15.NOV.21 | PostaPorteña 2246

Pereyra juega a la mosqueta

Por varios

 

PEREIRA Y LA CENSURA

 

La nota de Gabriel Pereyra en Búsqueda no es importante por lo que diga sobre la pandemia o las vacunas, porque, en ese campo, sus opiniones tienen el mismo valor que las de cualquier otra persona que no haya formación técnica ni haya investigado el asunto.

Lo importante es el reconocimiento explícito de la censura que se ha aplicado a quienes cuestionamos las políticas pandémicas y vacunatorias. Algo que venimos denunciando desde hace casi dos años sin ningún eco mediático.

Ese silencio es el que podría empezar a romperse a partir de ese artículo.

Eso es lo que leo y valoro, sobre todo porque el reconocimiento viene desde el mismo periodismo que nos ha censurado.

Claro que no basta con admitir haber censurado. Es necesario reparar los daños causados, haciendo pública la información que se ha ocultado hasta ahora.

Hoenir Sarthou

 

CONFESIÓN TARDÍA

 

Pereira será la historia la que te absuelva o te crucifiquen y será de acuerdo a como y cuando termine esta guerra contra la humanidad.

Tu confesión tardía no es más que el reflejo de ser que sos, porque siempre te esforzaste en hacer ver el ser humano que hay más allá del periodista, y que ahora usando los nombres de algunos de los valientes disidentes, a los que aún en medio de tremenda confesión sigas llamando a antivacunas, habla a las claras de lo que sos, de lo que hay detrás del periodista profesional y del ser humano.

Por más que apeles a despertar la empatía de algún excompañero tuyo, que supo plantarse con dignidad, con inteligencia, perspicacia profesional pero por sobre todo ética y don de gente, eso no te redime frente al resto.

Valoro la posición y la lucha de  Mazzucchelli  , pero no comparto para nada las consideraciones hacia tu labor en este trance y mucho menos hacia tu persona, llegaste a usar fuertes descalificativos, cruzaste la línea de la objetividad profesional y como es tu estilo, le diste tu tinte humano y le pusiste tu rúbrica.

No mencionas ninguna causa que te haya impulsado a cambiar de opinión, ni siquiera de una brecha como la que muchos buscamos abrir entre quienes como vos asumieron la posición de borregos llevándolos a razonar sembrando una duda razonable, como lo que muy tímidamente dejas entrever qué te impulsó a escribir eso.

Es más el alegato de un pusilánime ser que la confesión de un valiente periodista, cómo te intenta dignificar Mazzucchelli, aunque al final te ubica casi en tu justa medida, y digo casi, porque con eso que escribió Mazzucchelli, puede llevar más abrir una brecha en la disidencia; lo que no quiero ser yo justamente quien provoque, pero lo que hace Aldo es un poco más de lo mismo, porque lo que él no tiene en cuenta es que la censura es directamente proporcional al largo y el filo de la hoja de la espada del justiciero, porque por ejemplo los mismos medios que a él le dieron su espacio a mí me aplicaron la censura y no por la mediocridad de los argumentos, sino por lo reveladores de los contenidos.

Tampoco es aconsejable ceñirse a nombrar y menos datando fechas, porque habemos muchos que veníamos advirtiendo que se venía un exterminio y mucho antes del 13 de marzo de 2020, es más habemos quienes con todo el cuidado del mundo, lo escribimos y lo denunciamos en libros publicaron independientemente y que desde ese mismo medio que el nombra Bajo la Lupa, nos supieron difundir.

