Llueve esta lluvia colombiana que invita a reflexionar. Para estos ojos sureños todo resulta impetuosamente distinto y me siento como un madero al que la furiosa corriente lleva con incontrolable rapidez.
Día tras día, paseo mi humanidad por esas coloridas calles repletas de gente que viene o que va y a cada rato, el paisaje me sorprende con sus verdes profundos y las inauditas alturas.
Late Colombia a mi alrededor y ahora, al caer la tarde en tierras antioqueñas, se abre paso en mi memoria el célebre pasaje de aquel cuento de Borges en el que Ulrica, la noruega de rasgos afilados y ojos grises, le pregunta a Javier Otárola -profesor universitario en Bogotá-:”¿Qué es ser colombiano?”
Tal vez sorprendido, el hombre responde: “No sé… Es un acto de fe.”
Un acto de fe el ser colombiano y argentino, uruguayo, sueco o tailandés.
Vivimos a pura fe; política, religiosa, informática o deportiva.
Recurrimos a la fe para identificarnos, lo que equivale -casi- a confrontar y diferenciarnos de los demás.
El voto es un acto de fe, como también lo es cantar el himno patrio o creer en nuestra independencia -la individual o la colectiva-.
Profesamos fe comercial y a ojos cerrados, acreditamos que lo que la etiqueta de un producto comestible indica acerca de su contenido, es así.
Es fe lo que nos lleva a ser receptores del menú de noticias que a diario nos suministran y damos por verdaderas las versiones sobre los hechos históricos recientes sin detenernos a analizar quiénes las formulan y qué intereses se ocultan detrás.
Nos siembran la fe; desde muy pequeños nos predisponen para la misma y así crecemos, acostumbrados a tomar partido y necesitados de abrazar símbolos, estandartes y postulados que -se supone- definen nuestra identidad.
Existe una identidad colombiana que trasciende lo banal.
El clima y la geografía han contribuido a forjarla, pero también los eventos históricos y esa manera tan peculiar que tiene su gente de hacer frente a las dificultades.
Acaso no sea muy diferente de la venezolana, de la panameña o la que podemos encontrar en Brasil, pero es y más allá de la fe, define a los habitantes de este país.