28.JUN.23 | PostaPorteña 2354

Rusia: En pocas horas brilla y colapsa el motín Wagner ¿Cómo explicarlo?

Por SalvadorGómez/extramuros

 

Cualquiera que le diga a usted que le va a explicar “exactamente” lo que pasó en Rusia en los días 23 y 24 de junio, le miente. No es plausible que nadie conozca todos los detalles implicados.

Salvador Gómez eXtramuros 26 junio, 2023

Sin embargo, sí es posible dar una descripción basada en fuentes sólidas, y a partir del contexto anterior y actual, aunque sea en líneas generales proponer dos o tres hipótesis plausibles y que tengan cierto poder explicativo. No creo posible ni prudente pretender resolver todas las claves del asunto, no solo por la complejidad, sino porque aun seguramente falten ocurrir algunos hechos vinculados a lo que se desató. 

Es posible anticipar que lo ocurrido significa un antes y después para Rusia, que además de estar en una guerra no oficialmente reconocida y declarada con todo Occidente, está también procesando una especie de reajuste o revolución interna en todos los niveles: cultural, social y económico. Las acciones de Prigozhin son un síntoma particularmente elocuente de la crisis de corrupción e incompetencia de partes del gobierno ruso vinculadas al orden “Yeltsin”, o de los oligarcas, instalado en los años 90, así como los intentos de sectores de la sociedad por liberarse de ese pasado -profundamente pro-Occidente y con los mismos vicios y costumbres que hoy vemos también en los países de Occidente. Del otro lado, hay un creciente intento de adecuar la ideología y la autoconciencia de la sociedad rusa a un nuevo imaginario donde los valores y tradiciones occidentales pesen menos. Quienes están en este rumbo, tienden también a ver las demoras de la guerra como resultado de una tibieza de los mandos -especialmente los militares- que no se deciden a terminar con el asunto -quizá porque también, y previsiblemente, igual que en el estado profundo norteamericano, el estado profundo ruso está ganando con una guerra larga. 

El motín Prigozhin, por extraño que parezca, podría ser un heraldo de este cambio, y un catalizador o acelerador del mismo.

Por encima de las dos facciones la figura de Putin aparece como un árbitro que debe manejar el lugar único que ocupa. Desde el 2000 hasta ahora Putin ha cambiado y ajustado rumbos y estrategias para seguir jugando ese rol único. Los sucesos del sábado 24 lo vieron, de nuevo, salir aun con el poder en la mano y probablemente con el camino abierto ahora para desprenderse de algunas figuras corruptas del Ministerio de Defensa y alejarse un poco más de la herencia de corrupción de las elites pro Occidente -muchas de las cuales se tomaron sus jets privados apenas el movimiento de Prigozhin comenzó. Si eso fuera así, de todos modos no puede hacerlo inmediatamente. Si así lo hiciera, su poder se vería cuestionado al aparecer influido por Prigozhin.

Este informe se divide en tres partes: 1) Los hechos; 2) El contexto; 3) Posibles hipótesis explicativas

1- LOS HECHOS

El esquema de lo acontecido en las 36 horas clave, es aproximadamente como sigue.

* El 23 de junio 2023 (viernes) caída la noche en Rusia (hora local 22:21), comenzaron a circular noticias que hablaban de una profundización del conflicto que se había ventilado de distintas formas (mensajes en canales y redes sociales, comunicados de prensa, etc.) entre Prigozhin, el líder del grupo de contratistas militares privados “Wagner”, y el Ministro de Defensa de la Federación Rusa, Sergei Shoigú y el Jefe de Estado Mayor, Valeri Gerásimov.

Como se verá más ampliamente luego, Prigozhin venía acusando a Shoigú y a Gerásimov (no a Putin), desde hace meses, de ser las cabezas visibles de un sistema de burocratismo y corrupción que llevó a la muerte a soldados rusos, y de demorar innecesariamente el curso de la guerra, además de no ofrecer todo el apoyo requerido al grupo Wagner. También en el conflicto estaba pendiente un nuevo estatus para el Grupo Wagner, y la intención del estado ruso de asimilar a sus componentes dentro del ejército de línea. 

Poco más tarde, (22:44) el vocero de Putin, Dmitri Peskov, dijo herméticamente que el Presidente “estaba en conocimiento de estos movimientos, y había tomado las medidas necesarias“, y cinco minutos más tarde el FSB ruso había calificado lo ocurrido de “un llamado a una rebelión armada” y había “iniciado un caso criminal“. El FSB procedió a allanar las oficinas del Wagner, un moderno edificio en San Petersburgo.

* Durante esa noche, ya madrugada del 24 de junio, un contingente del grupo Wagner de un tamaño inespecificado -Prigozhin habló de 25.000 pero todos los reportes y filmaciones muestran apenas el tamaño de un par de batallones a lo sumo al principio (alrededor de 2000 soldados), comenzó a trasladarse desde sus bases (varias de ellas en Luhansk, cerca de Bajmut, en ex-territorio de Ucrania) hacia Rostov, importante ciudad al sur sobre el Don, territorio de la Federación Rusa.

