07.ABR.22 | PostaPorteña 2276

DE LO QUE ADOLECE EL PUEBLO COLOMBIANO (3ª parte)

Por Juan del Monte

 

“El que paga para llegar, llega para robar. Cuando un candidato invierte millones en su campaña, no es un candidato, es un empresario y como empresario cuando sea gobernante, solo pensará en sacar provecho y en lo que menos pensará será en la gente. Jamás combatirá la pobreza porque siempre necesita de ella para ganar las elecciones.”   

                                                                   

Se puede ser más cínico cuando por épocas de elecciones, los politiqueros de manera descarada y ruin, le prometen la solución de todos sus problemas a las mayorías más necesitadas, como recompensa de que esa gigantesca masa popular, acuda obediente a las urnas a votar?.

No en vano estos politiqueros son excelentes epígonos del maquiavelismo y de la religiosidad, escuelas éstas que de manera sarcástica y ruin le prometen a la humanidad, la vida eterna y el goce en la otra vida, a consecuencia de padecer de modo sumiso, todos los vejámenes que impone el Sistema capitalista obsoleto, depravado e inhumano. Estos politiqueros no merecen ser terrícolas sino zombis del “país” extratetrahideputas.

La historia de manera fehaciente, una y otra vez hasta la saciedad, ha demostrado contundentemente que, el sufragio universal es un medio eficaz que utiliza la ideología burguesa para, por un lado, conservar el Poder, y por el otro, para mantener a esas grandes mayorías siempre ilusionadas y apendejadas; de modo que en cada farsa electoral, ese gran pueblo acuda orondo y cabizbajo, a revalidar con su voto la supuesta democracia, remedo este de democracia que, permanentemente defiende los intereses de la clase privilegiada, y por el contrario, funciona en contra del pueblo oprimido, explotado y criminalizado.

De modo que aquí cabría una frase que corrobora nuestra posición: “Si votar sirviera para algo estaría prohibido”.

El capitalismo es un sistema depredador de la dignidad humana, verdad ésta inobjetable, como quiera que en todo lugar, en su paso histórico, ha vulnerado y demeritado ininterrumpidamente los esenciales valores humanos, al punto que por doquier, corrompe inmisericordemente la mente humana, lesionando así el avance o evitando que el individuo sea consciente de la necesidad imperiosa, de construir una sociedad justa y decorosa, en defensa de la naturaleza y de la vida humana en particular.

Y más bien lo que cimenta y sostiene el capitalismo es, una sociedad estropeada y anarquizada, precisamente, como esencia del mismo sistema capitalista caduco, corrupto y criminal, tanto que, sin ninguna contemplación, distorsiona la verdadera acepción de las palabras y la esencia de las mismas; por otro lado, crea necesidades hueras en los individuos, al punto que todo lo convierte en mercancía, pero además, en mercancía chatarra e innecesaria.

Es tan evidente esta visión, toda vez que casi a nivel mundial, está penalizado pensar diferente al statu quo, y más bien, se premia vanamente, la generalizada torpeza de creer a ciegas en la copia de democracia, la misma que impone soterradamente el Sistema capitalista arcaico e inhumano.

Es de capital importancia decir que, el sistema capitalismo tiene como fin la acumulación de bienes en los individuos, cosa contraria al principio científico y armonioso de la colectividad. Y esa acumulación de capital sin medida, genera una desproporcionada desigualdad en la sociedad, por un lado, creando una clase privilegiada y por el otro lado, otra clase marginada y carente de sus más elementales derechos para su supervivencia.

Es decir, el sistema capitalista fracciona la sociedad en clases antagónicas, y cada una de estas clases se subdivide en sectores de clase, dando como resultado la aparición de diferentes estamentos, que de acuerdo a su carencia o a su “acumulación”, dichos sectores pertenecerían a cada una de las dos clases antagónicas e incompatibles.

