13.ABR.22 | PostaPorteña 2277

LA MISTERIOSA PERSISTENCIA DEL TAPABOCAS

Por Marcelo Marchese

 

Patrones autoritarios de manera ilegal obligan a sus trabajadores a usar un símbolo de sumisión, lo que constituye toda una evaluación, para los dos partes, del poder del otro. Aquí tenemos una prueba elocuente de cómo el tapabocas se aplica por razones extra sanitarias.

 

Marcelo Marchese 9/04/22

 

Si los trabajadores deben usarlo porque el patrón quiere que lo usen, las razones del uso del tapabocas refieren al poder. Así que, sobre este enigma, ya tenemos un indicio que nos regalan los patrones, casi todos extranjeros, de los supermercados.

La Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, en un llamativo comunicado termina diciendo que "Por otro lado sigue rigiendo el derecho de admisión, por lo que cada comercio puede exigir lo que entienda adecuado".

 La interpretación de este elocuente y subversivo comunicado es obvia: se desafía a la legalidad, a la República, y se establece una lógica por la cual, quien manda, es la empresa, el Capital.

Un alumno del profesor Ernesto Ruggiero, llamativamente sincero, confesó que el tapabocas le permitía ocultar sus sentimientos. Este testimonio es maravilloso, pues refiere a que el tapabocas permite ocultar algo que se teme expresar o que se siente culpa si se expresara.

En la misma línea ¿quién estaría más contenta con la prohibición de hacer bailes durante la cuarentena? ¿La muchacha objeto de deseo de todos, o la muchacha a la que nadie saca a bailar, esa que, en cada baile, confirma que la vida es una maldita porquería?

El tapabocas, la cuarentena, es el reino del fracasado social pues iguala hacia abajo. La hermosa y la fea, por fin, son iguales: las dos feas.

Cuando uno observa a la persona disfrazada con el tapabocas, también llamado "máscara", advierte que su mirada no es traslúcida, que no es feliz.

Algún jodido proceso interior está viviendo esa persona, por lo que, como el alumno de Ruggiero, debe ocultarlo. El que miente, según los eruditos del lenguaje facial, se tapa la boca. No lo puede evitar, pues aquí, opera su inconsciente, que sabe que la boca no fue hecha para la mentira. Alguien pensará que aunque la boca no fue hecha para la mentira, toda la historia humana es un constante mentir: políticos a sus votantes, empresarios a sus clientes, maridos a sus mujeres, y sin embargo, la boca no fue hecha para mentir, pero el hombre desnaturalizado, este hombre enajenado que somos, miente a cara de perro y guay del pobre desgraciado que ose decir verdades, pues como dijo Alfredo: "Cuando Cristo dijo no usted sabe bien lo que pasó"

 

Así que el tapabocas oculta humanidad, ya que por la boca habla el hombre y se manifiesta el espíritu. La boca es carne y es espíritu, pues apenas pienses en un momento de amor supremo pensarás en un beso y no pensarás en cierto coito, sino en cierto beso, y si pensaras en cierto coito, es casi inimaginable sin el beso.

En ese beso, representado infinidad de veces a lo largo de toda la historia del arte, se unen dos cuerpos y dos almas. La boca es un umbral entre el universo y nosotros; es el lugar de entrada y de salida, y es la exacta unión de la carne y el espíritu que dará las palabras, que son materia, ya que son aire, y que son espíritu, ya que son ideas.

La boca es el objeto de deseo. Si un hombre está hablando con una mujer y observa que la mujer le mira los labios, sabe que ya no hay más necesidad de hablar, pues el objetivo está alcanzado y si siguiera hablando, la presa escaparía, cuando la presa quiere ser atrapada.

A su vez, el tapabocas es un símbolo que indica que uno es partidario de la Ciencia, esa nueva fe, y en particular, que uno no es de esos negacionistas, los nuevos Diablos que pueblan la tierra.

En el mundo, las personas mueren como moscas a causa de los negacionistas, esos bocasueltas que dispersan el virus del mal con cada palabra, pues cada letra de cada una de sus palabras es un dardo viral. Aquí estoy, con mi tapabocas, del lado del bien, y como si hablara el alumno citado, aquí estoy del lado del bien ocultando mis sentimientos.

El partidario de la Ciencia fue un legalista extremo. Si uno subía al ómnibus sin tapabocas ponía el grito en el cielo y exigía, al Diablo, que usara el símbolo de sumisión a la fe científica, pues el ser al que oprime la vida desde que sale el sol hasta que se oculta, y luego, durante todo el recorrido de la luna, precisa descargar su frustración y afirmar su humanidad, y nada mejor que afirmarla con el desgraciado arrojado a la hoguera ¡Que arda el maldito!

Ahora que la ley protege al que no quiere usar la máscara de la sumisión, el legalista extremo arroja su extremismo legalista al basurero del Diablo y ataca al Diablo por actuar libremente, como la ley garantiza ¡Qué curioso el travestismo del legalista extremo!

Como se ve, dos años de lavado de cerebro y miles de culpas arrojadas sobre seres indefensos e irracionales, no han pasado en vano y nuestros hermanos seguirán caminando con la cerviz doblada y gritando, como gritaban las furiosas masas españolas ante la derrota de la revolución: "¡Vivan las caenas!"

 La pandemia no ha culminado, pues los superficiales decretos poco afectan el torrente de las pasiones humanas.

Nunca puede terminar lo que nunca ha comenzado. La pandemia es una pandemia política, y esta pandemia continuará.

 La pandemia erosionó los Estados, las Repúblicas, y la noción según la cual la vida política debe regirse por las ideas de bien común que los ciudadanos discuten y adoptan. Se impone la lógica del Capital y pruebas elocuentes son el repugnante, ilegal e impune comunicado de La Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, el Contrato ROU UPM y el contrato secreto para la vacuna que nadie sabe a qué cosas nos compromete ni qué cosas hemos entregado.

Ayer vimos un video donde un muchacho es insultado en un ómnibus por gente enardecida, en tanto una especie de simio humano pretendía bajarlo a la fuerza y una señora policía, en lugar de detener al simio humano, pedía los datos al muchacho que con toda entereza manifestaba su derecho a ser libre ¿O es que estamos en dictadura?

El video es repugnante, pues cuando uno ve a las masas enardecidas manifestando su odio a un ser libre, sabe que las masas enardecidas están sufriendo un proceso interior que ha llevado, siempre y de manera ineluctable, a regímenes autoritarios.

Sin embargo, lo repugnante puede esconder lo hermoso, pues alguien filmó el video, alguien decía que el muchacho tenía razón, y ver al muchacho firme, enfrentando a la horda que gritaba "¡Que vivan las caenas!", fue emocionante.

Este muchacho se llama Valentín Curcio, y ayer, a todos, a la horda culpable y a nosotros, los que aspiramos a la libertad, nos hizo un regalo inapreciable. A Valentín le dedicamos este texto, aunque todos los textos los escribimos para los Valentines de este mundo, para todos los Valentines que anidan en cada uno de nosotros. Nombre es destino, querido y valiente Valentín. Nunca lo olvides y que los dioses caminen siempre contigo.


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