12.DIC.22 | PostaPorteña 2324

El Doble Rasero y la Hemiplejia Moral

Por Enzima/Confidencial

 

Anacarsis, filósofo escita del siglo VI a. de C. dijo: “La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros”. Esa imagen que fuera retomada siglos después por el gaucho Martín Fierro, bien podría resumir el sentir de buena parte de la población a la que le gustaría ver un final distinto a las historias de corrupción, impunidad y abuso.

08 de diciembre de 2022 Por Enzima – Portal Confidencial (Uruguay)

Cuando se valoran los hechos o los comportamientos personales de manera diferente según se trate de adversarios o camaradas decimos que se usa doble rasero o doble vara de medir.

Quienes actúan así no son, obviamente, ni auténticos (por no ver las cosas como realmente son sino como les interesa verlas) ni justos (porque es inmoral juzgar con parcialidad). Esa doble vara de medir está presente en nuestra sociedad, se pone de manifiesto en buena parte de los medios de comunicación y ha hecho eclosión en algunas redes sociales como Twitter.

Pero uno de los aspectos más graves de esta situación es ver que muchos políticos de los cuales cabría esperar tuvieran actitudes y comportamientos que sirvieran de referencia no están a la altura de lo esperado (o de lo esperable, dado que de muchos ellos poco es lo que se puede aguardar en contrario) y un día sí y otro también critican cosas semejantes a las que antes juzgaban aceptables o, al revés, justifican ahora lo que antes criticaban. 

Esa injusta doble vara de medir aplicada en las formas de relación social, tiene su reflejo en la llamada «ley del embudo» que, utilizada para obtener propósitos “non sanctos” en diferentes instituciones, carcomen la calidad democrática y nos conducen en la dirección de países en los cuales la libertad como derecho y la justicia como principio moral no suelen ser moneda corriente.

Lo decía el filósofo Anacarsis, filósofo escita del siglo VI a. de C., discípulo de Solón, y un poco más cerca, geográfica y temporalmente, el gaucho Martín Fierro cuando decía: 

La ley es tela de araña,

y en mi ignorancia lo explico,

no la tema el hombre rico,

no la tema el que mande,

pues la rompe el bicho grande

y sólo enrieda a los chicos.

(…)

Hay muchos que son doctores,

y de su ciencia no dudo,

más yo que soy hombre rudo,

y aunque de esto poco entiendo

diariamente estoy viendo

que aplican la del embudo.

 

Sería casi ocioso mostrar ejemplos de esos dobles discursos que dejan de manifiesto la baja catadura moral de quienes los usan un día sí y otro también; no menos preocupante es esa especie de mimetismo que se produce entre esa forma de analizar los hechos y su incorporación al discurso hegemónico que, instalado en buena parte de la sociedad, ha aceptado como verdad que no necesita demostración la   “superioridad moral de la izquierda” como lo ejemplifica aquel apotegma de “Si es corrupto no es de izquierda y si es de izquierda no es corrupto”, célebre por haber sido proferido por el aquel Vice Presidente de la República que poco tiempo después debió renunciar al ejercicio de su cargo por corrupción.

Esa supuesta superioridad moral les hace aceptar ciegamente todo cuanto provenga desde la izquierda y cuestionar y denigrar absolutamente todo lo que no venga de ella, como quedó demostrado durante la discusión de la Ley de Urgente Consideración (LUC) primero y durante la campaña del referéndum para derogar algunos de sus artículos después.

 Y así como en época de la dictadura quienes detentaban el poder se podían dar el lujo de categorizar a los ciudadanos de acuerdo a su fe democrática” en A, B y C, hoy estos “iluminados” se atribuyen a sí mismos la potestad de determinar quién es demócrata o facho de acuerdo a la vara de su “fe progresista”.

Con esto no hacen más que confirmar lo que el filósofo y escritor francés Jean-Francois Revel (1904-2006) que sostuvo que la ética de la izquierda mundial, se caracteriza por no juzgar los hechos, sino por catalogar a las personas e instituciones, por lo que una misma acción tendrá un carácter negativo o positivo según el signo del gobierno que lo lleva a cabo y a lo cual denominó como “hemiplejia moral”.


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