30.ABR.18 | postaporteñ@ 1903

La abogada y exintegrante del FSLN habló sobre el presente turbulento de Nicaragua

Por E.COTELO

 

Entrevista: Marta Zeledón - EN PERSPECTIVA


 27.04.2018,Radiomundo 1170 AM Montevideo

 

EMILIANO COTELO (EC) —Al menos 34 personas murieron en Nicaragua en los últimos días en manifestaciones contra el gobierno de Daniel Ortega, que ya lleva 11 años en su segunda presidencia.

La capital, Managua, y otras ciudades fueron escenario de fuertes protestas contra un anuncio hecho el 16 de abril: la reforma del sistema previsional. Pero el descontento popular va más allá de esa reforma, que fue anulada días después por el gobierno cuando constató que el malestar crecía y que la situación se le estaba escapando de las manos.

Estudiantes universitarios tomaron las calles en Nicaragua desde el 18 de abril poniendo en entredicho el control de la movilización popular que históricamente han tenido Ortega, de 72 años, su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, de 66 años, y su Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que, pese a su nombre, está lejos de aquella fuerza revolucionaria que en 1979 derrocó a la dictadura de los Somoza.

¿Qué es lo que está ocurriendo? Una fuerte tensión social cubre el país, donde estallan acusaciones de corrupción, nepotismo, mala gestión.

Para acercarnos a esa realidad y tratar de entenderla, estamos con Martha Zeledón, exintegrante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, exguerrillera.

MARTHA ZELEDÓN (MZ) —Una aclaración: tuve participación en el proceso revolucionario desde la época de los 70 en los movimientos estudiantiles y posteriormente en el proceso revolucionario de la década de los 80, pero no me considero una guerrillera porque acá guerrillera es la gente que combatió pero que se fue a la clandestinidad con las armas en la mano. Y si bien es cierto que tuve una alta participación política en los diferentes momentos y también político-militar en la década de los 80, guerrillero aquí es algo muy respetado para mujeres y hombres que tomaron las armas para derrocar a la dictadura somocista.

EC —¿Cómo cierra la semana después de las protestas de los últimos días? ¿Cuál es el clima en las calles hoy, cómo era anoche?

MZ —Después de las propuestas que ha habido en este último día ha habido una evolución intensa también de las decisiones políticas, de la respuesta de la población. Podríamos decir que ahora se está empezando a normalizar la integración de la población a las actividades económicas de servicio del país. Las actividades de las universidades aún no son tan normales, hay universidades que de repente suspenden los horarios nocturnos. Hay un proceso de apertura en este momento, hay un proceso de comunicación un poco virtual, todavía se siente que los actores importantes en este proceso están dialogando desde el arco, todavía no se siente que estén hablando de cerca y con la verdad.

EC —En los informes de prensa se habla de 34 muertos en las manifestaciones, 430 heridos, más de 200 arrestados o desaparecidos, algunos de ellos ya liberados. ¿Se puede sostener que este ha sido el estallido social más importante de los últimos años y que a su vez la represión fue la más encarnizada?

MZ —Podríamos decir que las protestas contra el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) por las reducciones de las pensiones para los jubilados, que van combinadas con otras medidas como reducción de los subsidios al consumo de energía, el aumento del aporte de la patronal de la pequeña y mediana empresa, fueron el detonante que explotó en este momento, la válvula de escape del silencio que la población había mantenido por muchos años.

EC —Pero ¿efectivamente habían existido protestas de este volumen, de este tamaño en los antecedentes cercanos?

MZ —En ninguno de los gobiernos anteriores neoliberales había existido protestas de esta magnitud, con esta cantidad de muertes, de desaparecidos y de heridos, que aún no se terminan de contar. Organizaciones de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil y de la población siguen denunciando y siguen apareciendo muertos. Esto es lo más grave, porque ni la suma de todas las protestas estudiantiles por el 6 %, por lo que haya sido, antes y después, había llegado en una semana, en cinco días, a la cantidad de muertos, de desaparecidos que aún siguen contándose, todavía no se tienen cifras finales. Esas cifras son las verificadas, pero aún siguen contándose desaparecidos, presos, todavía siguen apareciendo muertos. Hay una demanda de la población de que aparezca la verdad. Antes se apuntaba a la población en el marco de una dictadura somocista, tenemos la imagen y la memoria histórica de un soldado apuntando hacia la población, y esto nos trae el recuerdo de una dictadura, porque la Guardia Nacional era el brazo de la dictadura somocista.

