22.JUN.22 | PostaPorteña 2292

EE.UU. y su obsesión imperialista por disolver la URSS y arrebatarle territorios y riquezas a Rusia

Por MosqueraRentería/ Azabache

 

José Eulícer Mosquera Rentería

 

Destruir a la Unión Soviética fue una obsesión de las potencias capitalista de occidente desde su nacimiento en 1922.

Asumiendo el liderazgo en este propósito los Estados Unidos de América a partir de la Segunda Guerra Mundial, para lo cual los gobiernos yanquis han contado con la consejería de personajes como Henry Kissinger, Consejero y Secretario de Estado de USA entre 1969 y 1977, y quien continuó jugando un papel muy importante en la orientación de la geopolítica occidental hasta la fecha; junto a la denominada Escuela de Chicago, al Grupo de Santa Fe y otros personajes. Consejerías que a partir de los años de 1960 conceptuaron que, si Estados Unidos pretendía mantener la hegemonía mundial, no solo había que procurar la disolución de la URSS sino también el desmembramiento de la Federación Rusa, porque no era conveniente que ese país siguiera disponiendo de tan enormes territorio y recursos naturales.

Cuestión que ratificaron después de los sangrientos conflictos interétnicos que provocaron en la antigua Yugoeslavia, de la invasión de sus territorios y su desmembramiento en siete países, que hoy controlan y expolian USA y sus grandes aliados de la OTAN.

 

Sin embargo, hace unos días se reunió el denominado Foro Económico Mundial, entre el 22 y el 26 de mayo de 2022, en Davos, Colonia, Suiza, con la participación de ejecutivos y presidentes de las más grandes empresas capitalistas transnacionales, asociaciones empresariales; líderes políticos, jefes de Estado y grandes corporaciones occidentales, representantes de la sociedad civil occidental, académicos y expertos, líderes juveniles y figuras clave del mundo del arte, la cultura, la ciencia y la tecnología de esas mismas sociedades.

En el papel, los fines de este foro son proporcionar entornos de colaboración, compartir ideas, definir nuevas perspectivas, crear comunidades o alianzas e iniciativas para la resolución de problemas, en el marco de los grandes conflictos y fricciones que se estén dando en el mundo, pero en aras de garantizar la hegemonía histórica de occidente.

En este marco, la citada reunión se centró en definir qué hacer con Rusia, donde se trenzaron en apasionado debate dos de las personalidades occidentales más influyentes en la geopolítica mundial: Henry Kissinger y George Soros.

Mientras Kissinger de entrada manifestó su preocupación por el curso del conflicto Rusia-Ucrania, donde los rusos han dado muestras de contar con un poder militar y de respaldo popular arrolladores que los pone en condiciones de llevar todas las de ganar, y las consecuencias negativas para todo occidente, considerando la urgente necesidad de negociaciones en aras de un acuerdo con Rusia: "Las negociaciones sobre la paz deben comenzar en los próximos dos meses aproximadamente, antes de que el conflicto cree trastornos y tensiones que no serán fáciles de superar...". “Lo ideal sería que la línea divisoria volviera al statu quo anterior"

Recalcando sobre la necesidad que se restablezcan las relaciones de Europa con Rusia y Ucrania en un plano de igualdad, y que prolongar más este conflicto puede llevar a una guerra de USA y los países europeos agrupados en la OTAN contra Rusia, de consecuencias impredecibles para el mundo.

Por su parte George Soros, que es un multimillonario estadounidense de origen húngaro, de narrativas y praxis pro-occidentales y anticomunistas, reiteró en el foro su belicismo neoliberal y neoconservador, exigiendo ayuda sin límites a Ucrania para garantizar su éxito definitivo “en esta guerra contra Rusia”, porque de lo contrario “la civilización occidental puede no sobrevivir”, según él.

Soros es un ideólogo patológico del capitalismo neoliberal, que considera que las fronteras deben ser erradicadas y que las grandes potencias capitalistas no deben reconocer soberanía territorial alguna. Junto con Milton Friedman es impulsor de las teorías de la flexibilización laboral, las aperturas económicas, el libre mercado y la no injerencia del Estado en la economía, en consecuencia, limitándolo al papel de facilitar del desenvolvimiento de las grandes empresas capitalistas para garantizar la maximización de sus ganancias y su éxito.

