16.ABR.18 | postaporteñ@ 1898

LULA: LAS FALSAS ALTERNATIVAS

Por Marchese / Correo

 

Que descubramos que Lula sea corrupto no agrega nada a lo que ya sabemos, pues se ha demostrado una y mil veces que los presidentes pueden ser corrompibles por las grandes empresas y sus grandes tentaciones

Marcelo Marchese

UyPress11.04.2018

Así que Nada nuevo bajo el sol: un corrupto más, un tornado más, un nuevo asesinato, otro gol de Messi, otra hoja que cae del calendario.

Habida cuenta que un presidente no es otra cosa que un empleado público cuya función es defender nuestros intereses, tarea que delegamos mientras nos dedicamos a trabajar para sostener al país, es desde todo punto de vista lamentable que se burle este contrato que afecta a la república, y si se burla sistemáticamente este contrato que afecta a la república, es muy probable que la república se vaya al diablo en algún momento.

Amén del deterioro de las instituciones y su credibilidad, la corrupción es un asunto delicado por su implicancia económica, pero no porque se favorezca a una empresa que nos cobraría 200 millones, digamos, frente a otra que nos cobraría 150.

La pérdida en verdad grave es que se favorezca a una empresa cuyo ingreso sería perjudicial, por lo destructivo, para nuestras frágiles economías, un daño, si se cuantificara, mucho mayor que la suma de los varios 50 millones perdidos, por lo que el gran desangre de nuestras repúblicas bananeras y pasteras no es la herida en el dedo de la corrupción, sino el canal abierto en el cuello de las políticas económicas nefastas.

Según leemos en el Archivo Lavalleja, cuando Brasil se aliaba con Inglaterra con el afán de amputar a la Argentina, el emperador Pedro 1 destinó unos cuantos patacones para comprar voluntades orientales; así que antes de ser un país independiente, conocimos la corrupción gracias a Pedro 1 y a algunos de nuestros próceres honorables.

La corrupción tiene larga data en nuestro continente, pero como casi siempre había gobernado la derecha, la corrupción era tributaria de la derecha y por lo tanto era tema de denuncia ineludible de la izquierda

Al ser invitado a la URSS con su esposa, el viejo Sendic descubre que el hotel donde lo alojan es muy a tono de la odiosa nomenklatura. Entonces opta por no aceptar los desayunos y ni siquiera solicita el agua caliente: usará para el mate el agua del calefón. El viejo Erro, renunciado como ministro de industria por insobornable, manejó por años un autito cochambroso y no se piense que sólo los líderes de la izquierda actuaban así (Erro era blanco cuando fue ministro), pues Herrera se burlaba de sus visitantes, los diputados que dejaban lejos de su quinta el auto comprado con ciertas ventajas

Si algo se puede afirmar con certeza con respecto a esta corrupción que viene desde la colonia, es que la estatura moral de nuestros antiguos líderes era bastante más elevada que la de nuestros líderes contemporáneos, aunque a favor de los líderes contemporáneos se podría argumentar que el poder corrompible de las antiguas empresas no era nada comparado con el que tienen ahora.

El progreso no es sólo vacunas y celulares, sino también grandes corporaciones que manejan a las repúblicas cual si fueran títeres y líderes republicanos que han perdido la talla moral (e intelectual) de antaño.

El progreso también es una izquierda que ya no se parece a la izquierda, o al menos, llegada al poder, en su programa económico actúa como la derecha que combatía, y a la hora de mostrar la austeridad republicana que proclamaba, llegada al poder actúa como la derecha que combatía.

En suma, los progresismos que en gran parte han sido barridos del continente, no hicieron nada para iniciar una modificación de nuestras economías primarizadas, no hicieron nada para profundizar la democracia y para colmo, han demostrado una moralidad tan penosa como la exhibida por sus predecesores.

Es razonable que la derecha tradicional explote al máximo la condena a Lula y se desmarque hipócritamente de la corrupción, pero lo que no parece razonable es que los autoproclamados de izquierda que siempre denunciaron la corrupción, se lancen a apoyar a un presidente corrupto, lo que además de lamentable es impolítico, pues deberían, al menos, desmarcarse hipócritamente de la corrupción.

Los progresistas que respaldan al presidente progresista corrupto, argumentan que a cualquier costo hay que impedir el regreso del neoliberalismo. El problema con este argumento es que el "cualquier costo" te puede transformar en algo que no querés, o en todo caso, no tiene mucho sentido acceder al poder si uno se convierte en "cualquier cosa". Para eso, que gobiernen los que estaban antes.

