26.JUN.23 | PostaPorteña 2353

LA FALSIFICACIÓN DE LA HISTORIA

Por Marcelo Marchese

 

¿Se acuerdan de los talibanes que destruían obras de arte? Bueno, han llegado al gobierno. El señor del bigotito, allá por el año 41, mandó destruir todas las águilas nazis que estaban en los barcos alemanes, más hubo dos que no pudo destruir. Una que andaba por los mares del norte y quedó bajo el agua y luego fue sepultada por toneladas de cemento, y otra que tenemos en este bendito País.

Esa águila es un testimonio histórico. El Estado debe guardarla y exhibirla en un museo naval y cobrar entrada a todo aquel que quiera verla y que quiera ver todo lo relacionado a la célebre Batalla del Río de la Plata, que incluye el suicidio del capitán del buque alemán, recontra sabido no nazi, que debió suicidarse para resguardar a su familia. Uno debe sacarse el sombrero ante ese capitán.

Fui profesor de Historia, pero aunque no lo haya sido, digo que no se deben destruir documentos históricos, como se han destruido a destajo, y que no se deben destruir pruebas históricas, como las han destruido religiones, Estados y otros poderes de legitimidad dudosa y fanatismo comprobado.

Resulta que aquel que olvida su pasado está condenado a repetirlo.

¡Qué curioso que Hitler quisiera destruir esas águilas, igual que nuestro gobierno bajo misteriosa presión!

En fin, Hitler, el gobierno y los que presionan, un sólo corazón.

No es tan curioso que Hitler quisiera destruir esas águilas, pues, luego que el capital financiero lo empujara a la guerra, le soltó la mano, y sabiendo Hitler que marcharía al spiedo, no quiso que se expusieran esas águilas en los museos de los vencedores para mofarse del nazismo.

¿Viste cuando en una de esos bodrios convertidos en cine, los buenos les ganan a los malos, unas bestias peludas desprovistas de sentimientos que portan esvásticas y que hacen el Heil Hitler hasta en el wáter? Estas gentes que cambiarán el águila única en el mundo por una pedorra paloma de la paz, llevando a un grado de impudicia inédita una mistificación diabólica, serán capaces, en los próximos y narcóticos films donde siempre gana el bien, el bien que hoy gobierna al mundo, de cambiar las esvásticas por palomas de la paz con el laurel en el piquito.

Si esto sigue así, resultará que para los niños del futuro, los nazis eran los buenos, ya que tenían a Picasso y su palomita como emblema.

El gobierno dice que llevará a cabo tal aberración en aras de la paz ¿En aras de la paz se oculta el pasado? ¿En aras de la paz se destruye el patrimonio histórico? ¿En aras de la paz se miente a cara de perro?

En aras de la paz nuestro gobierno se deja manejar como un vulgar títere sin alma.

El gobierno debe defender el patrimonio y la soberanía nacional y decir firme y claro: "Nosotros decidimos qué hacer en nuestro territorio, y no vamos a aceptar la injerencia de nadie que nos quiera llevar a destruir lo que es nuestro con argumentos ridículos que ocultan sucios planes".

El asunto es harto sencillo. Acaso, podríamos destinar el dinero que ganaría nuestro museo naval para financiar las jodidas jubilaciones, o acaso, podríamos invertirlo en aliviar el gasto que haremos en el trencito de UPM, que nos costará 3000 millones de dólares.

Amén de hacer mandados, el gobierno tiene un evidente propósito al llevar a cabo esta gazmoñería: por un rato, no se habla del agua, del robo del agua para prostituirla en hidrógeno verde, y no se menciona el misterioso tratado que fue a firmar a los EEUU, pero que parece estar relacionado con "el calentamiento global" y nuestras satánicas emisiones de carbono.

Gente del campo: a poner las barbas en remojo.

La cosa es bien clara ¿si encontraras todos los instrumentos de tortura, el madero y los clavos con que crucificaron a Jesús, más el látigo, la esponja con el vinagre, la lanza que le atravesó el costado, la corona de espinas, la vestimenta repartida entre los legionarios, lo transformarías en un escritorio rococó, en alianzas matrimoniales y en esponjas para lavar los platos?

Nos preguntamos si el gobierno uruguayo reflexionará antes de destruir una escultura al mismo tiempo que la verdad histórica ¿Es que reviviremos la Inquisición que destruyó obras de arte? ¿Acaso la verdad les importa un pimiento, y el arte, tres pimientos? ¿Pero no nos dijeron que eran los nazis los que quemaban libros y destruían obras de arte? Sin embargo, nada es sólo malo en este mundo ¿Viste cómo se destruyen las pruebas históricas? Que te sirva de lección, ya que se destruyen pruebas, y se fabrican pruebas, con un único propósito: engañarte.

Este asunto sólo refiere al engaño del Poder. Te lo dice un ex profesor de Historia, pero más que nada, te lo dice un amigo de la verdad, ni más ni menos amigo de la verdad que vos mismo.

Marcelo Marchese 18 junio 2023

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