07.ABR.22 | PostaPorteña 2276

LA FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA (9b)

Por Guillermo Reigosa Pérez

 

Guillermo Reigosa Pérez- 16 de noviembre de 2010

 

El PVP y el FA tras la dictadura (1985-2010) b

 

Convertida en una fuerza extraparlamentaria desde mediados de la década, el PVP mantuviera cierta presencia política gracias en gran medida al papel protagónico de su líder como Secretario Político de la Presidencia. Su renuncia evidenció el debilitamiento del partido a finales del siglo XX. Tras el fracaso electoral de 1994, buscara la alianza con otros grupos y a comienzos de 1999 se alió con la agrupación Cabildo 2000, de orientación socialdemócrata y liderada por Darío Pérez Brito, diputado de Maldonado que pasara sucesivamente por el Movimiento Por la Patria del PN y, tras su ingreso en el FA en 1986, por la Vertiente Artiguista y la Asamblea Uruguay. Nacía así, la UF, Unión Frenteamplista, que se presentó oficialmente el 4 de marzo de 1999 y que incluía también a otras dos pequeñas organizaciones, el PSS, Partido por la Seguridad Social, de Elías Yafalián, y la Fraternidad Frenteamplista Floridense, de Julio Matos, a las que se añadiría poco después el Movimiento Crece desde el País. La UF se postuló como una apuesta de izquierda moderada, próxima a la línea del líder frenteamplista, Tabaré Vázquez, conformándose en torno a una fuerza nacional, el PVP, y a varias agrupaciones del interior, con presencia fundamentalmente departamental (Maldonado, Florida y Canelones), donde el PVP era más débil; esta naturaleza se acentuó a la hora de afrontar las elecciones de noviembre, ya que en Montevideo se presentó lista propia, encabezada por Julio Matos, pero en los departamentos se conformaron listas conjuntas con otras formaciones, como en Canelones, donde se concurrió con la CUF, Corriente de Unidad Frenteamplista, y la Lista 8.703 de Raúl Estramil, o  en Maldonado, donde también se alcanzó un acuerdo con la CUF.

Las elecciones de 1999 fueron las primeras celebradas tras la entrada en vigor de la Constitución de 1996, que imponía a las formaciones políticas el candidato presidencial único a designar en elecciones internas, y establecía la celebración de la segunda vuelta electoral o balotaje, entre los dos candidatos más votados si ninguno de ellos obtenía la mayoría absoluta. La primera vuelta, celebrada el 31 de octubre, dio la mayoría al EP-FA, que se convirtió en la primera fuerza electoral del país y obtuvo más del 40% de los votos, frente al 35% del PC y el 22% del PN, aunque la alianza entre los dos partidos tradicionales impidió su triunfo en la segunda vuelta, donde a pesar del apoyo del NE sólo alcanzó el 46% de los sufragio. La Presidencia fue para el colorado Jorge Batlle.

La coalición de izquierdas presentó trece listas, obteniendo representación parlamentaria los mismos grupos que en 1994, esto es el Espacio 90 y la Asamblea Uruguay, que intercambiaron sus resultados (4 senadores-14 diputados y 2 senadores y 8 diputados respectivamente), la Vertiente Artiguista y el MPP, que los duplicaron (2 senadores y 5 diputados para cada uno), y el PCU y sus aliados, que los mantuvieron (1 senador  y 1 diputado); a ellos se sumó, con una banca, la Alianza Progresista, grupo liderado por Nin Novoa y creado aquel mismo año por las organizaciones que conformaran el EP, esto es el PDC y la Corriente 78, por un sector de la Confluencia Frenteamplista y por independientes, procedentes en su mayoría de del PGP y del progresismo del PN y el PC.

Respecto al PVP, a la hora de elaborar las listas electorales de la UF, sus dirigentes coparon los primeros puestos en Montevideo mientras que los líderes regionales hicieron lo propio en sus feudos, en los departamentos; finalmente, la lista de la UF, Lista 567, obtuvo dos diputados por Maldonado, pero dejó fuera del parlamento, una vez más al PVP.

En el nuevo siglo, y tras el alejamiento a lo largo de los 90 de cuadros como Lilian Celiberti, Luis Tuimil o Gerónimo de Sierra, la dirección del PVP presentaba algunas caras menos conocidas. Así, junto al indiscutible liderato de Hugo Cores y al núcleo conformado desde el exilio brasileño por Pablo Anzalone, Luís Puig, Carlos Coitiño y Milton Romani, el Secretariado Ejecutivo del partido se completaba con Adriana Cabrera, procedente de la AFUD e hija de Ary Cabrera, el militante desaparecido en abril del 76 en Buenos Aires, Gabriel Portillo, dirigente sindical de la AUTE, Asociación de Funcionarios de UTE (Usinas y Transmisiones Eléctricas), Paula Pellegrino y Ángel Vera.

