30.MAR.22 | PostaPorteña 2275

DE LO QUE ADOLECE EL PUEBLO COLOMBIANO (2ª parte)

Por Juan del Monte

 

"No creo en el destino, porque odio pensar  que no soy yo quien controla mi vida”

 

    “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas,  o no valen nada sus ideas,  o no vale nada el hombre”

 

 

En esta segunda entrega comencemos diciendo que, los politiqueros son verdaderamente unos “magos” y de lo más artero. Pero por qué recalcar acerca de esta aserción? Veamos:

Primero, porque con su ilusionismo nos obnubilan en su espectáculo electoral los trecientos sesenta y “seis” días del año; pero claro, esa “magia” no es fantástica y maravillosa sino una verdadera estafa criminal, producto de su calculada canallada.

Es decir, cada que se aparecen los “magos” y astutos politiqueros, nosotros como pueblo ingenuo y pacato hacemos fila para asistir a su función electoral; pero además, aplaudimos su farsa e infamia sin darnos cuenta, -guardando las proporciones- tal y como nos sucede en las noches de gala de exactos efectos de ilusionismo, emanados por verdaderos señores magos, para quienes enviamos efluvios sinceros de simpatía.

Y esa sensación que mima y embelesa nuestra ilusión de que de verdad se cumplan las promesas del brujo politicastro, nos dura igual que un paquete de caramelos en la puerta de una escuela; o sea, nos dura lo mismo que cuando en la fiesta mágica, fascinados vemos como aparecen y desaparecen de la nada infinidad de cosas, cosas que en la mente -sobre todo infantil- de un buen número de asistentes al espectáculo ameno, dan por ciertas en ese preciso momento, producto del desconocimiento acerca de cómo se hacen tales engañifas sanas.

Hay que decir que, al igual que la deslumbrante magia que nos pasea por un mundo irreal, y que por unos instantes nos saca con sus seductivos trucos de los sinsabores que nos asesta la vida; así mismo nos ocurre con los trucos, mejor, con las truculencias miserables de los politiqueros, solo por un tiempito corto nos alcanzan a cautivar con sus habilidades adulantes, las mismas con que nos encandilan y nos ilusionan con su sarta de  estratagemas soterradas y crueles, pero luego viene el largo y doloroso desencanto, precisamente cuando nos demuestran ellos mismos, que todo cuanto prometieron en campaña es bicoca, es frez, es bajeza, es vileza, por no decir que es insípida mierda. Convalidando ellos mismos: los horrendos “magos” politiqueros, con su propia práctica de tránsfugas, el dicho conocido que reza: “más rápido cae un mentiroso que un cojo”.

Y al igual como nos sucede con la exquisita magia, la de los verdaderos magos: que por un buen tiempo, la gran mayoría de la gente que disfruta de su velada queda con el impacto alucinante de la función; lo mismo nos ocurre con el show deshonesto de las elecciones o con la farsa electoral que es lo mismo: los votantes creen en la magia de los politiqueros, es decir, creen en la verdadera mafia mimetizada también, solo que ésta es de los embelesadores de la trampa, de la fullería, de la maldad y del crimen. Mientras que la verdadera magia es, simplemente, sana asombrosa fascinación.

Guardando las debidas proporciones entre magos y “magos”, los unos y los otros son unos verdaderos ilusionistas aplicando el  engaño. Y podría decirse que ambas categorías aplicadas con rigor y ética, es decir, la magia y la política -porque la ética hasta el verdadero mago la tiene y la aplica-, ambas son ciertamente arte, y del bueno, sin la menor duda. Porque la política es eso también: arte, y el político debería también tener ética, por el solo elemental respeto al arte de hacer política, pero más, por respeto a sus correligionarios que lo apoyan con sus votos.

Solo que los verdaderos magos transportan al público por un camino agradable, fascinante, y en los instantes, cuando uno recuerda su presentación, para nada lesionan la dignidad o el cerebro; al fin y al cabo, la magia es un espectáculo que remonta al espectador, a la época en que  de verdad uno creía que todo lo visto en la función era posible: la niñez. Mejor dicho, cuando vemos las maravillas en escena “nos volvemos niños”; y a quién no le rejuvenece la incógnita de saber cómo hizo el mago aparecer o desaparecer equis o ye cosas, o cómo hizo sus demás entretenciones simpáticas?.