He ahí del porqué se habla de la clase media, clase que no es “ni chicha ni limoná”, pero que por la voracidad del sistema capitalista, dicha clase media cada vez va siendo más relegada de su poder adquisitivo, y termina siendo igual de pobre a los pobres, pero con una serie de taras y de necesidades hueras, que el sistema capitalista le ha inyectado con el beneplácito de su inherente arribismo burgués.

De esta manera por elemental lógica, el mismo sistema capitalista, permanentemente y sin reversa, va cuajando una serie de contradicciones en el seno social, al punto que esas diferencias abismales en acumulación de riqueza de modo desaforado, cada vez se van transformando en irreversibles e irreconciliables.

De tal manera que el pueblo empobrecido, discriminado y castigado, para resolver ese gigantesco desequilibrio entre los favorecidos que lo tienen todo y las grandes mayorías paupérrimas, necesita organizarse de manera autónoma, bajo la guía de auténticos líderes salidos de su propio seno y forjados a través de la lucha constante por diferentes medios.

Pero el sistema capitalista además de generar la criminal desigualdad, a la vez y de manera cínica, en el regazo de toda la sociedad fomenta el odio y la mentira; y junto a estas aversiones intensas y viles que inspiran repulsión social, también ocasiona e instiga a la violencia continua e indistinta, pisoteando con furia los más elementales valores de la humanidad. Y como si fuera poco, destruye la naturaleza a pasos agigantados, producto de su producción y difusión desordenada y fútil.

De modo tal que quedarnos en stand by esperando se cumplan las promesas del vivo politiquero, es como creer en el destino del cual nos hablan los farsantes mitómanos; por poner un ejemplo, es esperar a que se cumplan las promesas o las predicciones de los brujos sabelotodo, que auguran a la humanidad un futuro lleno de goce cuando pasemos a la vida eterna en el paraíso que es el cielo, según ellos.

En fin, quedarnos boquiabiertos esperando que se haga realidad la verborrea de los politiqueros, es como quedarnos sentados esperando obtener el título que tanto hemos deseado, sin hacer o gastar la más mínima energía, sin hacer el menor esfuerzo. Como si por osmosis adquiriéramos la sabiduría de cuanto deseamos, sin proponernos de verdad en la práctica esa resolución objetiva.

Es por esta razón que, cuando nos incumplen los embustidores, cualquiera que sea, cambiamos de opinión acerca de estos, al igual que cambiamos de calzoncillos. Actuar así, significa no tener autonomía de dirección en el vuelo, y por eso nos convertimos en veletas, en zombis, en peleles, en marionetas, etc. En tal caso, bien nos caería decir que, podremos imitar al mejor pintor, o al mejor calzado, pero jamás tendremos nuestro propio sello.

Es decir, debemos ser contundentes con los farsantes, de lo contrario, siempre replicaremos su comportamiento pueril, y así permaneceremos conniventes y alcahuetes, con esa manada de vividores a costa de nuestras debilidades.

La paciencia analítica y siendo consecuentes con nuestros principios, es una fortaleza básica, para que el pueblo enfrente y supere el momento de confusión por tanto bombardeo propagandístico, de cuanto candidato se antoja, y así salir avante ante el cúmulo de adversidades y oportunidades, que genera la época electoral.

Significa lo anterior que, si el pueblo es sensato en su proceder coyuntural, le dará una ejemplar lección a cuanto avivato aparezca como el salvador de sus penurias; no sin antes tener que afrontar a cuanto corrupto, opresor y explotador exista, para dar los pasos siguientes en función de fortalecer su aspecto organizativo autónomo y cualitativo, de movilización y de cambio por un justo mañana. Cabe aquí entonces decir que: "El optimismo no puede alimentarse con mentiras sino con la verdad”. Y esa verdad se corrobora y se comprueba   en la práctica real, untándonos de pueblo en los diferentes sectores más necesitados, luchando hombro a hombro por conquistar sus objetivos de corto, mediano y largo plazos, así cueste lo que cueste y dure lo que dure.

