27.OCT.21 | PostaPorteña 2241

CABEZA DE TURCO (44,45,46,47 y 48)

Por AMODIO

 

Cabeza de turco 44

 

El caso es que dice vestite que nos vamos a Punta Carretas. Me dejó el poncho y el casco arriba de la cama y fue al armario a ponerse el uniforme, porque todavía estaba de civil. Se quiso poner los pantalones encima del que traía de su casa y no podía. Estás mamado, le dije, te vas a caer. Ya lo sé, me dijo, pero ahora se me pasa. Bañate y se te irá más rápido. No tenemos tiempo, vestite que nos espera el Jefe. Descubrieron un túnel en la cárcel y te tengo que llevar para allá. Dicen que vos sabés de qué se trata. Está Cristi al mando.

Imaginate, en plena desbandada el MLN organizando una fuga desde Punta Carretas. No puede ser, le dije. Me parece que hay otros más en pedo que vos. Cuando me contó algunos detalles no lo podía creer. Se trataba del intento de fuga que se había descubierto a principios de 1971, cuando era ministro de Brum Carbajal. Sí, cuando la subida de la marea por Joaquín Núñez. Ya lo encontraron hace más de un año, le dije a Calcagno. No hubo caso, me tuve que vestir y en un camello me llevó hasta la esquina de Solano García y Guipúzcoa.

Allí estaban Cristi, vestido como para ir a la guerra, junto con Trabal y un tipo que después supe era el jefe de los bomberos. Un tal Walter no sé qué. Se me borró el apellido. Trabal fue el que me repitió lo que me había dicho Calcagno y yo traté de convencerlo de que eso ya había sido descubierto un año antes. Intervino Cristi, quien aseguró que el dato era fiable y que el general fulano, el bombero, iba a bajar conmigo para encontrar la conexión del túnel. El bombero ya estaba preparado con botas y un impermeable de goma y había una boca de la cloaca levantada, la que está en el medio de la vereda en el cruce de Solano García y Guipúzcoa, frente a Hertz.

Yo estaba con los únicos zapatos que tenía y pedí unas botas para mí. Me saqué el poncho y el casco porque a esa altura vi que era imposible convencerlos. Te vas a quedar atascado, le dije al bombero, el caño no mide más de 60. Lo miró a Cristi como esperando órdenes, pero el viejo no le dio pelota. Vamos, le dije, y empecé a bajar por la escalera.

El bombero alumbraba con la linterna desde arriba y cuando bajó le dije: mirá, esto es una cagada, aquí no hay nada. Ya lo encontraron hace tiempo, así que si nos metemos por el caño vamos a ir a dar a la Rambla, porque no podremos retroceder. Mejor nos quedamos en ese otro, que es más ancho. Es el caño que pasa por Guipúzcoa. Nos mojamos las botas, nos fumamos un cigarro y salimos. Le decís a Cristi que no hay nada y nos vamos.

 El tipo tenía menos ganas que yo y se dejó convencer. Estuvimos charlando sobre lo que estaba pasando, nos fumamos un par de cigarros y salimos. No hay nada, dijo el bombero. Ni Cristi ni Trabal dijeron nada y se marcharon. Yo me acerqué a la casa que está frente por frente a la gasolinera, donde había dejado el poncho y el casco y cuando volví el bombero se había ido. ¿Te das cuenta?, yo parado en medio de la calle sin que nadie se ocupara de mí… pero qué decís, ¿adónde me iba a ir? El camello del Florida era el único que quedaba y me acerqué a él. Calcagno se había dormido, recostado a la ventanilla y el soldado de guardia no sabía manejar…tratamos de despertarlo pero no hubo caso.

Entre los dos lo apartamos hasta el asiento del acompañante y sí, ¿que iba a hacer? Bajamos hasta la Rambla, seguimos hasta Propios y de ahí al cuartel. Había una barrera como a cien metros de la entrada y me pidieron la contraseña. Pedísela al capitán, le dije señalando al Gordo, que seguía dormido. Nos cagamos de la risa y me levantaron la barrera. Dejé el camello en la puerta y el soldado de guardia me acompañó hasta la habitación, porque yo todavía no conocía el camino desde la puerta.

Al otro día la anécdota era el comentario de todos. Nos juramentamos de no decir una palabra de lo sucedido, pero era el comentario de todo el cuartel. Otra vez que me pude ir caminando fue un sábado. Estaba mi padre de visita y un soldado llamó a la puerta. Le abrí y me dijo: acompañame que te vas. ¿Estás seguro? Le pregunté. Sí, me lo dijo el sargento. Andá a buscar a Amodio que se va. No seas bestia, es mi padre el que se tiene que ir. Y así era  no más.

