personal, de mi puño y letra.

En el manuscrito yo no digo nada que ya no se supiera por las FF.AA. Todo ya había sido puesto en su conocimiento por las declaraciones de los que habían ocupado puestos de Dirección, especialmente Píriz Budes, Rosencof y el Ñato. Los tres fueron categóricos en relación a Erro, Gutiérrez Ruiz y Ferreira Aldunate. Lo único que agregaba yo era la etapa de gestación del MLN y los orígenes, que si bien eran aspectos ignorados, no servían a los fines represivos.

Fasano se plegó a la teoría de mi traición y mientras fingió interesarse por la publicación me tendió la trampa ya conocida. Es curiosa la coincidencia que se dio en esos momentos entre el MLN y la clase política, enfrentados entre sí pero unidos para acusarme. Intentaron salvarse unos a otros. Cuando Fasano mostró su interés por la publicación, solicitó entrevistarse conmigo. Por lo menos ya se habían producido una docena de entrevistas de presos del MLN con periodistas acerca de las comisiones de los ilícitos y no vi razones para no solicitarla. Cometí el error de no mencionar que el motivo era la publicación de un libro. Calcagno y Méndez no estaban de acuerdo con la entrevista y a Legnani no se le informó de nada. Todo quedó entre los capitanes del Florida, quienes por mayoría decidieron que la entrevista se produciría cuando Legnani, Calcagno y Méndez, por razones de servicio, no estuvieran en el cuartel.

Todo el relato de Fasano posterior a la entrevista es falso y a lo único que tiende es a dar forma final a mi condición de traidor. Lo único que le interesaba eran los nombres de los políticos que yo mencionaba, pese a que ya eran conocidos desde antes de mi detención. Un sainete en toda regla. Quitalos y lo publico, me dijo.

En realidad todo saltó porque Ferreira Aldunate habló con el general Martínez y éste habló con Trabal, que detuvo a Fasano. Antes ya Wilson había labrado el acta donde aparece lo que Fasano le había contado. En Mapa de un engaño aparece todo el montaje realizado. El mismo día que Trabal detiene a Fasano soy conducido a la sede de la Región 1 donde soy interrogado acerca del libro y la propia entrevista por Trabal, en presencia de Cristi y Queirolo.

No me cansaré de repetir todo lo que se ha magnificado la importancia de los servicios de inteligencia militares, por lo menos hasta ese momento. Ni el mismo Trabal, y por supuesto ni Cristi ni Queirolo tenían idea de lo que era el MLN. De las declaraciones de los detenidos, incluso de la del propio Tino, solo les interesaba lo que tenía que ver con las tareas de represión y la vinculación de los políticos.

En esa reunión me quedó que muchas de las cosas que en el Florida se habían fraguado y realizado Cristi las ignoraba, y cuando me pedía que aclarara alguna cosa que yo mencionaba tanto Trabal como Queirolo me indicaban el sentido en que debía responderlas. Entre ellos dos sí que había una relación directa, mientras que a Cristi lo único que le interesaba era estar fuera de toda responsabilidad y quedarse tranquilo en cuanto a mi supuesta pretensión de formar otro MLN con militares.

Yo era consciente de que Fasano podía hacerme mucho daño e inducir a Cristi a no cumplir el acuerdo, por lo que en toda oportunidad que se me presentó puse el tema acuerdo arriba de la mesa. Tanto insistí que conseguí que Trabal y Queirolo dijeran que “estaba fuera de toda duda”, llevando a Cristi a dar su asentimiento, pero agregando una nueva condición: si fuera necesaria nuestra declaración ante la Justicia Militar contra los políticos mencionados en el manuscrito. A esa altura no me podía negar.

Al final solo lo hicimos referido a Enrique Erro, como lo hicieron Fernández Huidobro, Rosencof, Wassen y Mujica entre otros, pero solo se han conocido las nuestras, ocultando las demás, para hacernos aparecer como los únicos que implicamos a Erro.

Se sancionó a los oficiales del Florida implicados en la entrevista y a nosotros nos trasladaron al 9º de Caballería. Eso es, castigados. Trabal se quedó con mi original y como yo creí que nunca lo recuperaría, lo escribí nuevamente. El escrito en el 9º es el que se publicó en Palabra de Amodio, que lo transcribimos de las copias hechas por Alicia cuando llegamos a Madrid. En el careo con Fasano yo me equivoqué y dije que esa era la versión original, pero no lo era, claro. Era la que yo había reescrito y alguna diferencia debía tener con la que Fasano mantenía en su poder.

Sí, además el tema de las hojillas fue otro error, pero ahí la responsabilidad es de Marius (238), que me convenció de la existencia de las hojillas que él dijo haber transcrito. Por supuesto, fue todo un invento de Marius. Álvaro lo deja bien claro en Mapa de un engaño.