Y los otros “magos”, los hechiceros de la farsa, de la manipulación sucia y de la depravación irreversible de su cerebro, esos se acercan más, o mejor, son exactamente nigromantes, porque evocan a los muertos y a todo lo relacionado con lo diabólico. Por eso en el fondo los unos son ‘magios’ y los otros, mafios.

Lo cierto es que quienes se deleitan con la alucinación de los verdaderos magos, una buena mayoría todavía continúa entre la sana creencia de la virtud del mago, es decir, aún no son conscientes de que la magia solo son trucos o engaños al ojo, con el ánimo de generar diversión. Es decir, la auténtica magia es capacidad hábil, sana y solo recreación mágica y deleitable.

Del mismo modo, y aquí sí, lastimosamente, la gran mayoría de la gente aún no toma conciencia de que  la zalamería, la adulación y la ilusión, que tanto engendran los “magos” corruptos politiqueros a través de sus múltiples triquiñuelas de magancería barata, son solo astucias viles de lo más profundo, para encantar y poder tener el respaldo con votos, para empotrarse en las diferentes curules cuanto más tiempo puedan; y claro, para acomodarse a vivir como buenos burgueses defensores del presente Sistema, régimen que solo propina angustia, incertidumbre, miseria y guerra en contra del pueblo.

La auténtica magia y, la otra mafia de los corruptos, son tan antiguas como la humanidad misma. Y desde cuando surgió la división del trabajo, ambas con sus objetivos diferentes, llevan impactando al pueblo con sus trucos, la una con sus ilusiones ópticas placenteras, y la otra, con sus asquerosos métodos de vagabundería y de engaño sañudo y ruin.

Así las cosas, que los espectadores de la ingeniosa magia, sigan per sécula seculorum. ("por los siglos de los siglos") concurriendo a ese espectáculo agradable de descanso. Es decir, que la asistencia a la verdadera diversión mágica continúe indefinidamente.

Pero, al otro espectáculo farsante y corrompido, al de las elecciones, que el pueblo haga stop y punto; o mejor, que haga un pare ipso facto y deje de concurrir con sus buenos deseos, al show desagradable del embuste, de la treta y de la bellaquería disimulada.

Pero más, que el pueblo deje de asistir orondo y sumiso con su sima de ignorancia, a prestarse a ser manipulado en el ”carnaval” de la hipocresía electoral, para que con su voto lo ahorquen con nudo ciego o nudo gordiano, cada vez que el Sistema oprobioso le dé la gana de llamar al pueblo, a que convalide su engendro “democrático” burgués, con engaño y crimen incluido, a través del obsoleto y mañoso sufragio universal.

Convalidación de su ardid, que no es otra cosa que su dictadura camuflada de democracia barata, henchida de perversión y de muerte indistinta o abierta.

 Y es así, por cuanto lo que prima en esas campañas electorales amañadas, es ni más ni menos que las famosas coaliciones, en donde a cada uno de los candidatos no le importa unirse con el que sea, con tal de sumar votos para garantizar el triunfo.

Esa es una prueba más de que lo importante para los politiqueros, no son los intereses del pueblo sino las componendas para garantizar las curules, sin importar que equis o ye personaje político, tenga en sus haberes un listado negro de corrupción y de represión hacia el pueblo, cuando han ejercido diferentes cargos públicos de alto nivel.

El anzuelo y la carnada con que siempre engatusan a la inmensa mayoría de los colombianos a votar en las elecciones, por los mismos de hace doscientos años, -léase partido liberal y conservador, y por los señores renegados de la izquierda con la misma ideología burguesa- es que, “…hay que buscar una propuesta económica en un gran acuerdo nacional, para garantizar eficazmente la lucha contra la pobreza, contra la discriminación, contra la violencia y contra todos los males que aquejan al pueblo y al país, entre otros, de apoyo a los pequeños emprendedores y defensores de los derechos de todos los trabajadores, de empoderamiento de los jóvenes, de la mujer, de sectores discriminados como afros, los indígenas, etcétera,…”.

Y en esta medida, todo lo justifican con el cuento manido de que ellos son honestos, de compromiso y responsabilidad con el país, con la gente y con la naturaleza, que van a generar empleo y crecimiento económico, que habrá cero corrupción en sus administraciones y de cero impuestos en el periodo de su gobierno, de apoyo a los campesinos y de recuperación del campo, de progreso para los más de treinta millones de pobres que rayan en la extrema pobreza y que se debaten en la miseria y en la violencia en un país tan rico como Colombia.

En fin, nos hablan muy bonito sobre las reformas en favor de los más necesitados. Pero que va… puro estiércol y del más picho.

