08.JUN.18 | Posta Porteña 1916

Uruguay: La Huelga General de 1973, la CNT contra el Proletariado (2)

Por GCI

 

Las circunstancias de la huelga: algunos antecedentes históricos

El análisis crítico de un conjunto de hechos particulares, siempre encuentra la dificultad de no poder extenderse sobre el conjunto del proceso histórico que fue determinando las circunstancias de tales hechos. En nuestro caso, nosotros no podemos tampoco extendernos sobre el conjunto de circunstancias que convergieron para provocar esa explosión del proletariado, lo que nos llevaría a un análisis de un período histórico determinado (por lo menos 1967-73). Pero sin pretender por lo tanto extendernos sobre el mismo, tenemos al menos que explicar algunos antecedentes históricos fundamentales sin los cuales serían incomprensibles hechos del desarrollo de la huelga misma.

Así la primera pregunta que surge es ¿porque la huelga? o, tal vez, ¿porque el proletariado "eligió" ese momento para la huelga?

La burguesía ha respondido a su manera a esta pregunta: "fue en defensa del parlamento y de la constitución", "era una lucha por la democracia”... Nada más normal que esa respuesta, por parte de la burguesía. Pero desde el punto de vista del proletariado, o bien se afirma que no fue una huelga proletaria pues una lucha no es proletaria si lo que defiende en los hechos (4) es una forma determinada de la estructura de opresión y dominación burguesa (y eso independientemente de que la mayoría de los participantes sean obreros) o bien se dice abiertamente que la explicación del porqué de la huelga no se encuentra ahí, es decir que desde el punto de vista del proletariado, nada se ha explicado aún. Esta es nuestra posición.

Para explicar el porqué de la huelga, hay que tener en cuenta que el proletariado había intentado en sucesivas oportunidades generalizar el enfrentamiento y que las expectativas de huelga general indeterminada existen en el Uruguay desde la congelación de salarios en 1968. Dicha expectativa se expresa incluso terminológicamente

A las sucesivas paralizaciones generales y nacionales de toda la actividad laboral que se fueron produciendo entre 1968 y el 73, el proletariado las designaba como "Paros", en oposición a la "huelga" que se identificaba a jugar todo por el todo en la lucha es decir a no trabajar hasta vencer, a la ocupación de los lugares de trabajo, el sabotaje general de la producción y que algunos sectores del proletariado asociaban a la insurrección.

Hasta 1968, la lucha entre la burguesía y el proletariado, notablemente acelerada por el extraordinario (y casi sin precedentes a nivel mundial por su duración) estancamiento productivo existente desde mediados de los años 50, se desarrolló en forma descentralizada. Cada sector burgués se enfrentaba a cada sector obrero en particular y la correlación de fuerzas precisas en cada lugar o sector determinaba las nuevas condiciones de explotación (salarios, condiciones de trabajo, otros "beneficios" laborales, etc.) lo que facilitaba la vieja práctica sindicalista de corporativismo y división de los obreros

A nivel general de la reproducción capitalista ello tenía como resultado un "empate" la no resolución de nada fundamental lo que desde el punto de vista burgués, implicaba la continuación general de las condiciones de estancamiento. La centralización de las fracciones más dinámicas del capital, qué se opera a través del gobierno de Pacheco Areco, intenta liquidar esta situación imponiendo un aumento brutal y centralizado de la tasa de explotación para recomponer las condiciones capitalistas de inversión, y acumulación. Siguiendo el ejemplo de otros países de la zona (notablemente la congelación de sueldos y salarios en la Argentina de Onganía), en junio de 1968 se decreta la congelación de sueldos y salarios

Eso fue una declaración abierta de guerra al proletariado. Desde ese momento la posibilidad de aislar las luchas se complica enormemente y la generalización de los enfrentamientos está siempre al orden del día. La clase obrera se encuentra en la encrucijada de responder al mismo nivel de centralización y fuerza de su enemigo histórico o dejarse arrollar por el aterrador avance del capital y someterse a las imponentes condiciones de explotación que este intenta imponerlo.

Esto que fue inmediatamente comprendido por capas importantes del proletariado, le trajo enormes problemas al movimiento sindical uruguayo, habituado a aislar con relativa facilidad a todo sector del proletariado que contra viento y marea emprendía una lucha ejemplar. La CNT desde esa fecha, tuvo una enorme dificultad para impedir que la respuesta proletaria se concentrase al mismo nivel de centralización y violencia que los administradores del capital imponían.

