16.AGO.23 | PostaPorteña 2362

El triunfo de Milei en las PASO desata la alarma en el ‘establishment’ argentino

Por Karina Mariani

 

EL CANDIDATO LIBERTARIO SUPO CANALIZAR EL HARTAZGO SOCIAL

 

KARINA MARIANI AGOSTO 16, 2023, LA GACETA DE LA IBEROSFERA

El domingo pasado Argentina volvió a mostrar que siempre se puede sumar confusión al caos. Esta vez convirtiéndose en noticia mundial sólo por la celebración de elecciones partidarias internas que simplemente determinaron los candidatos a la presidencia y a las cámaras legislativas nacionales. En efecto, eso son las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias), un tipo amañado de primarias ideado por Néstor Kirchner para blindar a la partidocracia y brindarle más fondos aún. En la práctica se trata de una encuesta gigante, como ese mapa escala 1 en 1 que describe Borges en su brevísimo cuento.

El domingo en esta gran encuesta Argentina mostró lo que piensa sobre la política y sus políticos y la sorpresa fue mayúscula. Terremoto es la palabra más elegida por los cronistas para explicar la espectacular performance de Javier Milei, un candidato excéntrico en el sentido más literal del término. Milei con su formación llamada «La Libertad Avanza» fue, no sólo el candidato más votado, sino que logró teñir casi todo el mapa nacional, un resultado impensado que dio por tierra a todos los análisis, encuestas y especulaciones previas a la contienda.

En la elección se presentaba el oficialismo peronista con una coalición llamada «Unión por la Patria» en una interna entre el actual ministro kirchnerista plenipotenciario  Sergio Massa y el ahijado del Papa Francisco Juan Grabois, cuyo currículum se nutre de piqueterismo y ocupaciones de tierras. De parte de la oposición tradicional, representando al partido que fundó Mauricio Macri, la coalición se llama «Juntos por el Cambio» y en ella competían Patricia Bullrich, exmiembro de casi todos los partidos y movimientos políticos argentinos, incluidos los armados, con gran cercanía a Macri vs. Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, también ex casi todo pero con un perfil tecnocrático, dialoguista y acuerdista. La izquierda tradicional presentaba varios candidatos y finalmente competía por primera vez en una PASO presidencial, el líder libertario Javier Milei.

Redondeando, Javier Milei obtuvo el 30% de los votos, mientras que la oposición sumó entre Bullrich y Larreta el 28% y el oficialismo sumó entre Massa y Grabois el 27%. El lector podrá pensar que se trata de una elección de tercios (como ya había tratado de instalar Cristina Kirchner), pero es necesario destacar que hubo más de un 4% de voto en blanco y que no concurrió a votar el 30% de los habilitados (récord también). De manera tal que la preferencia electoral quedaría representada en cuartos. ¿Cuál es la importancia de este dato?

La clave reside en la poca distancia entre las formaciones y su necesidad de ir a buscar votos o de otros candidatos o de ese cuarto que no se expresó el domingo pasado.

Finalmente, es necesario destacar que el voto de Milei es un voto muy fiel, que se expresó «a pesar» de las múltiples dificultades comunicacionales, económicas, legales y logísticas que atravesó la formación. En tanto que el voto de Bullrich (que triunfó sobre Larreta) deberá contener los votos de este y a su vez salir a buscar por fuera de su zona de confort, y el voto de Massa (que triunfó sobre Grabois) deberá tratar de perforar su techo electoral mientras impone devaluaciones semanales brutales, una gestión económica casi soviética, una inflación del 120% e índices de pobreza que superan a la mitad de la población y una creciente inseguridad.

Si este mapa de las PASO se reitera en la elección general (la real) del 22 de octubre estaríamos ante una bandada de cisnes negros que transformarían profundamente a Argentina y a la región. En primera instancia sería la primera vez en toda su historia que el peronismo saliera tercero en una elección y que además quedara fuera del ballotage. Es cierto que al peronismo se le han extendido varias actas de defunción antes, pero la labor de demolición que el kirchnerismo ha hecho durante el gobierno presidido por Alberto Fernández es épica. Todo lo malo que se pueda decir de la gestión Alberto-Cristina-Massa es poco. El peronismo está grogui y si bien ha ganado elecciones viene perdiendo sistemáticamente apoyo e influencia. Se sostiene sólo por su giro hacia el Socialismo Chavista que lo proveyó de fondos, fuerza de choque y narrativa desde que Nestor llegó al poder. Y esto se está diluyendo. Concretamente desde la última presidencial estarían perdiendo casi 20 puntos y sólo conservarían un puñado de provincias a duras penas.