Por otro lado, en esta primera década del siglo XX, la lucha contra la impunidad y por el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura, cada vez más presente en la sociedad, vivió por fin grandes avances. Estos avances comenzaron con el aprovechamiento de los resquicios contenidos en la Ley de Caducidad, primero por el Ejecutivo colorado de Jorge Batlle, que utilizó el artículo 4 de la ley, que propugnaba, a pesar de la inimputabilidad penal, las investigaciones destinadas a hallar los restos de desaparecidos, creando una Comisión de la Paz que emitió un informe relativo a más de 30 casos y encontró los restos de dos desaparecidos; y luego, por el primer Gobierno frenteamplista, que, a pesar de su tibieza en la materia, se aferró al  artículo 3 de la ley, que obligaba a la justicia a remitir a consulta al Ejecutivo toda denuncia presentada sobre la materia y que otorgaba a éste la potestad discrecional de excluirla, si lo considerara oportuno, de la caducidad fijada por la norma; en este sentido, el Ejecutivo de Tabaré Vázquez siguió el criterio de excluir los crímenes cometidos en el extranjero, la mayoría de los remitidos, algo que permitió la apertura de no pocas investigaciones y el enjuiciamiento de varios de los responsables del genocidio, alrededor de 15 causas, la mayoría relativas a las víctimas de la cacería del  PVP en Buenos Aires, como los desaparecidos Gerardo Gatti, Adalberto Soba, Mª Emilia Islas, Ary Cabrera, Alberto Mechoso o León duarte  o los entonces niños Simón Riquelo, Anatole Julien o Victoria Grisonas.

A destacar tres de estas causas: la iniciada en 2002 contra el Presidente Bordaberry, condenado en 2010 a 30 años de reclusión por “atentado contra la Constitución” y, en coautoría con Juan Carlos Blanco, su Ministro de Exteriores, por su responsabilidad en la desaparición forzada de nueve opositores y en el asesinato de Zelmar Michellini y Héctor Gutiérrez Ruíz;  la abierta en el 2003 contra J. C. Blanco, apodado el “Canciller de la muerte”,  condenado en 2010 a 20 años de cárcel por su coautoría en la desaparición y “homicidio agravado” de Elena Quinteros; y la abierta en 2007 contra ocho militares, entre ellos José Gavazzo, Manuel Cordero, Jorge Silveira y José Arab, condenados en 2009 a penas de prisión de 20 a 25 años por el secuestro, tortura y posterior desaparición de los 28 uruguayos, activistas del PVP en su mayoría, del 2º vuelo Orletti.

En ese sentido, el IV Congreso Extraordinario del FA, Congreso Héctor Rodríguez, celebrado en diciembre del 2003, vivió un intenso debate en torno a la Ley de Caducidad. Por aquellas fechas, la Comisión de la de Paz emitiera su Informe Final y muchos, incluso dentro del FA, pretendían convertirlo en un punto y final de los reclamos por los desaparecidos; hasta tal punto fue así, que en abril de aquel año la asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos se viera obligada a emitir un comunicado público en el que rechazaba tal pretensión, recordando que la comisión no aportaba nada relevante sobre 100 de las 222 denuncias tramitadas, ni tampoco hacía mención alguna al 2º Vuelo Orletti.

En este contexto, el PVP lanzó en el congreso del FA una propuesta a favor de un pronunciamiento público de la coalición frentista contra la Ley de Caducidad, abriéndose un duro debate en el que Hugo Cores tuvo como principal rival a Fernández Huidobro, dirigente del MPP que integraba la Comisión de Defensa del FA; Huidobro consideraba que el resultado del plebiscito del 89 comprometía a aceptar definitivamente la Ley de Caducidad y argumentaba que en todo caso un pronunciamiento contrario a la ley mermaría, a las puertas de un año electoral, las posibilidades del frente: suya es la frase “se puede renunciar a todo menos a la victoria”. Las discusiones elevaron la tensión congresual, conformándose dos bloques muy parejos en fuerzas, aunque finalmente la propuesta del PVP fue derrotada por escaso margen.

En diciembre del 2002 el NE de Rafael Michellini acordara su ingreso en el EP-FA, llamado desde entonces EP-FA-NM, Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría. La alianza, no obstante, no se hizo sin dificultades y un sector minoritario del NE liderado por Pablo Mieres se escindió y fundó el PI, Partido Independiente.

También en 2002, comenzara a conformarse el Espacio 609, un hecho de gran transcendencia dada su evolución futura dentro de la correlación de fuerzas del frentismo. El Espacio 609 nació como un agrupamiento nucleado en torno al MLN-MPP que respondía a la estrategia de esta formación por acumular fuerzas y ensanchar su base de apoyos a base de subrayar un mensaje de pragmatismo y moderación.

