09.MAY.18 | postaporteñ@ 1905

UNA CRUZADA IDEOLÓGICA, COLONIALISTA Y ANTIHISTÓRICA

Por L.Sabini/carta pública

 

Reseña del libro  Antisemitismo y conflicto árabe-israelí

Luis E. Sabini Fernández  / abril 2018

Pasar por dentro del libro de Marcos Israel (en adelante MI), Antisemitismo y conflicto árabe-israelí (1) nos pone desde el mismo título en un ámbito absurdo y sesgado.

Al lector no advertido, le comento que el libro se dedica al conflicto que el sionismo ha gestado en Palestina. Que brilla por su ausencia en su título que focaliza la cuestión en el antisemitismo, cuando lo históricamente preciso es la violencia con que el sionismo se ha ido adueñando de la tierra palestina, dañando, hiriendo, vejando, asesinando cada vez más brutalmente a la población allí establecida. Un conflicto entonces entre palestinos y sionistas o mejor dicho, una apropiación sionista y una resistencia palestina.

Para apropiarse del conflicto en los términos que a MI le interesa, tiene que asimilar antisionismo a antisemitismo (cuando es tan patente la diferencia; basta reparar en todos los judíos que no solo no son sionistas sino que lo critican radicalmente; Ilan Pappé, Gilad Atzmon, Red Judía Internacional Antisionista (IJAN, por su sigla en inglés), Neturei Carta (red de rabinos antisionistas), Yakov Rabkin, Marek Edelman, Kurt Brainin, David Comedi, Eva Cordova-Kaczerginski, Pedro Kotler, Norman Finkelstein y tantos, tantos otros, descalifican la idea de que el antisionismo sea antisemitismo. MI ignora deliberadamente ese tropezón ideológico. Lo cual revela, sencillamente mala fe… o una estupidez mayúscula.

La frutilla de esta torta que MI escamotea es que, precisamente el Estado de Israel (en adelante EdI) con su comportamiento tan centrado en sí mismo, tan indiferente a la opresión que ellos mismos han generado sobre palestinos (y no solamente sobre ellos) ha ido convirtiéndose en generador de antisemitismo; un sentimiento que los sionistas han manejado y fomentado como impulsor de un asentamiento judío en el EdI.

Por eso es una falsedad histórica afirmar: “Nace una Palestina basada en el odio a Israel” (p. 109) cuando la historia nos está mostrando cómo ha ido naciendo un Israel basado en el desprecio más absoluto de Palestina. Esa inversión caracteriza al sionismo. Golda Meir, figura fundante del EdI le echaba la culpa a los palestinos mártires, que obligaban a “nuestros muchachos” a matarlos. Lo de la obligación es una licencia poética de Meir, porque el sionismo nunca ha reparado en matar. Incluso a judíos refractarios.

Israel surge en 1948. No había israelíes hasta entonces. Pero el conflicto llevaba ya décadas y muchísimos muertos, sobre todo palestinos (justamente, como suele pasar en las guerras provocadas por el colonialismo)

El sionismo tiene su primer congreso mundial en 1897. Y de esa época empieza a librarse una tarea de instalación de grupos judíos sionistas, en  tierras que se consideraban propias, apropiables o apropiadas, aunque habitadas por una población tradicional del lugar.

Tan similares a los hebreos tradicionales  eran los palestinos como para que David Ben Gurión, fundador del Estado de Israel, proclamara –bien que en tiempos “tempranos”, antes de la década, ya caliente, del ‘30–  que los palestinos, casi todos ellos musulmanes, eran los hebreos de altritempi, convertidos al Islam, dominante en la región, en los siglos VII y VIII (2)

Si ya desde el título MI elige la ideología y los calificativos en lugar de la historia, vamos mal…

A lo largo de todo el libro, casi 300 páginas de formato grande, MI encara esa contraposición planteada en su título en tanto elude la realmente existente; un conflicto de tierras; la cuestión de la colonización. Una tierra que habitaban campesinos a menudo analfabetos y tradicionales, explotados por el latifundio de “los ricos”, generalmente ausentistas, tierra que los sionistas fueron ocupando, al principio lentamente, como con pies de plomo, mediante compras a propietarios rentistas ausentes, amparados en el derecho, inicialmente del Imperio Turco, más tarde del Británico: era la policía turca, luego la británica, quienes procedían al desalojo de los campesinos así despojados de sus medios de vida.

