14.NOV.23 | PostaPorteña 2378

Argentina - Balotaje presidencial del 19 de noviembre

Por varios

 

UN DEBATE ARREGLADO

 

Quedó a la vista el rol de Massa en la creación de Milei

Jorge Altamira y Marcelo Ramal - Política Obrera 13/11/2023

El debate presidencial de este domingo ha dejado patas para arriba a las principales imposturas políticas que alimentaron a la campaña electoral. Desacreditó definitivamente a los que agitan la “amenaza fascista” detrás de la candidatura de Milei.

El postulante de LLA fue todo lo contrario a un ‘führer’: era el acosado, no el acosador. No supo, no quiso o no pudo defender ni una sola de sus presumibles ideas ni, por sobre todo, atacar los innumerables fraudes económicos y financieros de su rival. Sergio Massa salió ileso de los gigantescos subsidios que sigue otorgando a los tenedores de deuda pública, financiados con emisión, y la quema de reservas internacionales. Ante la inminencia de una hiperinflación, que destruiría el peso en forma fulminante, Milei reculó de la dolarización y ante una emisión incontrolada de moneda dejó la eliminación del Banco Central para cuando la economía “se recupere”. Por el contrario, se dedicó a reconocer que no estaba en condiciones de aplicarlas, desde la dolarización o la liberación de tarifas hasta la privatización educativa o el arancelamiento universitario, al que relegó como reforma de “tercera generación”. El hombre que había impuesto la agenda de la campaña electoral hizo saber que esa agenda constituía un fraude. El ‘motosierra’ de “las instituciones” descartó la intención de privatizar Vaca Muerta porque la jurisdicción de ese yacimiento es provincial. La intención que le adjudicó Massa llegó al colmo de la impostura, cuando se sabe que la cuenca es explotada enteramente por las petroleras nacionales e internacionales y que YPF está tutelada por la Comisión de Valores de la Bolsa de Nueva York.

La defensa que hace Massa del Banco Central, como la de todo el medio pelo que pone al Banco entre las “defensa de las instituciones”, obedece a razones obscenas. Hoy el Central debe 25 billones de pesos a los bancos, entre Leliq y pases, unos 40.000 millones de dólares, y una cifra similar a las empresas que han financiado importaciones con divisas prestadas o propias. Liquidar el Banco Central es mandar a la quiebra al sistema bancario y a numerosas compañías de gran tamaño. El debate real en los círculos económicos y políticos no gira acerca de si debe haber una banca central, sino sobre la deuda que el Tesoro deberá pagar por ella, a costa de una mayor miseria social. El planteo de Milei es que el Tesoro se haga cargo; el de Massa también, pero sólo en última instancia, cuando definitivamente el Central caiga en cesación de pagos. La “defensa de las instituciones” del progresismo vernáculo y de las ‘instituciones’ izquierdistas, constituye un apoyo franco, abierto y sin fisuras al grandísimo ajuste con el que se pagará, eventualmente, esta deuda pública colosal.

La conducta de ambos contendientes dejó la impresión de que el debate fue comprado, como la victoria de Argentina contra Perú, por 6 a 0, en la Copa del 78. Milei se comportó hacia Massa como un vasallo -El “sí o no” a Milei, Massa lo plagió de Política Obrera en ocasión del debate Rossi-Villarruel.-

Todo el comportamiento de Milei da crédito a quienes aseguran que la candidatura del libertario fue una idea del propio Massa para crear dificultades en la coalición macrista de Juntos por el Cambio. Carlos Maslatón, antes mileísta y ahora militante rentado de Massa, entrevistado después del debate, señaló que Milei se encontraba “psicológicamente condicionado” por los múltiples favores que le debía a Massa, incluso en el armado de las listas electorales. El subtexto o las entrelíneas de la violencia de la interpelación de Massa al “hombre que dialoga con los perros”, dejó, sin embargo, la impresión de que UxP estaría descontando una victoria de LLA el próximo domingo; después del debate no cree que la haya superado. Esto mide la envergadura del desquicio social y financiero que ha dejado la gestión kirchnerista.

En cualquier interpretación del desmoronamiento polémico del ultraderechista en la discusión, lo que queda claro es que Argentina no atraviesa un período político de ofensiva reaccionaria, sino al revés: se caracteriza por el temor de la burguesía a que el estallido de la crisis inflacionaria desate una irrupción de masas de los trabajadores.