 Al principio, cuando nos enteramos del problema de la licenciatura de Sendic, el plenario del FA acusó a la oposición de desestabilizar las instituciones. Jamás dicho plenario se hizo una autocrítica por tamaño disparate.

Cuando el stalinismo perpetraba genocidios, asesinatos de revolucionarios y entrega de revoluciones sociales, alguna gente negaba aquellos hechos. Aún aguardamos la autocrítica por la estulta negación y justificación de esos crímenes. Hoy están presos unos cuantos corruptos del progresismo, pero se siguen negando los hechos evidentes apelando a un discurso maniqueo.

Como la corrupción afecta incluso a las ideologías, se hace muy difícil definir qué significa ser de izquierda, pero si la izquierda pretende esa difícil tarea de transformar el mundo, ser de izquierda exige, primero que nada, y como método, ver la realidad de frente y animarse a luchar por la verdad cueste lo cueste y caiga quien caiga.

No se trata de defender a cualquier costo a un candidato que, llegado al poder, se meta dinero al bolsillo mientras reparte algunas migajas en planes sociales, al tiempo que favorece al capital extranjero primarizando nuestra economía y amplificando la fuga de capitales. Se trata de vencer a la corrupción, de asegurar conductas por parte de nuestros funcionarios públicos que honren a la república y de adoptar políticas que nos saquen de la pobreza.

El caso Lula, y su defensa, muestra la ausencia de alternativas en nuestro continente. Si el presidente de tal partido de derecha fue corrupto y el presidente de tal partido progresista también ¿quién nos asegura que el próximo, del partido que sea, no caiga en lo mismo? Se podrá hablar horas sobre la corrupción, pero de ninguna manera se puede negar que nosotros, los ciudadanos, también somos responsables por omisión y he ahí el verdadero problema: si no cambiamos, la corrupción seguirá lo más campante en nuestro continente.

La corrupción es una prueba de la falla del sistema, y esta falla está directamente relacionada con nuestra falta de control, nuestra falta de participación, nuestra prescindencia del hecho político y el "dejar hacer a los que saben". La única solución a este problema es verdadera democracia, participación ciudadana.

Si un día se inicia un cambio de verdad en la historia de nuestro continente, su signo elocuente será la ola democrática que lo empuje.

Lamentablemente ese cambio no se vislumbra en el horizonte, pues hemos caído en la trampa de la alternativa entre el neoliberalismo y el progresismo, las dos caras de la moneda del sistema

 

Lula y la impunidad


Por Julio Aguiar Carrasco
Correo de los Viernes 711  - abril 13 2018

 

La esencia del Fausto era su incapacidad para percibir sus limitaciones. La soberbia también es una limitante, pues nos aleja de la realidad. ¡Es muy posible que a Lula le hayan sucedido ambas cosas! 

El aluvión de información dado por los medios masivos de comunicación, nos pueden llevar a limitar prácticamente todo el tema de la corrupción en el Brasil, a la detención de Lula.

No es así. ¡Veamos!. En 2005 comenzó el llamado Mensalão (gran mesada): se le daba dinero a legisladores para asegurarse sus votos. Para el 2013, 25 dirigentes del PT fueron procesados y detenidos, sumando entre todos, unos 250 años de cárcel.

El más conocido fue Dirceu, Jefe del Gabinete Civil de la Presidencia de la República; pero además amigo personal de Lula.

Este no cayó judicialmente pero quedó latente la pregunta, ¿cómo no iba a saber Lula lo que pasaba, si la órdenes supuestamente salían de la oficina que estaba a su lado?

La investigación a Petrobras, la petrolera brasilera, sucedió entre 2004 y 2012. 

En junio del 2015, el dueño de Odebrecht, una de las empresas constructoras más grandes del mundo, es detenido y condenado a 19 años y 4 meses de prisión. Sobornos por 2.400 millones de euros. ¡La investigación comenzó en junio de 2014!

77 Ejecutivos de la empresa declararon en lo que se llamó Confesión del fin del mundo (posiblemente haciendo alusión a un hecho histórico, sucedido en el noreste del Brasil, en Canudos, cuando se declaró la República a fines del siglo XIX. Vargas Llosa escribió un excelente libro sobre el hecho, que se llama, justamente, ¨La guerra del fin del mundo”)

Lula, Dilma, 6 ministros del actual gobierno, Aécio Neves, José Serra (estos últimos del PSDB y ambos candidatos a la presidencia), los Presidentes del Senado y Diputados, etc.: la lista es interminable. No hay partido político que se salve: el tesorero del PT, partido de Lula, fue procesado y enviado a 15 años de prisión, por 44 delitos de lavado.

