25.OCT.23 | PostaPorteña 2374

Argentina - Síndrome de domingo histérico

Por varios

 

FRAUDE Y SAQUEO NACIONAL FACILITADO POR POLÍTICA CORRUPTA

 

 Más de 5.000 denuncias de fiscales por fraude en las últimas elecciones. Corte de luz "inexplicable" de una hora y media en el centro de cómputos. Robo de boletas. Coacción a fiscales de poca experiencia. Conteo por parte de Smartmatic, empresa venezolana de pésimos antecedentes.  Todo ello ocurre porque quien debe evitar, controlar y denunciar estas graves irregularidades y delitos es el DEFENSOR DEL PUEBLO DE LA NACIÓN, cuya designación se ha demorado 14 años.  El último fue Eduardo Mondino, quien terminó su mandato en el 2009. La Constitución Nacional (art. 86) obliga a que sea designado por 5 años, es independiente, no rinde cuentas a ningún poder y controla a los tres poderes.

EL FRAUDE ELECTORAL es moneda corriente porque la política corrupta elude nombrar a quien puede evitarlo y controlar el impune saqueo nacional.

Julio Razona - @JulioRazona

 

Elecciones 2023: ¿el argentino pensante se quedará en casa?

Los Radicales funcionales, los votantes disfuncionales y una elección sin opción que el argentino pensante rechaza y amenaza con no concurrir a las urnas

Rubén Lasagno (Agencia OPI Santa Cruz) –  25 oct 23

Otra vez y como tantas veces en el pasado reciente, la ciudadanía fue a votar a una elección sin opción. Había tres candidatos, posiblemente ninguno del gusto real de muchos votantes, pero como en las últimas décadas, la gente votó (a su criterio) “al menos malo”, sin muchas esperanzas y solo apostando a que su voto pudiera traer un cambio o un poco de luz sobre los problemas comunes. Nunca hemos logrado ni una cosa ni otra ¿Por qué ésta vez debería ser distinto?

Ante las dos opciones electorales para el balotaje, los alineamientos absurdos comenzaron a confundir aún más al electorado. Los Radicales que no quieren a Milei, comenzaron a ser seducidos por Sergio Massa y ya sabemos que para un kirchnerista no hay nada mejor que un radical. Mauricio Macri y Patricia Bullrich se reunieron para militar a Milei.

Y en el medio, los votantes tienen menos opción que el último domingo. Los que no quisieron votar ni a uno ni a otro, casi el 40% de esos votantes y apostaron por Juntos por el Cambio, votaron en blanco o impugnaron el voto, en este balotaje están en la orfandad y deben decidir entre el malo y el peor; es decir, una vez más, una elección sin opción.

Entonces aparecen las broncas contenidas producto de las frustraciones, que favorecen a Sergio Massa, gran pescador en ríos revueltos. Nadie que votó a Bullrich, va a votar a Milei y muchos menos aún al jefe de los Kirchneristas. Es el voto más duro contra el sistema instituido. Es más o menos como el dilema que se le habría planteado al kirchnerismo, si el balotaje hubiera sido entre Milei y Bullrich. Nunca un K se iría con Juntos por el Cambio.

En ese marco, surge la amenaza del voto en blanco o la decisión de mucha gente de no ir a votar ¿Por qué?; en algunos casos por rechazo total a ambos candidatos y en otro, porque hartos, decidieron no ser parte del ahondamiento de este desastre  abismal que amenaza con hacernos desaparecer como país con entidad propia, en manos de dos personajes de utilería de la política nacional.

El votante no hace lo que le dicen

El kirchnerismo decidido, aunque poco hábil en estrategias de comunicación, salió a sembrar dudas sobre la participación de Milei en el balotaje, insinuando que podría bajarse como Menem. Para eso existe en canal de Cristina y Massa, C5N, una pléyade de operadores muy bien pagos que tiene la señal del corrupto libre.

