26.JUN.22 | PostaPorteña 2293

CRÍTICOS SIN CRÍTICA

Por Marcelo Marchese

 

Uno de cada cinco uruguayos no comulgó con los rituales pandémicos y prefirió sacar sus propias conclusiones sobre este enjuague.

 

Marcelo Marchese 24.06.2022, UyPress

 

Ese porcentaje se vería confirmado por los datos de no vacunados entregados por el gobierno, en el entendido de que este gobierno, el otro y el de más allá, todos, por sistema, mienten con los números. Pensar en un gobierno que no mienta con los números es tan inconcebible como un tigre vegetariano.

Este veinte por ciento díscolo ha sido tan golpeado, insultado y patoteado por la masa de feligreses de la religión científica, que tiende a ver con malos ojos toda crítica a la interna de este veinte por ciento díscolo, una mirada que significa nadar en un mar tempestuoso para morir en la orilla.

Si el pensamiento crítico nos permitió desnudar esta farsa, con toda evidencia no debemos abandonar el pensamiento crítico bajo ninguna circunstancia, salvo que queramos convertirnos en aquello que despreciamos.

En más de una ocasión he visto reclamar contra la división y atribuir las causas de estas escaramuzas a cuestiones de ego. Sí, el ego siempre está presente y cada uno de los que ha enfrentado la pandemia se cree más importante de lo que en realidad es, pero lo que se encuentra detrás de cada uno de estos enfrentamientos no son cuestiones de ego sino serios asuntos ideológicos, en el entendido, además, de que una psicología siempre se encuentra hermanada a una ideología: como todos pudimos apreciar, el científico ignorante pandémico tiende a ser pedante, pues toda idea responde a una psicología.

La principal razón para este enfrentamiento ideológico a la interna de la disidencia, son los diferentes grados de comprensión sobre las cosas que están en juego con la pandemia y el plan en que se inscribe. Amén de esto, como es fácil imaginar, el poder estimula, financia y dirige la disidencia que le conviene estimular, financiar y dirigir, motivo éste suficiente por sí mismo para enaltecer siempre y a toda hora el pensamiento crítico, aunque el pensamiento crítico tiene sobradas virtudes por sí mismo para no tener que apelar a esta justificación.

 

CURIOSAS VISIONES SOBRE LA PANDEMIA

 

Una de las reacciones más preocupantes ante el disparate pandémico, fue la de aquellos que reclamaban un debate entre médicos o especialistas sanitarios, cuando la pandemia, en realidad, no era otra cosa que una elocuente operación política.

Esto no quiere decir que la opinión de los médicos no fuera necesaria, habida cuenta que la excusa de la dictadura que se quiere imponer tiene rasgos sanitarios, pero el problema no es la excusa, sino la dictadura que se quiere imponer, y para entender una dictadura suele ser más eficiente entender de política que de medicina.

El siguiente riesgo de esta reacción medicalista, era potenciar el discurso hegemónico que lleva a la dictadura. Si se quiere imponer un gobierno mundial presidido por científicos, en el entendido de que la democracia es ineficiente pues la gente no puede tomar decisiones ante un mundo tan complejo y peligroso, no parece muy inteligente reclamar a grito pelado un debate entre científicos, pues sólo reforzaría la lógica científica, cuando lo que hay que reforzar es la lógica democrática.

Otra reacción preocupante fue la de aquellos que atacaron al Estado, a la figura del Estado, como responsable de las políticas pandémicas. Para estas personas, que se definen como liberales o libertarians, el Estado es algo así como el látigo de Satanás siempre ocupado en atacar las nobles individualidades de los liberales libertarians.

Lamentablemente, si algo hizo la pandemia, fue erosionar los Estados, cosa evidente ya que los Estados fueron invadidos, ideológicamente, por la OMS y por la histeria que las agencias de noticias infundieron por todo el mundo. No sólo los Estados doblaron la cerviz ante los protocolos delirantes, sino que mandaron a sus funcionarios a la casa para demostrar que en realidad no son necesarios; los Parlamentos, que no son otra cosa que los templos de la libertad de expresión de los liberales y libertarians, cerraron sus bocas a cal y canto; y los sistemas de justicia, en vez de aplicar la justicia, se dedicaron a perseguirla.