Y siempre en cada farsa electoral es el mismo cuento trochado y vil: “que tienen la fórmula para solucionar todos los problemas que corroen al pueblo y al país”. Pero como al pastorcito mentiroso, ya casi nadie les cree.

Por eso ahora confunden más a los sectores populares, pues ahora no se presentan como representantes de los partidos tradicionales, porque “están más caídos que los fósforos de palo”, sino como coaliciones, como independientes, como un gran acuerdo nacional, como pactos de esperanza e históricos, etcétera.

Pero en el fondo todos son la misma farsa. Son como dice el adagio: “los mismos perros con diferentes collares”. Pues siguen siendo mentirosos, embaucadores, corruptos, traquetos(traficantes narcos), criminales, etcétera. Y su compromiso y su lealtad son siempre con la clase privilegiada y con el Estado opresor, explotador y represivo.

Nos dará la razón la historia, cuando corrobore nuestros argumentos con fuerza ante la opinión pública nacional e internacional, precisamente en el momento cuando la burguesía con el visto bueno de su amo imperialista de turno, le dé la palomita a un extraño de la cuna de oro, para que gobierne el país, como táctica para desacreditar a la verdadera izquierda defensora de verdaderos principios revolucionarios.

Con nuevos ojos veremos a esos peleles reprimiendo al pueblo, cuando éste se subleve en contra de las políticas injustas, emanadas con rabia por los bandidos autoproclamados como los salvadores del pueblo y hacedores de historia.

Aquí cabe una máxima que reina en la literatura, pero claro, hacemos la aclaración, si es que a ese personaje lo domina la ideología burguesa: “el emperador, por más que sea negro, no puede cambiar al imperio."                                

 

Si el pueblo toma conciencia de la necesidad de organizarse bajo su propia tutela, o sea, bajo sus propios principios transformadores, seguramente, el aprendizaje político e ideológico fundamentalmente, se multiplicará a su máxima expresión. Y sin duda alguna, ya no se dejará engañar de nadie; o sea, político que suba y no cumpla, pues pa’ la mierda, pal’ fondo de la fosa. Sería así de sencillo y de eficaz el actuar del pueblo si permaneciera organizado, si tuviera consciencia activa y sólida, y si fuera capaz y claro ideológica y políticamente.

La organización del pueblo es una de las principales herramientas, tanto para conquistar como para mantener válidas sus reivindicaciones más sentidas.

Y a la vez, para mantener a raya por el tiempo que sea necesario, a los brotes de la ideología burguesa que, pretenda malévolamente retroceder el avance soberano y digno del pueblo.

Inaceptable es que las conquistas políticas y económicas, que con tanto esfuerzo ha alcanzado el pueblo trabajador, se vean nuevamente ‘pordebajiadas’ por la mano sanguinaria del explotador genocida y corrupto.

La historia macabra no se puede repetir, pues el pueblo siempre tiene que tener claro que la burguesía no le regala nada, y por el contrario, sus conquistas son fruto de centenares de desplazamientos, de traiciones muchas veces fraguadas por sus propios renegados, de miles de luchadores asesinados, de engaños de la propia clase explotadora y contrarrevolucionaria.

En fin, desde la más mínima conquista hasta la más significativa, son producto de sangre derramada, de caídas y de avances, de entereza ideológica y política de líderes consecuentes, que no se torcieron ni botaron la toalla por más ardua que haya sido la labor revolucionaria.

Recordemos, un pueblo que se organiza y se moviliza, que lucha unido consecuentemente tras unos objetivos concretos, y que poco a poco va asimilando conscientemente su tarea histórica de construir un mundo nuevo, guiado por unos principios revolucionarios humanizados, jamás será doblegado por las armas y el Poder de la burguesía.

Por el contrario, siempre tendrá en mente la tarea de cimentar sólidamente su sociedad equitativa, libre, amena, independiente y ajena de indiscriminación alguna. Todo ello bajo la dirección de dirigentes idóneos política e ideológicamente fundamentalmente, y ecuánimes en su práctica social.

Quiere decir lo anterior, que si el pueblo no le come carreta en lo más mínimo, a los asquerosos politiqueros que pretenden acomodarse a costillas de éste, pues nunca es tarde, llegó la hora de que el pueblo desarrolle su potencial necesario ideológico y político, organizativo, de solidaridad y de lucha irreversible, y con ello, eche mano a todas sus herramientas eficaces, con el fin de conquistar el cubrimiento de sus necesidades más sentidas y un vivir digno, a través de todas las formas de lucha necesarias, que la historia le ha asignado con suficientes armas escientes, tanto teóricas como prácticas.