A esa hora del día 23 la policía está presente haciendo controles en las rutas principales que rodean los accesos -desde la frontera con las repúblicas de Luhansk y Donetsk, ex Ucrania.

* Durante la madrugada y la mañana, un contingente del Wagner arriba a la ciudad, sin enfrentar resistencia alguna. El ejército ruso se mantiene también a distancia -en el video a continuación, por ejemplo, se ve el avance de algunos vehículos del grupo Wagner hacia Rostov, mientras algunos soldados rusos que están apostados en una estación de servicio los observan sin ejercer ninguna acción. 

La ciudad funciona normalmente: un barrendero trabaja entre los tanques, los habitantes de la ciudad, distendidos y en ropa de verano, conversan con los soldados y se sacan selfies entre los tanques y transportes, que están estacionados alrededor del edificio del Distrito Militar Sur, donde los oficiales del Wagner han desembarcado. Algunos miembros del Wagner están apostados en actitud de alerta, pero la gente camina a su alrededor como si todo fuese normal. No se vislumbra combate alguno. 

El Gobernador de la ciudad, Golubev, dice que todo está bajo control y que ha instruido para que la ciudad siga funcionando normalmente.

* En Moscú, mientras tanto, se verifica durante esa noche movimiento de material y personal militar. El perímetro de la ciudad, especialmente en los accesos sur, comienza a ser ocupado por retenes y unidades militares. Se avisa a la gente que preferiblemente no viaje al sur por esas rutas.

En Rostov, la mañana del 24 llegan unidades militares rusas que causan demoras en el tránsito. El Wagner bloquea las calles de acceso al centro de la ciudad.

* Al llegar a Rostov, Prigozhin se reúne con el Viceministro de Defensa, Yunus-Bek Yevkurov Luego, Prigozhin declara “ya que Gerásimov (Jefe del Estado Mayor del Ejército de la Federación Rusa) no ha venido a encontrarse conmigo, entonces tendré que ir yo mismo a Moscú

* Mientras esto está ocurriendo en Rostov (Prigozhin permaneció allí durante todo el día, como se supo al final) una serie de columnas de vehículos militares del Wagner, por separado, han comenzado a marchar hacia el norte, en dirección a Moscú. 

A esa altura, la ruta M4 Don, que comunica Moscú con el Sur, es el centro de todo lo que ocurre. 

Hasta ese momento la información era escasa y de dudosa calidad. Evidentemente algo grande estaba pasando, pero no era fácil verificar y distinguir realidad de engaño.

* A las 10 de la mañana de Rusia, Putin aparece en público por primera (y única) vez desde que comienza el incidente. En un breve y enérgico discurso -que da de pie delante de su escritorio, en lugar de estar sentado como es habitual- admite públicamente que hay un acto que dirige, al fin, a “aquellos que han sido atraídos a tomar parte en este emprendimiento criminal, y empujados a cometer el crimen más grave -motín armado-, sea con engaño o amenaza“. Luego de afirmar que Rusia está enfrentada a todo Occidente, y que para triunfar se necesita unidad, dice que la división que este motín representa es “una puñalada por la espalda a nuestro país y su gente“. 

Curiosamente, hace una referencia histórica enseguida, con significado simbólico y político concreto: “Este es exactamente el golpe que recibió Rusia en 1917, cuando el país libró la Primera Guerra Mundial. Pero la victoria le fue robada… y lucrativos intereses fueron cosechados por todo tipo de aventureros políticos y fuerzas extranjeras que dividieron el país y lo desgarraron. No permitiremos que esto vuelva a ocurrir“. Es decir, usando la referencia al inicio del régimen leninista en Rusia, Putin explícitamente se desmarca del comunismo histórico y lo conecta con “fuerzas extranjeras que dividieron el país”. La alusión a fuerzas extranjeras pareciera sugerir que, a esa altura al menos, no cree que Prigozhin actúe por motivos propios.
Finalmente, luego de dejar claro que se está frente a una “traición” y que los responsables de planearla “recibirán el castigo inevitable“, Putin declara que se introducen “medidas antiterroristas” en Moscú, su región, y otras regiones“.

Luego de esto quedó oficialmente reconocido que Rusia se enfrentaba a un conflicto interno potencialmente gravísimo, justo en medio de la ofensiva ucraniana.

* Al iniciarse la tarde, ya en la zona de Voronez -aproximadamente a mitad de camino entre Rostov y Moscú- se produce un episodio confuso y una serie de escaramuzas. Existen informaciones extraoficiales de que hubo dos, o más, helicópteros rusos derribados por armas antiaéreas disparadas desde el convoy de Wagner, o desde otra fuente desconocida.  También circularon en muchos canales de Telegram distintos videos falsos que mostraban una guerra civil sangrienta, y que mucha gente dio por buenos. 

Si bien el número exacto de material afectado en el curso del motín es desconocido, parece haber consenso de que al menos un helicóptero de observación fue derribado, puesto que el propio Prigozhin lo reconoció, declarando que fue “un error”

En todo caso, el número total oscila entre un helicóptero en el caso mínimo, a una lista de máxima de hasta 7 aeronaves, comunicada por algunos canales rusos de Telegram: “3 helicópteros EW Mi-8MTPR; 1 Mi-8 de transporte; 1 Ka-52 de choque; 1 Mi-35M de transporte y combate; 1 Il-22 VzPU (puesto de control aéreo)”.