Pero hay algo más serio aún que queda opacado por tu confesión Gabriel y por la comprensión que te manifiesta Mazzucchelli y son dos cosas que se han obviado en todo esto, lo primero es responsabilidad de la ciencia y es el origen de este supuesto virus, pero hay algo que no corresponde a todos y cada uno de nosotros y sobre todo quienes asumimos una posición de batalla y es el porqué de todo esto, es el porqué de las causas que provocaron esta situación, que motivó a cierta gente a propagar esta peste y que llevó a una mayoría por la vía de las instituciones a adoptar una posición, tan insensible, incongruente e insensatamente, claro que algunos como bien lo denunció Javier Sciutto lo hicieron por dinero, aun ante un conflicto de intereses, otros borrachos de sí mismos y de los caldos universitarios que engordan el ego por su súper yo,pero los principales, los que causaron esto, lo hacen por demofóbicos (los que tienen miedo irracional y enfermizo a las multitudes)  y aporofóbicos,  (odio y miedo a los pobres)  porque es un viejo anhelo, que venían conteniendo mientras saciaban parcialmente su apetito con sangre humana, sangre de pequeños mártires a los que someten a los más crueles y espantosos vejámenes hasta tomar sus virtudes y sus vidas.

Si Gabriel, lo que vos no quisiste ver es lo que denunció en esos libros que rechazás, porque no llevan el nombre de una importante editorial de esas que forman parte de las industrias culturales

Gabriel te digo que tu peor pecado no fue aplicarnos la censura, tu peor pecado sigue siendo la vanidad, la soberbia te impide ver tu propia vulnerabilidad y no te deja ver el riesgo para vos y lo que es peor e irresponsable de tu parte es que por sostener una posición ideológica frente a un evento final para la humanidad pones en riesgo a tus propios hijos.

Entiendo lo que te pasó, recuerdo tu pasaje a la fama con Nacho Álvarez creyéndose dos seres disruptivos, los renovadores y transgresores mediáticos, y no supieron entender nada, la sociedad estaba cambiando y Ustedes no se daban cuenta, la ola los pasó por arriba y ahora ensayan los mea culpa, ¿qué pasó se empezaron a agotar los fondos coronavirus para la prensa?

Ustedes seguían enfrascados en la guerra fría dando manija sobre la lucha de clases y no supieron ver a una fuerza emergente, un anarquismo etológico, un sector de la sociedad que tomaba distancia de los maniqueísmos de la política y de los políticos, pero no era gente apática a los problemas de la humanidad, por el contrario tomamos un compromiso etoecológico y salimos a enfrentar al poder de turno, sin importarnos que bandera política arreaban, y así denunciamos y nos levantamos por el medio ambiente, por los recursos, por el agua, por territorio, por la soberanía alimentaria, y hoy denunciamos lo que veníamos denunciando hace tiempo en nuestros libros, la presencia de una ciencia indigna al servicio de diversos proyectos políticos, pero que esta vez se le fue la mano, esta vez inventaron una gran crisis social a través del miedo,valiéndose de falsos artilugios científicos como el PCR, provocaron una inflación patogénica que paralizó al mundo y ni así te quisiste percatar Gabriel, no te dieron los huevos o la capacidad para investigar, como periodista te falta olfato Pereira, como humano te falló el instinto como padre te faltaron huevos.

¿Qué pasó ahora? Ves que el Gobierno te suelta la mano a vos y te asustas Gabriel, si esta vez Gabriel también vienen por vos y por vos también estamos levantados en pié de guerra contra este exterminio desde hace años.

Enrique Leivas

 

EL MEA CULPA DE GABRIEL PEREYRA Y EL ARTE DE LA RETÓRICA

 

 

El artículo de Gabriel en la Búsqueda de hoy constituye un pequeño, pero importante, acontecimiento histórico, pues abre una brecha en el discurso oficial del periodismo, una brecha que se transforma en una acusación al periodismo.

Una virtud accesoria del artículo de Gabriel es la lección de retórica que nos ha dado a todos, y la prueba concluyente de esa lección es que mientras la mayoría de los que enfrentamos la pandemia saludamos su honradez y valentía, otros, afortunadamente menos, lo ven como una cosa hipócrita.

Obviamente, quetrate a los que enfrentamos las políticas pandémicas, o para ser más preciso, a quienes enfrentamos la dictadura en ciernes, de “antivacunas”, no es grato, pero es una prueba de sinceridad ¿Qué palabras quisieran que usara? ¿Las palabras que ustedes y yo usamos desde hace casi dos años? Lo siento, la vida es más compleja, y el que viene de otro País, habla el acento de ese otro País.