En la mayoría de los casos, los motivos de los procesamientos fueron el lavado de dinero, el peculado y la coima. El 6 de mayo del 2017, la Corte Suprema solicita la apertura de diligencias contra políticos del PT, PMDB y PSDB, los tres mayores partidos políticos del Brasil.

Hasta la propia Dilma, durante su presidencia, expulsó a seis ministros por actos de corrupción.

Se calcula que ella le hace perder al Brasil cada año, el 5% del PBI.

Por supuesto que esta presentación no lo abarca todo, pero me parece suficiente para dar la idea de la dimensión que tiene la corrupción en el Brasil. Y sirve para darse cuenta que lo de Lula no es un hecho aislado ni una “persecución política”, porque todo su entorno tenía conocimiento de los hechos. ¡Qué casualidad que Lula no supiera nada!

La historia del Brasil es peculiar: logra su independencia vía Imperio y no República, como nosotros. No tiene un héroe nacional Jefe y caudillo: Tiradentes fue muerto solo por hablar a favor de la República. La territorialidad en que fue dividido el Brasil colonial y las visiones autoritarias que se impusieron hasta 1946, son una herencia lusitana.

De esta manera, la corrupción debe ser analizada (nunca justificada) como una herramienta de construcción de poder político: ¡está institucionalizada, forma parte del sistema hace mucho tiempo!

Un conocido periodista brasilero, describe el tema magistralmente: “la corrupción forma parte de nuestro sistema de poder así como el arroz y el frijol de nuestras comidas”

Creo que hoy el Brasil vive un punto de inflexión: existe una crisis entre élites. Ya no solo entre la política y la económica, sino también la judicial que irrumpe en estas tres últimas décadas y obliga a aquellas a reconfigurarse.

Por supuesto que nuestra izquierda no va a aceptar estos razonamientos. El PIT- CNT reacciona como las cinco etapas que se deben atravesar en un duelo.

La primera es la negación, a todo precio, sin razonar; luego el enojo (o hacerse el enojado). Allí quedamos, con el relato armado, que sirve para todos los casos que le interesan.

Lula debe pagar por lo que hizo. El más que ninguno. ¡Él era el que más debía dar el ejemplo ético y moral!

 

Cuando Lula estuvo en Montevideo


Hay evidencias de que Lula vino a Montevideo en una misión privada para hacer gestiones a favor de la empresa de construcción OAS –una de las implicadas en el Lava jato– que fue designada por el gobierno de Mujica para hacer parte de la obra de la regasificadora.

Según denuncias que están radicadas en la comisión investigadora parlamentaria Lula estuvo en Montevideo en misión privada, en 2013, para interesarse por diversas obras públicas y para influir en las concesiones a favor de las empresas brasileñas.

El ex presidente brasileño fue traído a Uruguay por la empresa brasileña de construcción OAS y participó en una reunión con empresarios de distintos sectores en un hotel de Carrasco donde se analizó la obra de la regasificadora de Puntas de Sayago. OAS, envuelta en uno de los escándalos de corrupción en Brasil, fue luego la responsable de la construcción de la obra en Puntas de Sayago que quedó trunca.

La información fue dada en la comisión investigadora de la Cámara de Representantes que analiza todo lo vinculado a la regasificadora por el presidente de la Cámara de la Construcción, Ignacio Otegui, según lo que se divulgó a principios de 2017. Hasta ese momento, la visita de Lula se había mantenido en reserva.

Según el diputado denunciante Pablo Abdala, tras esa visita de Lula el gobierno de Mujica concedió la obra a OAS –que no era la que hizo la mejor oferta– tras un procedimiento irregular. Abdala sostuvo que “ ha quedado demostrado que fue un proceso absolutamente irregular, ya que la adjudicación se realizó en 10 o 12 días, un tiempo absolutamente récord, por lo que fue una adjudicación política”. La empresa no calificaba para ser adjudicataria y la licitación se resolvió en forma irregular aseguró el legislador nacionalista.

Además de este hecho, la comisión investigadora analizó en el pasado, sin poder llegar a conclusiones, una denuncia de la prensa brasileña según la cual el ex ministro de energía de Brasil, Fernando Pimentel, procesado ahora por el Lava jato, habría indicado que el jefe de la casa civil del gobierno uruguayo era la persona con la que habían hablado en Uruguay para digitar la adjudicación.

Ese cargo no existe en Uruguay, pero podría asimilarse a la secretaría de la Presidencia.

Correo de los Viernes 711


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