Y Milei obviamente no se bajará de lo que puede ser un gran batacazo para él y una gran incertidumbre para el país, sin embargo, el razonamiento del votante resignado es: entre votar a Massa que es peor que Néstor y Cristina juntos y hacerlo por alguien que no conocemos, aunque siembre más dudas que seguridad, “optamos por lo desconocido, ya que lo conocido es absolutamente despreciable

Y así con ese pensamiento estrecho, acotado y sin opción, el electorado argentino enfrentaremos el balotaje. Lo que sería la oposición que hasta ayer era tratada de criminales, terroristas, mata niños de jardines, se juntarán con los que “quieren cercenar las libertades del pueblo” “vender órganos y cobrar la Educación y la salud en el país”

Por el otro lado, un conjunto de Radicales que solo ven un cargo por delante, adhieren al peor candidato de la historia, el más peligroso, quien como Ministro de Economía nos ha llevado a la peor crisis de la historia.

Lo bueno es que la dirigencia política, de cualquier extracción que sea, no puede manejar el voto de la gente. Por más que las aspiraciones de los “Radicales libres” sea la de apegarse al carancho oficialista, las bases, la gente, la sociedad, los afiliados, no van a respetar su decisión

Esto ha sido siempre así y en esta oportunidad, no va a ser distinto.

 

 

Argentina: hay una posibilidad sólida de que MASSA sea presidente

 

Por qué el resultado en Argentina no es positivo pese a la gesta de Milei y el retroceso kirchnerista en las dos cámaras

KARINA MARIANI OCT 23, 2023-LA GACETA DE LA IBEROSFERA

Si las elecciones argentinas se analizaran de forma fría, el resultado de este domingo fue excelente. El peronismo obtuvo el 36% de los votos, literalmente el peor resultado conseguido por este partido en toda su historia, perdiendo más de diez puntos respecto de la elección anterior en la que Alberto Fernández ganó en primera vuelta con el 48%. Enfrente, las propuestas opositoras que coinciden (a grandes rasgos) con lineamientos promercado y de mayor institucionalidad y respeto a la libertad obtienen en suma el 60% de los votos si a Milei y Bullrich sumamos a Schiaretti. El peronismo ha perdido fuerza en las dos cámaras del Congreso y el poder en el interior del país está más fragmentado. De cara al balotaje del 19 de noviembre el saldo parece positivo. Pero no tanto.

Las elecciones son un dudoso resultado por varios motivos. El primer motivo es el referido a la posibilidad, muy sólida, de que el kirchnerismo se quede en el poder con Sergio Massa a la cabeza y sin el lastre de Cristina Kirchner paradójicamente   Massa ha sido el ganador de la jornada, no sólo porque se alzó con la mayor cantidad de votos, sino porque lo hizo a pesar de estar haciendo un Gobierno nefasto en todos los sentidos posibles.

Las razones del triunfo de Massa son sencillas y no, no es «el peronismo». Es el estatismo, es la dependencia socialista que cuando se enquista no se va. Es la inmensa mayoría de los que dependen de la teta estatal. Empleados públicos a nivel nacional, provincial, municipal, planes sociales, subsidiados identitarios de todo tipo de integrismos colectivos, empresas cuyo único cliente es el Estado, autónomos que le facturan al Estado, empresarios y banqueros protegidos por el Estado, artistas y periodistas sostenidos por el Estado. Hablamos de más de 20 millones de personas a las que Massa acertó en llenar de miedo y lo hizo con la soltura de un profesional de la psicopatía.

Pero para que políticos como Massa ganen es absolutamente necesario que enfrente haya políticos con mal diagnóstico, infantilizados, con mucha soberbia, con cobardía, con poco entendimiento de las reglas del juego y con desprecio por el camino largo que llevaba a Caperucita sana y salva a destino. Y esta es la clave del problema, los 36 puntos de Massa son poco si jugara contra contendientes a su altura, en cambio jugó con amateurs enceguecidos y cainitas que no entendieron a tiempo el rol y la esperanza que la sociedad argentina había puesto en sus manos. En estos días veremos muchas culpas echadas al votante, sin aceptar que se obligó al elector argentino a votar de nuevo con la nariz tapada, una apuesta arriesgada cuando se juega entre chacales.

