19.ABR.23 | PostaPorteña 2344

Uruguay - LA POLÍTICA DEL CHIQUERO

Por Marcelo Marchese

 

Como en el 73, el País avanza, ciego, al abismo, aunque este abismo, fácil es verlo, será más profundo y peligroso

 

Como en aquel entonces, la gente está harta de los políticos y de la política, antesala para lo obvio, la dictadura, y en este caso, no será una dictadura militar, sino una dictadura digital y científica que dominará todo el orbe. Ya no habrá chance de ningún exilio, amén de que el mundo, como se sabe, es más pequeño.

Compare el lector la obra escrita de Batlle, Herrera y Quijano, con los próceres de la política actual. Este deterioro alevoso es resultado del deterioro de la humanidad llamado "progreso".

Se lee menos, se piensa menos, se habla menos, se discute menos, y, clave de las claves, se ama menos. Al mismo tiempo, se pavea más en las redes sociales, se entierra la gente cada vez más en los celulares, se suicida cada vez más gente, son cada vez más los creyentes en nada y el desarraigo y la atomización avanzan cada vez más.

La política, por definición, es una acción gregaria tendiente a lo gregario, y a medida que las fuerzas gregarias del hombre se atenúen ("¡Cuidate, cuidame!"; "¡Señor! ¡Cuide el distanciamiento social!") la política se convertirá en una desgracia.

Ahora, el "¡Cuidate, cuidame!" no fue casualidad, fue algo impulsado con un propósito, y tampoco es casualidad la criminalización del narcotráfico a nivel global en la década del treinta del siglo pasado, una criminalización del narcotráfico que ha sido en extremo eficiente a la hora de destruir los vínculos sociales, y menos aún es casualidad el deterioro productivo, cultural y social que ha generado en el País la concentración de los recursos principales de la economía por parte del capital financiero.

Si nada de esto es obra del azar, ergo, es planificado, una verdad que cada día se hace más evidente hasta para aquellos que creen que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Resulta que el plan se acelera, y los acontecimientos, se precipitan. A nivel global, debemos considerar las denuncias de Elon Musk, los Pandora Papers, Los Paradise Papers y los Panamá Papers que incriminan a todo tipo de gente, pero en particular, a la clase política y nunca jamás al dueño del circo, que es el capital financiero. A nivel local, tenemos el caso Sendic, y últimamente y en un breve lapso, los casos Astesiano, Peña y Penadés.

Alguien, aquí, hace estas jugadas para su propio beneficio, pues alguien, allá, lo impulsa y respalda.

"No te olvides de lo obvio", me decía un amigo. Así que lo obvio es que repugna a todo mundo la corrupción y la mentira, ahora, después de lo obvio conviene mirar un poco más allá, y si miramos un poco más allá vemos que estamos rodeados de aprendices de brujos que desencadenan fuerzas que no sabrán contener.

Mientras por un lado asistimos a una hipersexualización de la adolescencia por parte de la industria de la música, lo que constituye un impulso anticipado a un sexo sin amor que llevará a un seguro desprecio al sexo, tenemos, por el lado opuesto, una condena a la clase política por razones sexuales, como es el caso de Clinton, Trump y Penadés. Como se ve, no importan las políticas adoptadas por los políticos, sino su vida sexual.

En el caso Penadés, y en atención a la denuncia del muchacho de su partido, no debería ser condenado por la justicia, pues en el momento de los hechos denunciados, si un muchacho de trece años quería tener sexo con un adulto, no se castigaba. Luego, la ley, cambió, pero en materia penal no hay retroactividad. La condena que ha caído sobre Penadés, una condena que no tiene levante, es social, pues habida cuenta de ser una pulsión animal que viene desde antes de la prehistoria, el ser humano precisa levantar una abierta prohibición, por sí mismo y por los demás, a la pedofilia.

Llegamos así al chiquero de la política: aquel anda con prostitutas, al otro le practican felatios las pasantes, al de más allá le gustan los menores. No importa demasiado si hay pruebas, pues alcanza con la condena social. Se matan de esta manera tres pájaros de un tiro, pues se desprestigia a la clase política, se elimina el principio de inocencia ante el castigo de la horda, y se asesta un golpe a la sexualidad por el lado de sus prácticas más dudosas o despreciables.

¿Se discute en los medios el deterioro de nuestro aparato productivo, la ruina creciente de la República y el alevoso robo de recursos por parte de las trasnacionales, meros instrumentos del capital financiero que todo lo gobierna?

No.

¿Qué se discute?

Se discuten las cosas del chiquero, pues la política pareciera ser cosa de chanchos.

¿Es la política cosa de chanchos?

No, los chanchos no tienen política, son los hombres los que han creado la política desde el momento en que han creado el primer límite, la primera ley, la cultura.

Quienes vivieron el fatídico año 73 recordarán que llegada la hora, estaban casi todos papando moscas y muy pocos entendieron que había que defender a la República. Un alto porcentaje de la población quería que se acabara de una vez por todas con el chiquero.

Lo viste con la pandemia: pretenden sustituir a las repúblicas por un gobierno global dirigido a través de los organismos internacionales. Ahora, la OMS, negocia en secreto con nuestro gobierno el derecho de la OMS a desembarcar sin la anuencia del gobierno en caso de una nueva peste, real o ficticia, y el gobierno cederá ante la OMS, pues si no cede, le cortan el flujo de los préstamos. Allí está el Foro de Davos dictando las reglas y allí están todos siguiéndolas como títeres. Allá está Bill Gates que dice que no debemos criar vacas y ahí están los enemigos de nuestra soberanía arguyendo que debemos crear carne sintética.

El panorama es tétrico, y sin embargo, hay una esperanza.

Los medios nada dicen, pues ya sabemos en qué están los medios. Casi todo el sistema político calla, pues ya sabemos en qué anda el sistema político. La Academia guarda silencio, pues ya sabemos para quién trabaja la Academia. Contra viento y marea, y en forma silenciosa, viene creciendo un Movimiento que levanta la bandera de una Reforma Constitucional que enfrenta a los contratos secretos, que enfrenta el silencio en la política, que enfrenta la idea de que los ciudadanos no deben opinar y que enfrenta el intento criminal de suicidar a la República.

No se puede decir que no hay nada para hacer y que no hay esperanza. Vienen por nuestros recursos y precisan aniquilar nuestro poder sobre nuestros recursos. Lo hacen mediante contratos secretos, pero también lo hacen convirtiendo a la política en un chiquero.

Debemos defender a la política como una obra del hombre para organizar la vida del hombre. Si tardamos en verlo, lo vamos a lamentar.

El País se encuentra ante la amenaza más grande de su Historia.

Marcelo Marchese

UyPress – 12/04/23


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