06.MAR.18 | postaporteñ@ 1886

Venezuela/Debates : ELECCIONES?

Por Santana/Padrino/Portillo

 

“Las elecciones son una farsa y Venezuela no tiene salida bajo el neototalitarismo de Maduro”

Entrevista a Javier Antonio Vivas SantanaGabriel Brito

Redacción / Correio da Cidadania, 1-3-2018

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

La crisis política venezolana -aunque sin las protestas masivas, ni la sangrienta represión del gobierno de meses atrás- continúa generando alarma, indignación, debates y críticas. El régimen de Nicolás Maduro decidió anticipar las elecciones presidenciales de 2019. Primero para el 22 para abril de 2018. Luego, en un intento por descomprimir las presiones internacionales y darles una apariencia de legitimidad, volvió a aplazarlas, esta vez para el próximo 20 de mayo

El Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo colateral del oficialismo, anunció un “acuerdo sobre garantías electorales” entre el madurismo y el candidato presidencial Henri Falcón, disidente de la oposición derechista. (1)

En medio de eso, la debacle económica, social, humanitaria, vuelve un infierno la vida diaria de los venezolanos, haciendo que millares de ellos emigren a otros países de América del Sur (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay). Sobre este cuadro dramático versan tanto el implacable análisis socio-económico, como las polémicas conclusiones políticas, del profesor y educador Ja­vier An­tonio Vivas San­tana, ex-co­la­bo­rador de la Misión Sucre, programa educativo creado por Hugo Chávez para incluir a capas populares en la enseñanza superior. La entrevista fue realizada antes de conocerse el nuevo aplazamiento de la votación. (Redacción de Correspondencia de Prensa)

-Cor­reio da Ci­da­dania: ¿Cómo analiza la anticipación en un año de las elecciones presidenciales, convocadas por el presidente Ni­colás Ma­duro y pre­vistas para el pró­ximo mes de abril?

Ja­vier An­tonio Vivas San­tana: La situación del adelantamiento de las elecciones es nula porque fue convocada por la “Asamblea Constituyente” ilegítima e ilegal.

Dado ese panorama, y en virtud del fracaso del diálogo entre parte de la oposición integrada por la casi Mesa de Uni­dad De­mo­crá­tica (MUD) y la cúpula madurista en República Dominicana, el CNE anunció la fecha del 22 de abril para la elección, no solo adelantando por lo menos seis meses el proceso electoral sino violando la ley que regula nuestras campañas.

Curiosamente, la ley a la que me refiero fue firmada por Di­os­dado Ca­bello en 2009, cuando era presidente de la Asamblea Nacional, o sea, el mismo portavoz que en esta “Constituyente” dice que las elecciones presidenciales deber realizarse en el primer trimestre de 2018. Pero esa decisión genera un mar de contradicciones en el gobierno, porque debemos recordar una de las disculpas que el CNE tuvo en 2016 para evitar el referendo revocatorio de mandato contra Maduro, así como las elecciones de los gobernadores que tendrían que haberse realizado en el mismo año: no hubo tiempo suficiente para organizar simultáneamente a petición de la oposición y un proceso de elección regional.

En este contexto, es claro que estas elecciones no tienen ninguna legitimidad externa y serán rechazadas por la mayoría de los electores que hasta ahora prometen no votar. Hay una gran desconfianza hacia el CNE, cuyo consejo de administración es compuesto por cinco miembros, cuatro mujeres ligadas al madurismo, incluso si algunas hayan “renunciado” a la militancia en el partido de gobierno (Partido Socialista Unido de Venezuela), cuando fueron nominadas para este poder electoral.

Esta elección, Maduro podría ganarla por ausencia de contrincantes, especialmente si tenemos en cuenta que varios aspirantes a candidatos inhabilitados, como el caso de Hen­rique Ca­priles Ra­donski, que enfrentó a Chávez en 2012 y perdió en 2013 por 1,5% de los votos contra Ma­duro. También es el caso de Le­o­poldo López, con prisión domiciliaria, así como sus partidos -Pri­mero Jus­ticia (PJ) y Vo­luntad Po­pular (VP) -, ar­bi­tra­ri­a­mente eli­mi­nados por el CNE, bajo la alegación de que tales organizaciones no participaron de las elecciones municipales de 2017.

Además de eso, el ex ministro del Interior y de Justicia de Maduro, el ge­neral Rodríguez Torres, y que también fue muy cercano de Chávez, pero hoy es crítico del gobierno, acabó siendo "inhabilitado" por 12 meses por la  Con­tro­la­duria, ale­gando ir­re­gu­la­ri­dades en la declaración de patrimonio hecha bajo juramento. O sea, el madurismo evita que un candidato que pueda dividirlos surja de dentro del propio chavismo.

Ante eso, esta elección, y la insistencia del madurismo en realizarlas bajo las condiciones de amplia ventaja electoral, acabará por agravar la crisis política, económica y social de Venezuela. El remedio será peor que la enfermedad y un ejemplo de esto ya lo estamos viendo, con el creciente número de venezolanos que migran diariamente hacia Brasil a través de Boa Vista, o para a Colombia, a través de Cú­cuta.

-Cor­reio : ¿Por qué la presidencia de Ni­colás Ma­duro es tan mala? ¿Qué hizo de tan equivocado en los últimos años?