Si estas bajas entre las fuerzas leales al Ministerio de Defensa se produjeron, o no, es algo que no ha sido reconocido oficialmente. La información solo circula en canales privados de información. Existen fotos que muestran restos de aviones y helicópteros, pero es imposible conocer si corresponden al día 24 de junio o no. (El Ministerio de Defensa ruso, que informa puntualmente de cada vehículo y evento militar cada día, ha mantenido hasta su último reporte del día 25 de junio un absoluto silencio sobre todo lo relativo a esta situación interna en Rusia). 

* Hacia las 16 horas locales, los vehículos más avanzados de la columna Wagner llegaron al sur del oblast de Tula, a una distancia entre 300 y 200 km de Moscú. El Gobernador de Tula Aleksei Dyumin -que es un personaje política y militarmente muy importante en Rusia por su rol en Crimea en 2014- se involucró directamente en las negociaciones.

El mensaje habría sido claro: “hasta aquí se les permitió avanzar. Si siguen avanzando, aniquilaremos las columnas Wagner que lo hagan”. Es un hecho que el ejército ruso no había intervenido directamente hasta ese momento. También es un hecho que las columnas del Wagner (al final a lo sumo 4.000 hombres) no pueden ganarle de ninguna manera al ejército ruso. Y también es un hecho que un enfrentamiento directo habría terminado no solo con Wagner sino con miles de soldados rusos, y tal vez con el gobierno mismo, ante la magnitud de un desastre tal en un momento clave de la guerra externa.

* Luego de poco más de una hora de conversaciones en las que intervino decisivamente Alexander G. Lukashenko, el Presidente de Bielorrusia, aliado de Putin y amigo personal de Prigozhin desde hace muchos años, poco antes de las 19:30, hora de Rusia, la situación llegó oficialmente a su fin. Prigozhin ofreció un breve comunicado:

Llegamos a 200 km de Moscú sin derramar una gota de sangre. Ahora existe la posibilidad de que se derrame sangre. Comprendiendo esta responsabilidad, daremos la vuelta a nuestros convoyes y regresaremos a nuestras bases tal como estaba previsto“.

Las autoridades rusas hablaron por intermedio del vocero oficial Dmitry Peskov:

Había un objetivo superior: evitar el derramamiento de sangre, evitar la confrontación interna, evitar enfrentamientos con resultados impredecibles. Fue en nombre de estos objetivos que se implementaron los esfuerzos de mediación de Lukashenko. El presidente Putin tomó la decisión en consecuencia. 

Los dos presidentes acordaron que Lukashenko mediara para llegar a un acuerdo. Apreciamos mucho su iniciativa. Lukashenko conoce personalmente a Prigozhin desde hace mucho tiempo; fue su propuesta personal. Agradecemos al presidente este esfuerzo. 

La situación se resolvió sin pérdidas. Se llegó a un acuerdo para que los PMC de Wagner regresaran a los campamentos. Algunos de ellos firmarán contratos con el Ministerio de Defensa si lo desean. Esto se aplica a las unidades que no participaron en el motín. 

En cuanto al resto de los combatientes – nadie los procesará en vista de sus méritos en el frente. Siempre hemos respetado sus hazañas.

Usted me pregunta qué pasará con Prigozhin personalmente. La causa penal contra él será archivada, y él mismo irá a Bielorrusia.Esto no afectará en absoluto al curso de la Operación Militar Especial…


Sin embargo, esta versión oficial deja espacio para mucha especulación sobre lo que realmente haya ocurrido, y lo que se haya negociado.

Prigozhin llamó a esto una “Marcha por Justicia”. Medvédev, Vicepresidente de Rusia -y últimamente vocero de una línea más dura que la de Putin-, declaró: “El desarrollo de los acontecimientos demuestra que las acciones de las personas que organizaron la rebelión militar encajan plenamente en el esquema de un golpe de Estado organizado“.

Poco tiempo después se vio a Prigozhin acompañado por un conjunto de colaboradores abandonar el edificio del Distrito Militar Sur en Rostov, subirse al asiento trasero de un blindado negro luego de saludar a algunos ciudadanos que estaban esperando fuera, y perderse en la noche. En teoría, fue transportado a Bielorrusia, pero nadie da razón exacta de su paradero. Algunas figuras occidentales sugieren que ‘Bielorrusia’ ubica a Prigozhin, y los hombres que le sigan fieles, a pocos kilómetros de Kiev, y lo ven como una posible amenaza. Al intervenir, Lukashenko ofrece una jurisdicción donde el Grupo Wagner pueda sobrevivir fuera de Rusia, y seguir operando.

En cuanto al resto de sus tropas, regresaron a sus bases, luego de festejar el fin del asunto con un conjunto de ciudadanos, no muy grande, que los rodeaban en algunos lugares, como muestra el video siguiente. Cabe acotar que la mayoría de la compañía Wagner estaba licenciada en estas semanas, pleno verano ruso, luego de la toma de Bajmut. 