Por ejemplo, ni Bullrich ni Milei criticaron ni se opusieron a las PASO. Las PASO son un instrumento de manipulación kirchnerista que se negaron a denunciar por ignorancia, conveniencia o impericia. Pues bien, de las PASO a las generales se sumaron millones de votos, casi concordantes con lo que sumó Massa de un turno al siguiente. Las PASO pusieron en alerta al aparato oficialista, que se despertó, generó narrativa y levantó la guardia. Schiaretti, Milei y Bregman se beneficiaron apenas con esos nuevos votantes, Bullrich directamente perdió votos. No hubo sorpresa respecto al balotaje, que finalmente es Milei-Massa, pero sí en el orden que llegaron ambos y quedó claro que diciendo cualquier cosa no se le puede ganar a un profesional del fango político, por desgastado que este esté.

El contundente fracaso protagonizado por Juntos x el Cambio no es culpa de Massa, ni de Milei, sino un alarde de autofagocitación, una implosión transmitida en vivo que hizo que la candidatura de Bullrich perdiera casi un millón y medio de votos, prácticamente lo mismo que sumó Massa, entre las PASO y la general. Pero lo más contundente es que el partido perdió casi cinco millones de votos desde la elección presidencial de 2019.

Juntos por el Cambio triunfó en su bastión, la Ciudad de Buenos Aires, pero por centésimas deberá ir al balotaje(n.de posta esto ya no es así) contra el candidato peronista que además sacó un porcentaje inaudito de votos, posiblemente de los más altos conseguidos por este partido en la ciudad más antiperonista de la Argentina. Un riesgo innecesario causado por un pésimo candidato y una pésima gestión de Larreta, que a esta altura cuesta mucho asegurar de qué lado del mostrador está. Las líneas internas tanto políticas como ideológicas dentro de la coalición macrista son demasiado grandes y la posibilidad de que permanezca unida es insignificante. Es cierto que obtuvieron éxitos en el control territorial del interior del país, con una decena de gobernaciones, pero el pragmatismo de los deudos de JxC no tardará en aflorar. La feroz interna cambiemita profundizó las diferencias, los rencores y las desconfianzas y la formación está acabada como la conocemos. Ojalá queden dirigentes con la astucia de armar algo novedoso, la pelota está en el aire.

Desde la formación libertaria, si bien es cierto que las expectativas eran otras, a Milei no se lo puede considerar un perdedor de la elección. Se trata de un político debutante que ha sostenido 30% del electorado en una estructura bipartidista amesetada y ha entrado al balotaje. Milei en dos años construyó una agenda nueva, cambió el eje del debate político y fue el absoluto protagonista de la conversación pública, aunque también se dedicó a construir su propio techo por atolondramiento, falta de profesionalismo y de estatura política (no de politiquería sino de política). Le jugó en contra una falta de estructura que suplió con emparches y tercerizaciones muy poco felices, casi inevitables dado su meteórico ascenso. El deep state argentino no tomó seriamente a Milei hasta las PASO, pero de ahí en más lo puso en la mira. Nadie logró en estos días dimensionar su frenazo, ni él, que desestimó hacerse cargo de la acumulación de «errores» que le obsequió su entorno más cercano. Se creyó invencible y descuidó el juego, pero es la única esperanza que sigue en carrera.

Por las características de la elección, los dos contendiente que llegaron al balotaje hicieron una elección espectacular. Massa consiguió una remontada épica logrando vender que no es el culpable del desastre argentino que él mismo está gobernando, y Milei sosteniendo su electorado contra todos y contra todo, incluso a pesar de sí mismo. Anoche el libertario buscó dejar la desgastante campaña atrás para posicionarse hacia noviembre y llamó a la reconciliación con Juntos x el Cambio diciendo: «La campaña hizo que muchos que lo que queremos un cambio nos viéramos enfrentados, por eso vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y ataques. Y estoy dispuesto a hacer tabula rasa, barajar y dar de nuevo, para terminar con el kirchnerismo«. Y agregó: «Más allá de nuestras diferencias tenemos enfrente a una organización criminal que no va a dejar barbaridad por cometer con tal de sostenerse. El kirchnerismo es lo peor», adelantando el eje discursivo de este tramo final cerró con «todos los que queremos un cambio tenemos que trabajar juntos»

Lo que queda es un balotaje entre Massa, un profesional de la polítiquería demagógica sin escrúpulos que se preparó toda su vida para este escenario. Un candidato tardígrado, ultrarresistente y amoldable, un bicho casi imbatible que además tiene la caja y la espalda del aparato estatal. Massa es el hombre con la ambición desmedida, el ejercicio inmoral del poder sin restricciones y la audacia sin pruritos que el corporativismo argentino necesita. El peronismo es un proyecto de poder parasitario, nada más que eso, y hoy Massa es el vehículo que le ofrece a los parásitos la posibilidad de seguir parasitando.