En segunda instancia está el débil panorama de Juntos por el Cambio, que intentó, desde el alejamiento del líder, hacer macrismo sin Macri y fue un desastre. Tenían todo para ganar frente a la calamitosa presidencia de Fernández y apenas si lograron sacarle 1 punto de ventaja. Larreta usó y abusó a destajo de los recursos de la ciudad, que pésimamente gobierna, para hacer una de las campañas más caras y perversas. «Acordó» (las comillas intentan despertar la imaginación del lector) con políticos de todos los colores, les regaló cargos, usó la obra pública de una manera que sonrojaría al populismo más radical y todo eso para obtener 11 puntos, una cifra mísera. Bullrich, a la vez, quiso competir por derecha con Milei y sólo logró contradicciones seguidas de papelones. El problema no fue la ferocidad de la interna sino la factura de los candidatos. Entre los dos no llegan al tobillo del manejo del fundador del partido y por eso, aun en condiciones favorables, perdieron millones de votos y sobre todo músculo. La formación está a merced de sus socios minoritarios que van desde la socialdemocracia hasta la izquierda pura.

Ante estas dos opciones, fruto de la partidocracia más dura, triunfa Milei y esto es una alarma para el sistema de partidos en todo el mundo y una de las proezas del libertario Todo el sistema argentino está diseñado para que esto no ocurra. Si se quiere entender el nivel de alarma que Milei enciende hay que mirar este dato. Pero lo que medios y analistas quieren entender ahora, con los resultados de las PASO en la mano, es qué representa Milei y por qué esa caricatura que construyeron (merced a su prejuicio y al dinero estatal) no fue lo que vieron sus electores. Los que no vieron que se les venía un tren de frente están tratando de describir al tren.

Milei vino a levantar la bandera del desafío al establishment que había enarbolado Macri en sus comienzos y que la partidocracia pisoteó. Entre ambos existe una evidente sintonía, pero el libertario es una evolución más contundente y recargada de este desafío a raíz de lo cual se convierte en el referente más popular del país. Es cierto que Milei es el voto bronca y que simboliza el “que se vayan todos” que se cantaba masivamente en la crisis de representación (más viva que nunca) del 2001. Pero cuando se dice bronca es necesario destacar bronca contra qué. Porque si se tratara de una rebeldía vacía, adolescente, pasajera, esto se podría dar en un 3 o 4%, lo que la izquierda obtiene periódicamente prometiendo las rancias consignas sesetayochistas, porque el público púber se renueva. Pero el 30% es otra cosa.

Frente a un país y a un continente escorado a la izquierda, Milei representa la rebeldía hacia la narrativa hegemónica, de manera tal que decir que representa el «voto bronca» es decir que la bronca es hacia esa unanimidad socialista que impregna la vida cívica y cultural argentina desde el siglo pasado, y que el kirchnerismo anabolizó no sólo con una repugnante inyección de dinero sino con un adoctrinamiento feroz que parecía definitorio. Hete aquí otro de los cisnes negros que mira la política mundial. Los jóvenes argentinos, como los de casi todo occidente, están bajo una artillería que les dispara wokismo 24 x 7 en la escuela (el gremio docente es el hater más fanatizado de Milei), en los medios, en las redes, en cualquier molécula de producción de sentido que exista. Bueno, los jóvenes son el núcleo duro del voto mileiísta. Una afrenta que humilla a la izquierda en su propio feudo.

Si por la calle le preguntaran a un simpatizante de Milei qué incentivo inclina su voto, probablemente hablará imprecisamente de la casta política, de la inflación y poco más. Las redes están llenas de ejemplos en los que los noteros van a las zonas más pobres, espacios históricos del peronismo, a preguntar a la gente qué vota y la respuesta es siempre: Milei. Porque Milei es una representación antropomórfica del hartazgo social que se viene heredando de generación en generación.