 Vivas San­tana: El gobierno madurista ha sido un tipo de cenáculo donde la estructura del llamado “grupo de los siete” consiste en: Ni­colás Ma­duro, Di­os­dado Ca­bello, Ta­reck El Ais­sami (vice-pre­si­dente), Vla­dimir Pa­drino (mi­nistro de De­fesa), Jorge Ro­drí­guez (mi­nistro de comunicación), Delcy Ro­drí­guez (hermana del ex-pre­si­dente y pre­si­dente de la "Constituyente" frau­du­lenta) y, claro, Cilia Flores, es­posa del actual de la Re­pú­blica. Estos gobiernan el país de forma ri­gu­rosa y neototalitaria.

Hoy, Venezuela, debido a la arrogancia, a la soberbia y hasta la manera vengativa de gobernar de tal grupo, acabó hasta destruyendo la industria del petróleo, que de 3,5 millones de barriles diarios que exportaba en 1998, con 23 millones de habitantes en la época, ahora, de acuerdo con los números indicados por la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), produce 1,6 millón de barriles por día, con una población de 31 millones, incluso restando a cerca de 4 millones de venezolanos que emigraron en los últimos cinco años. Tal situación demuestra la magnitud de la crisis económica y social que los venezolanos experimentan

El propio Maduro afirmó que, durante su gobierno, se pagaron 70 billones de dólares en deuda externa. Y preguntamos: ¿a costas de qué? Bien, suprimiendo las importaciones de alimentos y medicamentos exigidos por el país, en una economía que exige más de 70% de compras del exterior para mantener en condiciones normales la demanda doméstica. Esa política de preferencia por el pago de la deuda externa generó un enorme déficit fiscal, inclusive en la Pe­tró­leos de Ve­ne­zuela S.A. (PDVSA) y la necesidad pagar una lista exa­cer­bada de fun­ci­o­na­rios pú­blicos, que ex­cede 3 mi­llones de personas.

Ima­gine, el ma­du­rismo, al no tener recursos para pagar esos salarios, recurrió a la impresión inorgánica de bolívares que nos llevó a la hiperinflación, razón por la cual, ahora, 4 millones de venezolanos también son subsidiados con “bonos” que el gobierno concede y, en el mejor de los casos, equivalen a cerca de 700 mil bolívares por mes. Eso, en el actual mercado de cambio paralelo que gobierna la economía, equivale a cerca de tres dólares por mes (en Venezuela, existen controles cambiales desde 2003).

Pero lo más aberrante de esta situación es que el gobierno creó los llamados “Carné de la Patria”, una especie de afiliación forzada al gobierno para tener acceso a tales “vínculos”, lo que creó una especie de ciudadanos de primera y otros de segunda. Quien no posee el carne no recibe la supuesta ayuda. En cualquier caso, el madurismo usa ese carné para forzar a las personas a que voten en ellos, lo que, además de coptarlas social y electoralmente, deja claro que el gobierno Maduro hace mucho tiempo destruyó la democracia en Venezuela.

-Cor­reio : ¿Cómo podría haber sido evitada esa situación?

 Vivas San­tana: Es difícil hablar sobre el pasado en estos términos, pero muchos de nosotros advertimos a Maduro, al inicio de su mandato, sobre las políticas económicas y sociales erróneas que él estaba conduciendo. En ese momento, 2013, el gobierno pensaba que el valor de los precios del barril de petróleo alcanzaría nuevamente los tres dígitos. Eso nunca ocurrió y las medidas de corrección nunca fueron timadas.

La economía está tan distorsionada que, mientras una bandeja de huevos tiene un valor de dos salarios mínimos, actualmente establecido en 248.150 bo­lí­vares (la mayoría de los trabajadores gana algo así como un dólar por mes); un tanque con una carga de 36 mil li­tros, cuesta un bolívar por litro. O sea, todo ese tanque tiene un valor, en tasa paralela, de aproximadamente $ 0,15 dó­lares. ¡Esa es la destrucción económica! Tal es la magnitud de los desequilibrios en los precios y en la economía para dar un idea de cómo Venezuela está siendo gobernada.

Ante la realidad, con Nicolás Ma­duro nunca será posible revertir la situación actual de Venezuela.

-Cor­reio : ¿Qué opina de la defensa que hacen sectores alineados al chavismo, incluso en relación a cuestiones de políticas sociales y económicas, como se puede ver en un artículo de Ig­nacio Ra­monet?

 Vivas San­tana: Leímos con espanto el artículo de Ig­nacio Ra­monet, al indicar las “doce victorias” de Maduro en 2017 (2) Por eso lamentamos el nivel de ignominia en que cayó este “intelectual” que, a pesar de ser autor del libro “La tiranía de la comunicación”, aparentemente olvidó sus propios abordajes en la lucha contra el “pensamiento único” en cada una de sus construcciones teóricas.

Aquí, tendríamos que preguntar a Ramonet: ¿qué dice usted cuando ese “pensamiento” es único para mantenerse en el poder en Venezuela, destruyendo su economía, empobreciendo a la mayoría de la población en los más profundos niveles de miseria? ¿Sería otra “victoria” de Maduro?

Honestamente, tales sectores están alineados a los intereses personales y mafiosos, pero nunca al bienestar de los pueblos, menos todavía en Venezuela. Lo siento mucho por Ramonet. Él perdió todo nuestro respeto.

-Cor­reio : ¿Qué dice su mirada de la actualidad social en el país, de lo que pasa en las calles y en los barrios?