Lejos de siquiera intentar contener un avance del ‘fascismo’, Massa recuperó una agenda que tenía soterrada, la del ladero de Trump, Rudolph Giulani, para combatir la ‘inseguridad’ en las urbes. Fue el único momento en la noche en que la agenda fascista se puso al frente del debate, no por Milei, sino por el ‘defensor de las instituciones’, Massa. La monumental hipocresía del ministro de Economía en funciones fue cuando se puso como ejemplo de ”movilidad social ascendente” en Argentina, en medio de un desplome social que recuerda, agravados, los primeros años de la década del 30 del siglo pasado, enseguida de la gran depresión mundial. Como ocurre en el deporte con la compra de partidos o el dóping, la Justicia Electoral debería investigar si no fue comprado por un conjunto de interesados adversos, encabezado por Massa, lo cual pondría en jaque al mismo proceso electoral.

Milei fue ridiculizado, en el debate, por su propósito de romper relaciones con los dos socios comerciales más importantes de Argentina, Brasil y China. El blanco para una crítica a este planteo era muy apetitoso como para dejarlo pasar. El planteo del libertario apunta a quebrar la incorporación de Argentina al plan de la Ruta de la Seda y la integración al bloque de los BRICS, o sea, al conjunto de la penetración internacional de China. También a quebrar el Mercosur, que ya no tiene tampoco el apoyo de Uruguay. Este planteo de Milei llevó a la ruptura con Eduardo Eurnekián, su expatrón, con grandes negocios con China. Massa dio un tiro por elevación, en el debate, cuando mencionó, como quien no quiere, que Estados Unidos no deja entrar el acero de Argentina. Hubiera podido agregar que lo mismo ocurre con el litio, si Argentina no firma un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Pero (¿Massa no lo sabe?) Techint es antichino, por la competencia ruinosa del acero de China en el mercado internacional. Milei, por otro lado, tiene una desventaja adicional y es que Macri es un adicto a las relaciones con Pekín. Mientras tanto, los yuanes de China se usan para pagar deuda con el FMI y las corporaciones norteamericanas.

Así como Massa, el desnivelador social hacia abajo, defendió sin pudor “la movilidad social ascendente”, lo mismo hizo con la salud y la educación, sin prestar la menor atención a la acelerada destrucción de la una y de la otra. El embuste de Massa no solamente pasó desapercibido, fue festejado como la defensa de “un Estado presente”.

El embustero se animó incluso a prometer un gasto en educación del 8 % del PBI, sin precisar el tipo de gasto ni cuánto valúa el PBI. Mientras la tendencia a la privatización luce imparable, Massa se luce con una defensa “del estado del bienestar”, que ha venido desmantelando a conciencia, ante un libertario sospechado de jugar a perder las elecciones. Massa defendió una universidad de “carreras cortas”, o sea, es decir la degradación formativa para acompañar a la degradación laboral y aranceladas, mientras hizo gala de la gratuidad. Tanta estafa debería recibir por lo menos una amonestación o incluso la tarjeta amarilla. En la salud, planteó un sistema único (privado, obras sociales y hospitales) que “compatibilice las capacidades de cada uno”. Es la sujeción del hospital público a la industria de la salud, promovido por los lobbys de la medicina privada.

Lo que el debate eludió a conciencia es el default del Estado, la hiperinflación, el crecimiento de la pobreza y la desvalorización de la fuerza de trabajo. En definitiva, la devaluación, la cesación de pagos, los tarifazos y el desarrollo de una crisis prerrevolucionaria. Dejó de lado el rechazo a la política del ajuste por parte de la mayoría de los votantes de todas las coaliciones.

El cambalache izquierdista se ha inventado una lucha contra el fascismo para no encarar la lucha en acto que plantea el derrumbe económico. La división de la burguesía es la mayor en décadas: Jorge Brito, del Macro, vota por Massa, como la mayoría de los banqueros y grandes industriales; Belocopitt le dijo al Financial Times que tiene la intención de votar por Milei, en tanto Nicolás Pino, el presidente de la Rural, piensa hacerlo en blanco, aunque está dentro del porcentaje que se decidirá en el cuarto oscuro.