Volvamos al IMES. Por la ventana pude ver cómo los legisladores iban entrando a una sala cercana, por una puerta que daba al jardín. Trabal había vuelto al teléfono y me llamó por señas. Escuché que le decía a Cristi “lo he intentado, mi general, pero me dice que no, que no lo lee”, Cuando colgó me dijo: “el Viejo, está rabioso. Cuando acabemos te tengo que llevar a la Región”.

Por una puerta interior llegamos a la sala donde estaban los legisladores. Entré sin saludar y me senté en una silla que Trabal me indicó. Se creyeron que yo era un pobre desgraciado y que me correrían a ponchazos. Nunca negué la autoría del manuscrito y me ratifiqué en lo que allí se decía acerca de Erro, Wilson y el Toba Gutiérrez Ruiz. Especialmente caliente estaba Dardo Ortiz, quien en varias oportunidades me llamó traidor. Si yo fuera un traidor usted tendría que estarme agradecido, fue mi respuesta.

 Por fin, se le ocurrió hacerme escribir la famosa fracesita, la de “estamos en una unidad militar”. Dardo Ortiz llevaba una fotocopia de mi nota a Fasano y de inmediato la cotejó con mi letra. ¡Es la misma, es la misma!!! Gritaba. Claro que es la misma, las dos son mías. Nunca lo negué, le dije yo muy tranquilo.

 

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Aquello se convirtió en un quilombo. A los gritos de Ortiz llegó Trabal, que no se había enterado de lo que estaba pasando. Cuando lo supo, pretendió que Ortiz le entregara lo que yo había escrito, sin conseguirlo. Mientras discutían, me enfrentaron a los micrófonos y las cámaras. Trabal habló con Cristi, y éste le ordenó conseguir ese papel como fuera, porque eso demostraba que el manuscrito existía y que yo era el autor. Al final, desistieron de la idea, porque era un absurdo total.

 

Fasano le había dado fotocopias a todos y yo había reconocido la autoría del libro y de la nota a Fasano.

Ante las cámaras estuve unos segundos, los suficientes para satisfacer el morbo. Algunos diarios tomaron el tiempo, parece que fueron veintinueve segundos.

Camino a la Región 1 Trabal se lamentó varias veces de que le hubiera hecho caso a Dardo Ortiz y le escribiera la frasecita. Tendría que haberlo impedido, repetía una y otra vez. El Viejo me cortará los huevos...tenés que hacerme un favor... decile que lo hiciste... No te preocupes. Le diré que no le di ninguna importancia y que la responsabilidad es mía, nada más. Antes de salir del IMES pasamos por la cantina. Los dos necesitábamos un trago.

 

En la Región fuimos directo al despacho de Cristi. Cristi estaba sentado en su escritorio y ni siquiera respondió al saludo protocolario de Trabal. A mí me recordó mi condición de preso y que como tal debía cumplir lo que se me ordenara y que él era quien daba las órdenes. Como pude, metí baza en lo referido a lo de Dardo Ortiz. Lejos de calmarse, Cristi me ordenó callar y me llamó “rata de cloaca”. “Y usted es un hijo de puta”, le contesté, al tiempo que agarré una granada que estaba sobre la mesa. Cristi se cagó hasta los pelos y se me quedó mirando, agarrado al sillón, mientras yo pasaba la granada de una mano a la otra y así varias veces. Por fin, la dejé otra vez sobre el escritorio y Cristi terminó de rezongar a Trabal y nos ordenó marcharnos.

Eran más de las 11 de la noche y no habíamos comido nada desde el mediodía. Las grapas del IMES nos hacían cosquillas en el estómago. La cocina del 9º estaría cerrada, así que paramos en Larrañaga y Gral. Flores a comprar un poco de asado. Hoy esa parrillada no existe y el lugar es un solar en venta y parte lo ocupa el ensanche de Luis Alberto de Herrera.

En el cuartel Alicia había visto por televisión, junto al jefe, en el casino de oficiales, mi escasa presencia ante las cámaras, pero ignoraba todo lo demás. Trabal y yo le contamos todo lo sucedido y ella planteó la necesidad de que nuestra situación se resolviera lo más pronto posible. Si por mí fuera, se iban mañana mismo, dijo Trabal. ¿Sabés quién nos va a hacer los documentos?, le pregunté. Yo, me respondió. ¿Y entonces por qué no los hacés?, continué. Si no decís nada, mañana mando a hacerles las fotos, fue su respuesta.

