24.ENE.24 | PostaPorteña 2389

FAROS DE SIGLOS

Por Marcelo Marchese

 

Dante se yergue como un gigante que crece cada día, pues cada día los hombres exploran una nueva zona del más enigmático de los escritores.

Borges señala una virtud, salvo que lo que señala, fue señalado antes por Carlile. Dice que de los personajes que aparecen en la Comedia, no hace una biografía, sino que muestra un hecho de su vida, un hecho crucial de su vida, como si ese hecho fuera la síntesis de la vida de un hombre.

Antes de escribir acerca de la importancia de esto en nuestra vida, en esta nuestra vida que aún transcurre, pienso que también Conrad advirtió ese aspecto de la Comedia, pues sus personajes se definen por un episodio, y Lord Jim, que fue cobarde, espera toda la vida el momento de la revancha, el momento en que pueda mostrar, no a los demás, sino a sí mismo, quién es Lord Jim.

Volvamos a nosotros, aunque Conrad es nosotros, como Borges es nosotros, como Dante es nosotros, y lo que importa aquí es que Dante sabe que un hombre se mide en los momentos difíciles, o como decía Baudelaire, que un poeta no es siempre poeta, sino que es poeta cuando una fuerza interior lo lleva a la poesía, pero el asunto es que hay un momento supremo donde nos salvamos o nos hundimos, lo que lleva a esta pregunta ¿cuál fue ese momento supremo que define tu vida?

Así que según el Dante, hay un momento definitivo que contiene a todos los momentos, según el Dante, cabe toda la vida de un hombre en esa cifra y todos viviremos ese momento, y sin embargo, la arena sigue cayendo, y entonces, te pregunto ¿ya viviste ese momento?

Sólo por esto, vale la Comedia, un libro escrito, como todos, para ti, pues ningún autor piensa en multitudes, sino en personas.

Dicen (creo que lo dicen quienes no lo han leído) que el Dante arrojó a sus enemigos políticos al infierno. Cuando leía el infierno, encontré muchas cosas, y entre esas cosas, una diadema llamada "piedad", por lo que, a medida que leía, me resultaba cada vez más falsa esa acusación de venganza y ahora encontré, para mi dicha, que Borges se enfurece ante esa idea.

Dante no ataca personas, ataca o defiende maneras de enfrentar la vida y toma, de uno y otro, los momentos vitales, y si presenta ante su luz a un usurero, no ataca a la persona, sino que ataca a la usura.

Aquí conviene recordar que el Dante participa en una lucha espiritual. Te llenan la cabeza con los güelfos y gibelinos, pero o los güelfos y gibelinos eran otra cosa, o los güelfos y gibelinos no tienen la importancia que sí tiene la lucha en que está inmerso Dante, que es una guerra espiritual milenaria.

La forma en que Dante dice sin decir, y los infinitos recursos que esgrime para exponer el dogma y al mismo tiempo, deslizar su opinión, en ocasiones, disfrazada por sus emociones, lo convierten en un genio de la retórica, en un maestro del juego de la ideas, como Shakespeare. Ambos enfrentan a la Iglesia, ambos defienden la magia, ambos manejan, como ningún otro, el arte que les permite decir lo que piensan para eludir castigos terrenales.

La admiración que Borges siente por Dante recuerda la admiración que Baudelaire siente por Poe, que recuerda la admiración que los románticos sienten por Shakespeare, que recuerda la admiración que Dante siente por Virgilio, que recuerda la admiración que Virgilio siente por Homero, y este amor diferente y siempre el mismo, pareciera el saludo que un faro envía a otros faros en la tiniebla de los siglos.

Dante se presenta como protagonista de su obra (toda una revolución en la literatura) lo que le permite ser más próximo a nosotros, lo que le permite agregar a su música la nota de los sentimientos, y entonces, nos recuerda Borges, tenemos al mejor libro de la literatura y de manera consecuente, al mejor autor de la literatura, el Dante, y sucede que el Dante se presenta a sí mismo como el principal protagonista de su Comedia, por lo que Dante se convierte en el principal protagonista de la literatura.

El amor de Borges por Dante no deviene de la perfección técnica del maestro; deviene de que Borges siente la bondad de Dante, como siente la bondad de Cervantes. Para Dante no hay ningún infierno, ni purgatorio, ni paraíso. Para el Dante, en nosotros se encuentran el infierno, el purgatorio y el paraíso, y en cada instante de nuestra vida, hacemos algo que es el infierno, el purgatorio o el paraíso.

Borges percibe esa bondad, que en su grado extremo, se resuelve en coraje: un hombre que desafía a todos los poderes (es difícil encontrar un revolucionario más entero que Dante) para alertarnos, para enseñarnos, para defendernos, y todo ello, por amor a nosotros.

Ahora, como sabemos, toda poesía es poesía de circunstancias y si Shakespeare escribió sobre la culpa y el deseo en Hamlet, fue porque quería rescatar del mar de la culpa a la que deseaba.

La Comedia es un libro de amor a una mujer que, gracias a Dante, será conocida por los hombres de todas las eras. Esa mujer, se nos ha dicho, no lo amaba, le negó el saludo y lo despreció, y este hombre negado y despreciado, actúa de modo diferente al común de los hombres negados y despreciados, y ese modo diferente de actuar es acudir a la magia.

Dante invoca de la muerte con el poder de su imaginación, a la amada, que se interesa por él, ya que Beatriz le pide a Virgilio que guíe a un Dante perdido en mitad del camino de la vida.

Así que tenemos el libro de un hombre despreciado, ya que esa es la verdad. Si hubiera sido amado, no hubiera escrito una obra total (sólo se animaron a algo así Baudelaire y Nietzsche) y se hubiera dedicado a la amada, pero como eso no ocurrió, tenemos a la Comedia que también debemos agradecer a Beatriz.

Borges visualizó todo esto mejor que nadie, pues algo en Borges lo lleva a la solidaridad con Dante, y ese algo es haber vivido las mismas circunstancias. Agradezcamos, nosotros, esas terribles circunstancias que llevaron a estos dos hombres, a estos dos amigos a pesar del espacio y el tiempo, a escribir páginas inmortales con plumas que fueron arrancadas de sus alas, para ser embebidas en la sangre de una vena herida.

Marcelo Marchese

UyPress - 18/1/24


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