La burocracia de los sindicatos, incluida la izquierda, como Pianelli, de los metrodelegados, impulsa el voto a Massa, aunque asegura que no le da “un cheque en blanco” que, sin embargo, viene dándolo desde la llegada de los K al gobierno en versión punto cero. Las situaciones prerrevolucionarias en incubación ponen al desnudo la política real de todas las clases sociales, hasta ahora disimulada en palabreríos. La necesidad de claridad política es mayor que nunca.

 

Argentina: Contra quién hay que votar

 

por DANIEL ZOLEZZI - La Prensa 11.11.2023

 

Hace mucho que los argentinos dicen votar al “menos malo”. Todos hemos oído esta muletilla y, seguramente, la hemos dicho. Es que llevamos demasiado tiempo sin candidaturas atrayentes.

La opción de hoy es aún más crítica. El planteo es, lisa y llanamente ¿Contra quién hay que votar? La respuesta, creemos que no es difícil. Hay que votar contra el candidato oficialista. ¿Por qué? Porque Milei es más débil y no nos conviene, tal como van las cosas, un presidente con mucho poder. Al contrario, cuanto más limitado sea ese poder, mejor. Y resulta que el libertario tendría, en caso de triunfar, menos fuerza en el Congreso de la que gozaría su oponente y lo respalda una estructura partidaria mil veces más débil que la de su rival. Veamos

PODER EQUILIBRADO

El poder de todo presidente se equilibra mejor con el del Congreso, cuando no goza en él de mayoría. Milei sólo cuenta con 8 senadores y 38 diputados. Gobernaría controlado. Cosa que puede no pasar con Massa

En efecto, éste tiene en el Senado 32 votos propios y no sería raro que consiguiera, a menudo, los cinco restantes que dan mayoría. Ya sea negociando con bloques minoritarios o aprovechando que el libro de pases del Congreso está abierto todo el año.

Al menos, desde el leading case Borocotó, luego del cual ha habido bastantes más. Además, en Diputados Massa cuenta con 108 legisladores siendo, de lejos, la primera minoría. Moraleja: Milei actuaría con mucho más contrapeso. Cosa que, con cualquiera de los dos, resulta indispensable.

En lo que hace a estructura partidaria, Massa cuenta con el peso del aparato peronista. Al cual, quien se adueña de su timón, le impone el rumbo. Sus internas solo dirimen el puesto de timonel. Quien lo ocupa, es mansamente obedecido. Así sucedió, en distintos momentos, con Cafiero –aunque no alcanzara la presidencia– con Menem, con Duhalde o con los Kirchner.

Por lo tanto, es harto probable que Massa, con los recursos del poder -que ya malgasta en su candidatura- y con la disciplina de su rebaño pueda gobernar durante los próximos ocho años; tal como lo autoriza la Constitución, reelección mediante (de paso, hora es que los opositores dejen atrás su complicidad del 94 y propongan volver a su buen texto anterior).

En cambio, Milei, con poco apoyo en el Congreso y casi nula estructura partidaria, difícilmente podría aspirar a ser reelecto.

CONTINUIDAD

Hay otro factor – aunque, visto está, no a todos importa – que inclina a votar en contra de Massa. Es que él encarna la continuidad de las administraciones K, las más corruptas de nuestra historia.

Permítasenos recordar a vuelo de pájaro -como lo hicimos el domingo anterior- quienes ganarían de triunfar Massa: los asesinos de Nisman, los descuartizadores del Chaco, la impunidad de Cristina y sus secuaces, el Chocolate Rigau y sus jefes, los Lázaro Báez, Daniel Muñoz y demás testaferros K, los sobreprecios que pagó la “compañera Malena” por los autos comprados para AYSA.

También sería el triunfo de quienes contaban dólares en La Rosadita para llevárselos luego a sus altísimos jefes, los planeros truchos

que viajan a Europa, los ñoquis que infectan los tres poderes del Estado, los jueces zaffaronianos que encubren a los saqueadores de las arcas públicas, los involucrados en la causa de Los Cuadernos y tantos otros que enumerarlos insumiría páginas enteras.

Con esto, de ningún modo extendemos un cheque en blanco a favor de Milei. Pero, al día de hoy, no es cómplice probado de tales delitos. En cambio, Massa sí lo es. Porque si, en otro momento, prometió “meter presos a los ñoquis de la Cámpora” es porque sabía que habían delinquido. Pese a lo cual, actúa codo a codo con ellos convirtiéndose, al menos, en su encubridor. De paso sea dicho: Boudou, cumplida su efímera pena por delinquir siendo Vicepresidente de la Nación, ya actúa como asesor del ministro candidato. Cartón lleno.