Ante la enorme lucha del proletariado, la necesidad histórica ineludible de un enfrentamiento directo, el desarrollo de la "tendencia" (5), las acciones de violencia de las minorías de vanguardia, la explosión de luchas sectoriales muy radicales, la exigencia cada vez más general de una huelga general indeterminada con ocupación de lugares de trabajo... el aparato de la CNT responderá en base a tres ejes:

< argumentando la necesidad de acumular fuerzas para el futuro y prometiendo para ese entonces un conjunto de luchas radicales, postergando la situación de huelga general indeterminada para el caso del "golpe de Estado"

< Intentando limitar y encuadrar la lucha en base a paros nacionales de 24 horas y 48 horas, así como en base a manifestaciones no violentas

< La represión política y física de los sectores combativos del proletariado

Este último punto, que hoy se pretende olvidar, disminuir, relativizar, merece por esa razón una mención aparte. Durante el propio 68, por ejemplo se producen jornadas decisivas de luchas callejeras, sistemáticamente saboteadas y reprimidas por los aparatos de la CNT, de la FEU y los cuerpos de choque del PC.

Recordamos en particular el día de la congelación de sueldos y salarios en que una masa compacta de obreros, desocupados, estudiantes... se concentró en la Universidad y que dichas organizaciones resolvieron que no había condiciones para hacer ninguna medida, dispersando la concentración, no sin utilizar la violencia contra los sectores combativos que no aceptaban la consigna; recordamos también el día del entierro de Líber Arce en que momentos decisivos de desorganización del estado burgués (amotinamientos en la Guardia Metropolitana, problemas de la Guardia Republicana y en el ejército) en donde, la tentativa de la manifestación de más de 300.000 personas de responder por la violencia al régimen y apropiándose de todo lo que se podía en lo más representativo de la calle 18 de julio y llegando incluso a la Casa de Gobierno, encontró como única barrera represiva seria a los cuerpos de choque del Partido "Comunista” que lograron dispersar la mayor parte de los manifestantes (sólo una minoría logró llegar a 18) y lesionar o herir seriamente a muchos de los principales agitadores que impulsaban la marcha adelante del proletariado.

Dicha lista se podría prolongar enormemente, si tenemos en cuenta, la represión ejercida por esas estructuras durante los Primeros de Mayo, o las famosas jornadas de violencia de los viernes de 18 de julio, o la violencia empleada para defender las marchas mortuorias de los actos de la CNT contra cualquiera que gritase consignas clasistas, o la violencia desatada contra sectores radicales del movimiento obrero como los cañeros, el MUSP, la FAU, los obreros de los frigoríficos, los de FUNSA, el FER, pero basta con esta afirmación, que nadie podrá desmentir para que las cosas le queden suficientemente claras a los proletarios que no conocieron dicha represión directamente: las famosas armas del PC (6) y "aparato militar" nunca fueron utilizados contra el gobierno ni contra los militares, sino exclusivamente contra sectores radicales del proletariado

Durante 1969, la lucha del proletariado sigue su desarrollo y sectores obreros cada vez más importantes estarán descontentos con la "táctica” de los paros nacionales (7) y contrapondrán la necesidad de realizar verdaderas huelgas combativas, con manifestaciones violentas y preparación de la huelga general por tiempo indeterminado. La CNT y en especial el mito de la disciplina gremial y la "unidad" de la clase obrera en la CNT" constituirán el único y último baluarte del Estado burgués para evitar que en el enfrentamiento inevitable la clase obrera pasase a la ofensiva organizándose fuera y contra la CNT.

En efecto, los sectores más brutalmente atacados, no podían seguir esperando las promesas de la CNT (ni tampoco podían esperar para jugarse el todo por el todo hasta cuando en el 73 la huelga general fue una realidad!), por ello estuvieron obligados a jugarse el todo por el todo, esperando que la solidaridad general, que la CNT prometía, viniese al fin. En esa situación iniciaron la valiente lucha los obreros de los frigoríficos, contra la quita de los 2 kilos de carne, constituyendo el punto de convergencia de muchos sectores revolucionarios, así como el eje de unidad y lucha de los barrios del Cerro y la Teja.