Que el conflicto histórico es el verdadero motor que mueve incluso al libro de MI lo prueba que en la introducción, de su puño y letra, MI nos cuenta lo que opinaba el referente clave de la formación del Estado de Israel, Ben Gurión, en 1915:

Eretz Israel [así denomina Ben Gurión, sistemáticamente, a Palestina,  despojándola hasta del nombre, teniendo como objetivo la instauración del Estado de Israel, que él considera reinstauración] es actualmente un país semidesierto y yermo y el reducido elemento árabe no es capaz de resucitar al país […] el sistema de labor de los árabes es anticuado, primitivo […] la mayor parte de la tierra eretzisraelita[obsérvese como el cambio de denominación forma parte del plan político] está abandonada y sin trabajar, como ser la tierra montañosa, los arenales […].”

La cita nos permite reconocer que en Palestina/Eretz Israel, según Ben Gurión, había población… árabe. Y que los árabes trabajan… la tierra. Como” modernos” los colonialistas “saben” que los oriundos trabajan la tierra mal, primitivamente… allí en resumen vemos el decálogo del colonizador. Pero también la manifiesta falsedad de una consigna sionista fundacional, con una primera parte manifiestamente falsa y una segunda correcta: “Una tierra sin hombres para hombres sin tierra”

La colonización judeosionista de Palestina vino en la estela de la colonización europea, para la cual la “labor” principal fue el despoblamiento de los territorios colonizables. Así vemos como el “Nuevo Continente”  americano sufre la pérdida de buena parte de su población originaria y a la vez un repoblamiento europeo; en Asia la colonización toma otra modalidad, sus poblaciones originarias mal que bien subsisten; África, en cambio, soportando un racismo marcado, sufre un vaciamiento poblacional que hoy consideramos genocida; a principios del s XX, el continente más vacío de seres humanos del planeta era… África.

Tengamos en cuenta que no hay despoblamiento inocuo o pacífico porque nadie abandona su tierra motu proprio. El vaciamiento de África  está regado con ríos de sangre. Igual que el de América u Oceanía... y el de Palestina.

Hasta 1897, la llegada de judíos a Palestina, que se había ido engrosando con los años, era fruto del llamado religioso. No se hacía en plan político de usurpación de tierra y, por ello, no había generado fricciones con la población local. El proyecto sionista trastoca eso y dará lugar a diferencias en el seno de los judíos, entre el Antiguo Yishuv, religioso y el Moderno Yishuv, sionista, que se zanjará hasta con el asesinato político.

La mera lectura del índice de este libro nos muestra que Palestina es apenas una objetivo lateral de sus obsesiones que deberíamos resumir como un tratado de islamofobia y antisemitismo:  el repaso de algunos títulos de sus capítulos lo atestigua:

“Del antisemitismo árabe al conflicto árabe-israelí”, “Antisemitismo y antiisraelismo”, “El conflicto se ve reforzado por el neo antisemitismo”, “Nace una identidad palestina basada en el odio a Israel”, “Islamismo árabe y antisemitismo”, “Imperialismo y racismo árabe más allá de Israel y los judíos”

+ Poner el foco en el antisemitismo, fenómeno de larga data que consideramos muy debilitado hoy en día (a causa, entre otras, de la derrota aplastante, de la destrucción política del nazismo), nos desplaza del abordaje de las verdaderas raíces del desesperante conflicto  que ha significado el implante inicialmente solapado pero cada vez más desembozado y brutal del sionismo en tierras palestinas.

