22.NOV.22 | PostaPorteña 2321

Bregman-PTS sobre DERECHA y LIBERTADES DEMOCRÁTICAS

Por ASTARITA

 

En las dos notas anteriores (aquí y aquí) hemos explicado la importancia de la lucha por las libertades democráticas en la tradición socialista. Es un tema sobre el que tenemos profundas discrepancias con la mayoría de la izquierda argentina, incluidos algunos partidos trotskistas. A fin de ilustrar la naturaleza de estas diferencias, en lo que sigue cuestiono una nota que acaba de aparecer en Izquierda Diario, firmada por Myriam Bregman. Está dedicada a “la derechización de la derecha” y el crecimiento de la ultraderecha en el mundo

 

 Rolando Astarita, Nov 20, 2022

 

La nota de Bregman

 

El artículo se titula “La ‘polarización asimétrica’ y las razones del crecimiento de la ultraderecha” (aquí). Reproduzco los siguientes pasajes:

“Trump copando el Partido Republicano; el paso de los tories británicos al campo del Brexit; el crecimiento del lepenismo en Francia; Vox en el Estado Español; los Demócratas en Suecia; ahora Giorgia Meloni en Italia; antes Orban en Hungría; entre otros. Con sus diferencias estos movimientos comparten un discurso anti inmigrante y demagogia “soberanista”. En América Latina, el proceso se agudizó con la pandemia, aunque la llegada al gobierno de Bolsonaro fue anterior. Kast en Chile, Hernández en Colombia, Milei, Espert y los “halcones” del PRO en nuestro país”. 

Luego: “Como señalaba, efectivamente hay lazos y “afinidades electivas” entre las distintas expresiones de la ultraderecha en el mundo, lo que no significa que todos tengan la misma política en distintos temas, como expresan por ejemplo las distintas posiciones respecto de la guerra entre Rusia y Ucrania entre los gobiernos de la derecha polaca, el más firme aliado de Ucrania en la guerra, y Hungría, con las simpatías de Orban por Putin”. Los valores que expresan estos grupos “son completamente anti obreros y retrógrados, favorables a los intereses de los grandes empresarios, que por eso los ven con simpatía. Por el momento son la extrema derecha de los regímenes neoliberales. Donde gobernaron o gobiernan hasta el momento no produjeron el salto hacia regímenes de tipo fascista. Eso no quiere decir que no traten de ir más allá o que avancen en instalar legislaciones más represivas en los distintos planos de la vida social”.

Asombrosas ausencias en el campo “de la derecha que se derechiza”

Preguntas: ¿y el régimen de Putin y su negación al derecho de existencia de Ucrania? ¿Y el régimen de Xi Jinping? ¿Y el gobierno de Modi en India? ¿Y el régimen de Al Assad en Siria? ¿Y la dictadura militar de Myanmar (financiada por China)? ¿Y el régimen cubano y la renovada represión a la disidencia? ¿Y los Ortega y Maduro? ¿Y el régimen teocrático de Irán? ¿Y los regímenes retrógrados y represivos, homofóbicos y machistas tipo Arabia Saudita o Qatar? ¿Y el régimen talibán en Afganistán? ¿O el régimen de Netanyahu en Israel? ¿Nada de esto entra en esa “ultraderecha” anti-obrera, retrógrada, autoritaria, racista, xenófoba y homofóbica? Para que se tenga conciencia de la magnitud de las “omisiones” de Bregman, presentamos algunos datos sobre algunos hechos recientes de algunos de estos regímenes.

India, Modi

 “El régimen de Modi quiere mantener la forma parlamentaria constitucional pero vaciada de todo su contenido y transformar a la India en un Estado totalitario supremacista hindú, para todos los propósitos, “libre de oposición”, “un partido”, “un líder”, “un lenguaje”, “una cultura” (la cultura hindú brahmán del norte de India)” (Kavita Krishnan, marxista, activista feminista, renunció al PC (Marxista Leninista) Liberación, debido a la posición del partido frente a la invasión de Ucrania por Rusia; aquí). 

“Desde la llegada de Modi al poder 2014, este país de mayoría hindú de 1.400 millones de habitantes, los activistas a favor de los derechos humanos denuncian persecuciones y discursos de odio contra las minorías religiosas, incluyendo la población musulmana, unos 200 millones de personas. Esta situación es especialmente grave en la zona india de Cachemira, donde Modi revocó la autonomía parcial para imponer un gobierno directo en esta región de mayoría musulmana donde hay desplegadas medio millón de tropas, según activistas (véase aquí).

El régimen chino

El de Xi es un régimen han-nacionalista que ha enviado poblaciones enteras musulmanas uigures a campos de concentración. Se ha calculado que un millón de musulmanes, la mayoría uigures, ha sido enviado a los campos sin proceso legal. El Gobierno del Turkestán Oriental, en el exilio, ha calificado esta política de genocidio. Se ha denunciado la supresión de prácticas religiosas uigures, malos tratos, violaciones de derechos humanos, campos de trabajo forzado en gran escala, esterilización forzada, anticoncepción y aborto (datos de varias organizaciones de DD.HH).

La dictadura en Myanmar: Luego del golpe de Estado del 1° de febrero de 2021, alrededor de 2.000 personas han sido asesinadas por la Junta militar, de las cuales más de 680 habitan la región de Sagain. Por razones directamente ligadas al golpe, otras 14.100 personas han sido arrestadas, de entre las cuales 11.000 continúan aún detenidas, según informa la Asociación de Asistencia para los Prisioneros Políticos.

