El golpe militar de julio en Níger, país de África occidental, ha vuelto a llamar la atención sobre el hecho de que el gobierno de Estados Unidos dirige un imperio militar global que sirve a los intereses especiales de Washington, y no al interés nacional
Antes de que el golpe apareciera en los titulares de las noticias, la mayoría de los estadounidenses -incluidos muchos miembros del Congreso- no tenían idea de que el gobierno estadounidense mantiene más de 1.000 tropas estacionadas en varias bases estadounidenses en Níger. Pero es incluso peor que eso. Un informe reciente en The Intercept sugiere que el Pentágono engañó repetidamente al Congreso sobre el alcance y el costo de la presencia estadounidense en Níger.
Según The Intercept, “en un testimonio ante los Comités de Servicios Armados de la Cámara y el Senado en marzo, el jefe del Comando África de Estados Unidos describió la Base Aérea 201 (en Níger) como 'mínima' y de 'bajo costo'”. De hecho, el gobierno de Estados Unidos ha Se han gastado 250 millones de dólares en la base desde que comenzó su construcción en 2016.
Entonces, ¿cuándo declaró el Congreso la guerra para legalizar las operaciones militares estadounidenses en Níger? No lo hicieron. Pero como escribe Kelley Vlahos en Responsible Statecraft, las tropas estadounidenses han estado “entrenando” al ejército en Níger desde 2013 y el gobierno estadounidense ha construido una serie de bases militares para “luchar contra el terrorismo” en el país y la región.
¿Significa eso que el Pentágono está operando en Níger bajo la autorización de 2001 para el uso de la fuerza militar -Autorización para el Uso de la Fuerza Militar - (AUMF) destinada a localizar a quienes atacaron a Estados Unidos el 11 de septiembre? Es una buena pregunta y, afortunadamente, la formuló el senador Rand Paul en una carta reciente enviada al secretario de Defensa, Lloyd Austin.
El senador Paul señaló por primera vez en la carta que “la interpretación ilimitada que hace la Administración de la AUMF del 11 de septiembre y el uso frecuente de las autoridades del Título 10 dan como resultado operaciones militares en el extranjero realizadas con poca supervisión del Congreso y aún menos escrutinio público”. Tales acciones “socavan nuestra Constitución”, escribe mientras pregunta, “en cuántos países las fuerzas estadounidenses llevan a cabo operaciones autorizadas por la AUMF de 2001”.
Irónicamente, o tal vez no, uno de los líderes golpistas en Níger había sido entrenado por el Pentágono en Ft. Benning, Georgia, y en la Universidad de Defensa Nacional en Washington, DC. ¿Para qué está entrenando exactamente el gobierno de Estados Unidos a oficiales militares extranjeros? ¿Para derrocar a sus propios gobiernos?
Cualquiera sea el caso, parece que el gobierno golpista de Níger puede estar buscando una retirada del ejército extranjero de su territorio. Las protestas masivas contra la presencia militar francesa han llevado al gobierno francés a iniciar conversaciones con el gobierno golpista sobre la retirada. Hay rumores de que el gobierno golpista podría solicitar a las tropas estadounidenses que abandonen el país.
Deberíamos anticiparnos a su posible solicitud retirando inmediatamente todas las tropas estadounidenses de Níger (y del resto de África) y cerrando todas las bases militares. La afirmación de que el gobierno estadounidense esté luchando contra el terrorismo en la zona es dudosa. Después de todo, tanto en Libia como en Siria el gobierno estadounidense respaldó a grupos terroristas contra gobiernos que buscaba derrocar. El asesor de seguridad nacional del presidente Biden, Jake Sullivan, escribió en 2012 a su entonces jefa, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que “en Siria, al-Qaeda está de nuestro lado”.
El Congreso debe intensificar y ejercer su autoridad de supervisión para poner fin a la contraproducente presencia militar estadounidense en África. Nuestro imperio militar nos está llevando a la bancarrota y poniendo al resto del mundo en nuestra contra.