Al iniciarse el 2018 -que se presenta complicado en el plano internacional, regional y nacional- basándonos en el materialismo histórico que enseña la constante inter acción entre lo general y lo particular, y desde los objetivos de los trabajadores y del pueblo explotado, es dable observar una perspectiva internacional a mediano plazo favorable y otra regional, a corto plazo, desfavorable, influyente para Uruguay.
En síntesis, importa una valoración internacional, regional y nacional, con el fin no sólo de comprender, sino de transformar la sociedad.
Julio A. Louis semanario Voces febrero, 2018
Resalta la proyección de China, “pateando el tablero” económico y geopolítico mundial, a través de las construcciones que ha impulsado, en particular la “Ruta de la Seda” y la creación del BAII (Banco Asiático de Inversión en Infraestructura), que altera los acuerdos de la posguerra de BRETTON Woods y compite con los organismos controlados por EE. UU. como el Banco Mundial y el F.M.I.
No obstante en el Uruguay, las diversas instituciones y medios de prensa -salvo excepciones- y el gobierno, no se han dado por enterados que socios tradicionales de EE.UU., tales como el Reino Unido, Francia, Alemania, Brasil, Corea del Sur o Israel, han adherido al BAII.
Tan ansiosos por cualquier acuerdo de “libre comercio” el gobierno y su canciller no se han pronunciado, lo que es una forma de seguir fieles a la orientación de los organismos bajo la égida de Estados Unidos.
En este siglo China ha pasado o pasará -según diversas opiniones- a ser primera potencia mundial, relegando a EE.UU., que presiona y amedrenta sin la fuerza del pasado para que nadie escape a su control, como sucede en Venezuela. Si no somos capaces de apreciarlo, estamos -en términos futbolísticos- en off-side.
¿China será otra potencia capitalista e imperialista, o como sostienen su Partido Comunista y su gobierno, está en una fase inicial del socialismo, en la que permanecerá a lo largo del siglo?
Es un tema que iremos abordando.
De todas formas, el desarrollo de China perjudica a los custodios yanquis del “patio trasero”, abriendo mejores posibilidades para nuestros pueblos.
Por de pronto, China cercada por bases de EEUU, no tiene una sola base propia fuera de su territorio.
En un somero e incompleto recordatorio indicamos que en Honduras tras una grosera violación de la constitución y más grosero fraude electoral, un candidato centrista fue despojado de la victoria por Juan Hernández, quién mantendrá la total sujeción a Estados Unidos, poseedor hasta de una base militar, la de Palmerola, donde se calcula la presencia de quinientos marines.
En Colombia, a pesar de la paz acordada con la guerrilla de las FARC, centenares de presos de éstas, permanecen en prisión.
En Perú, un pacto no declarado entre los fujimoristas y el presidente Kuczynski acentúa el perfil proyanqui del régimen.
En Chile ha vencido Piñera -con una altísima abstención, demostrativa de las limitaciones de esa democracia liberal. Antes venció Macri en Argentina, quien empieza a desmantelar los relativos avances para el pueblo de los gobiernos kirchneristas.
Dejemos por el momento a Venezuela y Bolivia bajo la lupa agresiva de la reacción, o la confusa situación de Ecuador.
En Brasil el autoritarismo judicial que responde a los intereses de las trasnacionales y las fuerzas reaccionarias, cierra el paso a la reelección de Lula, que había mejorado las condiciones de vida del pueblo, el que ya sufre los planes “austeros” dictados por el gran capital internacional.
El “abrazo del oso” se cierne sobre Uruguay.
“Los objetivos centrales de cualquier gobierno que se precie de izquierda deberían tener relación con el desarrollo inclusivo con justicia social, la redistribución y des concentración de la riqueza y del ingreso, la independencia económica del exterior y del poder de unos pocos, todo ello enmarcado en el cambio social, en el de las estructuras productivas y en un Estado necesariamente fuerte, con participación activa en la vida económica.”
Sin embargo en Uruguay “se ha acentuado la dependencia económica del capital externo, no se ha intentado modificar las estructuras productivas, tenemos más concentración y extranjerización de la tierra, las políticas tienen como centro medular la inversión extranjera directa, básicamente extractivista, y recogen los fracasados esquemas neoliberales en materia fiscal, de precios, de ingresos, de comercio exterior y de desregulación estatal. Tampoco ha mejorado la distribución del ingreso pese a condiciones externas muy propicias...”
Con un Frente Amplio anodino, trabado por las contradicciones internas, una oposición de derechas que también se desangra en luchas internas, pero intenta “un programa común” (reclamo de Larrañaga) o un “polo socialdemócrata” (reclamo de Mieres) y una izquierda alternativa (Unidad Popular) incapaz de batallar en las organizaciones de masas, obsesionada por partirlas -tal el engendro de largo nombre y corta presencia de gente para dividir al PIT-CNT-, la lucha de clases se polariza entre el PIT-CNT y otras organizaciones populares tales como FEUU, ONAJPU, FUCVAM, y del otro lado, parecería ser por “Un solo Uruguay”, un movimiento policlasista que intenta nuclear a la oposición al gobierno con propuestas confusas, pero orientadas “contra el Estado” y las conquistas modestas de los trabajadores y las clases, capas y sectores aliados, con enfoques que parecen semejantes a los gobiernos de los países vecinos.
La coyuntura no es favorable para avanzar.
Es que los progresismos se han limitado a “mojarle la oreja” a los grandes propietarios y beneficiarios del sistema, sin la visión de transitar hacia el socialismo.
Y parece llegado el momento de la autocrítica, de mover las piezas con otra orientación, en un escenario de lucha de clases aguda que se avecina. Por ende, es básico gestar conciencia internacionalista, conciencia nuestro-americana (la de la América dependiente), lo que implica fortalecer a los Estados Nacionales para la defensa de los pueblos contra la explotación imperialista. Lo contrario al proceder del gobierno con UPM.
En año preelectoral donde los partidos apuntan a ganar en 2019, la izquierda anti imperialista y socialista, deberá dar prioridad al fortalecimiento de las organizaciones de masas en pos de sus objetivos, a la formación de las nuevas generaciones, y no vivir obsesionada por el gobierno, porque si no hay pueblo bien consciente y movilizado de poco sirve ganar un gobierno, que forzosamente será más acotado que el actual por los organismos financieros internacionales, por los Macri y los Temer, por Fuerzas Armadas reaccionarias y por los medios masivos de comunicación, cuyo propósito es desinformar y promover la miopía política de las grandes masas.
La cuestión a profundizar es si esa izquierda puede existir en el F. A. sin someterse a la disciplina partidaria para conciliar con el sistema, o si es necesario otro paso, en el ocaso del “progresismo”, y gestar otra estructura política.
Pero en cualquiera de esos casos, deberá apuntalar tácticamente a las fuerzas y o soluciones menos reaccionarias, sin comprometerse con programas o acciones que no sean las suyas, como se ha hecho en Chile y en Perú.