 

Y así fue. Al día siguiente, por la tarde apareció el capitán Lucero (243), acompañado de un civil que traía un bolso con todo lo necesario. En una oficina hicimos sitio para ubicar las tablillas con los números de identificación y nos hicimos las fotos. Entregamos los nombres que habíamos elegido y tres días después mi padre nos trajo las cédulas, credenciales y pasaportes. Hace un par de años supe el nombre de quien nos hizo las fotos, un funcionario de Jefatura, pero ya no me acuerdo. No, lo supe porque su hija es amiga de mi actual compañera y me lo dijeron. Creo que falleció. Yo elegí Gustavo Silva Casares. Pues sí, Gustavo es el nombre que más me ha durado. Incluso hoy hay amigos que me llaman así.

Cuando cinco meses después Cristi se decidió a cumplir la parte del acuerdo que le correspondía y envió a hacernos las fotos para la documentación, el que vino a hacernos las fotos era otro. Ese día no estaba Lucero de servicio y el que estaba era otro capitán, Martínez de apellido, así que todo pasó como normal. Nos extrañó que no nos preguntaran qué nombres queríamos usar en el futuro, y pensamos que nos lo preguntarían más adelante.

No, no dijimos nada de los documentos que Trabal nos había proporcionado. Cuando nos los entregaron los que nos había hecho Cristi –el propio Cristi los llevó al 9º– ya teníamos decidido que usaríamos los de Trabal, por una razón de confianza. A mí me pusieron el nombre de Walter Salvador Correa Barboza, nacido en Valparaíso y me adjudicaron la ciudadanía legal uruguaya. Cuando nos nacionalizamos como españoles, los gallegos se hicieron un lío y pusieron nacido en Valparaíso, Uruguay.

No, con lo que nos había costado nacionalizarnos lo dejamos pasar. Además, yo pensaba que nos habían dado los nombres de personas fallecidas, pero no fue así, porque en el 2015 apareció una persona que se llamaba igual que yo. Y sí, así actuaban. Lo peor es que me pedían que yo diera las explicaciones. ¿Qué podía decir? Que hicieron todo mal, pero era inútil.  El caso era tratar de hacerme aparecer usurpando una personalidad que no era mía.

 

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Cristi nos entregó los documentos el día 12 de octubre y supimos que al día siguiente nos marchábamos. Era el cumpleaños de Alicia, el 34. Hicimos avisar a mis padres y el 13 comimos con ellos, para despedirnos. Mi hermano Juan Carlos viajó a Juan Lacaze para traer a la madre y a la hermana de Alicia, pero no llegaron a tiempo. Mis padres supieron que los encargados de trasladarnos eran Queirolo y Méndez, quienes nos merecían total confianza.

Hicimos el viaje hasta Rivera en un Fiat brasileño, pintado de amarillo conducido por Queirolo y allí nos separamos. Cenamos en Rivera y pasamos la frontera hacia Brasil, donde pasamos la noche. Alicia miró atrás, como despedida. Yo no lo hice y me prometí que nunca volvería.

El 14, muy temprano, en ómnibus, salimos hacia San Pablo, adonde llegamos el 15 por la mañana. Compramos los billetes en Varig para salir de Congonhas a las 22 de ese mismo día. Pasamos la tarde en una pensión, porque estábamos molidos. A las 7 de la tarde abandonamos la pensión y empezaron nuestros problemas: conseguir un taxi al aeropuerto. Tardamos más de una hora en hacernos con uno y cuando le dijimos al taxista “a Congonhas” nos preguntó la hora de salida del vuelo. No llegaremos, nos dijo. Hay atascos. Acostumbrados a Montevideo, San Pablo fue apabullante.

Afortunadamente Varig tenía un retraso enorme y embarcamos sin dificultades. La escala en Río fue bastante breve y aterrizamos en Madrid el 16 a las tres de la tarde hora española. El taxista que nos recogió en Barajas nos llevó a un hostal en el centro de Madrid, en la calle Campomanes. El hostal se llamaba Rosalía de Castro. Cambiamos los dólares y algunos marcos que mi padre recolectó entre la familia y nos dieron 30.000 pesetas de la época.

En Madrid nos encontraríamos con mi tío Mario, al que no veía desde la muerte de su hermano Valentín, y que desde hacía más de 30 años se dedicaba al negocio de travellers y pasaba más tiempo fuera que en Montevideo, y cuando lo hacía no nos visitaba. Estábamos citados en el hotel Plaza, todos los días a las 11 hasta encontrarnos, mediante una contraseña. Mientras, alquilamos una máquina de escribir y Alicia empezó a pasar a limpio el manuscrito.