Gran tarea importantísima la de la juventud, pues es a esta categoría social en quien recae la responsabilidad de proyectar el futuro ameno de la sociedad. Y lo hará para bien o para mal, pero es a la juventud a la que la historia le ha encomendado hacer las transformaciones necesarias, que la lucha de clases impone de manera implacable, dadas las condiciones de inequidad entre los individuos a nivel nacional y mundial.

La rebelión la tenemos que hacer en casa, no donde el vecino. Es decir, primero tenemos que tomar conciencia, antes de pretender generar ésta en otro. He ahí un error en el que caemos casi siempre. No contamos con autonomía de pensar y de actuar, sino que esperamos a que el vecino nos indique cuándo, cómo y a qué hora arreglar el prado, la casa, etcétera.

Fiar en la tienda es propiciar la quiebra en el proyecto negocio. Y fiar en los consejos del otro, en lo que nos dice la apabullante desinformación de los medios de comunicación, es simplemente, cercenar nuestro optimismo y nuestra capacidad de empoderamiento de las ideas propias.

Es tal cual, como “escuchar la rana de la fortuna” y quedarnos con la mano estirada esperando la benevolencia por parte del gobierno injusto, con el ánimo de que nos solucione los ingentes problemas tanto individuales como colectivos, (o bien,) tanto nacionales como internacionales. Recordemos que, “La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”.

 

Una cosa es juntar y otra muy diferente UNIR; es decir, juntar es sumar, lo que traduce en banalidad, en simpleza. Pero unir, esa sí es una tarea de paciencia y complicación, de mucho esfuerzo y dedicación, lo que significa que su resultado sea: integración de cualidad en todos sus aspectos. Esto, categóricamente hablando en el aspecto social, indudablemente, sin importar que en otros tópicos se deba actuar de la misma forma.

Traducido en el campo de la praxis social, UNIR significa trabajo arduo en la educación de los diferente sectores populares; dedicación en la organización del pueblo desde las bases, partiendo de lo simple a lo complejo, de lo pequeño a lo grande; movilización justa y contundente a través de exigencias inteligentes, para ganar terreno en el campo de la vida digna del pueblo; combinación de las diferentes formas de lucha popular, con el fin de formar cuadros capaces, en el campo ideológico, político, teórico, organizativo, económico, cultural, insurreccional, etcétera.

El pueblo debe fortalecer cada día su posición justa y contundente, frente a todas las artimañas que se inventen los genocidas de la naturaleza y de la vida humana en particular. De allí que es de suma importancia decir que, en todo momento el pueblo tiene que amasar la esperanza ineludible, de conquistar el vivo sueño revolucionario, que encierra la defensa y aplicación de todos los verdaderos valores humanos, con el fin de hacer realidad la construcción de una nueva sociedad, donde impere la auténtica libertad, la genuina paz y la imprescindible justicia, por encima de la más mínima treta que enlode la dignidad humana.

Consideramos que es nuestro deber insistir con denuedo en estos tópicos, así parezca exagerada dicha insistencia; pues este tenacear debe ser el verdadero voto de repudio por parte del pueblo, frente a una clase enferma, depravada y ansiosa de continuar con sus fechorías, a sabiendas que permanentemente, lleva al mundo derecho al abismo maligno, en el más estricto sentido de la palabra.

En Colombia la mal llamada izquierda dirigida por los idiotas útiles que sobresalen en las centrales obreras y otros lamejundillos de la burguesía, lo único que ha hecho y de la mejor forma, es arrodillar a los trabajadores de los diferentes sectores de la población colombiana, frente a un Sistema oligárquico, que solo les asesta hambre, injusticia y crimen a las grandes mayorías populares; de ahí que éstas, se debaten en la pobreza, en la discriminación, en la represión, en el olvido, en el engaño, etcétera.

Todo ello, a pesar de que estas masas obedientemente, ignorantes y muchas veces compradas por un ladrillo, un tamal, una teja o una cerveza, son en últimas quienes terminan convalidando el engendro de democracia que impera en nuestro país; remedo de democracia bajo la tutela de un Estado injusto, dueño y señor del imperio del terror y manipulado por un puñado de granujas desconsiderados y depravados.