Es relevante notar en este racconto que ninguno de los críticos vocales de Putin en Rusia salió a apoyar a Prigozhin durante estos eventos. Me refiero a críticos que normalmente exigen a Putin que sea más duro en Ucrania, pues argumentan que el Presidente es demasiado condescendiente con los “enemigos internos”, los “quinta y sexta columna”. Todos ellos dieron explícitamente su apoyo a Putin, desde Serguéi Gláziev (diputado Duma) a Dugin, a los gobernadores de las regiones del Donbass, así como Ramzán Kadírov, (Chechenia) entre otros. La consigna parece haber sido “se condena el motín, y no se debilita la cabeza del gobierno en medio de una guerra”.

¿Qué ocurrió? ¿Cómo explicar este aparente golpe de Estado, que amenazó con desatar un conflicto sangriento interno, y terminó con algunas llamadas de teléfono, y una supuesta negociación de la que no se conocen a ciencia cierta los términos?

Para intentar exponer las que considero las hipótesis verosímiles, hace falta algo de contexto. A eso se dedica la siguiente sección.

2 – CONTEXTO

(a) La relación entre el Wagner y el estado

La Compañía Militar Privada Wagner (en Rusia se los conoce simplemente como “El Grupo Wagner” o popularmente como “Los Músicos”) es un ejército privado de mercenarios, voluntarios, que hacen trabajos militares a cambio de un pago. Su creador y cabeza visible -que no coincide con sus jefes militares principales en sentido técnico- es Prigozhin, un antiguo conocido de Putin que tiene varias empresas en Rusia. También tiene un poderoso aparato de relaciones públicas y una capacidad de comunicación y propaganda apreciablemente más hábil y eficaz que la del propio estado ruso.

Prigozhin, hoy un multimillonario, estuvo preso durante diez años. Luego fundó la compañía y ha conseguido, con el paso de los años, convertirla en un grupo de contratistas militares de elite. 

Dentro de la historia de servicios prestados, está su decisiva intervención en el conflicto en Siria, donde se atribuyen al Grupo Wagner los éxitos principales que cambiaron el curso de la guerra y liquidaron al Isis.

Legalmente solo tiene autorización del estado ruso para intervenir fuera de fronteras, pues constitucionalmente el monopolio de la fuerza armada dentro de las fronteras de la Federación corresponde al ejército. De todos modos, el Wagner ha utilizado instalaciones del Ministerio de Defensa para entrenamiento, y habitualmente recibe equipo y apoyo del mismo para sus actividades bélicas. Su estatus legal es, pues, notoriamente gris.


En determinado momento durante 2022 un decreto permitió que se integrasen al Wagner a presidiarios que manifestasen su voluntad de hacerlo, obteniendo así un contrato de seis meses y una conmutación de la pena -salvo los que hubiesen cometido determinados crímenes graves no excarcelables.

Hoy Wagner es sin duda la empresa militar privada más formidable del mundo. Sus efectivos oscilan -hacen a menudo contratos de seis meses- entre unas pocas y varias decenas de miles.

Ese es el prestigio de Prigozhin, muy amplificado en Rusia en el último año luego de la intervención de Wagner en Mariupol primero, en Bajmut después.

Shoigú, con quien ahora está enfrentado, obtuvo su espacio en la opinión pública al manejar el Ministerio de Situaciones de Emergencia cuando, a fines de los ’90 y comienzos de este siglo, el terrorismo político y mafioso campeaba en las principales ciudades de Rusia.

(b) La entrada del Wagner en Ucrania y el crecimiento de Prigozhin

La entrada del grupo en el conflicto en Ucrania no se dio al comienzo mismo, sino poco después. ¿Qué ocurrió?
Como es consensualmente admitido ahora, el error de cálculo hecho por la dirección rusa cuando creyeron que bastaría una demostración inicial de fuerza para sentar a Zelensky a la mesa de negociaciones -y, según opinan personas bien informadas, apoyar a un aliado de Rusia a que se hiciese del poder en Kiev- resultó en la necesidad de un cambio de rumbo. Del relativamente pequeño contingente que entró en Ucrania al comienzo, el cual además estaba compuesto en buena medida por las propias milicias de las repúblicas pro rusas del Donbass, Putin debió hacer un giro, agregar rápido más fuerzas, diseñar una nueva estrategia, y a su tiempo llamar a la movilización que se concretó en el otoño boreal pasado. 

Apenas el nuevo escenario -guerra larga contra todo Occidente- se hizo patente, se produjo una hoy famosa llamada que Gerásimov le hizo a Prigozhin. Luego de esa conversación, y sin papel formal ni acuerdo firmado, Wagner apareció en el frente. Cuando, en la primavera de 2022, se hizo necesario cubrir zonas del frente que estaban flacas de tropas debido a que la “línea de contacto” rápidamente se extendió por unos 1000 km, se acordó el “Proyecto”: reclutamiento para “Wagner” desde lugares de privación de libertad. Con ello los rusos lograron saturar la línea de contacto sin movilización.
Hasta ese momento Ramzán Kadírov, el líder militar checheno, era una figura inmensamente popular en Rusia. A partir de los hechos de la guerra en Mariupol y la intensa promoción del Wagner en Rusia -carteles y gigantografías forman parte de la propaganda habitual que Prigozhin dispone, además de un intenso uso de las redes sociales, puesto que su acceso a los medios grandes en Rusia está muy limitado- Prigozhin comenzó a ocupar el liderazgo en reconocimiento e imagen en el rubro “héroes de guerra”. 