Los colaboradores de Milei, no todos conocidos, al menos en un primer vistazo, no lucen los prontuarios que ensombrecen a los de Massa.

Cierto es, que el candidato opositor alarma por su falta de equilibrio emocional y por lo absurdo de algunas de sus propuestas. Pero no debemos olvidar que, si llega al poder, va a encontrar los límites que le impone lo escaso de sus apoyos.

Resulta atractiva, sí, su proclamada intención de cortar el nudo gordiano de las camarillas políticas, empresariales y gremiales que nos gobierna. Si realmente lo consigue, nos habremos desprendido de un lastre agobiante.

Es notorio que ha llegado a la segunda vuelta mucho más por la vehemencia de sus protestas, que por la solidez de sus propuestas. Lo cual atrajo a una vastísima legión de descontentos.

Por todo ello, creemos que debe votarse en contra del candidato del cristinismo, Sergio Tomás Massa. Y rogamos se nos excuse caer en el lugar común de recordar los versos finales de un poema de Borges. Con Milei no nos une el amor, sino el espanto. El espanto de que gane Massa.

 

Izquierda Socialista llama a votar a Massa, una decisión desafortunada, que sintoniza la línea del resto de los partidos del FITu

 

La Dirección Nacional de Izquierda Socialista (IS), integrante del Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad (FIT-U), llamó este martes a “votar contra el ultraderechista" postulante de La Libertad Avanza (LLA) Javier Milei, y a dar un respaldo "crítico" al ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa de cara al balotaje del 19 de este mes. Con las firmas del diputado nacional, Juan Carlos Giordano y el excandidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires del FIT-U, Rubén “Pollo” Sobrero, IS difundió una declaración en la que “llama a votar contra el ultraderechista Milei”. (Telam, 7 de noviembre 2023)

Por Damián Quevedo Convergencia Socialista 8 nov 23

Luego de que pasaran más de dos semanas de las elecciones, Izquierda Socialista publicó un comunicado con el que llama a votar al peronismo, sosteniendo que hay que frenar a Milei, porque, si llega a gobernar, podría acabar con las libertades democráticas. De esa manera, IS se suma a la dinámica que arrastró al resto de los partidos del FITu, que, directa o indirectamente, se sumaron a la campaña del PJ.

Existen, en la resolución de Izquierda Socialista, varios errores de caracterización y orientación, que llevan a sus dirigentes a perder lo que ellos/as y sus pares del Frente de Izquierda dicen defender, la independencia de clase. Es que para los camaradas, esta “amenaza” reaccionaria los obliga a darle el voto al otro candidato capitalista, que no sería tan “facho” como Milei.

También desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad decimos abiertamente que vamos a acompañar a esa franja de millones que votaron a Massa solo por buscar parar la llegada de Milei al gobierno. Lo hacemos llamando al voto crítico a Massa, que significa votarlo sin darle ningún apoyo político, ni al ministro-candidato Massa ni a su posible gobierno peronista o de unidad nacional.

Acompañaremos a esos millones que, con la nariz tapada, van a votar a Massa solo para derrotar el 19 de noviembre en las urnas al ultraderechista Milei. A eso llamamos voto crítico. Llamar a votar críticamente por Massa no significa darle aval ni apoyo político. Lo hacemos desde una política de independencia de clase [1]

El primer error de análisis es considerar la posibilidad de que Milei vaya a atacar las bases del régimen democrático burgués, de manera de establecer otro, de tintes dictatoriales. No creemos que lo pretenda, ya que, tanto él como Massa, acuerdan en defender la actual institucionalidad, que es, en definitiva, la que sus amos burgueses también sostienen.

Pero, aunque fuera cierto que Milei quiera imponer ese cambio abrupto, tampoco está en condiciones de lograrlo, porque no existe ninguna fracción capitalista que quiera avanzar en ese sentido. Los partidos burgueses tratan de representar a la mayoría o a una parte de esta clase, por lo tanto, no pueden obrar por fuera de sus intereses.