El nuevo grupo surgió así, del acuerdo de esta formación y un grupo de dirigentes procedentes del PC y del PN; el primer paso se dio en diciembre del 2002 con el nacimiento formal de la Columna Blanca de Jorge Saravia, nacimiento gestado ya, dentro del FA y en alianza con el MPP, dentro del Espacio 609; la nueva alianza arrancaba definitivamente un año después, en diciembre del 2003, al consumarse el acercamiento con el Movimiento Claveles Rojos de Víctor Vaillant.

A ellos se añadieron en las siguientes semanas un grupo de independientes encabezados por Alberto Curiel y la Corriente Encuentrista Independiente de Díaz Maynard, aunque ésta, procedente de las escisiones del PGP en el 94, acabó ingresando meses después en la Vertiente Artiguista. La Columna Blanca estaba integrada por dirigentes del ala más progresista del PN, entre otros, su líder Jorge Saravia, que era bisnieto del caudillo blanco Aparicio Saravia, Aldorio Silveira, Severino Pereyra, Rubén Martínez Huelmo, Fabián Villamarín o Manuel Singlet.

El Movimiento Claveles Rojos naciera antes, a comienzos del 2000, y lo hiciera a partir de un grupo de dirigentes procedentes del PC, del Movimiento de Reafirmación Batllista, como su líder Víctor Vaillant, Silvio Cardoso, Cléber Hugo Rojas o José Illa; a ellos se añadiera en el 2001 el Congreso Frenteamplista de Canelones, liderado por el tupamaro Víctor Semproni. El Espacio 609 tomó su nombre de la lista con la que el MPP concurriera, desde 1989, a todas sus citas electorales e hizo su presentación formal en marzo del 2004. Su líder será el tupamaro Jorge Mújica. Solo un mes después, las elecciones internas del FA demostraban su potencialidad otorgándole el 30% de los votos.

El 31 de octubre del 2004 se celebraron elecciones nacionales y el FA (EP-FA-NM), que presentaba de nuevo a Tabaré como candidato, obtuvo 1.125.000 votos, más del 50% de los sufragios emitidos, haciéndose con mayoría absoluta en las dos cámaras y con la Presidencia del país sin necesidad de la 2ª vuelta. Por primera vez en la historia política del Uruguay, un partido de izquierda ganaba las elecciones presidenciales y se hacía con el poder y por primera vez en 50 años un partido superaba en unas elecciones nacionales la barrera del 50% de los votos. El PN alcanzaba el 30%, el PC se desplomaba hasta el 10% y el PI rozaba el 2%.

La coalición de izquierdas presentó 17 listas, obteniendo representación parlamentaria siete de ellas; fue el año del despegue del MPP, con el Espacio 609 de José Mújica, que se acercó al 30% de los votos del FA, el triple que cinco años antes, unos 330.000 sufragios que le dieron 6 senadores y 19 diputados; el resto de las listas frenteamplistas favorecidas en los comicios fueron, a excepción dela del PCU, que obtuvo un diputado, listas de sectores moderados, fueran del centroizquierda, caso de los 8 diputados del PSU o los 4 de la Vertiente Artiguista, fueran del ala derecha de la coalición, caso de Asamblea Uruguay, que ocupó, con 10 diputados, el 2º puesto, NE, con 3 diputados, Alianza Progresista, que naciera en 1999 en torno a Nin Novoa y el democratacristiano Héctor Lescano y que se hizo con 3 diputados, y PDC y CUF, Corriente de Unidad Frenteamplista, con 1 cada uno.

Por lo que respecta al PVP, tras los comicios de 1999, la UF quedara coja tras la marcha de uno de sus principales activos, Darío Pérez, convirtiéndose en un espacio del PVP que según las circunstancias podía o no acordar alianzas con pequeñas fuerzas departamentales. Ante la nueva cita electoral, el PVP buscara el acercamiento con las fuerzas con las que tuviera más sintonía durante la anterior legislatura, esto es con el PCU, el M 26, el PSU y la CI, pero finalmente sólo alcanzó algunos acuerdos a nivel departamental, como en Salto y en Rivera, donde se alió con el PSU y el PCU; así, el PVP concurrió, de nuevo, en solitario, con la Lista 567, encabezada por un Hugo Cores seguido de Luis Puig, Carlos Coitiño y Pablo Anzalone, y de nuevo, se quedó fuera del Parlamento.

En el año 2006 nacía el frente juvenil del PVP, la JPVP, Juventud del PVP, liderado a día de hoy, entre otros, por Daniel Gerhard o Virginia Cardozo.

Por otro lado, el segundo lustro de la década aportó nuevos avances en la lucha contra la impunidad, que entró en su fase definitiva. Hacia el 2005, ya en el contexto del primer Gobierno frenteamplista comenzó a plantearse la limitación o incluso la anulación de la Ley de Caducidad, llegando a plantearse desde el Gobierno la posibilidad de una “ley interpretativa” que permitiese el juicio de los casos que implicaran a civiles o que hubieran acontecido antes del Golpe de Estado del 73.