Sin embargo, frente al caso de Ucrania, no es coherente porque condena la injerencia rusa, a quienes considera que occidente debe eliminar físicamente, para lo cual durante los últimos ocho años ha apoyado con miles de millones de dólares a los gobiernos ucranianos anti rusos y les ha gestionado las ayudas de USA y sus socios de la OTAN. Sin importarle que el atizamiento de este conflicto pueda conducir a una tercera guerra mundial que podría convertirse en la hecatombe definitiva de la humanidad y de la vida en el planeta.

La desesperación de Soros y sus más cercanos ideólogos de la geopolítica occidental se multiplicó hace tres semanas, cuando se fueron rindiendo varios grupos de militares y de la banda fascista del Ejército de Ucrania en el frente de la región pro-rusa del Donbass, incluidos los atrincherados en la fábrica metalúrgica Azovstal, ante la superioridad del Ejército de Rusia y de las Milicias Separatistas del Donbass; y por falta de municiones, alimentos y medicinas. A pesar que a Kiev había empezado a llegar la ayuda de 40.000 millones de dólares de Estados Unidos, sumada a las que le han seguido llegando de las otras potencias europeas y del Japón.

Es importante recalcar, que los gobernantes de USA para su gestión gubernamental, especialmente en geopolítica, se basan en conceptos y recomendaciones de grupos de expertos y especialistas en economía, política y geopolítica que los asesoran y se convierten en sus consejeros, quienes desde los años de 1960 vienen afirmando que USA para lograr la hegemonía mundial debía lograr la disolución de la URSS y el desmembramiento de Rusia; la desestabilización y debilitamiento de China; no permitir el triunfo ni la consolidación del socialismo en ningún país de las Américas; controlar y monopolizar los más grandes avances científicos y tecnológicos; controlar y monopolizar la producción de energía y armas nucleares; contar con las más poderosa fuerzas armadas y con los más poderosos bloques militares; controlar y monopolizar la producción y distribución de alimentos básicos; y controlar los grandes medios de comunicación, al tiempo que mantiene una fuerte campaña anticomunista y anti socialista.

Por lo anterior, han mantenido el Bloqueo Económico y Comercial contra Cuba; apoyaron a los contra de Nicaragua para que derrocaran a los sandinistas, promovieron la desestabilización de Chile y el derrocamiento y asesinato del presidente socialista Salvador Allende; promovieron el asesinato del presidente progresista Omar Torrijos de Panamá e impusieron la dictadura de su agente de la CIA, el General Noriega; promovieron la desestabilización de Ecuador y la persecución al presidente progresista Rafael Correa y a sus más cercanos; promovieron la desestabilización de Venezuela y el golpe de estado al presidente socialista, Hugo Chávez; han desestabilizado y derrocado gobiernos progresistas, anticolonialistas y defensores de su correspondiente soberanía nacional en diferentes países de las Américas.

Por lo anterior también, entre otras cosas, no solo se propusieron la disolución de la URSS sino también mantener debilitados y desestabilizados los otrora países socialistas, apropiarse de los grandes logros que les dejó el socialismo y de buena parte de sus territorios y riquezas acumuladas, especialmente de Rusia y sus vecinos. Estrategia con la cual lograron capear la crisis general de su sistema capitalista durante los años de 1990.

Según la FAO, para alimentar la población mundial, que llegará a los 9.000 millones de personas en el 2050, se necesitará un incremento de la producción de alimentos en un 70% durante los próximos 40 años, que no es fácil lograrlo, dado que mientras la población mundial crece en 1,55% anual, los rendimientos de alimentos como el trigo, que es alimento básico en la mayoría de países, vienen sufriendo un descenso del 1%.

El índice de precios de los cereales se estaría incrementando en un 56% para 2022, lo cual, según la ONU, es la antesala de una crisis alimentaria mundial que afectará especialmente a América Central, Colombia, Venezuela, Bolivia, las Antillas, México, Cuerno de África, Egipto, Mongolia, India, China, Bangladesh, Sudeste Asiático, las coreas y con la mayor intensidad el África Subsahariana.