Del otro lado está Milei, alguien cuyos principios son los de la inmensa mayoría de los votantes (de nuevo: a grandes rasgos) pero que no ha mostrado experiencia ni pericia para este tipo de lides, un hombre que enamora pero que no dirige ni lidera. Sin embargo es el hombre que desde hoy deberá mostrar de qué está hecho, hacer un profundo diagnóstico de su corta vida política, sacarse de encima el lastre amiguista y fanático y entender de una vez por todas la enorme dimensión de la responsabilidad que le ha tocado en suerte. 

Si Milei logra conectar con ese 60% de la sociedad que no quiere más kirchnerismo ni sus segundas marcas, si logra levantar la vista más allá de los aplaudidores, si logra entender la bisagra en la que está parado, será presidente. Milei hizo magia en la transmisión de sus ideales de libertad, es el único político genuinamente popular de Argentina, es la esperanza del país que trabaja, es lo que queda en pie frente a los orcos. Ojalá logre, en estos escasos días, entender la batalla a la que fue llamado y se transforme, de una buena vez, en un auténtico líder político que pilotee las horas más oscuras.

Suicidio en Massa

 

Argentina sufre hoy la peor de las pesadillas, recurrente y real. Y no es solamente la del kirchnerismo y su candidato

 

Dardo Gasparré contraviento.uy/ 24 octubre, 2023

Como en aquella terrible saga de Freddy Krueger, Pesadilla -símil que ya se ha usado aquí – el otro país del Plata se enfrentó el domingo a la noche al peor de los resultados posibles: un triunfo en la primera vuelta de Sergio Massa y la desaparición de Patricia Bullrich de la escena, y acaso del mismísimo Juntos por el Cambio.

La sorpresa se transformó pronto en enojo para muchos. La consolidación de un narcoestado con la complicidad de los irresponsables que llevaron a la economía y a la sociedad a la miseria material y moral es el presagio de un exilio venezolano para el sector que creyó muerto al movimiento de Perón, como alguna vez creyó el “no vuelven más” en los 4 años de gobierno macrista.

Ese enojo, sumado al enojo con Milei y sus partidarios que insultaron, ofendieron y descalificaron a los sectores no sólo de JxC sino a quienes defienden una economía libre sin ser mileístas (un número trascendente) se transformó pronto en histeria: “no votaré en el balotaje, desprecio a Massa pero no pondré mi voto por Milei”, fue una de las líneas centrales de pensamiento. La otra línea fue: “Milei es Massa, da lo mismo, no iré al balotaje

El increíble fenómeno de que el pueblo vote a favor de su verdugo

El ciudadano común no puede concebir que los sectores del pueblo más maltratados por el gobierno de Massa y el kirchnerismo, más pauperizados, más engañados, más ofrendados al narcodelito, insistan en votar enceguecidamente por sus captores. Puede entender La Matanza, ya sometida y drogada convenientemente, pero no puede concebir Lomas de Zamora, donde el robo a esos sectores quedó hace pocos días flagrante y escandalosamente evidente. El viejo dicho “roban pero hacen”, que se aplica a tantos gobiernos estatistas y populistas, parece haberse reemplazado ahora por otro dicho: roban pero destruyen”, sin que a las víctimas parezca importarle.

Tal vez lo que más frustra, lo que más empuja a la huida, lo que más desilusiona, sea esa sensación de que un sector importante de la población votará kirchnerismo en cualquier circunstancia, en cualquier instancia, no importa la humillación, la miseria o el despojo al que fuere sometido. Los argentinos que hoy más que nunca quieren irse, no huyen de un gobierno totalitario e irresponsable. Huyen de sus compatriotas que los condenan a la esclavitud. Esa es su pesadilla.