Dicha manipulación a los trabajadores colombianos y al resto de sectores populares, que ejercen los señores farsantes de la mal llamada izquierda colombiana, también llamados esquiroles, indudablemente, es recompensada una y otra vez con puestos burocráticos, o sea, con boronas que dejan caer los burgueses de su mesa, para los miserables pordioseros que se arrodillan ante sus patrones jefes.

Una izquierda pejiguera sin principios radicales revolucionarios, no es en esencia izquierda de fiar en el proceso transformador; pues ese proceso transformador tiene como meta imprescindible, construir una nueva sociedad justa, y para tal fin, desde luego, se necesitan hombres probos y justos.

La verdadera izquierda es la que pregona y forja los cimientos políticos, ideológicos y organizativos, fundamentalmente, para la concientización del pueblo a través del ejemplo y de la lucha viva, sólida y consecuente, hasta alcanzar las metas orientadas por el horizonte científico, sin claudicar jamás frente a las inmensas, bravías y complejas dificultades.                         

La izquierda colombiana es un coctel de reaccionarios que lindan con el pensamiento de derecha y actúan como cualquier burgués, el mismo que se disputa el engranaje burocrático por los mejores puestos, en donde se saborean en manguala nauseabunda, la jalea real del erario público como cualquier sabandija.

Es decir, en el fondo, el comportamiento práctico de ese salvador de la mal llamada izquierda es delincuencial, toda vez que, su ideal favorece al Sistema podrido que reina en el país, el mismo que carcome los principios éticos y que tiene al pueblo en la guerra, en la incertidumbre y en la pobreza.

De modo que la izquierda sobresaliente en Colombia, actúa o está netamente al servicio de la burguesía; esa tierna y dulce izquierda es similar a las alimañas de cualquiera de los dos partidos tradicionales, enfermos que no sacian con nada su codicia de engordar su bolsillo corruptor.

Tanto, que podríamos decir que sufren de “deseo insaciable de hacerse con lo que, por derecho, pertenece a otros”, y este desorden o trastorno mental es llamado pleonexia. Y  la prueba de que a estos pillos los embarga esa perturbación mental, es que estos enajenados, consideran que su comportamiento está dentro de un estado normal y justo y que hace parte de sus proyectos políticos. Pero habrase visto semejante canallada de estos baladrones?!.

Hay que decir que, este tipo de izquierdistas son de lo más tábido de la sociedad. 

A esos vende pueblo, nada mal cae el siguiente mote, pues encaja a la perfección: sobre todo los miembros  de dirección de la mal llamada izquierda colombiana son, proleburgueses transformers demagogos o viceversa; son, burgueses transformers o izquierdistas Transformers populistas. El orden de los factores no les altera su esencia.

La depravación de los politiqueros tradicionales en Colombia no tiene límite, ni tiene la más pingüe porción de sentimiento humano. Siempre su comportamiento es atroz, vengativo y generador de horror, para escarmiento de la población inerme, por eso se impacta con masacres masivas, ordenadas por los altos ideólogos de la misma burguesía, pero mimetizados de grandes empresarios, que supuestamente le generan desarrollo preponderante al país. 

El sistema electoral en Colombia es sucio en todos los sentidos, porque tradicionalmente permite que, en las campañas electorales la mayoría -cuando no todos- de los candidatos mienta; que compren votos y manden a asesinar a sus contradictores o a sus denunciantes; que utilicen plata del narcotráfico o del mismo erario público, para financiar sus correrías y su publicidad; que después de alcanzar las diferentes curules desde las más encumbradas, engañen al pueblo y lo dejen peor de desmoralizado, de frustrado, o peor aún, de ilusionado, pues ese es el cebo para la próxima campaña; que acomoden en los mejores puestos a su parientes y amigos, haciendo gala del nepotismo y del clientelismo, y no a los funcionarios más capaces que por mérito propio deberían ejercerlos, etcétera.