(c) Los antecedentes del choque

Luego de que Wagner jugase un rol preponderante en la toma de Popasna empezaron a aparecer en público los primeros signos del conflicto -y celos y luchas de egos, que parecen jugar cierto papel en lo que ocurrió. En agosto – setiembre comenzó una movilización de reservistas y voluntarios en Rusia. 

Para entonces Wagner seguía avanzando en Bajmut (Artyomovsk). Fue allí que se estableció el nudo del discurso que Prigozhin comenzó a comunicarle -desde el frente mismo- a la sociedad rusa. 

Ese nudo era algo de este tipo: ‘mientras nosotros peleamos y damos la vida aquí, las elites pro Occidente que viven en nuestro país son traidoras de Rusia, y están en tratos con el enemigo. Mientras nosotros no dormimos para pelear por Rusia, acomodados incompetentes en el Ministerio de Defensa toman decisiones equivocadas que cuestan vidas, y encima no nos dan el apoyo logístico que precisamos en Bajmut’. 

Algunos analistas insisten en que una parte, al menos, de ese discurso -la parte militar- es falsa, pues sin el abundante trabajo de artillería y aviación del ejército regular, Wagner no habría siquiera empezado a avanzar en ninguna parte.
Pero son pocos los conocedores que se atreven a negar dos cosas: corrupción en zonas del gobierno ruso, y elites -cuyos intereses están precisamente en Occidente, y fueron perjudicados por las sanciones- que no solo nunca quisieron una guerra con OTAN y Estados Unidos, sino que estaban trabajando activamente “por atrás” para debilitar a Putin, al ejército, y a toda la política exterior rusa actual de pivoteo hacia Asia y el “Sur global”.

Desde el 10 de octubre 2022 en que comenzó el plan de Surovikin de guerra de recursos y no territorial, ataques en oleadas con misiles de alta precisión, y fuego constante de artillería sobre las defensas ucranianas, el único sitio donde hubo importante acción “cara a cara” fue Bajmut. Una vez más, Prigozhin y sus “músicos” monopolizaban la zona “romántica y heroica” del horror. El ejército ruso, mientras tanto, se preparaba para el muy anunciado contraataque ucraniano, introduciendo un régimen de ahorro de recursos para todos, incluido el Grupo Wagner.

En los meses entre octubre y mayo hubo varias declaraciones públicas de Prigozhin criticando a la “burocracia de Moscú”. Pero el punto culminante fue una entrevista de media hora que dio a comienzos de mayo.  En ella argumenta que Rusia tiene todo lo necesario para ganar, rápida y decisivamente; pero los dirigentes alejan a propósito los recursos de los actores que los necesitan. En el momento culminante, parece anunciar su resolución a “morir por la causa” y dice: “No tengo derecho a mentir a la gente que tendrá que vivir en este país en el futuro. Mátenme si quieren, eso sería mejor que mentir. Me niego a mentir sobre esto. Rusia está al borde de una catástrofe. Si no apretamos inmediatamente estos tornillos sueltos, este avión se desintegrará en pleno vuelo“.

Como ha observado el analista brasileño Pepe Escobar en este artículo de análisis, Prigozhin volvía a observar algo que había denunciado repetidamente: “¿por qué Rusia debe seguir vendiendo petróleo a Occidente a través de India? [Prigozhin] dice que esto es una traición. Las élites de Rusia están en negociaciones secretas con la élite occidental“.

Este tipo de retórica incendiaria es apoyada decisivamente por figuras rusas que siguen una línea “patriótica” y reclaman que se elimine a burócratas y oligarcas que, del lado ruso, están haciendo básicamente lo mismo que sus contrapartes en Estados Unidos: repartirse el botín de guerra -por ejemplo, empresas y fuentes de recursos en los territorios del Donbass que pasaron a manos rusas luego de la lucha de, entre otros, el Wagner- en lugar de entregárselo a los dirigentes locales que hace 8 años que soportan el bombardeo de civiles aplicado por Kiev.

Luego de estas declaraciones de máxima, se produjo aparentemente una nueva negociación entre Wagner (que había amenazado retirarse de Bajmut y perder todo lo conquistado) y el Ministerio de Defensa. Los Wagner se quedaron, y terminaron su tarea allí con la derrota total de los ucranianos. 

La batalla final por Bajmut parece haberse desarrollado pues en condiciones tales de popularidad del Wagner y, a la vez, conflicto abierto con Shoigú y Gerásimov, que la salida previsible era una negociación donde se concediese el dinero requerido y al menos algo de fama por la victoria al Wagner, y acto seguido, sacarlos del asunto. Prigozhin ya molestaba abiertamente a toda una zona del establishment y la elite rusa deseosa de acordar algo, y terminar la guerra.