A mediados del 2007 era lanzada una nueva campaña por la anulación de la Ley de Caducidad. Sus principales impulsores eran el PIT-CNT, donde el dirigente del PVP Luis Puig se convirtió en todo un referente de esta lucha, Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos y Desaparecidos, la FEUU, el semanario Brecha y algunos grupos frenteamplistas, entre los que se destacaron el PVP, el PCU y el NE

. La presión sobre el FA, que en su IV Congreso, en el 2003, decidiera, tras un duro debate, aceptar la ley, dio sus frutos y en diciembre del 2007 la coalición resolvió, en su V Congreso, sumarse a la campaña. La campaña obtuvo 340.000 firmas, muchas más del 10% del cuerpo electoral requerido por la ley, y el nuevo plebiscito se celebró el 25 de octubre de 2009, pero el escrutinio casi repitió el resultado del 89: sólo el 48% de los sufragantes, el 58% en Montevideo, apoyó la derogación de la Ley de Caducidad.

Aparentemente, la esperanza de recuperar la memoria y juzgar a los genocidas era truncada una vez más por la voluntad popular, pero el proceso hacia la derogación de la Ley de Impunidad era ya, como luego se demostró, algo imparable.

El primer paso hacia una definitiva derogación de la ley lo dio el poder judicial: lo hizo el 19 de octubre del 2009, cuando la Suprema Corte de Justicia declaraba por unanimidad la inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad para el caso de Nibia Sabalsagaray,  torturada y asesinada en 1973, argumentando que la ley violaba varios artículos de la Constitución y diferentes normas del derecho internacional suscritas por el Estado uruguayo. Un año después, el 1 de noviembre del 2010, hacía lo mismo para los veinte casos de la causa caratulada como “Organizaciones de Derechos Humanos denuncian”. Y el dictamen se volvería a repetir el 10 de octubre de 2011 para el “Caso de los fusilados de Soca”, cinco tupamaros capturados en Argentina y ejecutados en el Uruguay en 1974.

Con el impulso dado por el poder judicial, en el 2010 el 2º Gobierno frenteamplista, liderado por el tupamaro Jorge Mújica, planteaba un proyecto de ley interpretativo de la Constitución que anulaba, por inconstitucionales, varios artículos de la Ley de Caducidad. El 20 de octubre, el proyecto era aprobado por la Cámara de Diputados con el voto de los 50 diputados oficialistas; 30 diputados, en su mayoría del PN y del PC, se opusieron.

Las reticencias de los senadores Nin Novoa, Jorge Saravia y Fernández Huidobro, cuyos votos eran imprescindibles para mantener la mayoría del FA en la Cámara Alta, forzaron una modificación a la baja del proyecto, aprobado finalmente en el Senado el 12 de abril de 2011: la votación fue ajustadísima, 16 votos favorables frente a 15 votos contrarios, e incluyó la disidencia de Jorge Saravia, que votó junto a la oposición y no tardó en reintegrarse al PN. Además, la modificación del proyecto aprobado en el Senado obligó a un nuevo refrendo del Congreso: la nueva votación, celebrada el 20 de mayo, ofreció una nueva disidencia frenteamplista, la de Víctor Semproni, que se ausentó de la sala y dejó en minoría a la bancada oficialista, permitiendo el rechazo del proyecto de ley.

A pesar de este revés, la coalición frenteamplista, impulsada por sus sectores más izquierdistas, no cedió en su empeño y pocos meses después, en octubre del mismo año, 2011, presentaría  en el Senado un nuevo proyecto de ley para modificar la Ley de Impunidad, Pero esta vez el oficialismo tomara buena nota y en esta ocasión no dejó cabos sueltos, asegurándose el orden interno y la lealtad de toda su bancada: el 25 de octubre el proyecto de ley era aprobado en el Senado, de nuevo gracias a una ajustada mayoría de 16 contra 15, y dos días después, en la madrugada del 27, después de un tenso y duro debate de 12 horas, el Congreso hacía lo propio.  Al día siguiente, el 28 de octubre, el Presidente Mujica promulgaba la nueva ley. Con ella se restablecía la pretensión punitiva del Estado en los crímenes de la Dictadura y se fijaba la imprescriptibilidad de éstos, clasificados como delitos de lesa humanidad. 25 años después de su promulgación, la Ley de Impunidad, aunque vigente, quedaba sin efecto.