En fin, el sistema electoral en Colombia es un amaño que agiganta cada vez más la corrupción y degrada los esenciales principios éticos, que son los que deberían prevalecer y reinar en todo momento en el comportamiento de las personas, y más en los profesionales que representan a sus comunidades, a lo largo y ancho de la nación.

El hecho de mentir se ha extendido en la cotidianidad y más en las campañas electorales, tanto que un buen número de cándidos equivocados, haciendo las veces de idiotas útiles al servicio de la ideología burguesa, consideran el hecho de mentir como un arte. Vaya antilogía!.

 

He ahí, por qué una y otra vez tenemos que recalcar con ahínco, que participar en las elecciones burguesas es, coadyuvar a defender los intereses de la clase privilegiada.

 

Pues el sufragio universal, al igual que la religión, son armas de dominio y de distracción que utiliza la clase que gobierna para sostenerse en el Poder, con eso en cada farsa electoral, le prometen al pueblo castillos en el aire; y así sucesivamente, siempre le endulzarán el oído a las masas populares, con esa ficción cínica de un mejor mañana a través del voto, fingimiento o mentira que no es otra cosa que una letal arma, con la cual le cercenan los impulsos dignos y libertarios al pueblo.

Esta política de parte de la izquierda rastrera, de azuzar a las masas a participar en las elecciones burguesas, a sabiendas de que es un crimen, tiene como fundamental objetivo engañarlas, por un lado, y por el otro lado, como buenos aduladores y lisonjeros con sus patrones burgueses, la misión secreta bien paga, de resarcir las ofensas y males causados a su original clase putativa que sí lo es. Pero además de lo anterior, otra finalidad, tan importante como la primera, es rescatar el deteriorado prestigio de la clase explotadora, opresora, malhechora y criminal, y con ello, enaltecer la Institucionalidad  Estatal, la misma que tiene al pueblo doblegado y en la pobreza, y así salvar la podredumbre de democracia, la misma que naufraga con dineros del narcotráfico, y permanece sobreviviendo en el pantano de la horrenda corrupción.

Estos granujas zascandiles pareciera que tuvieran patente de corso, pues el pueblo de manera ingenua los sigue votando, cada vez que la seudodemocracia reinante en Colombia hace el llamado a una nueva farsa electoral, ya que estos golfos son elegidos una y otra vez a pesar de sus repetitivas fechorías, los mismos que sarcásticamente ven al pueblo como su idiota útil.

He ahí del por qué debemos vivir siempre en reflexión proactiva, con eso no nos indigestamos al tragar entero, ilusionados con las promesas engañosas de los embusteros politiqueros; y por supuesto, que el buen juicio ponderado es, la mejor forma para entender la realidad concreta y avizorar un mejor mañana colectivo, donde reine la ecuanimidad, la sensatez, la equidad, la sabiduría, la libertad, la justicia, y la verdadera paz individual y comunitaria. Ahí sí, qué más le podemos “pedir” a la naturaleza y a la vida humana en particular?.

Po último digamos que, la economía electoral, nunca está tan activa como en plena época de campaña comicial sucia, en donde se utilizan todo tipo de bajezas, y de inversión monetaria sin límite, con el fin único de hacerse a cuanta curul esté en juego en la farsa de las elecciones.

 

Tal degradación va entre la tradicional y sofisticada compra de votos en todo el país, que puede ser muy variada e ir desde un monto económico, como con la promesa de un empleo burocrático bien remunerado; o la presión a los electores de determinados sectores, más conocido como constreñimiento al sufragante, coacción que en algunas ocasiones termina en tragedia, ya que para demostrar su fiereza quienes recurren a tales prácticas, asesinan a miembros de las comunidades.

Por añadidura, el envilecimiento de los electores a través de los medios masivos de información reaccionarios, también hace parte de ese entramado de descomposición electoral; instrumentos estos de desinformación los cuales están del todo al servicio de la clase tirana y del Estado dictatorial, al punto que el elector agobiado y desvalido, termina jocoso votando por el déspota explotador.