Vivas San­tana: Es dramática. Existen cifras de diferentes organizaciones nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos, que nos hablan sobre la existencia de por lo menos 2 millones de venezolanos, incluyendo niños y viejos, que revuelven en la basura para encontrar cualquier cosa que pueda aliviar el hambre. O, si no se exponen a esa condición humillante, comen al máximo una vez por día. Aunque cerca de 6 millones de personas comen dos veces al día y algunas tres veces, apenas 30% de la población alcanza los requisitos mínimos de calorías.

Ante la crisis social, el madurismo concibió la entrega de algunas cajas de comidas conocidas como CLAP (Co­mités Lo­cales de Abastecimiento y Pro­ducción) y que llegan a la población cada 45 y 60 días, en la mejor de las hipótesis. Podríamos definirlas como el carné de racionamiento alimentario del siglo 21. En aquellas cajas o bolsos de comida se proveen a las familias un kilo de harina, arroz o macarrones, aceite, azúcar y con suerte, algunos enlatados, que sólo pueden aliviar el hambre por algunos días en los grupos sociales beneficiados. La verdad es que nuestro país tiene una población desnutrida en todas sus fajas de edad y sexo. Hasta la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) se refirió a la cuestión de la desnutrición infantil en Venezuela.

La crisis hospitalaria es terrible. En los centros de salud no hay termómetros, oxigeno o materiales médico-quirúrgicos. Tampoco hay antibióticos, ni antialérgicos. No hay medicamentos para la presión arterial, diabetes o epilepsia. En este último caso, es un problema que sufro en carne propia. Las píldoras anticonceptivas desaparecieron del mercado. En los últimos tres meses, apenas en los estados andinos de  Tá­chira y Mé­rida, las facultades de medicina muestran que hubo una emigración de más de 1.000 mé­dicos, es­pe­ci­al­mente hacia Eu­ropa, los Es­tados Unidos, Chile, Uru­guay, Ar­gen­tina y también Brasil.

En relación a la quiebra de la industria del petróleo, la crisis debido a la escasez de combustibles en todo el país es constante. Más de 80% de los transportes públicos están paralizados porque no hay lubricantes, cubiertas de goma o baterías. Mismo el metro de Caracas, que era una referencia internacional en el transporta moderno y subterráneo, se tornó ocioso y también fue ocupado por el crimen, que invade todos los campos de la sociedad. Hay constantes protestas sobre el terrible servicio de agua, electricidad y gas en cualquier ciudad o área rural, sin menospreciar el dato de que hasta este momento de 2018, se registran caso 1000 saqueos contra centros de distribución de alimentos y puntos de venta públicos o privados, y también contra camiones cargados de comida.

La educación en sus niveles de bachillerato y universitario es un caos, y eso lo digo con mi propia encuesta como profesor. Tenemos una tasa de abandono que en algunos estados del país se aproxima de 60% de la población estudiantil y 30% de los profesores. El programa de alimentación escolar prácticamente desapareció de los institutos educativos públicos. Y si hablamos de política pública “educativa” llegamos a un extremo de que el madurismo concede un bono mensual de 700 mil bolívares para alumnas con problemas de comportamiento, pero que se embarazan de algún malandro de barrio o un criminal, en tanto una joven que se destaca en sus estudios ni siquiera tiene una beca de estudios o subsidio para comprar lápiz o cuaderno. Venezuela vive una tragedia en todos los aspectos del espacio social.

-Cor­reio : ¿Cómo puede resumir para el lector brasilero la evolución de la crisis institucional, exa­cer­bada a partir del mo­mento en que la Su­prema Corte de Jus­ticia declaró in­vá­lidos los trabajos de la Asamblea Nacional?

Vivas San­tana: Esa fue la primera puñalada que el madurismo no solo a la Asamblea Nacional, sino también a la democracia venezolana. Veamos: la oposición ganó dos tercios del cuerpo legislativo en 2015, lo que permitía cambiar la estructura del Estado, excepto el Poder Ejecutivo. La Asamblea Nacional fue habilitada por los venezolanos a cambiar las directrices de la Suprema Corte de Justicia, del CNE y del llamado Poder Moral (Ministerio Público, Controladuría y Defensa Pública).

Ante esa realidad, el madurismo inventó algunas “grabaciones”, donde el supuesto audio de un líder del estado Amazonas (fronterizo con Brasil) fue declarado como “prueba” para invalidar la elección de tres diputados, incluido un indígena, que fueron elegidos por esa jurisdicción. Con esta maniobra política, impidieron a la oposición de obtener y trabajar con dos tercios de los diputados, evitando así los posibles cambios institucionales recién mencionados.

Pero lo más incomún es que la Suprema Corte en otra sentencia declaró un supuesto “desacato” de la Asamblea Nacional por ese “hecho” de alteración electoral, no sólo invalidando los diputados de ese estado, sino dejando de convocar elecciones en los centros de votación donde tales elecciones supuestamente deberían repetirse. Esa fue la muerte política de la Asamblea Nacional en términos “legales”, lo que significó el origen neototalitario y neodictatorial del gobierno Maduro.

Tal es el nivel de persecución política contra el Poder Legislativo que este tampoco recibe su presupuesto desde el final de 2015. Los diputados que viven en los diferentes estados, generalmente, no encuentran pasajes aéreos para viajar a la capital y participar de varias sesiones, y si lo hacen por tierra son asediados por militares o policías en emboscadas y bloqueos.