El Ministerio de Defensa ruso emitió una orden por la cual los miembros de Wagner que quisiesen seguir adelante debían enrolarse en el ejército de línea. Constitucionalmente, dado que los territorios conquistados en el Donbass son -formalmente, desde el punto de vista de los rusos- tierra de la Federación Rusa, bajo esa condición el Wagner no puede operar -recuérdese que solo se les permite operar fuera de fronteras. 

Entonces Prigozhin fue a negociar con sus enemigos en Defensa con pedidos de máxima, a saber: 

– acceso a todo el material y tecnología, excepto a las fuerzas nucleares 

– financiación completa a cambio de una participación del 6% en los beneficios de la Operación Militar Especial

– derecho de veto sobre cualquier decisión que implicara el despliegue de Wagner
– todo ello durante un periodo de 20 años)

El Ministro de Defensa ni siquiera los recibió para discutir semejantes condiciones. Las amarras, al parecer, estaban cortadas, y era cuestión de tiempo que el asunto saltase de alguna forma.

d) Prigozhin como aliado interno de las facciones que quieren romper del todo amarras con Occidente

Todo lo anterior pinta a Prigozhin como un ultra patriota fanático, dispuesto a todo para llevar a Rusia a una ofensiva absoluta. Si es la figura radical y crítica que parece, su rol está bien claro en ese caso, y su acceso privilegiado a información podría haberlo lanzado a la acción última. Pues aparentemente -la única fuente para esto es una que ha referido Daniel Estulin, sin posible confirmación-, en los días previos al 24 de junio habría habido una reunión de alto nivel de los establishment inglés, americano y ruso, en donde planificaron una salida negociada al conflicto -luego de la debacle, por ahora, en que se ha convertido la muy anunciada “gran ofensiva” ucraniana

Ahora bien, cualquier pre acuerdo de ese tipo hoy, en que la guerra está decididamente volcada en favor de Rusia, sería considerado una traición por la zona de la opinión rusa -mayoritaria absolutamente a nivel popular, entre los soldados, y entre los sectores más nacionalistas y tradicionalistas del país- que cree que lo que hace falta es ser más agresivo, declarar de una vez una guerra, tomando medidas para hacerla rápida y decisiva, con todo lo que ello significa en materia de inversión de recursos, y al mismo tiempo terminar de desplazar del poder y la influencia interna a todos los sectores de la elite que socavan esa línea. Muchos de ellos, gracias a las sanciones, han emigrado por sí solos desde que empezó el conflicto.

Esos sectores radicales, en general, adhieren a la idea de que el conflicto se ha demorado innecesariamente. No se oponen a Putin, sino que buscan “fortalecerlo” a su modo, luchando contra lo que ven como fuerzas de freno interno, que están compuestas por elites occidentalizadas, comprometidas con el mundo “viejo” previo a 2020 y a 2022, deseosas de volver a aquel, y comprometidas también con el globalismo, con la ortodoxia Covid, con los discursos de las burocracias internacionales, etc. 

3 – TRES HIPÓTESIS POSIBLES

HIPÓTESIS I: Prigozhin hizo exactamente lo que proclamó: una demostración de fuerza para ayudar a limpiar a los “traidores y burócratas” internos.

En esta hipótesis, Prigozhin viene avisando hace meses que no estaba dispuesto a permitir que los burócratas y corruptos, y las elites internas rusas que los sostienen, siguiesen dirigiendo el curso del conflicto, y organizó una demostración de fuerza, una “Marcha por Justicia” hacia Moscú para, en cierto modo, ayudar a apurar ese cambio, y bloquear esa posibilidad de acuerdo y negociación con Occidente.

Esta hipótesis explica bien varios asuntos. El asunto más extraño sobre el que esta hipótesis abre luz, es el modo en que el asunto terminó. ¿Cuál fue el acuerdo negociado, y cómo puede ser que los amotinados se hayan ido tranquilamente a sus bases sin ninguna consecuencia para ellos?

Si Prigozhin está operando para exhibirle a la propia sociedad rusa esa brecha aun existente entre rusos pro-Occidentales partidarios del capitalismo globalista, y el resto, entonces tiene sentido que Putin haya permitido que avanzase hasta un punto, y a partir de allí el Presidente lanzaría su propio juego a la interna.

Para ello precisaba primero la demostración de fuerza de Prigozhin, la que parece haber servido para dejar de manifiesto debilidades alarmantes en personas clave del gobierno. 

Se observa, por ejemplo, que Gerásimov estaba en Rostov cuando llegaba Prigozhin el sábado de mañana, y que se fue de apuro, dejando a su Vice para que lo representase, lo que puede interpretarse como una opción táctica para no exponerse a una negociación en igualdad con alguien que no es oficialmente reconocido como interlocutor válido, o como una huida.

Además, muchos jets privados partieron de Moscú y San Petersburgo hacia Georgia, Armenia, Dubái, y otros destinos fuera del país cuando se vio lo que ocurría. Putin podría haberse visto más solo de lo que esperaba cuando la crisis se desató, y haber constatado cuáles son sus apoyos reales.