Si Milei fuera realmente un golpista o fascista, debería expresar las intenciones de una porción significativa de la clase capitalista, que, frente a la crisis, busca cambiar el régimen político. Así trató de hacerlo, solo por dar un ejemplo, Fujimori en Perú, que se propuso eliminar las libertades democráticas y aplastar a la clase obrera con una durísima represión.

Eso no existe ni por asomo, no solo porque no existe esa fracción burguesa, sino porque, tampoco, hay una parte de las clases medias y de los sectores desclasados dispuesta a movilizarse para alcanzar ese objetivo, como sucedió en épocas en la que el fascismo estuvo en alza.

Los capitalistas, inevitablemente, debido a sus intereses de clase, dialogan con Milei, ya que este personaje tiene posibilidades de ocupar el sillón de Rivadavia. Sin embargo, por más que esto suceda, hoy por hoy, el candidato de los grandes empresarios, el Fondo Monetario Internacional y las potencias imperialistas, es Sergio Massa, quien no solo defiende sus intereses, sino que cuenta con una estructura política, burocrática y militar mucho más sólida.

Se equivocan también los compañeros con la táctica de “acompañar a millones de trabajadores que votaron a Massa para parar a Milei”. ¡La tarea de un partido revolucionario no es acompañar a los trabajadores, sino disputar su consciencia, para lo cual es necesario enfrentar sus aspectos más atrasados con consignas claras, que apunten hacia la independencia de clase!

Acerca de la táctica en los procesos electorales, el marxismo también tiene una extensa historia y ejemplos, desde los bolcheviques hasta nuestros días. Sobre esto, años atrás, Nahuel Moreno decía que; La propaganda de un partido revolucionario para las elecciones tiene tres objetivos que se sintetizan en uno solo: desarrollar y fortificar al partido.

El primer objetivo es desenmascarar y denunciar al régimen. En este caso el régimen semicolonial y capitalista que oprime al país y explota a los trabajadores.  El segundo objetivo es demostrarle a la clase obrera que la solución de sus problemas viene de sus movilizaciones y no de la posible actividad parlamentaria o electoral.

Debemos demostrar la falsedad de la democracia burguesa y cómo solo la actividad y unidad de los explotados podrá liberar a los trabajadores. El tercer objetivo es demostrar la necesidad de la revolución obrera y socialista, cómo la clase obrera debe tomar el poder como única forma de superar la crisis del país y de los trabajadores [2]

Con este posicionamiento, Izquierda Socialista no disputa la consciencia de esos millones de trabajadores que votaron a Massa contra Milei, y que pocas semanas atrás habían repudiado el ajuste de Massa votando al libertario. De esta manera, IS diluye a la izquierda y ayuda a que sus partidos queden pegados al cadáver maloliente del peronismo, justo cuando lo más importante es diferenciarse para ayudar a enterrarlo.

Esa es la única forma de ganar a miles y de esos trabajadores, que, apenas comience a rodar el próximo gobierno, saldrán a luchar contra su ajuste. ¿En el caso de un triunfo peronista, qué autoridad tendrá una izquierda, cuyos partidos mayoritarios, los que conforman el FITu, apoyaron, directa o indirectamente, a ese partido?

Finalmente, consideramos que Izquierda Socialista se equivoca profundamente en la táctica, cuando llaman a frenar a la ultraderecha convocando a votar a otra opción burguesa. Los planes reaccionarios de la burguesía solo pueden ser derrotados con la movilización obrera y popular, con las huelgas, los piquetes, las movilizaciones y la autodefensa del movimiento de masas.

[1] https://www.izquierdasocialista.org.ar/2020/index.php/blog/para-la-web/item/22376-declaracion-de-izquierda-socialista-sobre-el-balotaje-llamamos-a-votar-contra-el-ultraderechista-milei

[2] Nahuel Moreno; Una campaña electoral socialista revolucionaria, 1972

 

La izquierda y la incapacidad de una política propia

 

Por una campaña unificada para construir una fuerza que enfrente al próximo gobierno.