Llegamos a tanta barbarie que una turba madurista, en julio de 2017, apareció con palos y piedras atacando algunos diputados en el ámbito legislativo, con heridos serios, lo que considero uno de los episodios de mayor salvajismo político e impunidad de nuestra historia contemporánea. El resto de la Asamblea Nacional es historia.

-Cor­reio : Todavía sobre ese momento, ¿qué puede comentar en relación al proceso constituyente en sí, realizado en julio pasado?

 Vivas San­tana: Como dije al inicio, la “Constituyente” fue ile­gí­tima e ilegal, porque fue con­vo­cada por Ma­duro en 2017, sin  re­fe­rendo previo para con­sultar a los venezolanos; esa “constituyente” con su sistema de votación fraudulento fue endosado por el CNE y el cuadro pseudo-ju­rí­dico del Su­premo, ambas "instituciones", como in­di­camos, con­tro­ladas por el ma­du­rismo.

El 30 de julio de 2017, las autoridades electorales, lideradas por su presidenta Ti­bisay Lu­cena, dijeron a los venezolanos y al mundo que votaron más de 8 millones de personas, cuando todos vimos los centros electorales prácticamente vacíos. Incluso en la suposición de que tantos electores votaron, los resultados nunca fueron oficialmente publicados por el CNE. Si de hecho hubo poco más de 41% de participación electoral, significa que hubo una abstención de cerca del 59%, lo que explica el tamaño de rechazo al proceso. Debe quedar claro que los resultados de esa elección están en cuestión, inclusive por la empresa SmartMatic, que había sido responsable por la realización de todos los procesos electorales en Venezuela desde el referendo de Chávez de 2004.

¿Cómo en­tender el funcionamiento de una “Constituyente” con casi 600 miembros, que también usurpa las funciones de la Asamblea Nacional, y todavía nadie escribió un artículo de una nueva constitución, y donde se pronuncian los mismo cuatro o cinco miembros, mientras más de 40 fueron mudados de funciones?

Entre ellos, además, fue transferido, por no decir destituido, Isaías Ro­drí­guez, ex-vice-pre­si­dente y ex-pro­cu­rador general de la Re­pú­blica en el primer mandato de Chávez. Él intentó hacer parte del proceso, pero al esbozar algunas críticas sobre la economía y la política fue enviado de vuelta a Europa.

Al final de eso, una vez que la “Constituyente” comenzó a operar políticamente, el mercado paralelo pasó de una tasa de 10 mil bolívares por dólar a más de 230 mil. Co eso, se puede ver el nivel de desvalorización de nuestra moneda de agosto de 2017 hasta aquí. Desde que ese cuerpo político fue instalado, la hiperinflación causó estragos en la población. La “Constituyente” es apenas un instrumento de control político y sometimiento de ciudadanos a través de la vía pseudo-ju­rí­dica. En la práctica, es la “legalización” del ne­o­to­ta­li­ta­rismo.

-Cor­reio : ¿Y cuál es el sig­ni­fi­cado de las elecciones municipales de 2017?

Vivas San­tana: Antes de las elecciones municipales, hubo elecciones regionales que deberían haberse realizado en diciembre de 2016, pero fueron aplazadas para 2017, luego de la Constituyente falsa. En esas elecciones regionales, hubo relatos de todo tipo de irregularidades, Desde electores que votaron en varias mesas, pasando por el abuso del voto asistido, esto es, personas que acompañaban a otras para ejercer el derecho de voto y, claro, el exceso de compra de conciencias en los mismos centros de votación. 

El resultado, si tenemos en cuenta que hubo una abstención desastrosa para los sectores de la oposición, entre 10% y 15% en algunos estados, como resultado de un llamado al boicot hecho por el ala radical de este grupo político, generó una gran confusión que acabó dando el triunfo al madurismo. Inicialmente, fueron 18 gobernadores del oficialismo contra 5 de la oposición, que finalmente se tornaron 4, porque el vencedor del estado de Zulia, Juan Pablo Gua­nipa, del par­tido Pri­mero Jus­ticia, rechazó hacer el juramente ante la “Constituyente” y no fue reconocido. El gobierno de Zulia, más tarde, fue nuevamente disputado el día de las elecciones municipales, con el triunfo para el madurismo. En tanto, debo advertir que en la práctica el madurismo obtuvo 5,6 mi­llones de votos contra 5,2 millones de votos de la oposición en las elecciones regionales.

En las elecciones de los gobernadores, además, hay una seria denuncia de fraude en el resultado del estado de Bolívar, lo que nos lleva a la frontera con Boa Vista (NdT: ciudad brasilera en el estado de Roraima) donde An­drés Ve­lás­quez demostró con registros en las manos, que él fue despojado de ese gobierno. El candidato de la oposición hizo el reclamo frente al CNE con pruebas, pero hasta el momento no recibió respuesta por tal alteración de voluntad popular.

Ante esos eventos de ventaja y abuso del poder, la mayoría del electorado de la oposición se abstuvo de participar en las elecciones municipales, lo que concedió más de 90% de las 335 alcaldías al madurismo. En otras palabras, ellos estaban solitos en esas elecciones. Infelizmente, todos esos municipios son con­chas vacías, salvo 30 que efectivamente tienen sus propios rendimientos para satisfacer parte de sus necesidades ante la espantosa crisis económica y social. Las alcaldías sólo funcionan como centros de control político local para que el madurismo actúe con los llamados Carnés de la Patria.