Desafortunadamente, este desenlace no pudo que ser presenciado por Tota Quinteros, el símbolo de la lucha por los desaparecidos, muerta en el 2001. Tampoco lo fue por el que fuera uno de los mayores impulsores de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, de la lucha contra la impunidad: el 7 de diciembre del 2006, Hugo Cores, el líder del PVP fallecía inesperadamente debido a un infarto masivo de miocardio y dejaba huérfana a su formación; se había ido el último miembro vivo de su dirección fundadora. El PVP no cubriría su puesto hasta tres años después, en agosto del 2010, cuando en el marco de la VI Conferencia Nacional, designó a Pablo Anzalone como nuevo Secretario General.

Un año antes, en el Encuentro Nacional de febrero del 2009, el PVP resolviera su ingreso al Espacio 609, agrupamiento que mantenía a grandes rasgos su estructura fundacional: el MPP como núcleo central y el Movimiento Claveles Rojos y  la antigua Columna Blanca, ahora llamada Espacio de Participación Masoller, como apoyos secundarios. Participación Masoller naciera a mediados del 2007 a partir, como ya dijimos, de la Columna Blanca, a la que se añadieran cuadros procedentes del Movimiento Socialista, del “herrerismo” de Artigas y del PC, sobre todo del “batllismo” de Canelones. Destacar también la presencia, desde el 2005, de ATABAQUE, una fuerza surgida en el 2004 a partir del movimiento social y religioso del mismo nombre y liderada por Susana Andrade y Julio Kronberg, integrantes del Espacio 609 desde su fundación; este movimiento naciera en 1997 en estrecho vínculo con el periódico ATABAQUE y la religión sincrética Umbanda, espacios volcados en “la defensa de la naturaleza y la cultura de los pueblos afroamerindios” desde una perspectiva de izquierdas.

En junio del 2009, se celebraron las elecciones internas correspondientes a las Elecciones Presidenciales y Parlamentarias del mismo año. Dentro del FA compitieron tres candidaturas: el líder del Espacio 609, el tupamaro José “Pepe” Mújica, que fuera proclamado en el Congreso del FA del 2008 como el candidato de la coalición, Danilo Astori y Marcos Carámbula. El vencedor, con 230.000 votos, el 52%, fue Mújica, apoyado entre otros, por el PCU, la CAP-L, Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, del tupamaro Fernández Huidobro, que era una escisión del MPP,  y el Espacio 609, al que renunciara 1 mes antes para postularse como el candidato de todos los frenteamplistas. Astori, respaldado por el polo moderado de la coalición, obtuvo, con el 39% de los votos, el 2º puesto y fue incluido en la candidatura frenteamplista como candidato a la Vicepresidencia de la República.

Cuatro meses después, el 25 de octubre, se celebraban las elecciones nacionales y de nuevo el triunfo era para el FA. El escrutinio dio como resultado una nueva mayoría legislativa frenteamplista, con 16 senadores y 50 diputados, pero la coalición de izquierdas bajó dos puntos porcentuales, quedándose en 1.105.000 votos, un 48% del total emitido, con lo que el PN forzó el balotaje entre su candidato, Alberto Lacalle, que obtuviera 670.000 sufragios, y el postulante del FA, José Mújica. La 2ª vuelta se celebró el 29 de noviembre y, a pesar que el PC y su candidato, Pedro Bordaberry, hijo del ex presidente de infausto recuerdo, dio su apoyo a Lacalle, Mujica se aseguró la victoria con 1.200.000 votos, 100.000 más que su adversario, un 52% del total.

Cuarenta años después y tras un largo proceso de adaptación y cambio lleno de pragmatismo, la antigua guerrilla tupamara alcanzaba el poder y lo gracias a la fuerza, no de las armas, sino de los votos: uno de sus líderes históricos, José Alberto Mújica Cordano, “Emiliano” en los tiempos de la clandestinidad, que pasara 13 años de su vida en la cárcel, era investido Presidente del Uruguay el 1 de marzo del 2010.

En estos comicios, el FA presentara una veintena de listas, la mayoría agrupadas en tres sublemas: el sublema “El Presidente para todos”, con las listas entre otras, del Espacio 609 y del PCU (Lista 101); el sublema “Unidad y Pluralismo”, que agrupo la lista del POR y las del ala más moderada FA, esto es la lista del PSU (Espacio 90) y las listas del Frente Liber Seregni, alianza fundada en agosto por Asamblea Uruguay, Alianza Progresista y NE entre otros; y el sublema “Más unidad, más compañeros”, que incluyó tres listas, entre ellas la de la Vertiente Artiguista y la del CAP-L. El Espacio 609 fue, con 365.000 sufragios, un 33% del total obtenido por el FA, la fuerza política más votada del país; la 2ª fuerza del FA fue la coalición de centroizquierda del Frente Liber Seregni, que alcanzó los 295.000 votos, un 27% de los sufragios del FA, convirtiéndose en la 3ª fuerza del país, por detrás del Espacio 609 y de la Unidad Nacionalista, del PN.