El actual conflicto de Ucrania y Rusia, está acelerando esta crisis alimentaria mundial debido a que esos países son grandes proveedores mundiales de trigo y otros cereales e insumos agrícolas y pecuarios, dado que el socialismo por su naturaleza genera una economía que garantice la satisfacción efectiva de las necesidades básicas de las familias, empezando por la alimentación, por lo cual estos países otrora socialistas quedaron dotados con una extraordinaria infraestructura productiva en estas materias. Lo cual constituye otro importantísimo aporte del socialismo a la humanidad.

Casi todo el trigo y los demás cereales que se producen en Rusia y Ucrania, se comercializan hacia diferentes partes del mundo a través del Mar Negro, el Estrecho de Azov y el Puerto de Odesa, pero el Gobierno de Ucrania tiene bloqueado con minas este mar y sus diferentes puertos, lo cual tiene represadas alrededor de 40 millones de toneladas de estos cereales y otras tantas toneladas de insumos agropecuarios, mientras el gobierno de Zelensky se opone a la labor de desminado ofrecida por el Ejército Ruso.

Sin embargo, USA y sus aliados de la OTAN están responsabilizando de esta crisis alimentaria a la Federación Rusa, con lo cual pretenden manipular a la opinión pública a su favor y ponerla en contra de ese país.

Pero en realidad, si se habla de responsable de esta crisis, recae en el Gobierno de Ucrania y los Estados Unidos de América que azuzó a su gobierno títere de Ucrania a agredir a Rusia y a los habitantes rusos de ese país, masacrándolos permanentemente con sus fuerzas militares, y fascistas, y a estar retando militarmente a esa potencia euroasiática, desde el golpe de estado de 2014, respondiendo a los objetivos históricos de USA, de desestabilizar y debilitar a ambos países para luego promover su despojo de territorios, de grandes logros tecnológicos y de riquezas, como las centrales nucleares, los recursos gasíferos y de hidrocarburos, la producción de acero y los miles de millones de dólares que le están confiscando a Rusia, junto con sus aliados de la OTAN, al igual que ha hecho con Venezuela, en claros actos de piratería financiera.

Igual que a Ucrania, USA está utilizando a los otros países miembros de la OTAN en su pretensión de avanzar en su pillaje y hegemonía sobre Rusia y toda Europa, inclusive sobre ellos mismos, cuando los compromete a enviar ayuda militar y financiera al régimen fascista de Ucrania, y a establecer todo tipo de sanciones económicas y políticas contra Rusia. Es decir que, en estos momentos los mandatarios de esos países, y los japoneses, también se han convertido en marionetas de USA.    

Mientras tanto, Rusia continúa avanzando en el logro de sus objetivos militares sobre Ucrania al tiempo que enfrenta exitosamente las sanciones económicas y comerciales impuestas por USA y occidente capitalista, según publicaciones de medios financieros e investigativos de los mismos países occidentales y de la Federación Rusa.

Es importante reiterar, que los acontecimientos derivados de este conflicto, las últimas epidemias, la pandemia del Covid 19 y los avances del hambre en el mundo, y en especial las posturas de Estados Unidos y las demás potencias occidentales agrupadas en la OTAN frente a esta realidad, tienen que llevar a reflexionar a la humanidad sobre la necesidad de un sistema socioeconómico basado en la solidaridad y el humanismo antes que en la competencia, la ganancia y la rapiña capitalistas, la brutalidad militarista y los bloques hegemónicos; y a los líderes de la Federación Rusa, sobre el gran error de haberse dejado inducir a la disolución de la URSS y retornar al capitalismo, y la necesidad de revisar su actual sistema socioeconómico, tomando como ejemplo a China, pero a la vez garantizando una democracia participativa, popular y plena, y el total respeto a los derechos humanos.

Reiterando la condena a toda guerra, conflicto o agresión armada, hay que compartir la actual postura de Kissinger, de conminar a las partes a la negociación, pero para que pare la matanza de tantos seres humanos y la demencial destrucción de patrimonios construidos durante siglos con tanto sacrificio; los habitantes de los pueblos afectados dejen de sufrir y recuperen el ejercicio pleno de sus derechos humanos, naturales y legales; para que esos dos pueblos hermanos se reconcilien en el amor, la esperanza, la solidaridad histórica y la productividad; y para que cese el peligro de la hecatombe definitiva de la humanidad y de la vida en nuestro planeta.

 AZABACHE, junio de 2022.

Boletín del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales Afrocolombianas, CEISAFROCOL


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