Mario nos propuso integrarnos a su equipo para que actuáramos como base de reserva en Madrid, tanto para él como para sus socios en el negocio. Nos fue vinculando a alguno de ellos y me encomendó montar un local para la falsificación de pasaportes. No teníamos ya más de 15.000 pesetas y dije que sí. Nos alquiló un apartamento en la calle Virgen de Nuria, nos entregó una valija para guardarla y algo de dinero hasta que él regresara.

Cuando regresó, bastante más tarde de lo prometido, apenas teníamos para comer y ya sabíamos que Alicia estaba embarazada. Nos dejó más dinero y volvió a marcharse. Ante la perspectiva de que nuevamente tardara en volver, comenzamos a racionar nuestros gastos, fundamentalmente en la comida. Alicia se propuso trabajar, pero los días pasaban y no lo conseguía. Sí, trató de encontrar empleo como secretaria, aprovechando su experiencia en la Universidad. También trató de emplearse en algún despacho de abogados, sin éxito.

El 20 de diciembre ETA (244) puso la bomba que acabó con Carrero Blanco (245) y la prensa hablaba de colaboradores sudamericanos, lo que nos hizo reflexionar sobre nuestra situación. Yo me había dejado barba y sopesamos la posibilidad de afeitármela, porque se hablaba de sudamericanos con barba y yo reunía todas las características. Tenés razón, además hacía poco que habíamos llegado. No, al final no me afeité, porque pensé que podíamos llamar más la atención de los vecinos. Alicia ya me había planteado la conveniencia de abandonar la propuesta de mi tío e iniciar una nueva vida, partiendo desde cero. El hijo que esperábamos era la razón principal

 

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Abrimos la valija y junto con algunas ropas encontramos cientos de libretas de travellers y los documentos pertenecientes a los titulares de los cheques. Decidimos desprendernos de la valija al día siguiente. Por la mañana, a unos cien metros de nuestro domicilio, en la calle Virgen de Nuria, la policía hizo un procedimiento en la casa de dos sospechosos de colaborar con ETA: Eva Forest (246) y Alfonso Sastre (247).

Yo ya estaba completamente rayado y si no hubiera sido por la fuerza de carácter de Alicia me habría hundido totalmente. Poco a poco, pero sin pausa nos desprendimos de los travellers y documentos, dejándolos en los cubos de basura de sitios alejados de nuestro domicilio. La M30 todavía se estaba construyendo y por la zona de Ventas había muchas zanjas listas para ser rellenadas de hormigón para sostener los guardarraíles. Muchos documentos y travellers acabaron en esas zanjas.

 

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Alicia todos los días buscaba oportunidades de trabajo para ambos, hasta que un día, ya a finales de diciembre, apareció una oportunidad para mí. Se necesita montador pasador de planchas, decía el anuncio del diario Ya, que tenía una sección como la de El Día uruguayo.

Pasé el examen y la entrevista sin dificultades y empecé a trabajar el 7 de enero de 1974. La imprenta se llamaba Gráficas 2000 y estaba en la calle Alejandro Villegas 33, en el barrio madrileño de Canillas. Era una imprenta pequeña, cuyos dueños la habían montado para darse servicio a sí mismos, atendiendo sus necesidades particulares: una editorial que publicaba una revista llamada Gabiteco, de un tal Domingo Bengoechea y una empresa de asesoría jurídica y fiscal, cuyo dueño se llamaba Miguel Riñón y que será mi cliente durante varios años después.

Poco antes de mi llegada, Riñón dejó de pertenecer a la sociedad y entró otro socio. El nuevo socio se llamaba José Serantes Pérez, niño mimado de una tía millonaria que vivía porque el aire es gratis. Luego de la imprenta aterrizó en el RACE y en un club de fútbol, el Murcia. Murió el pasado febrero, por el COVID. Me lo encontré a mediados de los años 80 en la comisión de padres del colegio Ágora, cuando formamos la cooperativa escolar. Comprobé que no estaba al día con sus obligaciones como cooperativista y promoví su salida hasta conseguirla.

Al frente de la imprenta, como encargado del taller, habían colocado a un amigo de ellos que había sido camarero en una cafetería y cuyo único valor era ser de confianza de los propietarios, sin tener idea de artes gráficas. Ese era el panorama, así que yo era como una mosca blanca.

El personal eran todos más jóvenes que yo y pronto me di cuenta que la intención al contratarme era, además de cumplir las funciones de montador y pasador de planchas, ser el encargado en la sombra, colaborando con el titular en la organización del trabajo y en la forma correcta de hacerlo. El personal también se dio cuenta de esa intención, lo que me convirtió automáticamente en su enemigo.