EC —En estos días, aparentemente, la represión contó con el apoyo de algunos grupos progobierno llamados vulgarmente “turbas”. ¿Es así? ¿Cómo surgieron? ¿Puede contarnos de este aspecto?

MZ —El partido en el poder… no sé si llamarlo partido en el poder, no estoy segura de si es todavía un partido en el poder, porque como izquierda creo que son más derecha que izquierda, el programa histórico del FSLN se perdió hace rato y no es cierto que hay una derechización.

En este momento acá en Nicaragua […] han tenido un binomio, un matrimonio con el sector privado del gran capital. Y lógicamente la mayoría de la población responde a esto, entonces el partido en el gobierno ha desarrollado, organizando en los territorios, en diferentes zonas. Hay una organización comunitaria que ha venido retomando nombres, que no tiene un funcionamiento reglamentado, orgánico, que no es parte de un partido serio, se viene cambiando gente desde arriba. A la par de estas figuras que aparentemente son sociales, comunitarias y responden a la mayoría de la población en los territorios, barrios, comunidades, municipios, también hay grupos que han estado de manera invisible, clandestinos, visibles o no, actuando detrás de la policía o en paralelo, detrás de la policía al fin. Si querés acusar no tenés caras, pero hay toda una maquinaria armada para desarrollar este tipo de acciones contra la población.

EC —¿La Juventud Sandinista sigue siendo fiel al presidente Ortega?

MZ —La Juventud Sandinista ahora no es la Juventud Sandinista de los 70, no es el movimiento estudiantil de antes del 79. Sigue siendo fiel al partido en el poder, al gobierno, a Daniel Ortega y su gobierno, la Juventud Sandinista es solamente grupos de jóvenes que acatan órdenes, es un partido que impone desde arriba, no hay una participación desde abajo, sus líderes también son impuestos. En las organizaciones de barrio, comunitarias, etcétera, también son impuestos de arriba, no hay el famoso centralismo democrático, como se decía antes, eso no existe. La militancia fue incluso carnetizada en algún momento como un regalo para mucha gente que trabaja en el Estado y que también está con temor, porque está ocupando y defendiendo un puesto.

EC —Durante las protestas fueron censurados varios medios de comunicación, canales de televisión y portales digitales de algunos diarios. ¿Cómo cayeron esas medidas? ¿Alimentaron la protesta a su vez, alimentaron el malestar?

MZ —Sí, la censura de medios de comunicación para que no comunicaran debidamente a la población fue realmente una burla al dolor de la población, ante una propuesta original, genuina, que no es conducida por ningún partido, sino que es espontánea como un movimiento social.

Ahora se ha restituido uno de los medios, 100 % Noticias. Pero eso no significó nada, y más bien se nota el desconocimiento de la revolución cibernética y de los adelantos de la tecnología, puesto que la población, los jóvenes, todo el mundo se comunica de forma digital. Entonces las redes siguieron informando, los videos siguieron corriendo, los teléfonos siguieron siendo arrebatados para no que no filmaran las agresiones, muertes, capturas, disparos. Hay cantidad de documentación digital filmada alrededor de todas estas acciones de violencia, de agresión nunca imaginada en Nicaragua, y la censura efectivamente fue un mecanismo para no informar lo que estaba pasando. Pero eso no se pudo ocultar, se trató de desinformar por todos los medios, televisivos, radiales, también por los medios digitales y las redes sociales, sin embargo ha podido más una gran población, un porcentaje muy alto de la población informando lo que pasa. La población ha estado apoyando totalmente en los barrios, en las casas; es algo masivo. Es algo que a nosotros que estuvimos en un proceso revolucionario nos duele porque no es cierto, aquí no hay una derechización, yo quiero desmentirlo desde mi posición. El partido revolucionario de izquierda perdió su programa histórico.