Cuando Milei dice «la casta tiene miedo» se convierte en el héroe de esa demanda, y da vuelta la taba de las miles de formas en las que la casta viene robando, humillando, maltratando y asustando a la inmensa mayoría de los argentinos que han visto, en el curso de su existencia, el nefasto accionar de la clase política argentina. Un héroe jamás podrá serlo sin la existencia de villanos que le permitan poner de relieve las virtudes ansiadas y añoradas por la sociedad. Los villanos anteceden a los héroes y no al revés. Si Ciudad Gótica no hubiera estado putrefacta, Bruce Wayne habría sido un niño rico sin propósito. Sólo de la desesperanza y el hastío nace Milei, porque canaliza una demanda expectante que estaba latente en los deseos de éxito y progreso cuando la sociedad sólo tenía para elegir entre gamas de socialismo naftalinado.

Las PASO demostraron que, si las opciones electorales se dividen en cuartos, Milei es el cuarto más votado y el más genuino porque no depende de sumas, de partidos ni de medios. No todos sus votantes son ni remotamente liberales pero coinciden en rechazar a lo que llaman «zurdos empobrecedores». No todos comprenden cabalmente el programa político y económico de Milei, pero gozan viendo como su candidato arranca escenográficamente del organigrama nacional a ministerios y cargos públicos. Es decir, sí saben para dónde va su voto y están de acuerdo con que la inflación es siempre un fenómeno monetario, con que el delito debe ser penalizado y no premiado. Creen que es criminal vivir con esta inflación para sostener curros y creen que la educación debe estar al servicio de los niños y no de lobbies  identitarios. Creen en la igualdad ante la ley y no en cupos al servicio de privilegios. Es largo, engorroso y complejo tener que explicar lo obvio respecto de todo el sinsentido en el que los políticos han hundido a la sociedad argentina. De manera tal que los gritos groseros y cursis de Milei son el atajo, un talismán para defenderse de lo que en la sociedad les es adverso, usan a Milei como su propia espada, en su propio beneficio.

Claro que Milei es un personaje particularmente irascible y poco propenso a la autocrítica. Esta característica es común en muchos otros políticos, pero su vidriera es su premio y su condena a la vez. Así que cada exabrupto de Milei se potencia y si bien es cierto que le puede otorgar más visibilidad y votos, también es cierto que es su talón de Aquiles hacia el que sus enemigos (que son muchos) saben dirigir sus flechas en los momentos de debilidad. Una característica que comparte con casi todas las nuevas expresiones de la derecha política es que es malo explicando cuestiones ideológicas. Se entrampa sólo, o lo entrampan quienes tienen más kilometraje de experiencia dialéctica que él

Uno de los latiguillos con el que se lo ataca sistemáticamente procede de esa falencia. Cierta vez, al quedar entrampado en un debate filosófico sobre bioética respecto de la venta de órganos, un periodista kirchnerista lo superó en chicanas, lo encerró, lo supo sacar de contexto y potenció su falta de cintura. Ahora todos los medios del mundo repiten esta falacia, lo ridiculizan y también a sus votantes por un error de comunicación evitable. Paradójicamente, quién lo expuso con el tema de los órganos es alguien que se saltó la ley para su propio trasplante  (n.deposta: Jorge Lanata)   y quién lo acusa de mercantilizar niños es alguien que avala la pornografía infantil  (n.deposta: Ernesto Tenembaum)

 Este es el nivel de injusticia y ataque que recibe el libertario desde hace más de dos años, pero también es el nivel de indefensión al que se expone con un equipo improvisado y mucho más débil que él en lo que respecta a la solidez ideológica y política. La inmensa mayoría de los errores, las críticas y descalificaciones que se ven en los medios nacionales e internacionales provienen de su talón de Aquiles, y no de la destreza de sus adversarios.