Especialmente duras fueron las relaciones con uno de los maquinistas, José Manuel, que aspiraba a ocupar el puesto de encargado. Este hombre intentó sabotear mi trabajo de muchas formas y hacerme aparecer como el responsable de los fallos que se producían. Soporté un par de meses la situación, hasta que un día en que el encargado no estaba, los reuní y les expuse mi situación: yo necesitaba trabajar y no me guiaba ningún interés en perjudicarlos, pero que a partir de ese momento no iba a permitir que nadie pusiera en peligro mi salario.

Y sí, tuve que hacerme valer, porque si no me pasaban por arriba. El ambiente cambió rápidamente, sobre todo porque mi comportamiento era ecuánime y aceptaba de buen grado algunas sugerencias que se me hicieron.

Ya con trabajo asegurado nos pusimos a buscar un apartamento al que mudarnos y cortar el vínculo con mi tío. En un sobre a su nombre dejamos unos marcos que hallamos en la valija y los dejamos en la casa de una amiga suya, por el parque Berlín. Encontramos un apartamento y en cuanto pudimos nos mudamos a la calle Santa Susana, en el barrio de Hortaleza.

Alicia había llevado su embarazo sin problemas hasta que un médico le habló de su Rh negativo y comenzó su angustia. Ella se atendía por la Seguridad Social en la vieja Maternidad de la calle O’Donell. El médico era un viejo retrógrado que cuando Alicia quiso saber las consecuencias de su Rh le dijo que si quería saber que fuera a la Universidad.

Al final nos lo explicó el marido de la dueña del apartamento de Virgen de Nuria, médico también, aunque no era ginecólogo. Ahorrábamos todo lo que nos era posible y más para poder pagarle el pasaje a mi hijo Daniel, al que le habíamos prometido vivir con nosotros. Cuando llegó ya había nacido nuestro hijo español.

La imprenta tuvo un momento de auge y nos cambiamos a un local más amplio y se compró maquinaria nueva. Al encargado lo trasladaron a la editorial y yo ocupé su puesto, con una mejora del sueldo. Además se me vendió una participación en la sociedad, que fui pagando con horas de trabajo. De palabra se me dijo que se me vendía el 20%, pero en la escritura se puso el 25%. Eso hizo que cuando la imprenta quebró de manera fraudulenta, varios proveedores me incluyeran como deudor. Sí, lo pude arreglar bien, dado que tanto Bengoechea como Serantes ya tenían antecedentes sospechosos, casi dolosos.

La dificultad más grande la tuve con Extranjería, porque los dueños de la imprenta me habían avalado cuando solicitamos la permanencia, paso previo a solicitar la nacionalidad española, y cuando rompimos la sociedad, me retiraron el aval. En extranjería expliqué la situación y nos concedieron la permanencia, tras varias idas y venidas legales. Sí, ya ves, pero en Uruguay se siguió diciendo que nos fuimos a España por un acuerdo de las dos dictaduras…

El caso es que entre la mejora del sueldo y lo ahorrativos que éramos, logramos reunir el dinero para el pasaje de Daniel. Yo pasaba demasiadas horas fuera de casa, por lo que Alicia tuvo que ocuparse de todo lo demás, que era mucho: un recién nacido y un desconocido niño de 13 años, mi hijo Daniel, que pronto dio muestras de no adaptarse.

Yo especialmente había puesto muchas ilusiones en el reencuentro con Daniel. Buscamos integrarlo a los estudios pero no lo conseguimos, por lo que solicité autorización a mis jefes para integrarlo en la imprenta como aprendiz. Lejos de mejorar, la situación empeoró. Él se consideraba “el hijo del encargado” y se negaba a realizar las funciones de todo aprendiz, a tal punto que se me convirtió en un verdadero problema.