-Cor­reio: Con­si­de­rando que la hegemonía en la oposición la tiene la derecha conservadora, ¿cuál es el proyecto alternativo al chavismo o madurismo? ¿Qué tendría para ofrecer esa oposición?

 Vivas San­tana: En mi pers­pec­tiva, la oposición siempre confundió su estrategia, fun­da­men­tal­mente porque esta llamada ala conservadora no es conservadora, más la más radical, controlada por sectores que sólo piensan que con las protestas convocadas por sectores políticos Maduro abandonará el poder.

Ese sector era el mismo que exigía la abstención en las elecciones regionales, que marcaron el resultado a favor del madurismo, porque si esos 10% o 15% votasen, como de hecho ocurrió en 2015 en las elecciones parlamentarias, probablemente hoy la oposición tendría 70% u 80% de los gobiernos y no menos del 50% de las alcaldías.

Es un grupo tan autoritario como el grupo que gobierna el país, y en eso reside su fracaso. Durante las protestas, la oposición democrática fue sometida por esos grupos, en cuyo saldo lamentable consta en la muerte de más de 100 compatriotas, principalmente muchos jóvenes.

Otro fracaso de la oposición es que ellos no hablan sobre un proyecto de país. Ellos nunca dicen que harían con la PDVSA, las empresas de servicio público o con la condiciones económicas y sociales en escena. Pienso que, al final, causan inmenso prejuicio en cuanto estructura política y como posible alternativa para gobernar Venezuela. En fin, es un sector que no tiene credibilidad para liderar.

Ante el hecho de tener un gobierno neototalitario que hundió a los venezolanos en el hambre y la pobreza, es obvio que los inmensos errores de su contraparte son lo que todavía mantienen a Maduro en el poder.

-Cor­reio : ¿Qué puede comentar sobre el episodio de la muerte del ex policía y opositor al gobierno Oscar Pérez?

 Vivas San­tana: La masacre de El Jun­quito, como quedó conocido después de la muerte de Oscar Pérez y su grupo de rebeldes, fue uno de los hechos más reveladores de como la neodictadura de Maduro se comporta. Había un video público y notorio donde el propio Pérez hablaba sobre su rendición; horas después, él era asesinado, no sólo él, sino todos sus compañeros. Ese hecho se torna la página más oscura de Maduro.

En ese sentido, basta preguntar al madurismo: ¿”qué aconteció con Chávez y aquellos que se levantaron en armas el 4 de febrero de 1992, luego de la entrega de todo aquel grupo militar? ¿Cómo fue el tratamiento que el gobierno de la época, presidido por Carlos An­drés Pérez, dio al propio Chávez y a todos los militares que participaron de la revuelta?

Además de eso, la forma como los cuerpos de los rebeldes fueron enterrados sin dárselos a sus parientes, que tuvieron que hacer una presión nacional e internacional extrema, pues se decía que el gobierno pretendía cremarlos, no da una idea de la violencia extrema de las autoridades, inclusive con la participación de grupos para-estatales, llamados “colectivos”. En este lado, una persona también murió y, al momento del entierro, hombres y mujeres con capuchas les rindieron homenaje con armas y disparos al aire, cuando el porte de armas está suspendido en Venezuela desde hace algunos años.

Por lo tanto, ¿de qué estamos hablando? Bien, de una acción abusiva, clara y fla­grante de un Es­tado que no conoce límites y que también viola de forma fla­grante la Constitución, las leyes y los derechos humanos.

-Cor­reio: ¿Cuál es la fuerza del chavismo hoy? ¿Cómo está el clima político en las capas populares que sustentaron el proceso bolivariano hasta ahora?

Vivas San­tana: Para mí, el chavismo murió junto a la partida de Hugo Chávez. Lo que existe es una disidencia chavista. Nosotros ni siquiera tenemos textos escritos con un fundamento epistemológico para explicar lo que era el chavismo. Algunos van a hablar sobre el "plan del país" o este o aquel documento. El marxismo tiene El Capital y Adam Smith escribió sobre el liberalismo económico. ¿Quién puede hablar sobre lo que es el chavismo?

Sobre eso, he dicho que la única cosa que el chavismo nos dejó fue un movimiento de masas con raíces populares y muchos sentimientos nacionalistas que, infelizmente, fueron diluidos con la muerte del líder. El profesor y amigo Heinz Di­e­te­rich escribió sobre el Socialismo del Siglo 21, pero también nos dice que Maduro abolió com­ple­ta­mente el proyecto ori­ginal de Chávez.

Entonces, veo el madurismo como una manera totalitaria de controlar y mantener el poder, sobre lo que estamos escribiendo mucho. Maduro y su clan aplicó todas las posibles perversiones en la destrucción de un Estado y su Constitución. La sujeción al pensamiento único intentándose establecer en escuelas y colegios. Los sectores populares están muy empobrecidos y cruelmente maltratados por la crisis. El madurismo apenas usa la imagen de Chávez como una forma de propaganda política, pero en la práctica hace lo opuesto del pensamiento del líder.

El madurismo obliga a la población y funcionarios públicos a participar de sus reuniones. Chávez era un torrente por donde pasara. Bastaba decir que estaría en determinado lugar para ver como una ciudad entera se movía espontáneamente para verlo, incluso más allá de las fronteras venezolanas. El madurismo aplicó un programa económico perverso que llevó a los venezolanos a vivir en una hiperinflación terrible en la esfera social.