Luego de tomarse casi dos semanas para “descansar” de la campaña electoral (o para reponerse del fracaso), después de dejar a sus militantes y a sus votantes sin ninguna propuesta en medio del debate nacional, los partidos del Frente de Izquierda se dignaron a poner por escrito su posición frente al ballotage. Lo novedoso del asunto es que esta vez cada partido sacó la suya, con posiciones divergentes, no hubo declaración conjunta. Si eso puede llamar la atención, más aún lo hace el hecho de que ni siquiera lo hayan intentado. En lugar de llamar a un gran congreso de toda la izquierda, para lanzar una campaña común, cada partido sacó su propio comunicado. Ni siquiera llamaron a un congreso de los partidos del FITU. Ninguno de los partidos lo pidió. Queda claro que el FITU no es un frente de lucha, ni un frente de acción política. Ni siquiera es un frente propiamente dicho. Es simple y lamentablemente un acuerdo electoral, por el cual el que vota no sabe qué está votando.

Acuerdo que no ha hecho avanzar un centímetro la conciencia de la clase obrera (la candidatura de Massa y el éxito de Milei eximen de toda demostración) y que, para colmo, cada vez da menos resultados en términos de lo que se va a buscar.

Izquierda Socialista, luego de haber sostenido la posición menos conciliadora con el peronismo en el frente, vuelve a sus fuentes morenistas y llama a votar “críticamente” a Massa, tal como hace toda La Cámpora y el conjunto del radicalismo. Es decir, van a hacer campaña con Lousteau, Yacobitti, Gerardo Morales, Máximo Kirchner y nada menos que el “Círculo Rojo” (la Asociación Empresaria Argentina, la Fundación Mediterránea y la Unión Industrial). Van a votar al candidato de la embajada norteamericana, la inflación, la devaluación y el ajuste brutal.

El MST sigue esta misma posición, pero en forma más vergonzante. Dice: “Nuestra primera definición es llamar a los trabajadores a NO votar a Milei”. Luego aclaran que entienden a quienes van a votar a Massa y, por lo tanto, “no llamaremos al voto en blanco ni haremos campaña en ese sentido”. Si no se vota a Milei y no se vota en blanco, ¿a quién se vota, entonces? Cae de maduro…El MST nos toma por tontos. Al menos, IS tiene el coraje de decir las cosas por su nombre.

El PO y el PTS sacaron un comunicado muy similar. El PTS llama a llama a “no votar a Milei”. Pero es diferente para el caso de Massa, ya que apela a “no avalar”, “ni darle ningún apoyo en el balotaje”. Dicen “no avalar”, “no apoyar”, pero no dicen “no votar”, como a Milei. Puede parecer un análisis demasiado fino, pero no lo es. Claramente, usan expresiones diferentes que se traducen en acciones diferentes. A Milei no se lo vota, pero a Massa se lo puede votar “sin avalar”. Igual que el MST, deslizan el voto a Massa sin admitirlo.

El PO, en cambio, es más terminante: no votan a Milei ni a Massa. Aquí no hay diferencia entre aval y voto. No se avala ni se vota a ninguno. Pero, ¿y entonces? ¿Qué hacemos en el cuarto oscuro? “Organizarse para luchar”. Sí, eso siempre y vale para cualquier circunstancia. Pero estamos hablando de una posición concreta ante una alternativa concreta. ¿Van a hacer una campaña por el voto en blanco? No, no la hacen. ¿Entonces? No quieren pelearse con sus socios de la componenda electoral a quienes le avalan ese tipo de posiciones. Seguramente, porque como admiten en su comunicado, ya hicieron lo mismo cuando votaron a Evo Morales y Arce en Bolivia, a Petro en Colombia, a Boric en Chile y a Castillo en Perú…

El FITU está acabado. Nunca fue un frente político y ahora ni siquiera sirve como acuerdo electoral. Solo existe porque, de no presentarse juntos, cada partido no sacaría el 1,5% necesario para acceder a las elecciones generales. Basta que los guarismos desciendan hasta ese nivel o que alguno lo saque solo para que empiecen los desprendimientos.

Una política revolucionaria tiene que priorizar la construcción de una fuerza independiente y con un programa. Por eso, además de una campaña por el voto en blanco, reiteramos nuestro llamado a debatir, en un congreso de toda la izquierda, una campaña unificada de esclarecimiento político, un plan de lucha para enfrentar al nuevo gobierno y un programa concreto de salida de la crisis, para poder ofrecer a las masas una alternativa positiva y real de construcción del socialismo.

Por una campaña unificada por el voto en blanco.

Por una Asamblea Nacional de Trabajadores que discuta una campaña política, un plan de lucha y un programa de gobierno socialista para la Argentina.

Vía Socialista 9 nov 23


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