Hector Amodio Pérez

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243 Asencio Lucero Machado. Nació en 1932 y falleció el 8 de agosto de 2017. En el año 1972 prestaba servicio en el Regimiento de Caballería Nº 9, con el grado de capitán. En 2011 fue acusado junto al también militar Orosmán Pereira por reiterados delitos de torturas que se habrían cometido en la cárcel de Punta de Rieles. Es la denuncia conocida como “de las 28 mujeres”. Por esa causa, Lucero admitió en 2014 el uso de la tortura en esa unidad militar y dio detalles acerca del modo en que era aplicada. Dijo, además, que nadie ordenaba el uso de la tortura, sino que “formaba parte del sistema”. Se adjudicó un cargo que nunca tuvo: de simple escribiente, actuando junto al capitán sumariante, se adjudicó el cargo de S2, encargado del servicio de inteligencia de esa unidad. Lucero ya padecía la enfermedad mental que lo hacía incapaz, tal como consta en el sumario en dos informes médicos coincidentes. Pese a estos informes, la juez Julia Staricco y la fiscal Stella Llorente, constituyeron despacho en la sala del Hospital Militar en que Lucero se encontraba internado para interrogarlo y lo procesó el 13 de abril de 2016. Por haber dicho que me tuvo custodiado en Caballería 9 durante algunos meses, se dijo que dio pie a una citación del año 2011 y que junto a la denuncia sin pruebas presentada por Alberto Grille Mota, llevando de testigo a Roberto Caballero, en ese momento secretario en el ministerio de Defensa de Fernández Huidobro, se puso en funcionamiento todo el mecanismo previsto para mí procesamiento, lo que incluyó la campaña de prensa que aparece en los anexos de este libro. Dejo constancia, además, que ninguna de las 28 mujeres que firmaron la denuncia me incluyen en ellaHasta hoy, Orosmán Pereira, único militar que declaró en mi contra, permanece sin haber sido juzgado ni ha sido citado por la fiscalía especializada a cargo de Ricardo Percivalle..

244 ETA. Euskadi Ta Askatasuna. En euskera, País Vasco y Libertad. Fue una organización terrorista nacionalista vasca que se  proclamaba  independentista, abertzalesocialista y revolucionaria. Durante sus sesenta años de historia, entre 1958 y 2018, surgieron diferentes organizaciones con el mismo nombre como resultado de diversas escisiones, coexistiendo en varias ocasiones algunas de ellas, de las cuales sólo sobreviviría la conocida como ETA militar. Tuvo como principal objetivo la construcción de un Estado socialista en Euskal Herria y su independencia de España y Francia. Sus integrantes, llamados «etarras», utilizaron el asesinato, el secuestro y la extorsión económica para lograr este fin. El 95% de los asesinatos de ETA tuvieron lugar después de la muerte de Franco. La mayoría tuvieron lugar en las décadas de 1970, 1980 y 1990. La mayoría de los asesinados fueron  policías y militares, aunque casi la mitad de sus víctimas mortales fueron civiles, entre ellos jueces, políticos del PSOE y del PP, periodistas, empresarios y catedráticos, la mayoría vascos, además de otras personas cuya muerte en atentados y explosiones ETA ha considerado como un daño colateral. Fue fundada en 1958 tras la expulsión de miembros de las juventudes del Partido Nacionalista Vasco. Cometió su primera acción violenta en julio de 1961, su primer asesinato el 7 de junio de 1968 y el último el 16 de marzo de 2010. En sus orígenes, contó con el apoyo de parte de la población vasca, al ser considerada parte de la oposición al franquismo. Tras la aprobación de la Constitución española y el Estatuto de Autonomía del País Vasco, perdió gran parte de sus apoyos. Durante el período democrático participó en la política vasca y española a través de una red de varios partidos políticos, sindicatos y asociaciones y especialmente a través de Herri Batasuna, partido que llegó a ser segunda fuerza en las  elecciones al Parlamento Vasco de 1980. ETA perdió aún más apoyos en las décadas de 1980 y 1990, especialmente a partir del asesinato de Miguel Ángel Blanco, uno de los de mayor repercusión. Tras la aprobación en 2002 de la Ley Orgánica de Partidos Políticos, que prevé la ilegalización de partidos que apoyen de forma reiterada y grave la violencia y el terrorismo, los partidos Batasuna, Acción Nacionalista Vasca y Partido Comunista de las Tierras Vascas, entre otros, fueron ilegalizados por el Tribunal Supremo por su vinculación con ETA; los recursos presentados por estos partidos fueron desestimados por el Tribunal Constitucional y por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Desde la década de 1980, ETA declaró y rompió numerosas treguas y altos al fuego, negociando con el Gobierno de España en varias ocasiones. Anunció el cese definitivo de su actividad armada el 20 de octubre de 2011. Desarmada en abril de 2017, el 3 de mayo de 2018 anunció su disolución.