Chávez tenía un barril de petróleo de US$ 7 cuando llegó al poder, fue objeto de un golpe de Estado y una guerra económica auténtica, además de una huelga petrolera entre 2002 y 2003, y mismo así los venezolanos no experimentamos una crisis de esta magnitud. Por el contrario, todavía tuvimos picos de prosperidad y reducción de la pobreza entre 2005 y 2012.

La mayoría de las personas rechaza a Maduro y la mejor prueba de eso es ver a los sectores más humildes que huyen de la dictadura que domina Venezuela de norte a sur, de este a oeste. Usted sólo tiene que dar una mirada en la frontera con Brasil, para ver que las personas que emigran no son exactamente oligarcas o millonarias, son personas pobres que fueron totalmente destruidas por aquel que autoproclama “hijo de Chávez”. ¡Quien tenga ojos que mire!

-Cor­reio: ¿Qué caminos, en su visión, podrían ser tomados para salir de la crisis social, económica y política?   

 Vivas San­tana: Algunos días atrás, escribí en Venezuela un artículo que decía: “Maduro debe de salir del poder en 10 días”, (3) que generó un inmenso debate y chocó a la clase política madurista.

Coin­ci­den­te­mente, al otro día fueron tomadas por la Guardia Nacional todas las grandes, medianas y pequeñas cadenas de shop­ping cen­ters, su­per­mer­cados y mer­cados po­pu­lares. Tal vez muchos entendieron que estaba textualmente prevista la salida de Maduro en ese plazo, pero en el medio de esos 10 días comenzó un movimiento desencadenado espontáneamente, una gran protesta nacional de todos los sectores de la población por causa de la terrible crisis que estamos enfrentando.

El adelantamiento de las elecciones responde a lo que está por venir, el madurismo lo sabe. Esa es la razón por la cual ellos intentan posicionarse ilegítimamente en el poder. La verdad es que, cuando llegue el día de protesta nacional originado por los sectores populares, Maduro no resistirá más allá de 10 días con el control político, incluso que sea un día después de cualquier elección fraudulenta, porque él tendrá que masacrar a un pueblo y a nuestras fuerzas armadas, esas que están apartadas de la cúpula militar controlada por Vla­dimir Pa­drino (que tiene a su familia viviendo en el exterior). (4) Hablo del “pueblo uniformado”, como decía Chávez, aquella oficialidad en el corazón  y en los sentimientos de las personas.

Tendremos días de gran importancia para Venezuela, pero por encima de todo la incertidumbre y la debacle económica juegan contra Maduro. No habrá carné que lo sustente cuando absolutamente nada pueda ser comprado con el bolívar pulverizado, y ese día se está aproximando.

Para salir de la crisis, una vez que Maduro abandone el poder, es necesario construir un gobierno de unidad. Tenemos una excelente Constitución y un cuadro legal que debe ser reformado. Un plan económico serio y creíble debe ser aplicado, por ejemplo, semejante al Plan Real que Fernando Henrique Cardoso aplicó durante su presidencia, cuando los resultados en esta caso fueron, independientemente de las críticas, positivos para la población.

Ve­ne­zuela debe re­cu­perar su in­dus­tria pe­tro­lí­fera, redescubrir los canales en su agroin­dus­tria y abrirse al capital nacional e internacional, con reglas que respeten los derechos laborales y sociales. Sólo entonces podemos salir de este estadio para otro, de corto, medio y largo plazo.

-Cor­reio: ¿Cómo a­socia toda la crisis ve­ne­zo­lana a los eventos políticos más regionales y globales, tal vez simbolizados con mayor fuerza en el elección de Do­nald Trump? ¿Hablando de Estados Unidos, cómo se deben encarar las especulaciones de injerencia externa en Venezuela?

 Vivas San­tana: Una cosa es ser nacionalista, soberanista, y otra vivir con una xe­no­fobia po­lí­tica contra los Es­tados Unidos. Y esa fue la política madurista, y de Chávez mientras estaba en el poder. El madurismo es hipócrita cuando habla de soberanía, pero entrega nuestros espacios de explotación de petróleo y minería a las corporaciones rusas, chinas, canadienses o transnacionales, sin el menor respeto por los padrones ambientales y laborales, permite a los cubanos el acceso a áreas estratégicas de control político y militar en el país. 

Do­nald Trump no es el mejor presidente que la nación norteamericana ha tenido, y probablemente es la cara más arrogante y egocéntrica que llegó a la Casa Blanca, razón por la cual el madurismo subestima que exista una posible intervención contra Venezuela, ignorando que la cuestión geopolítica no puede tratarse como si “aquellos que se oponen a mi son basura”.

Es una mentira que China o Rusia van a declarar la guerra a los Estados Unidos, caso que este decidiese remota y uni­la­te­ral­mente in­vadir nuestro país, con todo el derecho de veto de esas potencias en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Como venezolano, rechazaría cualquier intervención una potencia extranjera en Venezuela, pero también debo rechazar que bajo ese argumento Maduro destruya la nación e imponga un régimen neototalitario y empobrecedor. Y tácito. Ni una cosa ni la otra, pero los venezolanos no serán responsables, si mañana un liderazgo torpe genera un conflicto ex­tra­ter­ri­to­rial, al desafiar a todos los vecinos y crear una confrontación política permanente, que genere problemas de desarrollo social, especialmente con naciones que rodean a Venezuela. 

