04.FEB.18 | postaporteñ@ 1878

BRASIL ¡Cuando la Casa Grande se desentiende, el esclavo rebelde toma partido por el quilombo!*

Por LCTI-CI

 

En el juicio del miércoles (24/1) no hay en juego ningún interés que afecte directamente a nuestra clase. Existe sí una pelea de peces grandes, de tiburones hambrientos que antes nadaban en bando y que ahora precisan autodevorarse para volver a cazarnos. Nuestro quilombo no puede ser dividido por ajustes de cuentas entre señores y capataces.

Por: Hertz Dias 24/1/18 publicado en LCTI.org

Los dirigentes de las organizaciones que estarán en Porto Alegre defenderán una democracia que la favela [1] no conoce.

Defenderán un Lula ficticio que la favela tampoco conoce.

Defenderán un Lula y una democracia que solo existe en la cabeza de las organizaciones que razonan con la misma lógica en las urnas de las elecciones burguesas.

El Lula que defenderán ya fue sueño en la cabeza de nuestra clase, pero el real es el de la conciliación de clases, el de la traición, el cinismo y la cobardía.

Los que gritando hasta la afonía que Lula y el PT están siendo víctimas de un “golpe” orquestado por el imperialismo y el conservadurismo, no tendrán coraje para decir que Lula y el PT apoyaron política y militarmente un verdadero golpe que los Estados Unidos y Francia dieron en la democracia burguesa haitiana.

Fue demasiado rápido.

Lula asumió el poder en 2003 y bastó un telefonema de Washington en 2004 para que Haití fuese invadido y ocupado.

Entre tantas atrocidades, más de dos mil hermanas negras fueron abusadas sexualmente por soldados de la Minustah, fuerza militar comandada por el gobierno petista.

¿Dónde estaban los heraldos de la defensa del PT y de Lula cuando la soberanía haitiana fue robada por Chirac, Bush y Lula?

Democracia como concepto hueco, vacío, universal y pequeñoburgués es fácil de manipular, difícil fue defender la soberanía de una nación negra atacada por el lulopetismo en nombre del imperialismo.

Y parece que esa democracia de “condominio de lujo” no vale para un país de negros que hace siglos ha desafiado a las mismas fuerzas imperialistas que mandaron al PT a hincarse de rodillas en el suelo.

¿No es así?

Es necesario decir la verdad:

el Lula que defenderán no es aquel obrero que se enfrentó a la dictadura militar y sí el ex presidente que fortaleció el carácter cada vez más autoritario del Estado brasileño.

Es el Lula que en 2005 aprobó la Ley Antidroga que ayudó a encarcelar a centenas de miles de negros, pobres y mujeres (600.000).

Es el Lula del PT que dio una manito para que la población carcelaria femenina creciese 567% en solo 15 anos (2000 a 2015), de las cuales 67% son negras (datos del DMF/CNJ).

Mientras los nuestros eran muertos y encarcelados, el PT libraba a Sarney de la cárcel en retribución a la “mano amiga” que Sarney extendió para librar a Lula de un impeachment luego de que estalló el escándalo del mensalão [2005] que el PT pagó para comprar votos de parlamentarios corruptos y, así, garantizar la aprobación de la reforma de la previsión.

Mano amiga de la “Izquierda” para la “Derecha”, mano amiga de la “Derecha” para la “Izquierda”, y todas ellas sucias de corrupción y sangre negra.

Este miércoles, Rafael Braga ciertamente no será recordado como víctima de la Ley Antidroga sancionada por Lula en 2005, y de la Ley Antiterrorismo, sancionada por Dilma en 2013.

Por el contrario, hay una tentativa desmedida de comparar el vía crucis de Rafael Braga con el juicio de Lula.

Es como mínimo ventajero comparar a un joven inocente que fue condenado por ser negro, pobre y favelado, con aquel que creó las condiciones para su condenación.

Rafael Braga es preso político de los gobiernos del PT y del PMDB.

Fue el PT de Lula y Dilma, así como el PMDB de Temer y el PSDB de Fernando Henrique Cardoso [FHC] que abarrotaron las cárceles de este país con nuestros “Rafaeles Bragas” de la periferia.

¡No instrumentalicen la desgracia ajena para encubrir vuestras podredumbres políticas!

La “agenda del golpe” a la cual se refieren es antes que todo parte de la agenda política y económica que el imperialismo impuso a Lula, Dilma y Temer.

Unos más, otros menos, pero todos fueron capataces del imperialismo.

A fin de cuentas, ¿Lula no era “el cara” en las palabras de Obama, y los dueños de los ingenios azucareros no fueron considerados los “héroes brasileños” en las palabras del propio Lula?

Negros, mujeres y LGBT’s fueron atacados por el PT en alianza espuria con la Derecha.