245 Luis Carrero Blanco. Nació en Santoña, el 4 de marzo de 1904 y falleció en Madrid, el 20 de diciembre de 1973 tras el atentado de ETA. Fue un militar y político español. Desarrolló su carrera en la Armada, en la que llegaría a alcanzar el rango de almirante; tomó parte en la guerra civil española, durante la cual mandó varias unidades y llegó a ser nombrado jefe de operaciones del Estado Mayor de la Armada en agosto de 1939. Terminada la contienda, durante la Dictadura franquista pasó a ocupar puestos de responsabilidad en el seno de la administración. Figura de confianza de Franco, no tardó en convertirse en su mano derecha. Desde su puesto de subsecretario de la Presidencia ejerció una posición clave, actuando como colaborador del propio Franco e interviniendo en los conflictos internos del gabinete frente a otras facciones políticas. Llegó a ser considerado el segundo hombre más poderoso en el seno del régimen. Como consecuencia de ello, Carrero Blanco acabaría sucediéndole como presidente del Gobierno. Desempeñó la jefatura del Gobierno durante la etapa final de la dictadura hasta su asesinato llevado a cabo por ETA  durante la llamada Operación Ogro.

246 Genoveva Forest Tarrat. Más conocida como Eva Forest, nació en Barcelona, el 6 de abril de 1928 y falleció en Fuenterrabía, el 19 de mayo  de 2007. Fue una editora, novelista y ensayista. Conocida por sus obras de denuncia política y su cercanía a la izquierda abertzale, dedicó su vida desde muy joven a la lucha contra la dictadura franquista, a la lucha por la  emancipación de la mujer, y contra la tortura. Fue acusada de colaborar con ETA en la preparación tanto del asesinato del almirante Carrero Blanco como del atentado de la cafetería Rolando en los años 1970, si bien nunca llegó a ser juzgada por estos hechos debido a la amnistía de 1977. En 1955, durante el curso final de la carrera conoció al dramaturgo Alfonso Sastre, con el que se casó en diciembre de ese mismo año y con el que tendría tres hijos. Al año siguiente, su marido fue detenido por su participación en las protestas estudiantiles de 1956, y tras su liberación, el matrimonio se exilió en París. En 1958 vuelve a Madrid para realizar el trabajo de campo necesario para escribir un ensayo sociológico sobre una Unidad Vecinal de Absorción (UVA). En 1962 Forest fue detenida por organizar una manifestación de mujeres en apoyo de una huelga de mineros asturianos, y pasó un mes en la cárcel con su hija, Eva, recién nacida, por negarse a pagar la multa que le habían impuesto. En 1966, viajó a Cuba y, tras una estancia de cuatro meses en Sierra Maestra, escribió Los nuevos cubanos, sobre la vida en el campo tras la revolución cubana, cuya publicación en España prohibió la censura. En los últimos años de la década, Forest incrementó su activismo político: ingresó en el Partido Comunista de España, participó en la fundación de dos boletines clandestinos,  Información Estado de excepción, y se implicó en el incipiente movimiento feminista. Su vinculación con el independentismo vasco comenzó en 1970.

Ese año, durante el Proceso de Burgos, creó en Madrid el Comité de Solidaridad con Euskadi. A principios de la década, Forest abandonó el PCE, disconforme con su política «reformista». Las acusaciones de vinculación con ETA datan de aquella época. Se dijo que Forest participó en actividades de apoyo, como la búsqueda de pisos francos o la transmisión de mensajes entre comandos y dirección de la organización. Aunque no se llegó a celebrar un juicio por el asesinato de Carrero Blanco debido a la amnistía de 1977, la prensa de la época informaba de los cargos que pesaban sobre Forest cuando el sumario estaba a punto de terminar: organizar la infraestructura de ETA en Madrid, facilitar información para el atentado o encargar la construcción de una habitación secreta en un piso de la organización. Según el periodista de El Mundo Manuel Cerdán, citando archivos policiales de la época, Eva Forest habría colaborado con el comando responsable del asesinato del almirante Carrero Blanco, ocultando a los miembros del comando en su casa, encargándose de la adquisición de una vivienda para ocultar a los autores del asesinato y haciendo de correo con la dirección de la banda en Francia para preparar la huida del comando una vez perpetrado el atentado. En 1974 Eva Forest escribió, bajo el pseudónimo Julen Agirre, el libro Operación Ogro: Cómo y por qué ejecutamos a Carrero Blanco, un relato del asesinato del presidente del Gobierno franquista, que Ruedo ibérico publicó en Francia. Posteriormente fue detenida por su presunta participación en el atentado de la Calle del Correo de Madrid el 13 de septiembre de 1974, en el que murieron 12 personas y 71 resultaron heridas. También su marido, Alfonso Sastre fue detenido, aunque posteriormente fue puesto en libertad. Aunque entre junio de 1975 y febrero de 1976, el Tribunal de Orden Público  puso en libertad a todos los detenidos en relación al atentado, Forest permaneció en prisión, en la cárcel de Yeserías, acusada de haber colaborado en el atentado contra el almirante Carrero Blanco, no quedando en libertad hasta la amnistía de 1977 Durante el tiempo que permaneció en prisión escribió los libros   Testimonios de lucha y de resistencia y Diario y cartas desde la cárcel. Tras ser liberada, la pareja se instaló en Fuenterrabía, en el País Vasco, junto a la frontera con Francia. Allí, Forest apoyó activamente a Herri Batasuna.