La dictadura global busca vencer toda barrera, sea global, como las religiones, sea regional, como los Estados. Los Estados fueron antaño harto eficientes a la hora de desarrollar las fuerzas del capital, pero ahora, el capital, lejos de necesitar a los Estados, lo que necesita es no Estados, o en rigor, un Estado único y global, presidido por los científicos a sueldo del capital.

La tercera visión preocupante a la interna de la disidencia, es la de aquellos que niegan que la pandemia esté inscripta en un plan global, los que opinan que todas estas políticas inhumanas responden a meras "afinidades electivas", a típicos engaños de la"doxa".

Es razonable que quienes creen que Platón es una especie de astutísimo pensador revolucionario que ha engañado a todos, incluso a la Iglesia, estén confundidos a este extremo, pero la triste realidad es que la pandemia se inscribe en un plan más vasto que incluye, con toda evidencia, la Agenda que impone el capital financiero: el calentamiento global; la crítica al Estado, a la democracia y a la república; el ambientalismo; el feminismo; el veganismo; el orientalismo; el neoestoicismo y en suma, todo lo que implica la corrección política.

La pandemia es sólo un escalón de una escalinata que conduce al infierno, y lo que se encuentra en juego es un nuevo diseño económico donde el trabajo humano no será necesario y el capital será dueño de todo; donde las repúblicas salten por los aires para que ocupe su lugar un gobierno global; y donde el hombre pegue su siguiente salto evolutivo, pero esta vez no por cuestiones naturales al hombre, sino por cuestiones que algunos hombres, precisamente los que dominan el capital financiero, creen que les son naturales al hombre y que ellos pueden acelerar. Haber caído en manos de estos sujetos es lo peor que nos pudo pasar.

La cuarta idea preocupante y en grado extremo funesta, es creer que existe un plan para reducir la población humana. Esta idea parte de la creencia de que, habida cuenta que los recursos naturales son limitados, con toda evidencia se buscará limitar la población humana para hacer un mundo más simpático para los poderosos.

La pura verdad es que los recursos naturales son ilimitados, y de un gramo de tierra se pueden producir toneladas de alimentos (infinitas toneladas de alimentos) sólo se trata de dar con la tecnología adecuada. Véase, nomás, la energía que se pude producir descomponiendo algunos átomos. Como la humanidad no deja de expandirse, con toda certeza el hombre irá a la conquista del Universo, así que gente que sobre nunca habrá.

Los que argumentan, como prueba de este lento genocidio, las muertes provocadas por la vacuna, no han considerado la posibilidad de que la vacuna sean varias vacunas, tantas como hipótesis tengan con respecto a algo que necesiten resolver, y que, sea lo que fuere, está vinculado a la sexualidad y a la inmortalidad. Lejos de reducir la población, van a prometernos la inmortalidad, esperanza crucial de la nueva religión a imponer.

Aquí es preciso entender que el discurso sobre la "superpoblación del planeta", nada tiene que ver con la cantidad de gente que hay sobre la tierra, sino con la culpa que se quiere descargar sobre esa gente, y también es preciso entender que la disminución de la cantidad de hijos en las clases sociales más disciplinadas, obedece a un generalizado ataque a la sexualidad humana, la base de todas las conquistas del hombre.

También es preciso entender la erótica del poder: si tuvieras todo el dinero, al grado que ya no te importara y sólo te importara el poder ¿reducirías el número de personas que están bajo tu mando, tú, que serías un Dios, o aumentarías el número de fieles y los enviarías a poblar el universo?

 

¿QUÉ HACER?

 

Mi consejo, estimado lector que se encuentra en la minoría crítica, es aplicar la crítica a todo, incluido este texto. En cuanto a los que consideran que con algunos amigos no somos otra cosa que una disidencia controlada y parte de una conspiración bolchemasónica, pienso que esas personas, o son idiotas, o trabajan para muy oscuros intereses.

Si el pensamiento crítico nos ha traído hasta aquí, que no es poco ¿en aras de qué abandonarlo?

Un veinte por ciento de la humanidad no es algo para despreciar. Ejércitos menos numerosos escribieron páginas bien importantes de la Historia.

En todo caso, la unidad debe surgir de la unidad de propósitos, y cómo es necesario saber qué se pretende hacer con nosotros y qué cosas podemos hacer, no tenemos otro camino que buscar la verdad, que es un acero que se forja al fuego de la crítica.

Por ese camino nada tenemos que perder, salvo las cadenas de nuestra mente.


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