En esta hipótesis, Putin desarrolló una negociación que naturalmente no fue meramente “con Prigozhin”, sino que Prigozhin es un emergente de todo un sector de poder e ideología en Rusia entre el que estarían no solo las fuerzas más nacionalistas y anti-globalismo, sino la mayoría del ejército, incluyendo los mandos medios y los generales en el campo, enfrentado como hemos dicho a algunos altos burócratas de la Defensa en Moscú, y sus sostenedores en el poder real. Esta negociación -de la que aun nada se sabe en concreto- podría abrir paso a un cambio importante de poder en el Kremlin. Esto puede tener consecuencias para la guerra, y para la política interna de Rusia en el futuro próximo.

Esto también explica dos cosas más: primero, que en el comienzo mismo de su discurso del 24 Putin haya arrancado apelando a los comandantes del ejército que dirigen las operaciones en Ucrania y los haya elogiado y dicho que recién había hablado con ellos, acercándose a la postura de estos, y desmarcándose quizá de su propio Ministro de Defensa, a quien jamás nombra – ni apareció ni una vez en el transcurso de todos los acontecimientos principales.

Segundo, que la negociación haya terminado con el perdón explícito de Prigozhin y de los miembros de Wagner que se plegaron al motín. Putin habría, en su discurso, llenado su lugar simbólico irrenunciable: se mantuvo firme ante la insurrección, que es inaceptable. Pero luego obtuvo una solución lo menos cruenta posible, que además le sirve en sus manejos de poder interno.

Esta hipótesis incluye, además, en un nivel más simple, que Prigozhin estuviera también buscando luchar para preservar su grupo de la desaparición.

HIPÓTESIS II: Prigozhin fue comprado por Occidente y Ucrania

Esta hipótesis es relativamente simple. Dado que es un mercenario, con un pasado inescrupuloso, Prigozhin habría pasado a estar en connivencia con Occidente. Por una gruesa cifra en dólares o rublos, se lanzó a una aventura, pensando -quizá instruido por el MI6 o la CIA o ambos- que tendría el apoyo de determinados oligarcas que vienen trabajando en Rusia para erosionar el poder actual. 

Andrei Martyanov, que es uno de quienes ha sustentado esta hipótesis con más fuerza, dice que “fuentes internas” en el poder ruso le dijeron que estaban en conocimiento del asunto, y que la acción de Prigozhin se habría planeado para que coincidiese con el momento en que se esperaba que la ofensiva ucraniana rompiese una, o quizá dos de las líneas de defensa rusas. En ese contexto dramático, la irrupción de un conflicto interno en la retaguardia podría haber desencadenado los acontecimientos y hecho colapsar el poder de Putin, causando el tan ansiado cambio de régimen.

El problema es doble: ni los ucranianos han logrado romper siquiera la primera -de cinco- líneas de defensa rusa, sino que cuando Prigozhin avanzó lo suficiente en el plan el día 24, y se dio cuenta de que no lo apoyaba nadie y más bien Rusia estaba unida contra él -sus supuestos aliados, en cambio, habían volado en sus jets, y la oposición a Putin apoyó abiertamente al Presidente-, decidió abortar el asunto. Arregló una salida para él y su gente, y asunto concluido. 

En esta hipótesis, Putin por el momento lo habría “perdonado”, pero el ejército no olvidó que -es lo más probable- los Wagner bajaron uno, dos, o más helicópteros y aviones del Ministerio de Defensa, y mataron personal ruso. Esto es difícil que le sea perdonado, si ocurrió. 

Francamente, nadie en Occidente pareció haber previsto nada de lo que pasó. La completa “falta de línea” de que hicieron gala algunos tuiteros y comentaristas pro-Biden durante el desarrollo de los hechos fue notable, y a veces hasta divertida. Defensores de la democracia, aplaudían un evidente golpe de Estado contra un gobierno electo, el ruso. Los que hasta el 22 de junio odiaban a Prigozhin y al Wagner como a la peor cosa de la tierra, comenzaron a apoyarlo, pensando que estaba a punto de voltear a Putin y todo su gobierno, y tomar Moscú con una columna de 2000 o 4000 hombres, sin apoyo logístico alguno, lo que lo dejaba eventualmente sin munición de reemplazo, sin combustible (salvo que el plan fuese parar en alguna estación de servicio), y con sus vehículos alineados como patitos en fila a merced de la aviación rusa, que es de primera línea en el mundo.

Es imposible, como lo explica muy bien Brian Berletic aquí con lujo de detalles, tomar en serio siquiera la idea de que Prigozhin podría “tomar Moscú”. Evidentemente, apenas se diese la orden, todas sus fuerzas de elite serían aniquiladas. Por tanto, la única forma sensata en que esta hipótesis tuviese algún sentido, es pensar que había poderosas fuerzas, incluso militares, dentro de Rusia, que se iban a sumar al motín. 


