06.ABR.18 | postaporteñ@ 1894

Horacio Tarcus y un Marx vaciado de contenido revolucionario

Por ASTARITA

 

El sábado 30 de marzo la revista Ñ, de Clarín, publicó un artículo de Horacio Tarcus titulado “¿Vuelve el filósofo que diseccionó el capital?” (https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/vuelve-filosofo-disecciono-capital_0_rJQZdJicG.html), con motivo de que se cumplen 200 años del nacimiento de Marx. 

Rolando Astarita [Blog] 2 ABR. 2018

Considero que la nota de Tarcus es representativa de un enfoque que, con el pretexto de rescatar un Marx actualizado y no dogmático (o despojado de su uso al servicio de una “filosofía de Estado” burocrático), lo vacía de todo contenido revolucionario.

Preciso que se trata de un vaciamiento literal, expresado en la desaparición de las nociones fundamentales que constituyen el tejido teórico y político marxiano.

Para ver el tema en concreto, hice una prueba muy elemental: tomé el texto de Tarcus y puse en el buscador de Word palabras claves (esto es, conceptos claves) en la teoría de Marx. El resultado fue que brillan por su ausencia, al menos, los siguientes conceptos:

explotación / clase obrera / trabajador / obrero / trabajo / plustrabajo / plusvalía o plusvalor / salario / ganancia / lucha de clases / internacionalismo / medio de producción / fuerzas productivas / relaciones de producción / relaciones de propiedad / propiedad privada / propiedad / materialismo / materialismo histórico / idealismo / dialéctica / contradicción / burguesía / Estado burgués / Economía Política / crítica de la EP / poder obrero / gobierno obrero / Estado obrero / revolución obrera / dictadura del proletariado / toma del poder / Comuna / expropiación.

Por otra parte, el término “comunismo” es utilizado por Tarcus para referirse a:

1) el comunismo de Breznev; 2) el anticomunismo 3) los “comunismos reales”; 4) “las interpretaciones canónicas... (Sobre) el triunfo inexorable del comunismo”. En ningún lado Tarcus explica que Marx era comunista, y qué significa el comunismo en su concepción.

De la misma manera, el término “socialismo” es citado una sola vez y en referencia al “socialismo real”. Tarcus no explica que Marx defendía el socialismo, y qué entendía por sociedad socialista.

El término “Estado” solo aparece para referirse al “Estado de Jaruzelski en Polonia”. Ni una palabra sobre el programa de Marx de destruir el Estado burgués. Tampoco se menciona que Marx estaba en contra de la burocracia estatal y que era crítico del estatismo burgués.

Tampoco encontramos mención alguna a la crítica de Marx al socialismo burgués, al socialismo utópico y al socialismo pequeño burgués, a pesar de su actualidad.

De la misma manera, brilla por su ausencia el llamado de Marx a la clase obrera a la unidad internacionalista, y su idea de que los obreros no tienen patria que defender.

Además, ni palabra de la actividad de Marx en la Internacional. Tampoco sobre su actividad militante durante la revolución de 1848. Ni sobre su labor para difundir la teoría de la explotación y el comunismo científico entre los trabajadores.

Peor aún, Tarcus dice que “los nuevos lectores y los jóvenes estudiosos ya no son los militantes de partido ni sus compañeros de ruta”, como si la disminución de la militancia inspirada en las ideas de Marx fuera un progreso, y no una expresión de los tiempos de reacción que vivimos.

En este respecto, no es casual que el término “revolución” solo aparezca una vez en su texto, y en relación a París como epónimo de la revolución.

Pero incluso cuando se refiere a la creciente polarización de la riqueza, Tarcus da a entender que la explicación de Piketty (anclada en la teoría neoclásica) es perfectamente capaz de sustituir la explicación de Marx sobre la relación entre acumulación del capital y aumento de la desigualdad social.

En el marco de las ausencias conceptuales ya señaladas, cabe preguntarse qué queda entonces de la obra de Marx.

En definitiva, este Marx “que volvió a emerger de los escombros del Muro de Berlín” para ser un “pensador secularizado” es un Marx en el cual no queda nada de Marx.

Se trata de un Marx “todo uso”, convenientemente “modernizado" para que los Laclau, los Dussel, los Tarcus y similares lo conviertan (parafraseando a Lenin), en un icono inofensivo, canonizado, castrando el contenido de su doctrina y mellando su filo revolucionario.

Esto es, un Marx asimilable por la habitual inteligencia progre- izquierdista.


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