 

Cabeza de turco 43

 

 En el 9º de Caballería, al principio fuimos visitados por Méndez y Trabal. Por entonces se decía que yo me reunía con militares por los ilícitos y para acabar con las instituciones. Pues sí, ahí participaron tanto Wilson como Jorge Batlle. Nosotros le planteamos a Trabal la necesidad de que eso se aclarara, pero con la torpeza con que los militares siempre se movieron, este asunto se gestionó muy mal.

La explicación que se me dio para no desmentir mi participación era que se acabaría reconociendo que las comisiones existían aunque no fuera yo el promotor, y que lo era Fernández Huidobro, tal como él mismo lo reconocerá más adelante. Sí, es como vos decís. Tenían que hacerme aparecer como el promotor del golpe para descalificarme a mí, cuando ellos mismos sabían que era el Ñato el que estaba detrás de todo. Bueno, el Ñato solo no, pero era el portavoz y el que salía y entraba del Florida, con Calcagno de chofer, para ir a verse con Erro y con Wilson.

A Trabal le interesaba contar con nuestra opinión en muchos aspectos, sobre todo en lo que tenía que ver con iniciativas planteadas por el MLN, por lo que decidimos volver a utilizar a mi padre como correo. Y a nosotros nos interesaba seguir en contacto con Trabal, por los temas del acuerdo y todo eso. Lo de Fasano había provocado la detención de mi padre y este aceptó hacer de enlace nuevamente siempre y cuando su libertad fuera respetada.

A mi padre se le otorgó la misma condición que a quienes participaron en el resto de negociaciones y por extensión a mi familia, lo que me permitió acabar con las acusaciones de colaboradores del MLN a mi hermana Ana María y su marido.

Como le dije a Marius, con Trabal discutimos sobre las posibilidades teóricas de un “golpe bueno” que asumiera algunas de las reivindicaciones del MLN planteadas cuando las conversaciones por la tregua y el tema de una amnistía para los presos sin delitos de sangre, amnistía que nos evitaría abandonar Uruguay y formar parte de un gran acuerdo nacional en el que participarían políticos de todas las tendencias que no estuvieran implicados en ilícitos. Nos decía que él actuaba como gestor de buena voluntad, pero era evidente su afán de protagonismo.

Nos decía que en nuestro caso él ya se estaba encargando de informar al MLN de que nada teníamos que ver en su derrota. No, nosotros siempre dijimos que nuestro deseo era irnos. Pero claro, cómo íbamos a creer que su propuesta podía tener andamiento... nunca. Date cuenta que pensaba que era necesaria una entrega “simbólica” de Sendic, para integrarse a dicho acuerdo. No volvimos a encontrarnos hasta mayo de 1973, en la reunión del IMES (239)

El desafuero de Erro hizo que desde varios sectores se me acusara de haberlo provocado, ocultando los testimonios de los demás presos. Mi condición de traidor al MLN valía para todo, incluso para los políticos, que para negar su vinculación con la guerrilla se aferraban al mismo sambenito de la traición y cayendo así en una contradicción evidente: si el MLN pretendía socavar el sistema político imperante al que los involucrados se jactaban de defender, mi traición al MLN me convertía automáticamente en su aliado, aspecto que tanto Wilson Ferreira como Jorge Batlle (240) y toda la cuadrilla que les hacían coro dejaban prudentemente de lado.

Pues sí, es lo que le dije a Dardo Ortiz (241): si yo fuera un traidor usted debía estar agradecido. Se decía también que en pago a mi traición había abandonado el Uruguay y se hacían cábalas respecto del momento en que lo había hecho.

A través del Jefe del 9º Cristi me hizo saber su decisión de presentarme en el IMES para ser preguntado por los políticos acerca de mi manuscrito y con mi presencia desmentir los rumores. Yo no me negué, porque nada tenía que ocultar y además por la razón del artillero: no quería hacer nada que me indispusiera con Cristi. Pues sí, te das cuenta. Terminé discutiendo con él, a tal punto que pensé que todo se había ido al carajo. Ahora te cuento.

La tarde del 7 de mayo, ya estamos en 1973, fui conducido al IMES, donde me esperaba Trabal. Estaba nervioso y contrariado y me dijo que Cristi había redactado un comunicado para que yo lo leyera ante una cadena de radio y televisión. No, eso no estaba dentro de lo previsto. En el comunicado se decía que yo había pertenecido al MLN y que este era un grupo de traidores a la patria, secuestradores y asesinos y que contaba con el apoyo de varios legisladores cómplices. Quería que negara la autoría del manuscrito.