Dentro del Espacio 609, el PVP no pudo acceder a los primeros puestos de las listas, copados por el MPP y, en mucha menor medida, por el PCU, organización que, gracias a su apoyo a Mújica en las internas, llegara a un acuerdo técnico con el MPP para intercambiar puestos entre sus respectivas listas. El PVP se debió conformar con la disputa de los últimos puestos al Movimiento Claveles Rojos y el Espacio de Participación Masoller; finalmente, Luis Puig ocupó el 8º lugar en la lista a diputados y Pablo Anzalone hizo lo propio en la del senado. Aun así, y gracias al inapelable éxito del Espacio 609, el partido pudo volver, 16 años después y con Luis Puig como diputado, al Parlamento uruguayo.

Tras las elecciones, el Espacio 609 ha seguido y sigue inmerso en un proceso de acumulación de fuerzas, destacando los ingresos del Movimiento 20 de Mayo de Jorge Corce y Lucas Pittaluga, fundado hacia 1989 con gente de la antigua UP; del FADA, Frente Artiguista Democrático Avanzado, una escisión del PCU que arrastró a toda la UJC bajo el liderato de Marcelo Sánchez y Chingo Chiazzaro; y del Partido por la Seguridad Social, más conocido como el “Partido de los Jubilados”, una formación liderada por Elías Yafalian y nacida ya en 1993. Además de otros grupúsculos, como el Congreso Frenteamplista o el Proyecto Nacionalista de Izquierda.

Si nos alejamos del escenario parlamentario y del juego de alianzas e influencias dentro del FA, el PVP de la últimas dos décadas centró su actividad, además de en la lucha contra la impunidad y por la memoria, en dos objetivos fundamentales: su desarrollo como partido de masas y el impulso de la movilización social por un lado y la defensa de la soberanía político-económica del Uruguay y la lucha contra el imperialismo por el otro.

Respecto a su conformación como un partido de masas y a la movilización social, no se puede negar que el compromiso del PVP con el FA entró y entra en conflicto en no pocas ocasiones con este objetivo, pues conlleva en ocasiones a un pragmatismo que dificulta notablemente su desarrollo, sobre todo en el último lustro, tras la llegada del frenteamplismo al poder. La incuestionable desactivación del movimiento social uruguayo en la última década, tampoco ha ayudado a ello. No obstante, la lucha contra la desmovilización social ha sido una constante del PVP, que ha lanzado o se ha sumado en estos 20 años a innumerables campañas populares, colaborando con organizaciones estudiantiles, sindicales, sociales y ciudadanas de todo tipo.

En lo referente a la lucha por la soberanía nacional y contra el imperialismo en la región, el PVP se ha significado en el impulso y participación en el Foro de Sao Paulo, fundado en 1990 en Brasil y reunido cada uno o dos años, o en el Foro Social Mundial de Porto Alegre de 2001, en su apoyo a la “Revolución Bolivariana” de Hugo Chávez y en su enérgico rechazo al TLC (Tratado de Libre Comercio) entre Uruguay y los USA, posicionamientos que simbolizan el marcado antiimperialismo del partido. A destacar en este sentido, su activa participación en la campaña lanzada en el invierno del 2006 contra la suscripción del TLC, campaña donde colaboró estrechamente con la FEUU; con organizaciones políticas del frenteamplismo, como el PCU, o de la izquierda alternativa, como Asamblea Popular; con numerosas agrupaciones ciudadanas y sociales, como la FUCVAM , la ONAJPU , Organización de Jubilados y Pensionistas del Uruguay, o la ONG  REDES-AT, Red de Ecología Social-Amigos de la Tierra; y con el PIT-CNT, donde se significaron los gremios del sector público, como AFUR, Agremiación de Funcionarios de la Universidad de la República, COFE, Confederación de Funcionarios del Estado, la FENAPES, Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria , y ADEOM, Asociación de Empleados y Obreros Municipales.

Dentro del FA, la oposición al TLC estuvo integrada, además de por el PVP y el PCU, por la Vertiente Artiguista, la llamada “ala dura” del MPP y un pequeño sector del PSU; frente a ellos el sector pro-tratado, encabezado por el “ala blanda” del MPP y por el polo conservador de la coalición, esto es Asamblea Uruguay y la mayoría del PSU.

 La división del FA se trasladó al Gobierno de Tabaré Vázquez, donde la lucha se libró entre el poderoso Ministro de Economía, Danilo Astori, de Asamblea Uruguay, por un lado, y la Ministra de Trabajo, Marina Arismendi, del PCU, el Ministro de Vivienda y Medio Ambiente, Mariano Arana, y el Ministro de Exteriores, Reinaldo Gargano, del PSU, por el otro. La campaña fue todo un éxito y el 29 de septiembre del 2006, el Presidente Tabaré declaraba públicamente que su Gobierno abandonaba toda pretensión de firmar el TLC con los USA.

