20.MAR.22 | PostaPorteña 2272

MORABITO una mancha en el historial del Uruguay progre

Por InSight Crime

 

Uruguay debe responder al fin por fuga de importante capo italiano

 

16 MAR 2022 POR CHRIS DALBY / InSight Crime

 

 


La historia de Rocco Morabito tiene todos los elementos de una gran película. El mafioso italiano, toneladas de cocaína, destinos exóticos, una osada fuga de prisión. Pero ahora que sus líos con la justicia finalmente se resuelven, los responsables de su cuidado deben rendir cuentas.

El 15 de marzo, el ministro del interior uruguayo Luis Alberto Heber se reunió con los fiscales para discutir cómo pudo Morabito, líder de la mafia italiana ‘Ndrangheta, escaparse de prisión en 2019 y por qué se necesitaron casi dos años para encontrarlo de nuevo. También son motivo de gran preocupación las denuncias de que Morabito y otros importantes narcos pudieran haber tenido ayuda de funcionarios de la cárcel.

“Esto nos resulta muy inquietante. (Queremos) saber quién, con qué autoridades se conectaban los narcotraficantes en la anterior administración en Cárcel Central”   dijo Heber en declaraciones a la prensa, y añadió que autoridades del anterior gobierno dieron prioridad a la búsqueda de Morabito sobre la investigación de las circunstancias de su fuga.

El caso de Morabito parece llegar a su fin. El 9 de marzo, el Supremo Tribunal Federal de Brasil aprobó la extradición del exjefe de la ‘Ndrangheta hacia Italia. La decisión se hacía efectiva diez meses después de su captura en el norte de Brasil en mayo de 2021, después de una persecución conjunta de las autoridades brasileñas, uruguayas e italianas.

Inicialmente, Morabito fue detenido en Uruguay en 2017, donde se cree que vivió con una identidad falsa por unos 15 años, después de huir de las autoridades en Italia. En junio de 2019, él y otros tres presos se escaparon de una prisión de Montevideo, por un boquete que abrieron en el techo de la prisión. Los cuatro hombres luego entraron a un apartamento del quinto piso de un edificio cercano, robaron a la mujer que vivía allí y huyeron en un taxi.

El caso de Morabito ha despertado especial atención, pues fue uno de los delincuentes más buscados en Italia, responsable del trasiego desde Brasil de millones de dólares en cocaína, y el gestor de una alianza entre la ‘Ndrangheta y el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da CapitalPCC), que sigue vigente hasta el día de hoy.

 

Análisis de InSight Crime

 

Es raro que Uruguay se vea expuesto a este tipo de escrutinio. Pero su reputación como el “pupilo bueno” de Latinoamérica se ve en riesgo por un creciente número de amenazas criminales. En la custodia de los que podrían llamarse los presos de más alto perfil del país, fracasó.

Desde el inicio, la evasión despertó sospechas. No quedó grabada en ninguna cámara porque las cámaras de seguridad de la instalación habían sido retiradas dos días antes del hecho. Las autoridades de la prisión al parecer tampoco lograron responder a los dichos de que Morabito presuntamente ofreció US$ 80.000 a los guardias de la prisión para que lo ayudaran a escapar.

Varios guardias fueron cesados de sus cargos y el director del centro carcelario renunció.Los otros tres hombres que escaparon con Morabito fueron recapturados.

Dos cómplices que le suministraron el transporte en su huida también fueron detenidos. Se abrió una investigación sobre la relación de Morabito en la cárcel con Gerardo González Valencia, integrante del influyente cartel mexicano de los “Cuinis”, y quien fue extraditado poco después a Estados Unidos.

Sin embargo, señala Heber, la fuga nunca se ha investigado por completo y las líneas de investigación abiertas avanzaron a paso de tortuga, según el ministro del interior Heber. En una conferencia de prensa, el 15 de marzo, el ministro declaró que consideraba que debía conocerse si la fuga fue facilitada por “la corrupción interna en la administración anterior (del expresidente Tabaré Vázquez, 2015-2020)”.

Morabito vivió por algo más de una década en Uruguay sin ser detectado. Después de su fuga, estuvo fuera del radar por otros dos años. Puede que ahora haya dejado el país para siempre, pero su legado seguirá sintiéndose.


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