EC —Hubo una condena internacional fuerte, coordinada, a la represión que se dio en estos días en Nicaragua. Por ejemplo, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en Ginebra, instó “a las autoridades nicaragüenses a asegurar que haya investigaciones prontas, profundas, independientes y transparentes de las muertes”, muchas de la cuales pudieron haber sido “ilegales”. Se pronunció también el secretario general de la OEA, Luis Almagro, pidiendo medidas que, dentro del marco de la Carta Democrática Interamericana, permitieran la normalización institucional de Nicaragua y aseguraran una paz social duradera. También Amnistía Internacional para América Latina, dijo Erika Guervara-Rosa: “La matanza de manifestantes, incluidos varios jóvenes estudiantes, que salieron a ejercer sus derechos de libertad de expresión y reunión pacífica, será recordada como uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de la nación”. ¿Este tipo de planteos llegados del exterior y de estas organizaciones tuvieron eco en el gobierno?, ¿le parece que influyeron de alguna manera?

MZ —Creo que están influyendo de alguna manera y es importante la opinión internacional y sobre todo las instancias de defensa de los derechos humanos y las voces de los relatores de derechos humanos de Naciones Unidas, pero hasta el momento lo que hay es un ofrecimiento de diálogo. Aunque de parte de algunos dirigentes importantes que están a la cabeza de la conducción de este gobierno –porque no son solamente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta, hay un conjunto de dirigentes políticos que también forman parte de este gobierno que están ratificando y avalando lo que el gobierno hace– lo que hay es como una burla, su preocupación es hacia fuera, que no se vaya la inversión, que no se vaya el capital. Otro actor que ha entrado, un actor que acá en Nicaragua ha jugado un papel importante en diferentes momentos de la historia, es la Iglesia católica, que en algún momento también ha venido cogobernando con el sector del gran capital. Entonces también la Iglesia se muestra ahora preocupada ante toda esta opinión internacional.

Lógicamente la expectativa de la población es que esta opinión internacional siga tocando los corazones y la sensibilidad de los gobernantes para que haya una respuesta verdadera, se asuma el diálogo como tal y se diga la verdad. Por eso se está pidiendo instalar una comisión de la verdad en la que participen diferentes instancias, la misma OEA, etcétera, para que se pueda conocer la verdad.

Creo que ha habido cierta apertura, el gobierno ha derogado la reforma de la seguridad social que afectaba a los jubilados, ha restituido el medio 100 % Noticias, pero no ha dicho nada de la represión, no se ha castigado a nadie, y no se ha puesto en claro ni se ha dicho nada de los desaparecidos. Nadie saca la cara por el tema de la seguridad y de la vida, que es la parte más delicada de los derechos humanos. Por eso los estudiantes siguen en la Upoli, una de las universidades, porque tienen miedo a salir por la noche. Hay fotos de cantidad de lugares, León, Granada, otras ciudades, que muestran que después de las 19 está vacío, como si fueran ciudades vacías, porque la gente tiene temor. Si bien no hay un estado de emergencia, no hay un estado de sitio, no hay un toque de queda, como hubo en otras ocasiones en dictaduras América Latina, hay un silencio aterrador por las noches, todavía eso no vuelve a la normalidad.

EC —Vamos a los antecedentes. Daniel Ortega lleva 11 años como presidente, en este que es su segundo período en el poder. En los primeros años de la revolución que derrocó a la dinastía de los Somoza, Ortega fue coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. En 1985 fue elegido presidente por primera vez (el vicepresidente era Sergio Ramírez). Cinco años después, en 1990, fue derrotado en las urnas por Violeta Chamorro, que había integrado el primer período de gobierno posdictadura. Ortega pasó a la oposición junto con el sandinismo y se presentó varias veces a las elecciones hasta que volvió a triunfar en 2006, al frente del FSLN. Pero ese FSLN ya no era el mismo de los años de la revolución, ¿no? ¿Qué había pasado?

MZ —En la década de los 80 hubo una guerra, también apoyada por el gobierno de Estados Unidos, que marcó una serie de dificultades en el país y diferencias también a la interna del FSLN, en su accionar y en las políticas hacia la población. Cuando el Frente pierde la elección, en el gobierno de transición con doña Violeta Barrios de Chamorro, en el primer trimestre de 1990, sucede un hecho que creo que la población no olvida y que marca un asunto importante. Y es que hubo una piñata, una serie de medidas legales y otras no de apropiación de bienes, de casas, de fincas, a manos de algunos sandinistas en el poder.

EC —¿Cuándo ocurrió eso exactamente?

MZ —En el período de transición de 1989 a 1990, cuando se pierde el poder y asume el gobierno doña Violeta Barrios de Chamorro. Creo que ese fue uno de los primeros actos que provocaron el descontento de la población y que marcó todavía más diferencias económicas, ante el surgimiento de una nueva clase política y económica en el poder. Esto es un elemento.