+ Así, MI nos dispensa del examen del plan sionista maestro: reivindicar como históricamente válida una estadía en un territorio milenios atrás para reclamar su propiedad y soberanía actual (imaginemos que pandemonio sería el planeta propagando esta tesis, ya sea limitando el reclamo a siglos, o a milenios como en este caso)

+Usar como fuente histórica la Biblia, cuando, por el contrario, la exégesis histórica ha ido develando cada vez más la falta de correspondencia entre relatos bíblicos e historia es otro de los desaguisados mayúsculos de MI. No hay ningún elemento arqueológico o literario que permita identificar, por ejemplo,  la invasión de Jericó (según la Biblia, facilitada por Yahvé). Tampoco hay elementos que permitan seguir sosteniendo los relatos de los exilios masivos de judíos a Egipto y a Babilonia, respectivamente. A lo más, en historia se acepta el exilio de una pequeña dirigencia judía en el caso de Babilonia, no del pueblo judío en general. Véase, por ejemplo el libro del historiador Shlomo Sand, judío, La invención de la tierra de Israel (3)

El prologuista, Daniel Vidart, relevante dentro de la intelectualidad uruguaya, inicia su texto afirmando: “Marcos Israel no es un historiador profesional. Es un perito en números y un científico social(4)  Alguien que no es historiador debería ser más cauto y menos panfletario con cualquier abordaje.

Lagunas significativas

MI carece de la menor consideración acerca de Los Nuevos Historiadores, una camada de historiadores israelíes, judíos, que por la década de los ’80 (5) irrumpió contra la mentirosa historia oficial del Estado de Israel escrita para la autolegitimación. Avi Schlaim, Amnon Kapeliuk, el mencionado Shlomo Sand, Ilan Pappé, Benny Morris (este último cumplió un raro papel como investigador: puso a luz muchas mentiras como los supuestos llamados de radios árabes para que los palestinos evacuaran el territorio bajo invasión judía ?con lo cual no había expulsión ni violencia sino abandono voluntario de sus hogares), aldeas y tierras (y retornar triunfante de la mano de ejércitos árabes según la versión oficial israelí)?, llamados que nadie ha podido registrar ni rastrear, y a la vez asumió lo ejecutado por la dirección sionista como aceptable basado en su profesión de fe sionista

Que MI no mencione ni siquiera a uno de tales historiadores(¡ni siquiera a los judíos!),  habla a las claras del carácter panfletario con apariencia de erudito de este volumen tan dedicado a echar leña al fuego de la islamofobia.

Que en lugar de tales fuentes, articule permanentemente su discurso con citas de Abdel Kader (6) o James Parkes (7) no hace sino reafirmar el partido tomado, que no es el de la verdad sino el del embanderamiento sionista.

Sólo así se explica que no haya una palabra en semejante volumen sobre la matanza de niños, repetida, en la Franja de Gaza (y, en general, en Palestina), sobre el maltrato tan vejatorio y abusivo de la ocupación militar sobre población civil, desarmada y radicada en su tierra milenariamente, que se ha expresado cotidianamente en tantas formas, desde tirar a matar, a la cabeza, ante cualquier sospecha o excusa, hasta arrasar en las aldeas palestinas que “sobrevivieron” a la cruenta implantación de 1948, sus árboles, centenarios y probablemente milenarios ?olivos, higueras, naranjos, como forma de destruir económica y alimentariamente a los pobladores, que los sionistas han decidido “depurar” de la tierra que han declarado bíblicamente propia, y que así “redimen”.

A MI le falta amor a la verdad, y rebosa, en cambio, autocentrismo.

