05.JUN.22 | PostaPorteña 2288

REPRESIÓN PLANDÉMICA

Por InternacionalistasPorLaVerdad

 

Roberto: “Parece que, desde el principio, se trataba de una falsa plandemia”

María: “Hace más de 2 años que te lo digo.  Por eso el pueblo le dice “PLAN” demia

Roberto: “Falso, vos no podías saberlo, porque recién ayer lo anunciaron por la televisión”

 

Nadie murió de “covid” en ningún país del mundo. Más, como lo han afirmado siempre las medicinas naturales, nadie puede morir de covid, ni de ningún otro virus.

La ideología de que los virus enferman, es una superstición religiosa que, por intereses económicos y militares de los grandes imperios del siglo XIX, coronado por el triunfo imperial yanqui y sus fundaciones filantrópicas que definieron la “ciencia” de la Asociación Medical “Americana” (léase yanqui) constituye la base sobre la que se erige la religión oficial de la salud mundial (incluida la OMS)

En realidad, es la “televisión” que mata.

O mejor dicho, lo que mata es la propaganda terrorista de Estado, que desde todos sus aparatos (medias, gobiernos, policías, partidos políticos, sindicatos, universidades, organismos científicos) FABRICA MIEDO al “covid” y CAOS.

Desde el primer día, los supuestos muertos de covid, mueren de cualquier cosa y se le aplica el falso “diagnóstico” de “covid”, pero para que no se descubra la verdad, se prohíbe y reprime la búsqueda de la verdad: ¡hasta las autopsias!

Peor, como el PLAN incluye un número enorme de “muertos por covid” que no logran fabricar, el falso diagnóstico de covid sirve para aplicar el protocolo covid previsto, que SÍ mata a millones, en todos los países del mundo, de encierro, entubamiento, respiradores, tapados de boca y nariz, prohibición de usar curas naturales o viejas terapias tradicionales frente a los problemas normales…

Dicho protocolo criminal impuesto dictatorialmente a toda la población para destruir su salubridad (y su misma vida), se aplica y aplicó mucho más intensamente contra quienes eran realmente diagnosticados (o mejor dicho: “acusados”) de “covid” y se los lograba internar (o mejor dicho “privar de libertad”.

No solo se aumentaba en 420 por ciento su probabilidad de muerte con el entubamiento (cifras de España), sino que se le administraban sin más venenos químicos aconsejados por la OMS, para matar, como el MIDAZOLAN como explicamos en una nota anterior (AQUÍ )

 El pretexto para matar de esa manera es evidentemente que con ese fármaco el paciente se queja menos y sufrirá mucho menos. Pero por supuesto que se aplica preferentemente a quienes no se someten o aplican mal el protocolo asesino de la OMS y con mayor razón contra quienes defienden su propia vida negándose al mismísimo encierro.

El Midazolan funciona también como la calaboceada “a rigor” en un campo de concentración y su aplicación es sumamente rentable para médicos y hospitales: hasta 100.000 dólares (en Gran Bretaña, por ejemplo) por cada paciente positivo, al que se le aplica Midazolan y se puede etiquetar como “muerto por Covid” (sin que nadie pueda aducir que “hay otras comorbilidades”).

El Midazolan es solo un veneno más del genocidio hospitalario y medical planificado. El mismo se reconoce oficialmente como “un medio adecuado para enviar hacia el otro mundo sin sufrimiento”.

Hay decenas de otros tóxicos que se utilizan para eso mismos en las diferentes latitudes. Por supuesto que, lo que mata más, hasta que no implementan la inoculación masiva (llamada tramposamente “vacunas”), es la privación de los cuidados normales de salud de las personas que se aíslan, encierran, encuarentenan… (Incluido el buen aire, la buena alimentación, los nutrientes buenos, las vitaminas naturales…)…

 

 Sin embargo, cuando eso no alcanza el protocolo anticovid de la OMS aconseja todo tipo de “antivirales”, que invariantemente son antivida, aunque ello se ha ocultado y se sigue ocultando sistemáticamente. 

 

Así como el AZT que, fue el resultado más notable de la “guerra mundial contra el cáncer”, mató sin piedad a todo aquel que se lo administraron, a tal punto que lo discontinuaron para esa enfermedad, todos los supuestos antivirales matan y matan aunque sigan promocionándolos contra los “virus y pandemias”. Fue ese mismo tóxico que utilizaron para matar por SIDA. Hoy no cabe dudas que el supuesto “virus” del VIH Sida nunca apareció, ni fue descubierto, ni fue secuenciado y que los calificados por “muertos por Sida” murieron a causa del AZT.

 

En cuanto al “coronavirus”, la administración de antivirales asesinos no logró una unanimidad, sino que dividió a los criminales mismos.

Todo permite indicar que en los niveles más altos del Plan, no se prepararon “antivirales” contra el “coronavirus”, que la campaña de terror mundial debía generar la imperiosa necesidad de la “vacuna”, que es por excelencia la forma de tratar a los humanos para esclavizarlos, según el Plan en su conjunto.

Desde el principio, los medios de todo el mundo gritaron “no hay medicación contra el coronavirus”, “no hay cura”, al mismo tiempo que prohibieron todo tipo de tratamiento natural (nutrimentos, vitaminas…) o tradicional (cloroquina, ivermectina…).

Pero en seguida constataron que el vacío creado, dejaba en evidencia que los objetivos de la ciencia oficial era impedir LA CURA de las gripes y otras patologías normales para CREAR “coronavirus”, por lo que “ni cortos ni perezosos científicos y otros criminales plandémicos” sacaron a relucir todo el abanico de “antivirales” con las que habían “tratado”, las supuestas epidemias recientes como la del “Ébola”…, o las otras rarezas   “gripales” promovidas como “enfermedades virales”. 

 

Los cuervos asesinos del “coronavirus” se precipitaron en bandada para instaurar protocolos alternativos y “prevacunas” hasta tanto preparaban el coctel definitivo.

Decenas de antivirales, que no curan en absoluto, se aplicaron en todas partes, en forma más o menos conscientes de que “no había otra cosa que hacer” constatando que, salvo por casualidad, la situación de los pacientes empeoraba. Lo importante era la aplicación estricta del protocolo oficial, no vaya a ser que la gente se curase por sus propios medios.

 

Quién ganará la carrera de los antivirales es Gilead Sciences, que una década antes había preparado el Remdesivir (código de desarrollo GS-5734) “como un tratamiento para la enfermedad del virus del ébola y las infecciones causadas por el virus de Marburgo”.

 En términos de publicidad, la firma consagra campeona indiscutible de la “lucha contra el coronavirus” cuando se prueba que la supuesta aplicación del Remdesivir cura a personajes notables, como al propio Trump. 

Nosotros no creemos en absoluto la versión de que, a esos personajes, se les administró ese producto y se curaron. Eso fue solo la publicidad. ¡A esos no los vacunan! ¡Aunque lo muestren en televisión!

 

En la práctica y, en todo el mundo, la administración del Remdesivir provoca de inmediato una brutal destrucción de la salud del paciente, constatando en la enorme mayoría de los casos la muerte. 

¡Como ha quedado totalmente probado, por testimonios directos en el Gran Jurado (“Núremberg 2”), el Remdesivir,  solo sirve para matar! 

 ¡Y por supuesto, esto también lo sabían perfectamente desde los test sobre el Ébola!

¡La administración a personajes mediáticos del Estado mundial, es solo para la televisión!

 

Internacionalistas por la Verdad

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