Y para ello, es necesario que el pueblo transforme sus falencias y las fortalezca, construyendo poco a poco bases de Poder Popular, con el objetivo de articular esa gran experiencia que hay acumulada en una serie de organizaciones, que cuentan con cuadros experimentados, en los quehaceres organizativos de los diferentes sectores populares. Y a la vez, para concatenar ese gran ejemplo de países hermanos que asaltaron el Poder, guiados por unos lineamientos teóricos revolucionarios y científicos, con miras de cimentar las bases sólidas por una sociedad armoniosa, capaz, justa, esplendente y soberana.

Indudablemente estas tareas importantes e ineludibles, serán trazadas de acuerdo a las necesidades históricas del movimiento popular, y de acuerdo al desarrollo de la correlación de fuerzas frente a la clase privilegiada, que indiscutiblemente ésta no se va a quedar con los brazos cruzados viendo como se le escapa el Poder.

Es decir, el pueblo en su real saber y entender, sabrá planificar metódicamente, cada uno de los pasos a dar de corto, mediano y largo plazos, con miras de tener claramente definido los objetivos de manera escalonada y calculada.

Seguramente, de esta manera poco a poco, de lo pequeño a lo grande, de lo simple a lo complejo, el pueblo logrará encadenar eslabón tras eslabón de ese largo proceso, con el fin de agigantar sólidamente ese gran movimiento popular necesario, para que de verdad tenga la opción legítima y real de ejercer el Poder, rumbo a su ideal indeclinable de construir su sociedad digna, con sus mejores cuadros proletarios como guías.

Aquí en Colombia, los sinvergüenzas de la izquierda reaccionaria son muy buenos alumnos, se presentan al igual que los proselitistas religiosos, con una careta aparentemente diferente, dicen tener una política distinta a los defensores del statu quo.

O sea, que cuentan con ideas diferentes a los politiqueros que defienden el actual Estado podrido de la corrupción, del narco Estado paramilitar.

Y en tal caso podríamos decir o aceptar, que sí tienen algo de diferente pero en su forma, en su estilo de verborrea, pero en el fondo, en su esencia, son exactamente iguales en ideología burguesa.

En últimas, los señores de la mal llamada izquierda colombiana, solo se diferencian a los señores politiqueros de la clase privilegiada, en la tenencia, y quizá en ciertas posiciones no antagónicas en el aspecto filosófico, pero en nada en la esencia ideológica, pues conciben el mundo tal cual al más ejemplar ideólogo de la burguesía.

Por tanto, la política de los señores lameculos de la izquierda colombiana, es igual o peor a la de los pillos que siempre han tenido el Poder y que representan a la clase que lo tiene todo.

De modo que si llegaran a asumir el gobierno, (que no es nada raro, dadas las condiciones de confusión y de descontento por parte del pueblo), indudablemente, se aferrarán junto con la policía y el ejército, a defender el statu quo que siempre ha imperado, desde luego, con una que otra reforma, para disimular, pero dejarán el Estado burgués intacto como lo encontraron. De eso podemos estar seguros. Lamentablemente, la experiencia no nos demuestra otra cosa.

Eso significa que, el actual Sistema imperante, que no es otra cosa que la defensa del Estado opresor, explotador y criminal, seguirá intacto. Lo hemos visto, y está ocurriendo en varios países en donde la izquierda gobernó, y que por desgracia, la derecha volvió a tomar las riendas del gobierno. Mientras gobernó la izquierda se limitó a hacer algunas reformas, pero la estructura ESTATAL, la dejaron igualita. Y entonces?

El pueblo no debe caer en el más mínimo juego de palabras bonitas y a veces confusas, con que nos presentan a uno u otro interesado en asumir el gobierno. Debemos tener claro que las formas filosóficas son múltiples, y en esta medida, para garantizar la supervivencia del Sistema capitalista, nos adornan el modo, pero el contenido sigue siendo el mismo. La esencia de la podredumbre sigue siendo la misma, así nos cambien la forma.

Un ejemplo de ello es que, si nos pintan un Sistema de gobierno como presidencialista, como totalitario, como monarquía, como dictadura, como aristocracia, como teocracia, como parlamentario, etcétera; aquí lo que hay que tener claro es que, solo cambia la filosofía de actuar, su régimen político solo varía un tanto no más.