Su mirada cerrada sobre un “sí mismo” no le permite ni siquiera aproximarse a los nudos problemáticos de la cuestión que proclama atender: ¿cómo empezó la violencia (en Palestina, no en Alemania en la década del ’30 ni en la Rusia a fines del s XIX)?, ¿cuáles fueron los planes de los fundadores del sionismo y del British Empire para esa ominosa alianza de hace un siglo (Declaración Balfour, 1917), (8) ¿cuál es el ethos fundacional sionista, que se permitió hasta asesinar a judíos opuestos a la política sionista (tan temprano como en 1924)?, ¿qué significado tuvo el congreso mundial sionista de 1942 en el Hotel Biltmore, en Nueva York, donde apenas figuró la matanza de judíos a manos de nazis, dedicándose de modo principal a los proyectos de asentamiento sionista en Palestina y a la búsqueda de un nuevo padrino internacional, una potencia protectora, al entrever cierto agotamiento del British Empire (la solución está cantada: eligieron ser protegidos por EE.UU., no por la URSS, por ejemplo), ¿qué papel cumplieron los mistaarvim fundados por la organización militar sionista en ese mismo año de 1942?

 Tampoco aborda el papel del vaciamiento territorial llevado adelante por los sionistas sobre la base de asesinatos, violaciones y expulsiones en 1948 (lo que los palestinos llaman NAKBA). Y tampoco tiene una palabra para acercarse a entender, justificar o criticar el recrudecimiento de la violencia sionista contra la población palestina, con su creciente dosis de desprecio.

La violencia palestina que menciona y condena, la deriva enteramente del antisemitismo, de la intolerancia islámica; en ningún caso reconoce la acción sionista como disparador de dicha violencia. El despojo genera reacciones, a menudo violentas.

Los ataques e invasiones a la Franja de Gaza, en 2006, 2008-2009, 2012, 2014 con su secuela de hombres, mujeres y niños asesinados, no le merecen un renglón.

En tanto el EdI ha ido incrementando su brutalidad, su arrogancia y su intolerancia, ha ido afilando su hasbarah, su política de RR.PP., su influencia entre bambalinas, principalmente a través del lobby judío en los pasillos políticos de EE.UU. y su alta penetración en los medios de incomunicación de masas (m i m)

 Como frutilla de la torta, luego de la mortal acometida sobre la Franja de Gaza en 2008-2009, advirtiendo que la operación “Plomo fundido” tenía problemas para su admisión hasta entre lo más incondicionales amigos de Israel ?el mero nombre con que los soldados bautizaron su atropello es una muestra de esa altanería basada en el victimismo (‘siendo víctimas podemos permitirnos cualquiera cosa”)? los sostenedores de la experiencia sionista desplegaron una serie de léxicos “de combate” para aplicar en los m i m y sobre todo, en las redes sociales.

Este contraataque ideológico desnuda no sólo la estrategia sionista,  sino también los valores sobre los que se apoya.

No vale la pena deslindar punto por punto toda esa ingeniería discursiva, aconsejando a sus “corresponsales” o trolls mediáticos “wordsthatwork”, palabras que tienen ‘gancho’ (9)

Ese “diccionario” propone ”usar la empatía” [¡otra vez sic!]: “Si comienzas tu respuesta con un «Entiendo y tengo simpatía con quienes…» estás desde el comienzo construyendo la credibilidad que necesitas para que tu audiencia sienta simpatía y acuerde contigo.”  (pág. 4)

Estos juegos tácticos, espejismos, no nos acercan a la verdadera problemática que el sionismo(sin querer) plantea: qué hacer con el tribualismo, el victimismo (forjado a partir de haber sido victimado, haciendo lo accidental,  permanente), con la idea de “pueblo elegido”, con el racismo, con el supremacismo

Y aquí sí, estamos en problemas

Notas

1- Ediciones B,  Montevideo, 2014.

2-- El Islam se inicia en el siglo VII de la era cristiana, desde un núcleo en la actual Arabia Saudì para propagarse a extraordinaria velocidad por todas o casi todas las tierras de losmares Negro, Rojo y Mediterráneo.

3- Editorial Akal, Madrid, 2013.