Por tanto, creo que el gobierno Trump está alertando a Maduro para retomar el camino de las normas constitucionales, pero también a que abandone esa diplomacia que lo caracterizó en los últimos años. ¿Maduro retomará el camino de la democracia? Realmente lo dudo. Por eso, solo esperamos que, cuando se acerquen los últimos días del madurismo en el poder, la sangre no llegue al río. 

-Cor­reio : ¿Qué re­sumen hace de los llamados gobierno progresistas que llegaron al  comando de varios países latinoamericanos al inicio del siglo 21?

 Vivas San­tana: En síntesis, esos gobiernos fueron positivos para la región. Desde que Chávez llegó al poder en 1998, incluyendo a Néstor Kir­chner y Cris­tina Fer­nández de Kir­chner en Ar­gen­tina, Lula da Silva en Brasil, Evo Mo­rales en Bolivia, Da­niel Or­tega en Ni­ca­ragua, Ra­fael Correa en Ecuador, así como Mi­chele Ba­chelet en Chile, entre o­tros, quedó demostrado que existe la posibilidad de avanzar con las llamadas ideas de la izquierda, pero con respeto por las normas democráticas.

El desastroso gobierno de Maduro, que no es exactamente de izquierda, influenció directamente en el desprestigio de cualquier candidato que se llame de esta tendencia ideológica o que intente luchar contra la llamada derecha. ¿Por qué? Porque a cualquier candidato adverso a los candidatos progresistas será suficiente decirles: “Miren a Venezuela”. Para que inmediatamente el miedo político y social invada a la población y a las diferentes estructuras de nuestras sociedades. Maduro se tornó un serio problema para los izquierdistas de la región.

El candidato del kirchnerismo (NdT: Daniel Scioli) fue derrotado por Macri en ese debate. Lula a pesar de llevar a Brasil a un nivel de progreso, hasta el punto de hospedar Juegos Olímpicos y una Copa del Mundo, enfrenta muchos temores sobre lo que ocurre en Venezuela, pues puede ser traducido en una proyección contra el líder del Partido de los Trabajadores a través de normas legales manipuladas, así como hace Maduro, para evitar que él sea candidato presidencial nuevamente. Y en México, el caso de Andrés López Obrador es un espejo de como se pretende ligarlo a Maduro para interrumpir su progreso, situación que el propio candidato tendrá que superar para ser una opción vencedora en el país az­teca.

Aunque los gobiernos progresistas hay realizados importantes avances económicos y sociales, el nivel político continúa infestado de corrupción, abuso de poder y violaciones de los derechos humanos. Tenemos a Ol­lanta Hu­mala y su es­posa cumpliendo una sentencia en el Perú, de­nun­cias contra Correa, Cris­tina Fer­nández y Lula. Tales hechos revelan que la lucha para la izquierda está contaminada por esa tendencia dictada por el madurismo, y que los presagios de que los vientos demoren en soplar a favor de la izquierda en América Latina. Vamos a ver que nos dice el tiempo.

Notas de Correspondencia de Prensa

1) Henri Falcón, militar retirado de 56 años, inscribió su candidatura el martes 27 de febrero, contrariando así la decisión de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), de la que forma parte, de boicotear las elecciones. Poco antes de la inscripción, la MUD, que sufre su peor crisis política desde 2008, había exigido a Falcón que retirara su candidatura para “no hacerle el juego a Maduro”.

2) Ver el artículo de Ignacio Ramonet “Las doce victorias del Presidente Maduro en 2017” y la respuesta de Vivas Santana: “Las doce victorias del Presidente Maduro en 2017: entre la degradación intelectual y la prostitución de la conciencia”: https://democraciaparticipativa.net/noticias-news-a-blogs/actualidad-venezolana-venezuelan-affairs/13265-vivas-santana-vs-ignacio-ramonet-las-doce-victorias-del-presidente-maduro-en-2017-entre-la-degradacion-intelectual-y-la-prostitucion-de-la-conciencia.html

3) Ver en Aporrea, 14-1-2018:https://www.aporrea.org/actualidad/a257807.html

4) Vladimir Padrino López, es el actual Ministro de Defensa de Venezuela. Anteriormente fue Jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional durante el gobierno de Hugo Chávez.

 

Carnet de la Patria: herramienta de control social

José López Padrino

El control social representa un conjunto de prácticas propias de regímenes autoritarios y dictatoriales destinadas a imponer y mantener un orden social preestablecido basado en valores únicos y uniformadores. El perverso ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels llegó afirmar “obligar a la población a luchar por la supervivencia permite un control severo de la libertad personal.

Cuando la gente se ve obligada a buscar cómo sobrevivir se animaliza, pierde la capacidad de pensar”. Como bien lo hicieron los ideólogos del pensamiento nazi-fascista del siglo pasado, el social-fascismo bolivariano ha impuesto y profundizado un control social en la población, en especial en los sectores más desposeídos, a fin de consolidarse y eternizarse en el poder.

Este férreo control social lo ejerce el régimen a través de la militarización de la sociedad, la represión y el uso del despreciable carnet de la patria. Herramienta de humillación creada por el ungido Maduro a fin de controlar la distribución de alimentos, medicinas, bonos, atención medica primaria, puestos de trabajo, viviendas, acceso a vacunas, y cupos a las universidades nacionales, entre muchos otros.