Esto no lo leo, le dije a Trabal. Pues al Viejo (242) no le va a gustar, me respondió, lo escribió él, personalmente. Pues que venga y lo lea él. Yo no. Trabal fue al teléfono y después de un par de minutos me hizo señas de que me acercara. Me alcanzó el tubo y tras mi dígame… se oyó la voz de Cristi. Estaba histérico y me amenazó con enviarme a los barracones si no lo leía. Usted verá, le dije. Me está exigiendo algo absurdo. Además, todo lo que me está exigiendo es falso. Yo he cumplido con mi parte y ni usted ni nadie me puede exigir nada más.

Trabal parado a mi lado oía mis palabras agarrándose la cabeza y cuando le pasé el tubo estaba más nervioso que yo. Te tengo que convencer, me dijo después de colgar. Es una orden que tengo, agregó. Si esto sale bien, la semana que viene estás fuera, me lo acaba de asegurar.

Vos sabés que el Viejo se embala solo, acordate lo del túnel, fue mi respuesta. Yo tengo que estar fuera porque es lo que acordamos, y ni el Viejo, ni vos ni nadie me puede exigir más. ¿Qué fue lo del túnel? Una noche, ya estaba por irme a dormir, cuando Calcagno me hizo vestir. Hacía un frío tremendo esa noche y yo me estaba calentando los pies en el radiador de la calefacción. El Gordo llevaba un poncho y un casco, pero lo peor era que estaba en pedo. Sí, el Gordo era así, Se ponía a chupar y hasta que no terminaba la botella no paraba. Grapa, caña, lo que fuera.

Héctor Amodio Pérez

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235 Carlos Konke y Adolfo Miraldi eran colaboradores/simpatizantes del Movimiento de Liberación nacional, MLN. Presos en el cuartel de La Paloma, señalados como “expertos” por los presos que impulsaron las comisiones de los ilícitos, terminaron participando en ellas, en la unidad en que estaban detenidos. Señalados por los dirigentes presos como “expertos”, fueron juzgados como militantes y no como simples simpatizantes, con una pena muy superior a la que hubieran recibido. Estos son otros “señalados” para hacer méritos.

236 Operación Cofres Fort. Con este nombre se conoció al intento conjunto de los presos en el cuartel de La Paloma y personal militar de esa unidad, de abrir por la fuerza los cofres de seguridad de los bancos situados en la Ciudad Vieja de Montevideo. Los presos estaban uniformados y armados como los militares. La operación se descartó sobre la hora de salida de los efectivos. Nadie ha podido explicar las causas del desistimiento.

237 Juan Francisco Velasco Alvarado. Nació en Piura, Perú, el 16 de junio de 1910 y falleció en Lima, el 24 de diciembre de 1977. Fue un militar y político que siendo jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dirigió y ejecutó el golpe de Estado  del 3 de octubre de 1968, derrocando a Fernando Belaúnde Terry y ejerciendo el poder hasta 1975 durante el llamado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada.?En enero de 1968, bajo el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, asumió la Comandancia General del Ejército y la presidencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú. Desde el momento en que alcanzara la Comandancia General del Ejército y la presidencia del Comando Conjunto, el general Juan Velasco comenzó a diseñar su plan contra el gobierno de Belaúnde, junto con otros oficiales del Ejército. Entre estos destacaban cuatro coroneles: Rafael Hoyos Rubio, Jorge Fernández-Maldonado, Leónidas Rodríguez Figueroa y Enrique Gallegos Venero. La causa esgrimida para el golpe fue el arreglo que el gobierno de Belaúnde dio al antiguo problema de La Brea y Pariñas, nombre de unos yacimientos petrolíferos situados en el norte y explotados entonces por una compañía estadounidense, la International Petroleum Company, IPC. Durante décadas esta compañía y su antecesora británica se habían negado a pagar al Estado el monto real de los impuestos por explotación, usando a su favor un error inicial de parte del Estado en la medición de las pertenencias que explotaban. Este viejo litigio tuvo su término el 13 de agosto de 1968 con la suscripción del Acta de Talara, por la cual todos los campos petrolíferos que explotaba la IPC retornaban al Estado peruano, mientras que dicha compañía solo conservaba la vieja refinería de Talara. Pronto se habló de manejos ocultos en la operación, que supuestamente beneficiaban a la IPC, y se acusó de “entreguismo” al gobierno de Belaunde. El escándalo estalló cuando se denunció que faltaba una página en el contrato de precios de petróleo crudo entre la estatal Empresa Petrolera Fiscal, EPF y la IPC, firmado el 10 de septiembre de 1968. Esa fue la famosa "Página Once", que se presentó como la causa para el golpe de estado que Velasco encabezó en menos de un mes.

Se ha discutido sobre las verdaderas razones del golpe de estado de 1968. Mientras que unos sostienen que a los militares golpistas les inspiraba un sincero deseo de implantar la justicia social en el Perú, otros han hecho notar que los militares se adelantaron a impedir la realización de las elecciones generales de 1969, en las que se presagiaba el triunfo de Víctor Raúl Haya de la Torre, con quien los militares estaban enfrentados históricamente.