Y cuando nos hablan de los movimientos sionismo, fascismo, nazismo, sucede lo mismo, solo los diferencia su forma de actuar, pero en el fondo conservan su misma posición IDEOLÓGICA podrida, que es la que ha gobernado durante casi toda la historia de la lucha de clases.

Lo mismo sucede cuando oímos hablar de socialdemocracia, de liberales, de conservadores, de republicanos, de demócratas, única y exclusivamente son diferentes en la forma filosófica, porque el contenido IDEOLÓGICO sigue siendo exactamente el mismo engendro putrefacto.

Para tener más claridad al respecto pongamos otro ejemplo más evidente: Hitler, Mussolini, Pinochet, Fujimori, Trump, Bolsonaro, Netanyahu, y nuestro insigne ungido y elegido mesías nacional, etcétera, son la misma cosa, por no decir: la misma mierda convertida en peste; La IDEOLOGÍA de estos personajes es exactamente la misma, aunque su filosofía y su actuar varíen un poco, que en últimas no es nada. Todos son la misma frez, todos son como decía mi abuela: “cortados por la misma tijera”

A qué viene este ejemplo? A que no nos debemos dejar confundir de ese tipo de terminología. Lo mismo ocurre con los personajillos que se presentan una y otra vez como salvadores del pueblo. Un politiquero tramoyero y astuto, así se rasgue sus vestiduras prometiéndole al pueblo que lo sacará de su penurias, no puede cumplir sus pamplinas infestadas de ilusión y de lágrimas, porque simplemente el Sistema opresor, explotador y criminal no permite administrar los intereses capitalistas lesionando la esencia inhumana de la ideología burguesa. Así de sencillo es el quid truculento de las elecciones.

Solo que a algunos de estos personajes y de ejemplos que hemos reseñado, los señores de la mal llamada izquierda mundial les facilitan ciertas posturas progresistas.

Y en esta medida, le hacen un inconmensurable daño a los pueblos agigantándoles la confusión. Lo que hace que la gigantesca y variada maquinaria de las empresas de propaganda a manos de la burguesía, hace que los sectores populares y gente de izquierda con cierta estructura política, estén sumamente confundidos. Y esto hace que el pueblo con sus mal llamados defensores de izquierda, sean obedientes al llamado electoral y caigan una y otra vez como corderillos, en la trampa que tienden los sinvergüenzas corruptos que lo tienen todo y lo quieren todo insaciablemente.

Esto hace que por doquier aparezcan líderes sumisos al Sistema y arrastren al pueblo al conformismo permanente. Esa confusión lleva al pueblo a elegir al menos indicado y ahí surge luego el desencanto.

Tenemos que decir con énfasis que, desgraciadamente, no solo aquí en Colombia sino a nivel mundial, los politiqueros caradura y sinvergüenzas abundan por doquier, y que son estos -sin ninguna duda- los culpables directos del futuro devastador y casi apocalíptico, que a pasos gigantescos está poniendo en peligro la existencia de la humanidad toda.

Pues pareciera inminente que cada vez se acerca más el riesgo de que la humanidad viva una experiencia sumamente negativa y fea, ya que el panorama no muy lejano, avizora la agudización irreversible del calentamiento global, toda vez que quienes tienen el Poder para atenuar el curso peligroso de efecto invernadero, no hacen absolutamente nada serio y eficaz para salvar la tierra, y corregir el mal que el capitalismo le ha hecho a la naturaleza y a la vida humana en particular.

Por eso, en nuestro proyecto político revolucionario debemos integrar los principios por los cuales gran parte de los líderes ambientalistas honestos y capaces se movilizan, y que tienen como bandera en su lucha estratégica, para revertirle a la naturaleza el curso dialéctico, como desarrollo sano y cíclico, con el fin de garantizar la vida de todas las especies que habitan la tierra.

Lo anterior, se hace imperativo, toda vez que nuestro proceso revolucionario tiene como objetivo esencial, la defensa del medio ambiente y todo lo que genera vida en el universo. En particular, nuestra ideología es  la única concepción científica que realmente tiene dentro de sus principios la defensa y el desarrollo de una sociedad ecuánime y de equilibrio con la naturaleza.

 

"No podemos construir el socialismo con las armas melladas del  capitalismo” Ernesto Che Guevara

Pero, “La estupidez  insiste siempre”, dice Albert Camus

 

                                                       JUAN DEL MONTE        

                                                        Diciembre de 2021


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