Por todos los medios marchas, manifestaciones, ocupaciones, propaganda... pedirán solidaridad de toda la clase obrera, a lo que la CNT seguirá respondiendo con paros nacionales puntuales, incapaces de hacer retroceder al régimen. Paralelamente otros sectores del proletariado son empujados, por el propio ataque del capital, a jugarse el todo por el todo, sin esperar ni aceptar las consignas de la CNT.

Es el caso de la huelga general en la industria periodística y luego de la lucha ejemplar contra el Estado que responde con la militarización, de los trabajadores de UTE, de OSE, de ANCAP, de telecomunicaciones...

A fines de junio de ese año se llega a una situación extrema, en donde independientemente de todo partido político, hay centenas de miles de proletarios militarizados, en abierto enfrentamiento con el capital y el Estado. A pesar de que el gobierno considera desertores a los huelguistas, que los presos y torturados se multiplican... (8), la lucha se fortifica y se extiende. Así durante esos días se sabe que es inevitable que la huelga se generalice a toda la banca y desde muchos sectores que no están en huelga, como el textil, el caucho, reclaman abiertamente la generalización de la huelga.

Pero otra vez aquí la CNT, en base a los gremios controlados por el PC, a la capacidad del aparato sindical de imponerse en las asambleas, asegurará la no generalización de dicha huelga y cubriéndose con los famosos “paros nacionales de solidaridad con los gremios en lucha”, dejará librado a sus propias fuerzas a cada uno de esos sectores que estaban obligados a entrar en la lucha precisamente en ese momento en donde o se generalizaba la lucha y se pasaba a la ofensiva o la lucha sería liquidada. Así luego de enfrentamientos masivos con las fuerzas del orden, de ocupaciones y manifestaciones combativas, de acciones de sabotaje y lucha, de huelgas por tiempo indeterminado, esos sectores irán agotando sus fuerzas y serán quebradas

En la mayoría de los casos esas huelgas terminan por derrotas para la clase obrera y en muchos casos cuando se declaraba las otras, las primeras, ya están casi quebradas (9)

La CNT lograba así, lo que ningún otro aparato del Estado podía hacer, impedir la huelga generalizada en un momento de alza del proletariado y mantener relativamente parcializada y por sector una lucha que por todas partes exigía lo contrario.

En cuanto a la “Tendencia” expresión heterogénea de los avances y límites del proletariado revolucionario, que convergía en el llamado a enfrentar por medio de la violencia el Estado burgués, en el rechazo a las orientaciones de la CNT, en la necesidad de la huelga general... no presentaba una coherencia orgánica, y no tuvo ni la capacidad, ni la claridad (y el proyecto político que dicha claridad implica) para llamar a desobedecer a la CNT, a organizarse fuera y contra sus orientaciones y a llevar adelante la lucha –incluso militarmente (10) --contra el PC

A pesar de los enfrentamientos radicales, de algunos sectores que planteaban abiertamente tales orientaciones..., la mayoría de los heterogéneos componentes de la Tendencia siguieron considerando que la unidad formal que la CNT representaba era un avance del proletariado y que había que enfrentar a su dirección “reformista” y a los aparatos de choque de esas fuerzas.

Este fundamental error teórico y político, fue de una importancia decisiva, antes y durante la Huelga.

Durante los años sucesivos esa expectativa y exigencia de los sectores combativos del movimiento obrero, de generalizar y centralizar la lucha se siguió manifestando y la respuesta dispersiva-represiva fue la misma. Sin embargo fue en esos años 68-69 en donde a pesar de todas las derrotas particulares del proletariado, el movimiento de clase fue indiscutiblemente ascendente y en términos globales la burguesía no logró sus objetivos. Incluso con respecto a la congelación, la burguesía había retrocedido notoriamente en los 18 meses que separan el decreto del fin del año 1969

El año 70 es un año que podemos considerar de transición, del fin del ascenso del movimiento revolucionario, en donde otro conjunto de sectores desarrollan importantes luchas, sin lograr imponer contra la CNT la generalización. Recordemos en particular, los comités de barrio en lucha contra las tarifas eléctricas (11); las huelgas en la metalúrgica (TEM, ATMA), en secundaria, en la salud, en Pepsicola, que en todos los casos se basaban –como en los años anteriores-- en fuerzas con planteos contrarios a los de la CNT