Una lección para Uruguay, si sabe y quiere leerla. Cuando un sector muy importante de la sociedad vota por el estatismo populista, por el control de la economía que es el control a la libertad en cualquier situación, y además está sojuzgado por una supuesta ideología resentida, se puede ser Argentina de la noche a la mañana, sin darse cuenta. Basta una diferencia de un voto. También se puede decir “nosotros somos distintos”, pero suena inquietantemente parecido al “no vuelven más”.

¿La economía tampoco le importa al votante peronista?

¿Y esto cómo sigue? – se preguntará el lector. Hasta el balotaje sigue como hasta hoy, o peor, con el dólar Maduro, es decir manejado dictatorialmente, es decir dólar manoseado y todo el sistema fingiendo que hay moneda, que hay economía y que hay producción, mientras se emite confiando en que la caldera no explotará, todavía. Después, ¿qué importa del después?, diría el gran Homero Expósito. Si gana la nueva franquicia peronista, simplemente habrá más y peor estatismo y populismo. Con más impuestos, eso sí. De paso, ayer se anunció una devaluación por 30 días, una chapucería y una burla luego de haber prometido que no se devaluaría.

Si en cambio ganase Milei, se abre, si se tiene suerte, un lento y duro camino de recuperación. No será una cuestión de celebrar como el campeonato del mundo, pero es una chance, aunque remota. Y aquí esta diatriba intentará hacer algún análisis político.

Como viene insistiendo esta columna, Milei solo ni gana ni puede gobernar. Alguna forma de coalición con un sector de Juntos por el Cambio es imprescindible, y el propio libertario lo ha repetido desde ayer en cuanto oportunidad se le presentó, como si lo hubiera aprendido de golpe.

Ese sector no es cualquier sector. El radicalismo de Lousteau es un radicalismo que mira por encima del hombro de su aliado eventual para ver quién le paga más por entregarlo, como un Judas de sainete. El de varios de los gobernadores de la UCR tampoco. Son cómplices de la trama política y de la corrupción económica. Al igual que parte de sus intendentes y punteros. Larreta tampoco es confiable, y ciertamente la Coalición Cívica está atrapada por la ideología flexible de Elisa Carrió, cuyo límite es el que a ella le conviene en cada momento.

El rol de Mauricio Macri

Milei entonces puede aspirar a encontrar votos en buena parte del Pro, en todos aquellos que se abstuvieron de votar, y en quienes no son radicales, ni comulgan con los Nosiglias o los Santillis, pero que votaron por JxC porque encontraron en Bullrich un mensaje más contundente de libertad, seguridad y austeridad, no por partidismo.   Que no son pocos.

 Y quien más ha identificado a ese sector y quien más lo comprende y sabe cómo hablarle, es Mauricio Macri. Que tiene muy clara esa situación. Y que en cuanto LLA lo entienda así puede llegar a ser clave en el resultado de esta elección y el futuro del país y de un nuevo gobierno. Es lo que Mauricio dijo en su visita a Montevideo y repitió en cuanta oportunidad tuvo delante una cámara: los sectores que están por la libertad y la propiedad privada deben aliarse. Y son mucho más numerosos que el peronismo.

Y para esto hacen falta que se den dos supuestos. El primero es que la histeria de la noche del domingo deje paso a la reflexión, algo difícil de pedirle a un latino, y casi imposible de pedirle a ningún votante de ninguna parte del mundo. (Quienes huyeron del kirchnerismo a otros países terminaron en muchos casos votándolo, algo reñido con una elemental inteligencia)

Los electores enojados con Massa y con Milei, no pueden caer en el error infantil de hacer un berrinche que termine facilitando el triunfo en segunda vuelta de Massa vía la abstención o el voto en blanco. Tampoco es así la política. No es un Nacional-Peñarol, ni un River-Boca. Ni tampoco es lo mismo. Como no es lo mismo Massa que Milei.

Los asesores de Milei, un contrapeso charlatán

El libertario cometió muchos errores en su campaña y aún en su trayectoria. No se puede negar que fue funcional a la polarización ideada por el massismo, a sabiendas o no.  Sus partidarios, sus asesores y a veces él mismo, insultaron a los ciudadanos que no estaban de acuerdo con su estilo y con su formato político. Los descalificaron, los vejaron y los “sobraron”. Muchos jóvenes inmaduros despreciaron a los adultos y muchos adultos se comportaron como jóvenes inmaduros. Y muchos ignorantes se creyeron sabios y muchos sabios se comportaron como ignorantes.