Durante estos años, denunció la permanencia de las torturas en el sistema penitenciario español, a través de su estudio Tortura y democracia,   iniciado cuando aún estaba en la cárcel. En 1979 participó en la fundación del grupo contra la tortura TAT (Torturaren Aurkako Taldea), publicando también un monográfico sobre el asunto en Punto y Hora de Euskal Herria. También publicó Onintze en el país de la democracia, un texto de ficción en el que una profesora del País Vasco es detenida por error y torturada por la  Guardia Civil. En las elecciones generales de 1989 fue escogida senadora de Herri Batasuna  por  Guipúzcoa. 

247 Alfonso Sastre Salvador. Nació en Madrid, el 20 de febrero de 1926. Falleció en Hondarribia, Guipúzcoa, el 17 de septiembre de 2021. Fue un escritor, dramaturgo, ensayista, guionista cinematográfico español, uno de los principales exponentes de la llamada Generación del 50. Durante el franquismo, Sastre militó en el Partido Comunista de España. En 1956 fue encarcelado por su participación en las protestas universitarias contra la dictadura. Un año antes se había casado con Eva Forest, que compartía con Sastre su compromiso político. En los primeros años de la década de 1970, Sastre abandonó el PCE, considerándolo demasiado reformista. Durante los últimos años de la dictadura, Forest fue detenida el 16 de septiembre de 1974 por su presunta implicación en el atentado de la calle Correo, que dejó doce muertos. Tras ser encarcelada, Sastre se presentó en el juzgado, siendo encarcelado y procesado por delito de terrorismo. Sastre pasó ocho meses y medio en prisión antes de ser puesto en libertad provisional, bajo fianza de 100.000 pesetas. Finalmente la causa fue sobreseída. En 1975 dejó España y se estableció en Burdeos (Francia), donde permaneció año y medio, antes de ser expulsado por las autoridades francesas y volver consiguientemente a España. Desde entonces, la actividad política de Sastre siempre ha estado ligada a la denominada izquierda abertzale. En 1980 la pareja fue brevemente detenida al sospechar la policía que en su casa se podía ocultar un comando de ETA. Tras su liberación, Sastre declaró que simpatizaba con Herri Batasuna, pero que no tenían ninguna relación con ETA. En 1987 pidió el voto para Herri Batasuna (HB) en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987 y en las de 1989 fue candidato por la misma formación. Fue organizador, en 1998, de la plataforma Hitz egin en apoyo del diario Egin.

En las elecciones al Parlamento Europeo de 1994 fue candidato por Herri Batasuna de nuevo, y en 1998 fue promotor y candidato de Euskal Herritarrok (EH) para las elecciones al Parlamento Vasco por Guipúzcoa y en 1999 para las elecciones al Parlamento Europeo de 1999. También fue uno de los firmantes de apoyo a una iniciativa a favor de los derechos de los presos de ETA aparecida en Gara el 11 de mayo de 2000 y autor, el 13 de junio  de  2002, junto con su esposa, Eva Forest, de un documento contra la ilegalización de  Batasuna. Igualmente fue promotor de la candidatura  Herritarren Zerrenda (HZ) (anulada por su relación con la ilegalizada  Batasuna) para las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, participando en el acto de presentación de ésta celebrado en el Palacio Kursaal de San Sebastián el 24 de abril de 2004. El 12 de diciembre de 2007  participó en un acto en la Universidad del País Vasco organizado por la Plataforma de Solidaridad con los Imputados en el Sumario 18/98. Asimismo ha sido colaborador del diario Gara. En 2008 fue candidato por Acción Nacionalista Vasca (ANV) en las  elecciones generales al Senado por la provincia de Guipúzcoa, siendo anulada la candidatura por el Tribunal Supremo al considerarla sucesora de la ilegalizada  Batasuna. Por último, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009 es el cabeza de lista de la candidatura Iniciativa Internacionalista - La solidaridad entre los pueblos, anulada en un principio por el Tribunal Supremo pero restituida por el Tribunal Constitucional. Dicha candidatura no obtuvo representación en las elecciones celebradas el 7 de junio de 2009.

 

 


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