Ideológicamente Milei responde a premisas muy claras que se sintetizan en las enseñanzas de su padrino y guía, el decano del liberalismo Alberto Benegas Lynch (h). Milei no tiene fisuras en ese campo, pero es cierto que su armado no posee semejante nivel académico. Recientemente ha sumado a dos grandes figuras liberales como Diana Mondino y Bertie Benegas Lynch, que también vienen de fuera de la política y que podrían apuntalarlo mejor, pero durante los dos últimos años Milei ha nadado contra la corriente protagonizando peleas brutales contra aliados, contra políticos y periodistas, no ayudado por su equipo sino a pesar de él

Hasta el 22 de octubre, Milei, Bullrich y Massa estarán compitiendo por la presidencia en una campaña cuyo resultado está para cualquiera. Los tres tratarán de comerle votos al otro y de seducir al sólido grupo de argentinos que por desinterés o por exceso de hartazgo no participó de la gigantesca encuesta del último domingo y que por tanto sigue siendo un misterio. Como ni Bullrich ni Massa despiertan el interés de la prensa porque son parte del establishment y no representan un problema para el sistema hiperestatista de control del mercado, la cultura, la moneda y la vida misma de los votantes, los ataques se van a centrar en el único candidato que desafía al statu quo

En las próximas semanas la imagen, las declaraciones y las propuestas y pifies de Milei van a recorrer los medios porque aseguran rating. Lo van a tratar como el representante de la maldita ultraderecha y los adjetivos estarán a la orden del día: xenófobo, nazi, machista, racista, incestuoso, falangista, homófobo y lo que surja. En todos los reportajes se intentará rebatir sus ideas buscando que el candidato se crispe y se exponga, en contraste con Bullrich o Massa que jamás serán enfrentados ni repreguntados a causa de sus múltiples traspiés o defectos producto de sus trayectorias políticas que son el 100% de sus trayectorias profesionales, porque ninguno de los dos tuvo otra cosa que hacer en la vida que no fuera transitar por la política y sus hendijas más oscuras.

Se va a decir que Milei quiere acabar con todo tipo de derechos y llevarnos a una especie de muesli de todas las dictaduras juntas, exterminando gente a mansalva. La campaña del miedo no ha surtido efecto pero es lo que la partidocracia tiene en su cajita de herramientas así que ya comenzaron. Sin embargo, Milei no se ha propuesto pisotear la Constitución ni atentar contra el Estado de Derecho como sí lo han hecho otros políticos que lo critican. Que Milei proponga derogar o modificar leyes kirchneristas y terminar con el avance del Estado sobre la vida de los ciudadanos es positivo salvo para el KIRCHNERISMO STATE OF MIND que habita tanto en las filas peronistas como en las de juntos por el Cambio, que abrazan este marco ideológico fervorosamente.

Las PASO, ese mapa tan grande como el territorio, muestran a la Argentina pintada del color de «La Libertad Avanza». Milei le ganó al kirchnerismo en Santa Cruz, la casa de los Kirchner, y al macrismo en Córdoba, Mendoza y Santa Fe, la base del núcleo productivo nacional. El país, a través de su voto contundente al «león» pide a gritos una revisión integral del sistema, de su representación y de su funcionamiento; cuyo enemigo es «la casta» según el mayoritario designio popular. Milei fue hasta hoy sólo el catalizador de un rechazo ingrávido pero extendido al que el exótico economista había puesto rostro. Pero ahora, más allá de su muy imperfecto armado territorial, de su carencia de estructura, de su déficit en la construcción de equipos profesionales, de sus múltiples defectos además de su incapacidad para diagnosticarlos; es el depositario de una responsabilidad monumental. Se la ganó poniendo su propio cuerpo y resistiendo con una voluntad tan inconsciente como empecinada.

Su estruendosa candidatura hace que millones de argentinos, que no quieren vivir en una sempiterna decadencia, que no quieren que se devalúe todo su trabajo, que no quieren que sus hijos emigren, que no quieren que su familia muera por un celular, que no quieren una ideología sectaria ni la sumisión acuerdista que le propone la partidocracia; sientan que no están solos y que su vida y valores no dependen del Estado. No hay nada más liberal que ese sentimiento y no hay nada más liberal que Milei, en toda la región, para canalizar esa esperanza. Por eso, ojalá el ciudadano Milei entienda la dimensión de la página histórica que le toca escribir.

…los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él”Del rigor en la ciencia, Jorge Luis Borges


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