4-  Unas palabras sobre el prologuista que incursiona, ¡y de qué manera! en la cuestión: lo que en MI es sesgo, bizquera sistemática y apelación a falsedades históricas en DV es por momentos una mezcla, explosiva, de erudición y delirio asertivo y militantista: “Los árabes que a partir de 1967 se llamaron palestinos”.[sic]. Cualquier libro de historia refuta esa afirmación.

La constitución de dicho estado [Israel]fue decretada en la sede de la ONU en un pleno de naciones soberanas.” [sic] ¿Desde cuándo la ONU puede decretar la existencia (o el borramiento) de algún estado? Hay que avisarle a los abogados que todavía creen que ONU apenas coordina lo que existe y a lo sumo sugiere, pregunta, exhorta… de acuerdo con su reglamento fundacional. DV la ha equiparado a un directorio de empresa que resuelve donde instalar una sucursal, un puerto, un campamento de trabajo…

Y refiriéndose a la composición de la ONU, ¿desde cuándo las naciones o mejor dicho los estados constituyentes de la ONU son, todos ellos, soberanos? Formalmente, es cierto. Pero siempre entendimos que DV no se dejaba guiar por la democracia formal… En UNSCOP, la comisión nombrada en 1947 por la recién fundada ONU para manejar el diferendo judeo-palestino, triunfó por mayoría la posición de diseñar dos estados. ¿Qué mayoría? Hubo tres representaciones nacionales, las de India, Irán y Yugoeslavia, que entendieron que nadie podía arrebatarle el territorio a la nación palestina. Eran precisamente estados soberanos. No podemos decir exactamente lo mismo de todos los restantes estados miembros (seis) de la comisión. Una comisión que se movió al compás de la diplomacia de EE.UU.… Ha sido reconocido por actores de aquel momento. Para la UNSCOP no fue designada ninguna nación árabe, por ejemplo.

Sigamos un poco más. DV nos habla de “miles de misiles” disparados por palestinos. Nunca se oyó de un solo misilazo. Los palestinos tenían los mucho más modestos e ingobernables cohetes Qassam  DV narra acerca de  “integrantes, también islámicos, de Al Fatah” [sic, una vez más]. En Al Fatah, a mediados de siglo XX debía haber muy pocos, si había islámicos: se trata de una organización laica, socialista y anticlerical. Sería lo mismo que tratar de católicos a los comunistas polacos o a los anticlericales del Uruguay laico…

Nuestro recordado profesor de filosofía Mario Sambarino siempre sostenía: hay límites para el macaneo…

5-  Los Nuevos Historiadores tienen algunos precursores que ya marcaban la escandalosa falsedad de la historia oficial israelí. Desde la década del ’60 podemos mencionar a Simha Flapan, judío,  amén de varios historiadores y pensadores palestinos, que por escribir en árabe, no alcanzaron a Occidente sino mucho más lentamente. Abdelwahab Elmessiri o Edward Said, por ejemplo escribieron en inglés.

6- Abdel Kader, un palestino del más alto nivel socioeconómico de la Palestina tradicional que tuvo el raro privilegio de haber integrado un kibutz sionista; el único caso que se registra en la ya larga historia sionista, excepción que hace pensar que deben haber sido muy grandes sus servicios al sionismo.

7- James Parkes fue un pastor anglicano enfrentado al antisemitismo que tuviera su máxima expresión tanática con el nazismo. Advirtió las raíces cristianas del antisemitismo y sostuvo que se deben ceder “los lugares sagrados” jerosolimitanos al  judaísmo que tiene precedencia a la Cristiandad y al Islam. El punto de vista de Parkes es atendible, pero religioso, y la cuestión del sionismo en Palestina es política.

 8- La Declaración Balfour constituye en sí una paradoja: promovida por un racista contumaz,  el canciller británico Arthur J. Balfour, aristócrata, dirigida al banquero del imperio, lord Lionel Walter Rothschild, contó con el voto negativo del único judío del gabinete británico, Edwin Montagu.

