04.ENE.24 | PostaPorteña 2386

Acerca de las Traiciones, de los Traidores y los Equivocados

Por R.J.B.

 

Recurrente, pero a través de las páginas de Posta Porteña y a raíz del libro de   Leonardo Haberkorn acerca de los hechos ocurridos en el Caraguatá”, se reaviva el manido tema de la traición o, si se prefiere, de los traidores del MLN. Con atención he leído, tanto las opiniones de Enrique Osano, como las de quien ha elegido el seudónimo de“Tiro Suizo”, sin dejar de tener en cuenta lo que Héctor Amodio Pérez ha aportado desde el programa “El Cernidor” que se emite los martes y los jueves por Radio Nacional.

Es un tema que mucho me interesa pues, por un lado, se relaciona íntimamente con lo que se ha dado en denominar “la Historia reciente” -que a todos nos atañe, en especial a los de mi generación- y por otro, porque yo mismo -hace poco más de dos años- me aboqué a una investigación sobre el infame episodio que derivó en el asesinato de aquel peón rural, Pascasio Báez, perpetrado por integrantes del MLN Tupamaros.

En otras entregas de la Posta me he ocupado del tema de la traición; primero, abordando una especie de reseña de traidores universalmente famosos y también, en lo específico, de aquel cismático período de la Historia uruguaya. Me parece entonces oportuno reproducir parte de aquellas entregas:

“… Acá en el paisito, la Historia reciente tiene bastante que aportar en el tema que nos ocupa, aunque más vale andar con cautela y no estar desprevenidos. Y es que no siempre lo que parece ser, termina siendo ni lo que se da por verdadero, es cierto. Como si asistiéramos a la función de un gran prestidigitador, visualizamos lo impensado y dejamos que se trastorne nuestra noción de la realidad. Así, en el lugar de una paloma, es posible que veamos surgir de la galera un sapo o una culebra, pero juramos que son capaces de volar. ¿Sapo, víbora o paloma? Aparentemente, lo mismo da ver o decir una cosa que la otra…

Es lo que ocurrió con varios dirigentes del MLN Tupamaros, quienes, con el tiempo, llegarían a ostentar los cargos más encumbrados del gobierno. Durante décadas se dio por válido el relato oficial que ellos instalaron y que señalaba al ‘Negro’ Amodio Pérez como el gran traidor, causante de la derrota del movimiento. Resulta muy difícil creer que la estructura de una organización -supuestamente ultra compartimentada- pudiera desmoronarse por las declaraciones de una sola persona, máxime si tenemos en consideración que ese relato acusatorio fue elaborado por quienes no tuvieron empacho en ser los primeros en delatar a sus compañeros. Mintieron, tranzaron con sus captores y valiéndose de su condición de dirigentes, negociaron una rendición incondicional a espaldas de quienes -todavía en libertad- se enfrentaban al régimen. Asimismo, y aun sabiendo que no era el ‘Negro’ quien había entregado “la cárcel del pueblo”, sostuvieron esa acusación y lo condenaron a muerte. Mientras tanto, se dedicaban a confraternizar con la oficialidad joven, chupando caña, saliendo de los cuarteles y entregando listas de los militantes más peligrosos. De no creer, pero“como te digo una cosa, te digo la otra”, según dijera un tal Mujica.

Acaso lo de Amodio tuvosu origen mucho antes, cuando planteó sus discrepancias en lo referente a la línea de acción impulsada por otros integrantes de la dirección. Quedó en minoría, su posición de debilitó y pidió la baja, que no se le concedió. Celos, rencillas en la cúpula y hasta envidias, seguramente todo eso se conjuntó. No era simpático ni afecto a hacer bromas, era un relojito para funcionar y fue el responsable de la 15, la columna más eficiente de la organización.

Por pomposo que haya sonado, lo de condenarlo a muerte no pasó de una tormenta con matracas. Hace algunos años, el ‘Negro’ regresó y a nadie se le ocurrió ajusticiarlo , pero sí se valieron de una Justicia que, desde el gobierno, manipulaban para complicarle la vida. A todos ellos los desafió para que sostuvieran las acusaciones públicamente. Ninguno se le animó. Ni el ‘Ruso’ Rosencof ni el ‘Ñato’ Fernández Huidobro, tampoco Zabalza o Marenales y menos el ex presidente Mujica. Lo cierto es que todos se fueron al mazo.”

Volviendo al tema en cuestión y en relación con lo que manifiesta Enrique Osano, resulta sencillamente inadmisible. Lo hace sin tener en cuenta que los hechos y los propios testimonios de otros protagonistas de esa historia lo desacreditan y así lo demuestran. Resulta que ahora -a más de cincuenta años de ocurrido el crimen- nos quiere convencer de que ...a riesgo de su propia vida” estaba dispuesto a jugarse por Pascasio… Mala mano para cantar envido, señor Osano, porque a usted lo de compañero le queda grande y aún más lo de revolucionario, pues el triste episodio en cuestión no hace otra cosa que demostrar que ustedes -los involucrados, tanto los que estaban en el Caraguatá como los integrantes de la dirección- de valores revolucionarios, poquito tirando a nada.

 Y tampoco ni un gramo del humanismo que debía caracterizar al “hombre nuevo”.

 Lo cierto e indiscutible es que, a ese hombre, todos ustedes lo mataron a jeringa fría. ¡Todos! Los que lo decidieron; el que administró la dosis mortal; quienes cavaron la fosa; los que cargaron su cuerpo; los que, al momento del desenlace, se habían ido; y los que eligieron el silencio.

Acaso con el fin de embarrar la cancha y distraer la atención, el señor Osano, quien, en lo que concierne a Amodio -como lorito parlanchín- continúa repitiendo la versión de sus superiores de turno, le dedica una cuantiosa cantidad de insultos y descalificaciones. Lo hace sin considerar que, pese a quien pese, la épica historieta pergeñada por el “Ñato”, el “Ruso” y otras plumas funcionales, se ha ido desdibujando al punto de derretirse como un cubito de hielo en el desierto.

 Lo hace como si, a estas alturas, no se supieran las vergonzosas propuestas y tramas siniestras que Fernández Huidobro y su círculo de incondicionales presentaron a sus captores.Por si fuera poco, Enrique Osano se atreve a mencionar a Rony Scarzella y al Tony Rossi Garretano, ignorando que, con el tiempo, toda confabulación -por más secreta e intrincada que sea- se devela y que no somos pocos los que conocemos las razones por las que el primero de los nombrados fue asesinado y las dramáticas circunstancias por las que tuvo que atravesar el segundo para salvar el pellejo.

Como refiere “Tiro Suizo” en las páginas de la Posta: “… la verdad se sabe; la verdad está hecha de pedacitos, pero la verdad es nuestra”.

Puedo tener matices con algunas de las apreciaciones de este compañero, pero debo reconocer y valorar que es mucho lo que conoce con relación a la Historia del MLN. Sí quiero decirle que he tratado al Negro Amodio por mucho tiempo y que ha demostrado ser un amigo leal, de esos que saben estar en las malas -y en las peores también-.

Entonces y para finalizar, no cante truco sin barajas, señor Osano, pues del otro lado, la mano viene bien servida.

R. J. B. / Enero de 2024


Comunicate