Algo de esto sugiere alguien importante y conocido por su inteligencia, como Sergei Gláziev, quien cree que el asunto estuvo coordinado de afuera, y declaró “Cuando la ofensiva de los chacales de la OTAN en Zaporiyia y Donbass se estrelló contra un muro, una rebelión interna levantó la cabeza. Tales coincidencias no ocurren por casualidad. El levantamiento tiene lugar en un momento en que el enemigo está derrotado y sus amos se disponen a negociar la paz. Ya está claro para todos que las AFU( Fuerzas Armadas de Ucrania)están condenadas a la derrota. En el campo de batalla se ha producido un giro a nuestro favor. Nuestro apoyo y condena de la agresión de EEUU y la OTAN está creciendo en todo el mundo. En EEUU y la UE, la popularidad de los políticos que nos hicieron la guerra está cayendo. El enemigo no tiene otra posibilidad de conservar el poder que la organización de un golpe de Estado en nuestro país. La acción de los insurgentes es realmente una puñalada por la espalda, como bien ha dicho nuestro Presidente. No cabe duda de que la insurgencia está coordinada y dirigida por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña y, posiblemente, alguno de los países de Oriente Medio [Gláziev se refiere a Israel]. Es probable que la rebelión haya sido provocada por sus agentes de influencia, que se disponen a aprovechar la situación para organizar la sedición y la posterior destrucción de Rusia, como hicieron antes. Estamos obligados a unirnos en torno al Presidente de Rusia V. V. Putin y a dar un decidido contraataque al enemigo, externo e interno“.

Esa declaración de Gláziev resume esta hipótesis II. 

HIPÓTESIS III: Todo fue un montaje, una falsa bandera. Si fuese así, la pregunta que queda abierta es: ¿para qué?

En esta hipótesis, que es en realidad una teoría conspirativa de mucho volumen, se supone que nunca hubo en realidad un motín. Que Putin y Prigozhin lo acordaron todo previamente. Incluso hay quienes suponen que Prigozhin era un doble o triple agente que engañó a los servicios occidentales, recibiendo dinero de ellos y traicionándolos justo al final.  

Para abonar esta hipótesis, se cita lo absurdo de la movida, la imposibilidad de que terminase bien, el hecho de que los cañones de los tanques siempre estuvieron cubiertos y los soldados y el líder, claramente, nunca temieron por su vida, ni se parapetaron, ni se cuidaron de francotiradores oficiales, ni de ninguna represalia posible. También el hecho de que haya terminado sospechosamente “rápido y bien” tanto para Putin como para el Wagner y su jefe. 

Desgraciadamente, el problema con esta hipótesis es triple. Primero, personas serias que luchan durante años con riesgo de vida y que tienen que dirigir y convencer a miles de otros que hacen lo mismo, no tienden a jugar con ello, por más “fog of war” (niebla de guerra) que se invoque. Segundo, Prigozhin venía desplegando su abierto conflicto con el Ministerio de Defensa desde hace mucho -aunque Pepe Escobar, el periodista se pregunta si aquello mismo no era teatro también. 

Pero, sobre todo, si esto era teatro, era teatro armado por los rusos. Ahora bien, amagar un motín justo en el momento en que la imagen de unidad y fuerza de Rusia era más necesaria, en el momento clave de la ofensiva ucraniana, no tiene ningún sentido si lo que se buscaba era una PsyOp (operación psicológica) que favoreciese al Kremlin. La situación del 24 de junio no tiene ningún sentido como arma a favor de Rusia -salvo que lo que se quiere sugerir sea una variante de la hipótesis I. En la hipótesis I sí hay posibilidad de que un entendimiento, incluso implícito, entre Putin y Prigozhin, haya jugado un rol fundamental. 

CONCLUSIÓN

El episodio sigue siendo extravagante: una fuerza dirigida por un mercenario mediático ruso con fama de héroe que quiere que la guerra con los ucranianos y Occidente sea más dura y más decidida, rueda cientos de kilómetros hacia Moscú, amenazando el poder central, en el momento más delicado de una guerra de Rusia con Ucrania y Occidente…
De pronto, luego de algunas llamadas de teléfono, todo se disuelve, y nadie es perseguido.

Obviamente, la clave principal es: ¿qué fue, exactamente, lo que se acordó? Los rumores, absolutamente extraoficiales, dicen que lo siguiente:

1 – Las tropas “Wagner PMC” se incorporarán y fusionarán con las Fuerzas Armadas rusas.

2 – Gerásimov y Shoigú dimitirán, y serán sustituidos por Sergei Surovikin (como jefe del Estado Mayor) y Aleksey Dyumin, gobernador de Tula, muy respetado en las Fuerzas Armadas rusas, que desempeñó un papel clave en la operación de Crimea que condujo a la reunificación de la República con Rusia (como ministro de Defensa).

3 -Se pondrá fin a los procedimientos penales contra Prigozhin, y los combatientes de la “Wagner PMC” gozarán de inmunidad.

Si ese fue el acuerdo y esto se demuestra en la práctica, entonces la Hipótesis I es la única correcta. Pero no lo sabremos hasta que corra el tiempo y las siguientes cartas vayan saliendo del mazo.

Nota de posta anterior sobre el tema  ver  AQUÍ


Comunicate