238 Jorge Leonel Marius Martínez. Nació el 3 de julio de 1944 en Montevideo, Uruguay, y falleció en la misma ciudad, probablemente en 2019. En su libro La Tiranía de la Miseria, hace referencia a una transcripción que él habría realizado de mi manuscrito del año 1972 “escrito en hojillas” de cigarrillos. En la página 19 de Palabra de Amodio queda expresa constancia de esto, lo que será el inicio de nuestra relación epistolar. En agosto de 2015, estando ya en mi gira por los juzgados, Marius me entregó una copia de lo que él decía haber transcrito “aquella noche de septiembre de 1972”. La copia que Marius me entregó fueron doce páginas escritas a máquina y con enmendados manuscritos, a la vista de lo cual le dije: esto no es un libro. Es un guión para escribir un libro, afirmación que Álvaro Diez de Medina hizo suya en su libro Mapa de un engaño. Finalmente, ambos hemos llegado a la conclusión de que Marius, por alguna razón que se nos escapa, inventó esa historia de las hojillas y me indujo al error de decir en Código País, en mi careo con Fasano, que las “hojillas se las había entregado Fernández Huidobro”. Finalmente, debo decir que la versión de mi supuesto manuscrito que figura en La Tiranía de la Miseria, es la misma que publicaran Mate Amargo, Arca Editorial y Hugo Fontana en La piel del otro, salvo dos comentarios acerca de Ariel Collazo y Morán Charquero que son de autoría del propio Marius y que solo aparecen en su libro.

239 El Instituto Militar de Estudios Superiores, IMES, estaba situado en Camino Castro 404, donde hoy está ubicado el Liceo Militar. La citada reunión fue iniciativa del Gral. Cristi de presentarme ante una comisión de legisladores con el fin de desmentir mi ausencia del Uruguay. Se realizó el 7 de mayo de 1973.

240 Jorge Luis Batlle Ibáñez. Nació en Montevideo, el 25 de octubre de 1927 y falleció en la misma ciudad el 24 de octubre de 2016). Fue abogado, periodista  y  político. Ejerció como presidente de la República Oriental del Uruguay entre el 1 de marzo de 2000 y el 1 de marzo de 2005. En abril de 1968, su imagen se vio afectada seriamente por un escándalo financiero denominado La Infidencia, según la cual habría aprovechado personalmente información privilegiada acerca de una inminente devaluación de la moneda por parte del gobierno. La primera acusación contra Batlle partió de las páginas de El Debate, en ese entonces dirigido por Washington Guadalupe. Dichas acusaciones jamás pudieron ser demostradas. En octubre de 1972, antes del comienzo de la dictadura cívico-militar, fue recluido en un cuartel acusado de supuestas ofensas a las Fuerzas Armadas, cuando oficiales del Ejército, iniciaron la campaña contra los "delitos económicos" y quisieron investigar la Infidencia. En realidad su prisión significó una respuesta a sus denuncias formuladas a través de un programa de televisión de que había conversaciones y presuntos entendimientos entre militares y Héctor Amodio Pérez, haciéndose eco de las versiones vertidas por Federico Fasano y Wilson Ferreira Aldunate.

241 Dardo Ortiz. Nació en Montevideo, el 23 de septiembre de 1915 y falleció en la misma ciudad el 20 de marzo de 1990. Fue escribano y político perteneciente al Partido Nacional y apoyó al  herrerismo, desde su juventud. En 1954 acompañó a Daniel Fernández Crespo en la fundación del Movimiento Popular Nacionalista, siendo electo diputado, banca que retuvo cuatro años más tarde, con el triunfo del Partido Nacional. En 1962 fue elegido senador. En 1965 fue designado Ministro de Hacienda del segundo colegiado blanco, cargo que desempeñó durante dos años. En las elecciones de 1966 fue candidato a Vicepresidente de la República, acompañando a Martín Echegoyen. En esas elecciones volvió a ser electo diputado. En 1969 participó en la creación de Por la Patria, grupo liderado por Wilson Ferreira Aldunate. En las elecciones de 1971 fue nuevamente electo senador. Proscripto en 1976 por la dictadura militar iniciada tres años antes, entre ese año y 1983 integró el triunvirato que dirigió clandestinamente al Partido Nacional, junto a Carlos Julio Pereyra y Mario Heber. En las negociaciones con los militares para la salida de la dictadura, se distanció de las posturas de Ferreira Aldunate, pero se mantuvo asimismo alejado del Pacto del Club Naval, en el que los militares acordaron su salida del gobierno con dirigentes del Frente Amplio, del Partido Colorado y la Unión Cívica.

242 Se refiere al General. Esteban Cristi. En realidad, era el adjetivo con el que se conocía a los mandos que superan el rango de Tte. Cnel.


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