9- The Israel Project for Security, Freedom and Peace. The Israel Project’s 2009. Global Language Dictionary. Abril 2009 (sin editorial a la vista)

 

“CINISMO ENRAIZADO EN IMPUNIDAD”:

Judíos antisionistas denuncian “falsedades dichas”

por la embajadora de Israel

 

Las y los abajo firmantes, judías y judíos latinoamericanos comprometidos con las luchas de liberación de los pueblos oprimidos por el colonialismo racista en todas sus formas, denunciamos las falsedades dichas por la embajadora del Estado de Israel en Montevideo y por sus repetidoras en los medios uruguayos en relación a la reciente protesta de más de 60 integrantes de la Orquesta Filarmónica de Montevideo y del Coro Nacional del SODRE ante la inapropiada gala ofrecida por el gobierno de la ciudad con motivo de la conmemoración de los 70 años del Estado de Israel

En esos dichos, la embajadora Ben Ami afirma "Si los árabes hubiesen aceptado aquella resolución de la ONU y no hubiesen iniciado una guerra, hoy estaríamos festejando la independencia de dos Estados". Esta frase contiene numerosas falsedades históricas y cínicamente esconde hechos importantes: 

1)  La referida Resolución Nº 181 de la Asamblea General de la ONU (de diciembre 1947) que recomendó (no ordenó) la partición de Palestina no fue aceptada por la población originaria palestina pues significaba la entrega de más de la mitad de su territorio ancestral al colonialismo sionista, representado por una minoría de colonos europeos llegados pocos años antes, y que aspiraba a apoderarse de toda Palestina.

De hecho, dicha Resolución tampoco fue aceptada por el liderazgo sionista de la época, el cual inmediatamente envió a sus milicias a masacrar y expulsar a la población palestina de sus aldeas, pueblos, campos de cultivo, fábricas, comercios, etc. para imponer su hegemonía supremacista sobre el mayor territorio posible con el menor número de árabes posible. Si no existe un Estado palestino es porque durante siete décadas el proyecto sionista -que jamás reconoció la existencia de ese pueblo ni menos su derecho a tener un Estado- se ha dedicado a colonizar ilegalmente y a robar su tierra, su agua y sus recursos naturales, hasta el punto que hoy la población palestina controla menos del 15 por ciento de su territorio histórico.

No es casualidad que la embajadora hable de "los árabes" y no de "los palestinos": hasta el día de hoy los sionistas se niegan a llamarles así, y algunos de sus dirigentes lo consideran "un pueblo inventado". No deja de ser significativo que en una publicación oficial con la que Israel conmemora su 70º aniversario, donde a lo largo de 122 páginas celebra sus logros en los campos científico, tecnológico, social, cultural, etc., ni una sola palabra haga mención a las y los palestinos, que constituyen la quinta parte de la población de Israel, y la mayoría en todo el territorio de Palestina histórica.

2)  El Estado de Israel es uno de los que más condenas reiteradas ha recibido por parte de la Asamblea General de la ONU desde hace 70 años por la violación sistemática del Derecho Internacional y el no acatamiento de cientos de resoluciones de la ONU, incluyendo retirar sus colonias del territorio palestino ocupado y crear condiciones para el retorno de la población refugiada y exiliada, que constituye la mitad del pueblo palestino. Resulta irónico que la embajadora y sus repetidoras hablen de "aceptación de resoluciones de la ONU", cuando el Estado de Israel lleva 70 años rechazándolas y desconociéndolas.

3)  Desde el comienzo de la limpieza étnica de Palestina (NAKBA o 'catástrofe' en árabe), la cual continúa hasta el día del hoy, el Estado de Israel ha hecho a través de sus sucesivos gobiernos todo lo posible para evitar el establecimiento de un Estado Palestino. Por ejemplo:

- La conquista entre 1947 y 1948 del 78 por ciento del territorio de Palestina, la destrucción de 500 aldeas y pueblos y la expulsión de aproximadamente tres cuartas partes de la población nativa (unas 800.000 personas).