A ello se suman las acciones de intimidación a las que son permanentemente sometidas las personas que aún hoy hacen parte del Movimiento de Desobediencia civil declarado durante el mes de febrero de 2021 y que ha llevado a la huelga indefinida a una gran cantidad de trabajadores de la salud, de la educación, funcionarios de varias instituciones estatales e incluso policías y militares.(…) Las ejecuciones extrajudiciales y los ataques contra la población civil principalmente, se han convertido en práctica regular del Ejército birmano. (…) Los prisioneros políticos suelen ser torturados, algunos hasta la muerte, u obligados a trabajos forzados en extenuantes jornadas de 12 horas al día. Se les exige además dinero para tener derecho a celdas individuales o se les obliga a dormir en celdas abarrotadas, según informa el diario del Irrawaddy (aquí). 

Ortega en Nicaragua: A partir de las protestas de 2018 se desató una violenta represión que causó al menos 300 muertos, 2000 heridos y cientos de detenciones. En los años que siguieron se aprobaron leyes que criminalizan las voces críticas y disidentes. Para las elecciones de 2021 el régimen encarceló a 40 líderes de la oposición e inhabilitó a casi todos los candidatos opositores. Muchos opositores debieron exiliarse. El régimen también cerró unas 550 ONG y casi todos los medios de la oposición.

La teocracia iraní

Hasta el 12 de noviembre al menos 326 manifestantes habían muerto en la represión a las protestas que estallaron a raíz de la muerte de Mahsa Amini, una mujer kurda iraní detenida y asesinada por la policía por tener mal puesto el velo que, según el código de vestimenta establecido por el régimen, debía cubrir todo su cabello. Recientemente se han sumado condenas a muerte.

Caracterizaciones inficionadas de nacionalismo

Preguntamos:

¿por qué es de “ultraderecha” aquel que defiende a Meloni, a Macri o a Bolsonaro, por ejemplo, y no es igualmente de “ultraderecha” el que defiende al régimen de Irán; a los talibanes en Afganistán; o la represión de Ortega en Nicaragua?

¿Por qué pertenecen al campo de la ultraderecha los Demócratas suecos, o el movimiento francés de Marie Le Pen, y no la dictadura de Myannar, o el régimen dictatorial y racista chino? ¿Qué sentido tiene esto?

Respuesta: el problema es que el análisis de Bregman sale del encuadre “lucha de clases” para ubicarse en la lógica de la “alta geopolítica” radical-izquierdista.

Según este último, la política progresista, o socialista, debe apuntar a debilitar a EEUU (“el enemigo principal”). O, combinado con ese objetivo, debe debilitar al neoliberalismo, apoyando, como progresista, la alternativa estatista, o de capitalismo de Estado.

Por eso, para este enfoque los gobiernos de Macri, Meloni o Bolsonaro son de “ultraderecha”, pero regímenes como el iraní, el talibán, el ruso o el chino tienen un cierto grado de progresividad con respecto a los primeros.

En otros términos, están los “regímenes de ultraderecha” y los “represivos pero no tanto” porque se llevan mal con EEUU” (o con la OTAN). O porque intervienen en los mercados con alguna dosis de estatismo burgués.

Por eso la posición de Bregman es, en esencia, muy similar a la del PC argentino; a los nacionalistas izquierdistas; a los chavistas; castristas y afines adoradores todos del estatismo burocrático o burgués.

En el análisis de esta gente hecho como la anulación política de la clase obrera en Nicaragua (más de seis millones de exiliados, represión, hambre, pobreza infinita) son datos a tener en cuenta, pero subordinados al “enfrentamiento principal”, que es con EEUU.

Por eso Macri es la derecha, pero no lo es Maduro, aunque el gobierno de Maduro haya infligido un daño inmenso a la clase obrera (y a la lucha por el socialismo).

Por eso también la represión en los países con regímenes a lo Maduro, Putin, Xi o Al Assad no tiene el mismo nivel de denuncia, por parte de la izquierda nacional, que cuando se trata de los gobernados por amigos de Washington, o por los neoliberales.

Es el enfoque frentepopulista (en sustancia, de colaboración de clases) llevado al plano mundial.

Nuestro criterio es el opuesto.

Sostenemos que la ampliación de las libertades democráticas ayuda a la politización de las masas y al desarrollo de las contradicciones de clase, y por lo tanto, a la independencia política de los explotados. Por eso esa lucha está en el centro de las tradiciones socialistas, y debe llevarse adelante en todos lados: contra el racismo, la homofobia y el sexismo; por la libertad de prensa y opinión; por la libertad de organización; contra toda forma de bonapartismo y regímenes fascistas o semi-fascistas; por el derecho a la autodeterminación y contra el colonialismo, son demandas que están en primera fila del programa mínimo, o reivindicativo, del socialismo.

Por encima y por fuera de la “alta geopolítica” –un criterio que solo favorece a burócratas, arribistas y facciones particulares de explotadores- está la necesidad de luchar por la emancipación del trabajo, en todas las formas posibles.  

No se trata de diferencias de táctica, sino ideológicas. Atañen a los fundamentos del socialismo.


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