El otro elemento es que se entra en un cogobierno con los partidos neoliberales. Aparte de la repartición de bienes y negocios entre sandinistas y liberales, se entra en un pacto con Arnoldo Alemán. Este pacto con Arnoldo Alemán tiene un paralelo que es la reducción de los partidos políticos minoritarios en las contiendas electorales. Esto es una evidencia de cómo la corriente neoliberal y el partido sandinista en el poder, dizque de izquierda, desarrollan una serie de negocios y despliegan una aplanadora política para excluir a otros sectores. Y poco a poco los partidos minoritarios y otros partidos van desapareciendo por una decisión arbitraria y por un sistema, un orden electoral, una ley electoral bastante débil y frágil que tenemos en el país.

EC —Usted en particular, ¿cuándo se va del FSLN?

MZ —En 1988, 1989, antes de la pérdida de elecciones, por razones familiares, personales y porque yo estaba en la escuela de cuadros, teníamos la labor de formar cuadros, capacitar y trabajar con todo un tema del plan del FSLN. Pero eso realmente era una retórica alejada de lo que pasaba en la realidad.

EC —Usted se va del FSLN cuando todavía el FSLN estaba en el gobierno.

MZ —Exactamente, yo me voy en ese período, porque muchos de los que estábamos casi acompañando en ese momento estábamos cansados de estar haciendo lo mismo, hablando de una teoría que estaba muy alejada de la realidad y de un discurso que era justificado por la guerra. Aquí todo se trató de justificar por la guerra. Pero eso no es cierto, la guerra no es la causante de todos los problemas que tuvo el FSLN, antes y después hubo también una serie de errores.

Porque podemos decir que el FSLN no fue un partido exactamente, fue una organización político-militar que lógicamente tuvo sus fragilidades antes y ahora, como la separación de las tendencias antes.

Posteriormente su mayor fragilidad es la falta de consistencia con una ideología de izquierda, lo cual se pone en evidencia con estos pactos, con las políticas, con la privatización de los servicios públicos en la década de los 90, cosa que hicieron los gobiernos neoliberales, pero había también un mando desde abajo en el Parlamento y por la fuerza del FSLN. Ese fue otro de los elementos que marcaron este proceso en que el FSLN ha venido perdiendo su identidad, su naturaleza. Las privatizaciones de servicios públicos como el agua dejan a esos servicios sin una correcta auditoría y control social y sin control de la corrupción.

EC —Otro tema que en esos años fue noticia: la hijastra de Daniel Ortega, Zoila América, lo acusó en 1998 de haber abusado sexualmente de ella desde que tenía 12 años de edad. Después Zoila se exilió en Costa Rica habiendo acusado a su madre, la actual esposa de Daniel Ortega, de perseguirla políticamente. Esas denuncias, que no terminaron teniendo consecuencias penales para Daniel Ortega, ¿qué impacto tuvieron en la población? Por lo visto, un impacto relativo, si nos atenemos a lo que ocurrió en las elecciones, porque en el año 2006, 2007, Ortega volvió a ganar.

MZ —La denuncia de Zoila América –que después fue llevada a las cortes internacionales– tuvo un gran impacto en la población, pero ella 10 años después retiró la demanda, y me atrevería a decir que lo hizo porque sufrió censura. Hay mucha documentación pública, en la cual me estoy basando para dar esta opinión, que señala que la denuncia fue retirada por presiones de la familia. Posteriormente el marido de Zoila América fue sacado del país también y pasó a un silencio. El impacto fue que grupos de mujeres, organizaciones feministas pasaron a estar en la vereda de enfrente del gobierno, entonces fueron también censuradas y atacadas.

Y podemos vincular el tema de Zoila América con el nacimiento de una ley de violencia contra la mujer, la ley 779, que establecía una serie de medidas cautelares y no cautelares para el establecimiento de la justicia, la prisión, la investigación de los violentos contra las mujeres. Pero esto después causó un revuelo porque podía poner en peligro a muchos dirigentes que podían estar siendo denunciados y acusados. Entonces se pasó a una reforma en la que se incluyó una cláusula de mediación. Paralelamente se destruyeron y desaparecieron las comisarías de la mujer que la policía sandinista, la policía nacional, había venido desarrollando de manera muy eficiente, con una buena imagen para toda la población y con mucho impacto también fuera del país en América Latina. Las comisarías de la mujer ahora no existen y podemos relacionar esto con toda una política sobre cómo abordar el tema, detrás de la cual se esconden diversos intereses. No es un tema prioritario para el gobierno, vemos cómo la policía ha desaparecido de estas comisarías, cómo se presta al juego en el tema de la violencia contra la mujer. Hay cantidad de denuncias y cantidad de muertes de mujeres que siguen subiendo y siguen estando en el anonimato, y todavía sin justicia.