Así mismo, por dichos medios de desinformación antiéticos, pululan exorbitantemente los epítetos contra el oponente candidato que no es del agrado de la categoría injusta; ofrecimiento de prebendas de todo tipo al votante, entre otros, como asados, donación de elementos para mejorar sus viviendas; amenazas y hasta el sicariato incluido para coaccionar al sufragante, de modo que vote por fulano o por zutano que es pupilo de la derecha; y por añadidura abyecta, las campañas electorales están saturadas de cabo a rabo, en la compra de votos a diferentes precios dependiendo del sector.

Tal cúmulo de fechorías y de indignidades se dan con el beneplácito de las autoridades que se hacen las de la vista gorda, pues éstas de antemano ya han sido beneficiadas con la coima por parte de los poderosos del dinero. De la misma manera, en la campaña electoral, definitivamente, los intocables de la clase privilegiada usurpan los votos de sus contrincantes y los acomodan en las listas que favorecen a todos sus candidatos.

Todo lo anterior se hace consuetudinariamente, en todas las comedias electorales que promueve cada tanto tiempo la burguesía, con el propósito de refrendar su pantomima de democracia. Y toda esta amalgama de tretas, se hacen con la descarada finalidad de desprestigiar y acabar al contrario contendor en las urnas; y por supuesto, con la marrulla vil de quedarse con la mayoría de curules, para catapultar la cadena de corrupción, y así, garantizar el ensalzamiento de su Sistema caduco y podrido, que presenta al mundo mimetizado de democrático.

Por tales razones descritas, no sobra recordar que en nuestro maltrecho Estado aquí en Colombia, las tres ramas del Poder actúan en “elegante” manguala una con la otra; por lo tanto, en estos momentos en Colombia, como es bien sabido, la Fiscalía General de la Nación, está a la entera satisfacción del ejecutivo y de la casta privilegiada, como quiera que al fiscal lo nombraron el partido que gobierna y las élites de la economía del país, que son quienes manejan las riendas del Estado colombiano, a merced y antojo de los amos del crimen y el oprobio.

 

Es decir, en Colombia las tres ramas del Poder, en consuno empuñan la criminalidad del Sistema para tapar sus fechorías, Y además, para apabullar al pueblo más necesitado, y pretender perpetuar la miseria de las grandes mayorías, como imposición amañada del imperio del dolor.

De modo que, en estos momentos en nuestro país, esperar a que la Fiscalía ejerza justicia condenando a los ejecutores intelectuales de los diferentes gobiernos, que ordenaron la ejecución de los horrendos crímenes que han azotado al pueblo, al menos a partir de lo que se conoce como la violencia liberal conservadora, que es precisamente, el periodo donde nace la necesidad de construir las guerrillas, es simple y sencillamente ingenuo.

 

Entre otras cosas, porque la dirección de lo que se conoce como: “Comisión de la Verdad” está en manos de aliados de esos capos que han desangrado al país, de la mano del amo extranjero y de las más diversas formas, y sin duda, estos capos de la maldad quedarán sin castigo alguno por sus horrendos crímenes de lesa humanidad.

Aquí tenemos entonces, el por qué las elecciones son solo una estratagema, con el ánimo vil de que en los puestos de dirección de las tres ramas del Poder, se acomode la rosca que solo busca privilegiar a la casta que lo tiene todo; y que esos individuos que comandan tales burocracias en dichas ramas del Poder, tapen cuanto crimen aparezca “enlodando” a los padres de la patria.

No olvidemos que quien tiene el Poder, define los pasos a seguir en el rumbo como distribuye los puestos directivos, para garantizar la hegemonía en la aplicación de la ley que debe imperar, y para distribuir los liderazgos que manipulen el orden establecido por el Estado.

 

           “La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero”

 

JUAN DEL MONTE

                                                                marzo de 2021


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