El hecho es que, a la hora de estudiar e interpretar su artículo, a la hora de practicar la hermenéutica, importa un soberano carajo que nos trate de antivacunas. Lo que importa es que si bien se sumó al discurso oficial y a la censura oficial, algo en sus interior, desde el principio, no lo dejaba tranquilo, y ahora le pide disculpas a sus lectores y oyentes, pues practicó la censura y no apostó a la libre discusión de ideas, premisa numero uno, dos y tres de todo periodista, por lo que está diciendo que el periodismo todo, el de aquí y el de allá y el de más allá, no hizo periodismo y aplicó la censura en contra de la libertad.

El lector puede quedarse con la confesión de que Gabriel se vacunó y que duda si vacunar a sus hijos, o puede prestar atención a lo que importa: citó cuatro antecedentes criminales de Pfizer. La hermenéutica es algo así como el arte de interpretar el grito del tero, cuando sabemos que el tero pone el huevo acá, pero grita allá, aún incluso si con toda sinceridad duda en vacunar a sus hijos. Gabriel indicó con toda claridad dónde está el huevo del tero, sólo que hay que saber leer.

La censura no es moco de pavo, ya que estamos con referencias ornitológicas, y crecerá y crecerá de forma sorprendente, pero igual debemos escribir y utilizar, con toda sabiduría, los mecanismos necesarios para sortear la censura, no sólo a la hora de la publicación , sino a la hora de las represalias, represalias que, tan seguro como que las gallinas ponen huevos, caerán sobre él. Él, y todos nosotros, lo sabemos.

Así como Gabriel, otros periodistas en Uruguay se preguntan si lo que decían y lo que dicen es cierto, si lo que hacían y lo que hacen es correcto, y si está bien ocultar la voz de los disidentes, en tanto los Pfizer de este mundo no son personas de fiar. El coraje, lo sabemos bien, es contagioso. Acaso lo que hizo Gabriel aliente a otros periodistas. No creerlo sería desconfiar del poder de la verdad, y por otra parte, cada día que pasa se suman nuevas pruebas de los desastres que provocaron las políticas pandémicas, y de los desastres que ha provocado esta vacuna. Es una simple cuestión de tiempo, en tanto sigamos hablando la verdad, y en tanto sepamos aplaudir cuando alguien abraza la verdad.

Los creyentes y los ateos tienen un manual de retórica inigualable en cuatro textos conocidos como Los Evangelios. Una parábola de aquel mago de la retórica es la Parábola del hijo pródigo. Supongo que todos conocen la, pero en suma, el padre se alegra del hijo que vuelve a la casa mucho más que del hecho de que el otro hijo siempre estuvo consigo. Hay que estar atentos a esa enseñanza, no sea cosa que por maltratar al hijo pródigo, evitemos que vengan nuevos hijos pródigos.

La última lección que nos dio hoy Gabriel, es que no todo está perdido, y que los que nos decían que el hombre es malo por naturaleza, son unos malvados. El hombre es muchas cosas, y también es honrado, noble y valiente, y si uno viene de escarbar la tierra para traernos oro, se trata de agradecerle el oro sin preocuparnos de que en las uñas tiene barro. Cuídate tú del barro que te impide ver y agradecer al que nos trajo oro.

Sea como sea, te entiendo, pues te han bombardeado por dos años y estás enojado, pero que tu enojo no te impida ver la verdad, y la verdad es que el oro es algo muy valioso, y que los Gabriel Pereyra, no abundan, y necesitamos que abunden los Gabriel Pereyra. Nunca hablé con él en persona, una vez le escribí felicitándole por un muy respetuoso artículo que escribió ante la muerte de El Pelado, cosa que me agradeció. Ese artículo confirmó lo que creía de él. Para mí, es un hermano, como todos los demás, pero uno tiende a querer más a los hermanos valientes, pues la valentía es la prueba máxima de bondad de un hombre, ya mi modo de ver, la cosa más hermosa que uno pueda encontrar , y hasta te diría que el oro, en realidad, es la valentía.

Marcelo Marchese


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