Al analizar la evolución del PVP en las últimas dos décadas se pueden extraer dos conclusiones fundamentales: su incuestionable y profundo debilitamiento como fuerza política de la izquierda, y en menor medida como fuerza sindical, y la moderación, tanto de sus posicionamientos, de su línea teórica, como de su accionar, de su línea estratégica.

El proceso de debilitamiento vivido por el PVP durante el periodo democrático, y sobre todo durante la última década, fue un proceso paralelo al vivido por el gran rival de la FAU-PVP dentro de la izquierda, el PCU, aunque en este caso, y dado la situación de preeminencia de la que partía esta fuerza política, el proceso ha sido si cabe, más acentuado…

Es revelador en este sentido, la evolución del porcentaje de sufragios aportados por los comunistas al FA en las diferentes citas electorales: del 32% en 1971 o el 46% del 89 al 7% del 2004; la muerte de su líder histórico, Rodney Arismendi, en diciembre del 1989 y sobre todo, el derrumbe del socialismo real durante los siguientes meses destrozaron al partido y abrieron un largo periodo de luchas fratricidas ente “renovadores”  e “históricos” que carcomió a la organización y acabó con sucesivas escisiones: la CONFA, Confluencia Frenteamplista, de Marcos Carámbula en 1992, el MAD, Movimiento Avanzado en Democracia en el 1998, el FADA en el 2003, Banderas de Liber en el 2008, Refundación Comunista

Este debilitamiento del PCU y el PVP en el espacio político no fue sin embargo, tan fuerte en el ámbito sindical, donde, aunque ambas fuerzas también están lejos de su protagonismo del pasado, aún mantienen a día de hoy una presencia significativa, una presencia en todo caso muy superior a su peso político; así, si bien el PCU carece ya del dominio que algún día tuvo sobre la CNT, sus dirigentes sindicales todavía controlan sindicatos muy importantes, como, entre otros, la FUS, el SUNTMA, Sindicato único de Trabajadores del Mar, la FANCAP o el sindicato de ANTEL (Administración Nacional de Telecomunicaciones); mientras, el PVP conformó con los gremialistas más afines el Frente Sindical León Duarte, conservando una presencia destacada en el sector público, donde controla la AUTE, Asociación de Funcionarios de UTE (Ursinas y  Transmisiones Eléctricas) y donde cuenta con dirigentes muy significados, como Mónica Castro, de FANCAP, o Gabriel Portillo, de AUTE. El X Congreso del PIT-CNT, celebrado en noviembre del 2008, constituyó un Secretariado Ejecutivo de 16 miembros: el PVP obtuvo dos, Luis Puig y Edgardo Oyenart, y el PCU cuatro.

En cuanto a la moderación del PVP, es cierto que el partido conserva a día de hoy su naturaleza izquierdista y no ha renunciado en ningún momento a su ideario marxista, manteniéndose, tanto en el seno del FA como en el PIT-CNT, dentro del ala izquierda.

Sin embargo, es también innegable el abandono definitivo de sus aspiraciones revolucionarias, su plena inserción en el sistema electoral y de partidos o su compromiso con el FA, incluso, en no pocas ocasiones, con su línea más oficialista.

Su evolución ha sido en este sentido, muy parecida a la del MLN-MPP, aunque sin caer quizás en un pragmatismo tan acusado como el de éste partido; ahí están las palabras de José Mujica en el Congreso del MPP en 2006 sobre “navegar hacia una política de acumulación, para no ser testimoniales e incidir en la realidad… Hay que intentar llegar al Gobierno…y para ello hay que agrandar la visión…convirtiéndonos en puerta de entrada incluso para la base de los partidos tradicionales…y de sectores antes rechazados como pueblo…como los productores rurales y sectores de la pequeña y mediana industria y del comercio”. 

No debe extrañar así, que ambos partidos, PVP y MPP, fueran ampliamente rebasados por su izquierda y que ello sucediera tanto en el plano político como en el sindical.

En la escena política, la izquierda radical uruguaya, a día de hoy, ya no está representada por el PCU, el PVP o los GAU, o la  Vertiente Artiguista, sino que lo está por la CI y por la Asamblea Popular. Junto a estos grupos, varios grupúsculos y formaciones residuales, que o bien reniegan del modelo electoral y parlamentarista, caso de las organizaciones libertarias, como la nueva FAU, la OLC, Organización Libertaria Cimarrón, o Fogoneros, o bien aceptan, por motivos estratégicos, el juego electoral pero sin conseguir arañar en sus comparecencias más que algunos centenares de votos, como el PT, Partido de los Trabajadores, una veterana organización Trotskista nacida en 1984, el MAD o la COMUNA, Comisiones Unitarias Antiimperialistas, que nacieron en el 2008 como otro agrupamiento de la izquierda radical, nucleado en este caso alrededor del MRO, que abandonara el FA en el 1993.