EC —Hablemos del matrimonio que gobierna, del matrimonio entre Daniel Ortega y Rosario Murillo, madre de Zoila América, que en su momento realizara esas denuncias de abuso sexual. Hablemos de cómo gobierna el presidente con su vicepresidenta, su esposa. Desde hace años, las autoridades, el oficialismo, están rodeadas de denuncias de corrupción y de nepotismo. ¿Qué tipo de ejercicio del poder es ese?

MZ —Es evidente la aparición de miembros de la familia en el poder en los puestos públicos, en las instancias de negocio con las inversiones, en las instancias de turismo, en todo lo que es, podríamos decir, el “desarrollo” y el “crecimiento económico” del país. El gobierno viene teniendo, a la par de la influencia vertical, autoritaria y represiva, una plataforma en la cual los ministros no pueden hablar, un funcionario público tiene prohibido hablar. Eso da una idea de cómo ha venido censurando a su propia militancia, si le podemos llamar militancia. Esto es algo todavía solapado, pero en los actos públicos se ve a la gente con la cara amargada. Y en la pareja también existe diferencia, según la información pública. Se ataca a la vicepresidenta porque es mujer, porque ella ejerce y tiene una cuota de poder, pero el presidente elegido y el presidente de Nicaragua es el comandante Ortega.

EC —¿Es correcto que Rosario Murillo es de hecho quien preside, que Ortega ha delegado muchas de las funciones en ella?

MZ —Yo no me atrevería a afirmar eso, es más bien cómo se desarrolla el ejercicio del poder. Creo que también ahí hay un tema no de la figura presidencial, sino que detrás de esa figura presidencial lo que hay es una familia, no hay un consenso de partido, no hay un consenso de un partido de izquierda, porque eso desapareció.

EC —Algunos analistas dicen que el sandinismo derivó en populismo. ¿Esa es una buena categorización? ¿Cuál sería su análisis desde el punto de vista ideológico de este gobierno que encabeza Ortega?

MZ —Creo que el gobierno tiene una ideología híbrida, que no se atreve a decir, porque el discurso dice que es en defensa de los pobres, pero las políticas sociales y las políticas económicas están aisladas de los pobres. Por ejemplo, en materia fiscal, el que tiene más, la mayor empresa, el mayor capital, paga menos. Eso es contradictorio con una política de equidad. Entonces desde el punto de vista de la ideología de izquierda más bien se convirtieron en capitalistas, y lo que hace falta es que digan la verdad, que no son izquierda, que realmente son derecha, que defienden el gran capital. Por ejemplo, llama la atención que los saqueos que hubo fueron a pequeñas y medianas empresas, no hubo saqueos a grandes firmas, grandes empresas.

Por otro lado ha habido una metamorfosis de actores importantes en su visión y accionar. El mismo gobierno, el mismo FSLN, la misma oposición que ha venido en un binomio, en un matrimonio, en una luna de miel haciéndole eco al gobierno, ahora salta junto con el sector privado porque le tocaron un 3 % de aporte a la patronal del seguro social. Entonces aquí habido mucho juego, mucho juego de poder, muchos intereses, y la mayoría de la población ha estado al margen, sin un foro de representación.

Es lo que están haciendo los estudiantes ahora. Existe en nuestro país el fenómeno del bono demográfico, la juventud se proyecta en un crecimiento bastante exagerado, que debe ser manejado con respuestas de formación, ubicación y generación de empleo, porque si no, no hay alternativa. Y si bien hay una empleabilidad, la juventud ha aprendido, tiene criterio, ha mejorado su educación y puede opinar, y nos está enseñando a las generaciones anteriores de un lado y de otro cómo los jóvenes ahora se convierten en protagonistas de este momento. Aquí no hay un partido político, es la juventud la que ha tomado las calles, la que está resistiendo. Ahora dicen que está el MRS (Movimiento Renovador Sandinista), que están otros partidos…

EC —El MRS fue una escisión del FSLN en su momento.