Dilma retiró el kit antihomofobia de las escuelas en acuerdo hecho con la reaccionaria banca [parlamentaria] evangélica, lo mismo que hicieron con el DEM [Demócratas de centro-derecha] para dilacerar el Estatuto de la Igualdad Racial.

Y lo gracioso es que nada de eso provocó gritería y correría en la izquierda para defender la sacrosanta democracia burguesa.

En 2008, el Lula del mundo real llegó a firmar un acuerdo con el papa Bento XVI (Acuerdo Brasil-Santa Fe) para incluir la enseñanza religiosa en el currículo de las escuelas públicas, en total falta de respeto a la laicidad del Estado brasileño, lo que abrió aún más las puertas para el racismo religioso en nuestro país.

Nada de eso era parte de la tal “ola conservadora”.

Ni el genocidio de 556.000 personas, la mayoría negra, ocurrido en las barbas del gobierno petista, generó tanta conmoción en la izquierda.

¡De nosotros cuidamos nosotros mismos!

Al combatir a la “Derecha” corrupta, liberal y pro imperialista es preciso desenmascarar también esa “Izquierda” liberal, corrupta e igualmente pro imperialista

Gusanos como Bolsonaro atacan a los trabajadores asegurando un puñal en cada una de las manos, Lula hizo eso ofreciendo un buqué de flores con una de las manos, mientras con la otra, escondida atrás de la espalda, aseguraba un puñal afiladísimo.

Decir: “Lula tiene que ser juzgado por los trabajadores en las elecciones” no es un argumento serio, pues si dependiera del juicio de las elecciones burguesas muchos corruptos jamás serán condenados.

Es preciso decir a los trabajadores quién es el Lula de hoy y el papel que el PT cumplió como agente del imperialismo y de la burguesía nacional mientras estuvo en el poder.

En Angola, otra nación negra, el PT y la Odebrecht se involucraron en un esquema de corrupción que profundizó la miseria y el infanticidio de aquel pueblo, al mismo tiempo que ayudó a sostener una dictadura controlada por una de las familias más ricas del mundo, el clan de José Eduardo dos Santos.

Por el pueblo de Angola y por el de Haití, sí tenemos que exigir democracia.

En cuanto a la “Casa Grande” brasileña, dejemos que ellos resuelvan sus entuertos, o mejor, que no los resuelvan, que se dividan todavía más, que se queden sin dirección, sin alternativa.

Si no fuese por los desaciertos de arriba y por la resistencia desde abajo, la reforma de la previsión ya habría sido aprobada.

Y es esa resistencia de los de abajo la que el PT y la CUT intentaron debilitar en nombre de las elecciones de 2018, vista la traición a la Huelga General del 30 de junio y a la del 5 de diciembre de 2017.

Lula tiene ya defensores demás, incluso de muchos corruptos de “Derecha” como FHC, Aécio Neves y el propio canalla de Temer.

Su condena o absolución no es criterio para mensurar el contenido de clase de nuestra democracia burguesa.

Mirar para las periferias, para los quilombos, para las fábricas y para las cárceles es mucho más seguro para hacer cualquier caracterización.

La tarea inmediata de cada uno de nosotros es unir a nuestra clase para incinerar de una vez toda la podredumbre que emana la Casa Grande, antes de que esa maldita Casa Grande arranque definitivamente todos nuestros derechos, incluso el derecho a la vida.

2018 no puede comenzar como farsa, sino sí como una fuerte exigencia al Estado brasileño por Reparaciones Históricas para negros e indígenas, ya que este año se cumplirán 130 años de la abolición de la esclavitud, abolición esta que nos dejó en condiciones de vida de las más degradantes posibles.

Todos los gobiernos de las últimas trece décadas son responsables por el mantenimiento y la profundización de esa situación.

Vamos a guardar nuestras energías para movilizar a nuestra clase contra la reforma de la previsión que Temer intentará aprobar en febrero.

Esas dos luchas –contra las reformas de Temer y por reparaciones históricas– son algunas batallas importantes que tenemos que tomar en nuestras manos en los próximos meses, en lugar de quedarnos acariciando el látigo del opresor que una parte de la Casa Grande quiere expulsar de la vida política a patadas en el trasero.

Notas:

* En el Brasil esclavista, se denominaba Casa Grande la propiedad de la familia que poseía grandes extensiones rurales y que tenía el control sobre los esclavos. Por extensión, hoy se llama así a las instituciones de la clase dominante, en contraposición a los pobres y oprimidos.
Quilombos eran las casas donde se refugiaban los esclavos que huían de las estancias en busca de libertad.

[1] Favela: villas de emergencia, asentamientos irregulares que albergan a personas muy pobres y carentes, y que ocupan zonas en el espacio urbano, generalmente del centro de las grandes ciudades.


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