La CI permanece en cambio en el FA, donde representa su ala más izquierdista, aunque dicha permanencia ha resultado difícil, generando fuertes tensiones internas; no en vano, su último desmembramiento, el de Helios Sarthou, uno de sus principales activos, surgió en el 2008 a partir de la derrota del proyecto de este dirigente por apartar a la CI del FA; hoy, esta organización, surgida en 1996 como el gran polo radical del FA, se reduce al antiguo PST, un pequeño grupo de cuadros y militantes procedentes del MPP y algunos independientes. Por su parte, la Asamblea Popular es en cambio una organización alejada de la unidad frenteamplista y surgida de escisiones procedentes de la coalición de izquierdas; nació en marzo del 2006, postulándose como la alternativa de la izquierda al “centrismo” del FA, de donde proceden la mayoría de sus integrantes: el M26, que no obstante no resolvió su desvinculación del FA hasta el Encuentro Nacional de Militantes de marzo del 2008, el PCR, el PH, Partido Humanista de Jorge Mirone, fundado en 1998, la escisión de la CI liderada por Sarthou, que ingresó a mediados del 2009, y otros grupúsculos como el PBU, Partido Bolchevique de Uruguay, de Carlos Arambillete, que se fundó en mayo del 2009  y entró en Asamblea Popular a los pocos meses, la Refundación Comunista, integrada también en el 2009,  o el MODEJU, Movimiento de Defensa de los Jubilados; los principales dirigentes de Asamblea Popular son el líder del M26, Eduardo Rubio, y dos cuadros procedentes de la CI, el tupamaro Raúl Rodríguez y el ya mencionado Helios Sarthou; la Asamblea Popular se presentó a los comicios de 2009, obteniendo 16.000 votos.

Por lo que respecta al ámbito sindical, tras el retorno a la democracia, el PIT-CNT inició un proceso hacia posiciones marcadamente moderadas respecto a su trayectoria previa al Golpe de 1973. Este proceso, acelerado tras la llegada del FA al poder en el 2004, incluyó el desplazamiento de las tendencias sindicales más radicales y marcó el inicio de una etapa más pactista, en la que se trata de evitar los grandes conflictos y de circunscribir las demandas exclusivamente a lo laboral. En la actualidad, la central sindical está en manos de la corriente más moderada, cercana al oficialismo frenteamplista y representada por el PSU y por el grupo Articulación, llamado a comienzos de la década grupo PLUNA y luego, a mediados, grupo Paraninfo, y vinculado a la Vertiente Artiguista y a la Alianza Progresista; sólo ellos dos, PSU y Articulación, sumaron en el Congreso del 2008 siete de los 16 miembros del Secretariado del PIT-CNT. Frente a ellos, los gremialistas ligados a la CI, con muy poco peso, y la TCC, Tendencia Clasista y Combativa, más conocida como La Tendencia, conformada a mediados de la década y liderada por  la ADEOM, mostrando también una presencia significativa en la ECOS, Empleados de COMAG (Cooperativa Magisterial) Sindicalizados, la ADEMU, Asociación de Maestros de Montevideo, la AFUTU, Asociación de Funcionarios de la UTU, donde tienen la Agrupación 2ª Época, la AFCASMU, la FUECI, la ADEP, Asociación de Empleados Profesionales, el SAG, donde lideran la Agrupación Gerardo Gatti, el SUAT, Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro, la AEBU, con la Agrupación 810, o la AUTE, donde controlan la Agrupación Desde la Base; la Tendencia, que en el Congreso del 2008, sólo obtuvo un puesto en el Secretariado del PIT-CNT,  está cercana a formaciones como el POR o el PT; sin embargo, los integrantes de la histórica Tendencia Combativa de la CNT no pertenecen a la TCC, situándose a día de hoy o bien en Articulación, caso de los herederos de los GAU, o bien en una posición moderadamente crítica, pero ya en ningún caso radical, caso del MPP o del PVP. El PCU, cuyo dominio de la central comenzara ya a ser discutido en el polémico VI Congreso del PIT-CNT, en 1996, y que hoy ocupa, con cuatro sillas, el segundo puesto dentro del Secretariado, por detrás de Articulación, mantiene una posición ambigua, en ocasiones dividida, una posición que, según las circunstancias, oscila entre la de la mayoría moderada y la del grupo del PVP y el MPP.

A modo de conclusión, puede decirse que el PVP es hoy una organización alejada de sus raíces libertarias y de su pasado revolucionario, una organización debilitada, sin la influencia que un día tuvo en el mapa político y social del Uruguay, pero también una organización que se muestra orgullosa de sus luchas de antaño, que no reniega de su pasado, una organización que insiste en sobrevivir y continuar la lucha por la memoria y por “una sociedad sin explotaciones económicas, sin dominaciones políticas y sin alineaciones culturales (continúa)

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