MZ —Exactamente. Al MRS le cancelaron la personalidad jurídica y se lo ataca. Espero que no me ataquen a mí, que no me repriman, ni a mí ni a mi familia, yo no pertenezco a ningún partido, me siento en la libertad de opinar.

EC —En las protestas, una de las consignas que se escucharon decía “Ortega y Somoza son la misma cosa”. ¿Cómo le suena eso?

MZ —Esto nos ha causado mucho dolor, aquí ha habido mucho llanto, hemos llorado, no podemos negar que hemos llorado de tanto dolor, porque solo el que no tiene sensibilidad y un corazón abierto para querer a la población y a los demás puede no llorar ante esto. La imagen de Somoza, la represión, los muertos en la dictadura. Pero aquí hay pocas historias, por ejemplo en la masacre de julio en León y en otras masacres fueron cuatro muertos, no fueron 34 muertos. Yo no estoy diciendo que Somoza era lo mejor, sin embargo cuando la población señala que Somoza y el gobierno son la misma cosa es doloroso escucharlo. Es doloroso escucharlo porque la represión supera la de esa etapa.

EC —Durante las manifestaciones se ha reclamado la renuncia del presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo. ¿Puede terminar ocurriendo eso? ¿El nivel de crispación, la conmoción que se ha generado llevan a un grado de desestabilización tal? ¿Estamos ante la posibilidad de un cambio de gobierno?

MZ —Con la obcecación con el poder y el endiosamiento en el poder, me atrevería a decir que no van a acceder a una renuncia. La población lo está pidiendo porque ese es su sentir, y deben dejar sentir a la población, igual que manifestarse cívicamente en las calles. Es la primera vez que veo un gobierno y un Estado con tanta fragilidad. Lo sostiene una policía que está al lado, que también está dividida, y un ejército que está para otro tipo de funciones, que es un ejército nacional. Entonces la pregunta más bien es qué es lo que sostiene al gobierno actual. Creo que va a haber un cambio y todos los nicaragüenses esperamos que ese cambio sea armónico, sea pacífico.

EC —Usted dice que va a haber un cambio. ¿Cuándo? ¿Ahora o en la próxima instancia electoral?

MZ —Creo que en la próxima instancia electoral. Habrá que tener primero condiciones para este diálogo y también tiene que haber una participación de los sectores en la contienda electoral. Creo que ellos van a hacer alguna componenda, a lo mejor van a castigar a Córdoba Rivas, que fue sancionado por el gobierno norteamericano por toda la corrupción y está escondido en Nicaragua de manera internacional. Van a hacer algunas cosas, van a hacer un maquillaje, pero eso no resuelve el problema. Habría que ver hasta dónde las fuerzas políticas, la población y también el sandinismo que todavía está dentro en las estructuras del poder pueden reaccionar de una manera consciente, responsable, seria, para la historia de Nicaragua y para las generaciones que siguen

Gobierno cubano reitera respaldo a Daniel Ortega

Spanish.xinhuanet.com   2018-04-29

LA HABANA, 28 abr. (Xinhua) -- El Gobierno cubano emitió este sábado una declaración oficial en que respalda al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y apoya el diálogo interno en la nación centroamericana.

En una declaración oficial de la cancillería, Cuba denunció "los intentos que apuntan a desestabilizar a la República de Nicaragua, un país que vive en paz y donde se han conseguido notables avances sociales, económicos y de seguridad en favor de su pueblo".

El texto, difundido esta noche, rechaza la injerencia en los asuntos internos de Nicaragua y reafirma el compromiso "con los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los jefes de Estado y de Gobierno durante la Segunda Cumbre de la CELAC, en enero de 2014"

La nota apoya "los esfuerzos soberanos del pueblo y del Gobierno sandinista de Nicaragua, presidido por el comandante Daniel Ortega Saavedra y la vicepresidenta Rosario Murillo Zambrana, para preservar el diálogo, la paz y el bienestar de los nicaragüenses"

Desde hace varios días, Nicaragua está sacudida por una serie de actos violentos que cobraron decenas de vidas y dejaron un rastro de saqueos y daños a las propiedades públicas y privadas.

Para poner fin a esa situación, el Gobierno nicaragüense convocó a un diálogo con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), con la Conferencia Episcopal como mediadora.


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