Todo ello en medio de un colosal desastre económico sin parangón en nuestra historia. No, no es la supuesta guerra económica o la caída del precio del petróleo. Venezuela es el único país de la OPEP que ha caído en impago, depresión, escasez de alimentos y medicinas (80%) e hiperinflación (supera el 2000%)

El desastre de gestión del social-fascismo bolivariano ha sido espectacular, así el índice de vulnerabilidad en los hogares venezolanos se incrementó de 48% a 87% desde 2014 a 2017 ubicándolos por debajo de la línea de pobreza, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida (2017)

La supuesta política de protección social y soberanía alimentaria del régimen ha quedado resumida a una vergonzosa caja de comida vinculada al carnet de la patria. Otro ejemplo de la debacle económica es el caso de PDVSA, empresa que ha pasado de ser una de las más eficientes y rentables del mundo, a terminar importando petróleo y derivados y estar al borde de la bancarrota financiera

Pero además el carnet de la patria ha sido utilizado como un dispositivo para vigilar y coaccionar al electorado a fin de garantizar victorias electorales. Este vil carnet ha sido usado por el régimen como un mecanismo de presión social (ayudas sociales, alimentos y medicinas subsidiados) a fin de consolidar su base electoral, pero al mismo tiempo ha vulnerado la libertad de los ciudadanos en el ejercicio de su derecho al sufragio.

El régimen ha creado una suerte de apartheid político-social donde una parte de la población, solo aquella poseedora del carnet, puede recibir las migajas de la renta petrolera, mientras que la gran mayoría no poseedora del inefable carnet de la patria ha sido totalmente excluida. Los venezolanos que no poseen el carnet de la patria son tratados como ciudadanos de segunda clase y se les niega hasta los más elementales derechos humanos como la alimentación y la salud.

El dictador Maduro y su nefasto entorno están empeñados, como lo hicieron las minorías blancas en Sudáfrica, en gobernar sobre la premisa de un apartheid, no racial, sino político-social, a espaldas de una mayoría que lo rechaza. 

La ejecución de políticas de exclusión y aislamiento impuestas por el social-fascismo bolivariano son diametralmente opuestas al concepto de democracia social y de estado de derecho contemplado en la Carta Magna. Representa uno de los “legados” del insepulto comandante galáctico y continuado por el aborrecible iletrado de Maduro a fin de lograr el control político y social de la población venezolana.

 

Fuga de cerebros

Julio Portillo

La diferencia entre lo sucedido después del 23 de enero de 1958 al derrocarse la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y lo que ocurra al salir del poder el dictador Nicolás Maduro, es que entonces regresaron los políticos exiliados, pero la mayoría de la inteligencia nacional, aunque callada, estaba en Venezuela. No pasará en lo inmediato lo mismo, regresarán los exiliados, pero la mayoría de los talentos venezolanos que han salido del país por la crisis actual, tardará mucho en volver.

Nunca imaginamos que al mencionar entre las desventajas de la globalización, la fuga de cerebros, el ejemplo más actual iba a ser Venezuela. Aquel término inventado por los ingleses en los años sesenta del siglo pasado, estaba muy lejos de alcanzarnos. Con todos los errores que se cometieron en los años de democracia de 1958 a 1999, Venezuela seguía luciendo como un país próspero donde la gente no emigraba.

Pero nos sobrevino la maldición militar, es decir, los gobiernos que en el continente han caído en manos de los uniformados, que resultaron en dictaduras, ruina económica, perseguidos, violación de los derechos humanos. El gran historiador Ramón J. Velásquez llegó a decir “cuánto nos costó meter en las jaulas los demonios del militarismo y cuánto nos va a costar volverlos a encerrar”

Es incalculable el costo de la perdida de capital humano que ha tenido Venezuela por causa del chavismo. Todas las ramas del saber han sido afectadas y donde más se comprueba ello es en las universidades.

Mientras la dictadura duplica el gasto militar, la educación se encuentra acorralada, no solo por sueldos de los profesores y maestros sino por la falta de insumos para hacer posible la enseñanza. Faltan pizarrones, tiza, laboratorios, papel, pupitres, transporte, sanitarios, computadoras, es la ruina del conocimiento. Albert Einstein decía que "todos los imperios del futuro van a ser imperios del conocimiento y solamente serán exitosos los pueblos que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos”

De los hogares de la clase media es de donde están emigrando los jóvenes profesionales de Venezuela. Resienten no solo la falta de oportunidades, el sectarismo del gobierno, sino saber que hay una inflación que pasa el 1660%, que falta el 80% de medicinas, que de cada cien delitos se castigan solo cuatro, lo que habla de la impunidad, que Venezuela tiene una gigantesca deuda externa y que se encuentra entre los 10 países más corruptos del mundo.

En el libro “Emboscada al relámpago” del exministro de la cultura de la República Dominicana Tony Raful encontramos una cita extraordinaria: “Un país no puede sucumbir bajo una ola de pesimismo galopante, Las grandes reservas de una nación en términos humanos e históricos tiene que emerger de su letargo, encabezar el proceso definitivo de redención, restituyendo la fe perdida, castrada, espoleada”.

Y del gran poeta dominicano Manuel del Cabral extraemos “Pobre América Latina mendiga de sus ladrones”.


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