- La imposición de un régimen militar y de terrorismo de Estado, entre 1948 y 1966, sobre las y los palestinos que sobrevivieron a la NAKBA y pudieron permanecer en el territorio que se convirtió en Israel.

- La conquista del 22 por ciento restante de Palestina (Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este) y la expulsión de cientos de miles de sus habitantes en la guerra de 1967.

- La realización de masacres periódicas de población palestina indefensa, así como otras prácticas genocidas y de limpieza étnica que constituyen crímenes de guerra, como la destrucción de viviendas, centros de estudio y religiosos, medios de comunicación, infraestructura civil básica; la proscripción de partidos políticos y organizaciones sociales palestinas; la represión de toda forma de protesta y organización pacífica; el encarcelamiento y el juicio en tribunales militares de miles de líderes y activistas, incluyendo a cientos de niños/as; las ejecuciones sumarias y el asesinato selectivo de dirigentes políticos, periodistas, científicos, artistas, académicos/as; el bloqueo criminal por más de una década sobre la Franja de Gaza, que ha llevado a ese pequeño territorio y a sus dos millones de habitantes a una situación de catástrofe humanitaria... y un largo etcétera.

 La embajadora de Israel en Uruguay afirma que "la raíz del conflicto tiene base en el negacionismo"; pero los sionistas siguen negando la NAKBA (ampliamente investigada y documentada por historiadores de ambos pueblos), e incluso una ley israelí penaliza a quienes la conmemoren. Tal vez porque es incómodo recordar que el Estado de Israel se edificó sobre las ruinas de Palestina, y que se propuso destruir también la memoria, la identidad y la rica historia árabe de esa tierra. 

Repudiamos el cinismo de la embajadora y de sus repetidoras en los medios uruguayos; un cinismo que refleja su certeza de impunidad, la misma de que gozan los otros criminales de guerra sionistas, protegidos por un multimillonario aparato de propaganda mediática, por cientos de ojivas nucleares y por el apadrinamiento de EE.UU. en el Consejo de Seguridad de la ONU -donde ese apoyo incondicional a sus crímenes ha alcanzado niveles de paroxismo con el gobierno de Trump y su representante Nimrata (Nikki) Haley. 

Aplaudimos a las y los músicos y activistas de Uruguay por su acción valiente de protesta y denuncia de las prácticas genocidas del Estado de Israel contra la población originaria palestina. Como judías y judíos, estamos hartos de ser manoseados y vilmente "representados" por instituciones sionistas que dicen protegernos y cuidarnos y se pretenden voceras de nuestra identidad, cuando en realidad la confiscan para su único objetivo: lavar la cara del proyecto sionista, sus crímenes contra la humanidad y su falsa narrativa, que niega la existencia misma del pueblo palestino y la legitimidad de sus derechos humanos y nacionales. No somos ni seremos cómplices de ese oprobio.

David Comedi, físico, investigador y profesor

Liliana Córdova Kaczerginski, socióloga y activista, cofundadora de IJAN

Tali Feld Gleiser, traductora y directora de Desacato.info y Los Otros Judíos

Ernesto Resnik, biotecnólogo, Eduardo Scolnik, industrialDaniela Ruth Cohen, fotógrafa

Rubén Kotler, historiador y docente universitario , Héctor Grad, profesor universitario

Claudia Narocki, socióloga, Ester Stekelberg, periodista, Alejandro Ruetter Fridman, actor

Alan Aaron Rückert Zoellner, activista, Tania Melnick, comunicadora social

Moisés Scherman, economista, Silvana Rabinovich, académica

Camilo Brodsky, poeta, editor y concejal (comuna de Nuñoa), Marcelo Svirsky, académico, Eduardo Mosches, poeta y editor

Mayo de 2018.


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