Y aquí viene el segundo supuesto. Tanto Milei como sus seguidores y entorno tienen que madurar. La política tampoco es eso que hicieron. Y ya se ha dicho que es cierto que el libertario fue en muchos aspectos funcional a Massa. Pero no es Massa. Y si lo hubiera sido, la ambición presidencial es suficientemente poderosa como para dejar de serlo. Si en algún momento sintió, protectora, sobre su hombro, la mano del peronismo, del sindicalismo o del empresariado prebendario y corrupto, es una buena instancia para sacudírsela. Tal vez es lo que él mismo quiere decir cuando usa el término “hacer tábula rasa” con lo ocurrido en la campaña”. En algún punto, la primera vuelta obró como una interna de la oposición. Esa interna la ganó Milei. Ahora hay que reacomodar los melones en el camión, diría el gran ausente del domingo a la noche, Carlos Melconian.

Cuando se tomen un mínimo tiempo de análisis los partidarios de toda la oposición que defienden la libertad y la libertad económica y de mercado, y el propio Milei, llegarán a una única conclusión. Con una alianza, Milei gana. Sin una alianza, Milei pierde. Y el país pierde su única y mínima chance de cambio. Que nadie, menos este espacio, puede asegurar si será mejor o peor, si será viable o un desastre. Pero sin ese acuerdo, gana el no cambio. Aunque con más chances matemáticamente, Massa no quiere, ni sabe, ni puede cambiar. Milei, con una alianza, tal vez sí. Por eso tal alianza debe ser mucho más que un acuerdo electoral circunstancial.

 Mauricio Macri, a quien la opinión fácil, juvenil y superficial de muchos ven como un jubilado de la política, también es percibido por otros sectores como alguien que está más allá del bien y del mal. Como alguien que mira el país como un todo y la libertad como una condición irrenunciable, por encima de las conveniencias partidarias, ideológicas o personales.

Un consejero para Milei

Macri podría tener un papel vital en tal alianza. Hasta porque Milei no puede, por su personalidad, compartir cartel con cualquiera, y menos negociar. Una alianza profunda sería de gran importancia no ya para simplemente ganar en el balotaje. También para armar equipos con experiencia en la vida real, no teóricos ni arribistas ni demostradores de teoremas ni defensores de tesis. O para sacarse de encima con la buenísima excusa de un acuerdo integral a un montón de personajes que han sido un contrapeso para el León, ya sea desde la ignorancia o desde el conocimiento. Esa alianza puede obrar como un tutor en jardinería, corrigiendo desvíos y defectos, ayudando a respetar pautas y leyes.

De paso, aportando una gran cantidad de buenos gestores, de vital importancia para tratar de corregir el rumbo enloquecido de un país borracho de gasto, emisión, demagogia y corrupción. Y para demostrar con el ejemplo que ese gran bloque opositor que simboliza y representa tantas esperanzas, se tornará irrelevante si cada una de sus facciones cree que sólo vale la pena votar lo que considera perfecto,   regalándole al narcoestado el despejado camino de la impunidad y la ruina. (Aun así, no se debería ser tampoco demasiado optimista con los resultados en el Congreso. El kirchnerismo es experto en conseguir mayorías a cualquier costo. Sic)

Macri, garante del acuerdo

Y Macri debe convertirse ante sus seguidores en el garante de Milei, para ponerlo en términos comprensibles y dramáticos. Es la tercera M en discordia que puede inclinar la balanza y hacer lo que no pudo hacer en su gobierno, acaso porque sus partidarios también creían que los kirchneristas “no volvían más”. 

 Milei está condenado a cambiar para ganar. El país está condenado a Milei para intentar sobrevivir. Macri está condenado a apoyarlo y mantenerlo en caja

. Que cada argentino vote o no vote como quiera. Finalmente, se trata de un país rico. Tiene alimentos, petróleo, gas, pesca, todos los climas, vacuna contra el Covid, oro  y hasta litio. Está condenado a la grandeza, ¿verdad? Como Maradona, ¿verdad?


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