El año 71 y principio del 72 marcan el inicio del descenso del movimiento del proletariado, comenzando en el 71 por la división objetiva del proletariado en base al frenteamplismo (liquidación de la Tendencia) y la imposición por parte de la burguesía de un ambiente general de “tregua electoral” (lo que ya fue un triunfo burgués en toda línea) con el consiguiente e inseparable aislamiento de los sectores en lucha (aislamiento mucho más profundo aún que todo lo que la CNT había logrado en años anteriores)

En 1972 en base a ese profundo aislamiento y al cretinismo de los Tupamaros (12), que frente a un gobierno que hablaba de paz para imponer su guerra, no solo declararon “la guerra” cuando no eran capaces de hacer otra cosa que la paz, sino que realizaron acciones militares (ejecución de soldados rasos) que reunificaron tropas y oficiales del principal aparato del Estado, la represión da el salto cualitativo decisivo

En ese año y principios del 73, las fuerzas armadas logran liquidar todo grupo de acción directa del proletariado con organización semimilitar (o militar)

Al respecto cabe señalar que la burguesía ha intentado confundir explícitamente, todo grupo de acción directa con los Tupamaros, lo que conviene directamente a sus intereses. En realidad no sólo había un conjunto de grupos más o menos estructurados, más o menos preparados militarmente, ligados a otras organizaciones y oposiciones políticas (OPR33; FRT; FARO…) sino que existía en fábricas y barrios centenas de estructuras clandestinas de acción directa del proletariado, que a pesar de las tentativas de encuadramiento realizado por los Tupamaros en dirección a su periferia (CAT; FAF…) representaban una dinámica totalmente diferente a la vida de esa organización y en muchos casos rechazaban abiertamente como nacionalista y burguesa los planteos de la misma

Lo decisivo a retener, para comprender las circunstancias de la huelga es entonces que la misma obedece a un llamado cada vez más patético de los sectores combativos del movimiento del proletariado, pero que esta no se produce cuando debía producirse en la cresta de la ola (lo que no hubiese significado en fin de la lucha sino una nueva base, para continuar el ascenso), sino cuando:

1- Se han desgastado, sistemáticamente, las fuerzas respectivas de cada sector obrero combativo, dejándose en cada caso por el camino, centenas de despidos, destituidos, presos, desmoralizados.

2- Cuando la represión selectiva ya se había realizado fundamentalmente y el régimen había triunfado en toda línea, en base a la tortura y el terrorismo sistemático del Estado democrático.

Con respecto a este último punto es imprescindible tener presente que a mediados del 73, cuando el PC sostenía que no había dictadura y la CNT continuaba postergando las resoluciones de huelga general hasta que hubiese un “verdadero golpe de Estado”, más de 100.000 personas habían pasado por las torturas, las cárceles y los cuarteles (¡en un país de 3 millones de habitantes!). En esa fecha, podemos afirmar que por lo menos el 75% de los cuadros combativos del movimiento, obreros, agitadores, teóricos, dirigentes, hombres de acción, se encontraban presos (en algunos casos muertos) y que la gran mayoría del 25% restante que había escapado a la represión, había salido del país o se encontraba en dificilísimas condiciones de clandestinidad. Es decir que casi la totalidad de los cuadros revolucionarios del movimiento obrero que se habían ido gestando durante décadas o años anteriores, se encontraban identificados, perseguidos, presos y en general fuera de combate.

Por lo tanto, la huelga general llevada adelante por el proletariado se realiza cuando la gran mayoría de los sectores combativos y clasistas habían sufrido serias derrotas y cuando ya se había descabezado al proletariado en lo que concierne a sus cuadros históricos y militantes de vanguardia (13)

Al respecto es importantísimo subrayar, que de la misma manera que los sectores de vanguardia no habían logrado imponer contra la CNT la huelga general para quebrar la política económica del gobierno, dando un salto cualitativo en la organización y la lucha, el gigantesco desangre en militantes proletarios durante los años 72 y primera mitad del 73, no logró la misma solidaridad activa de todo el proletariado que la que hubo con la ola de presos políticos en años anteriores. Incluso aquí el PC y la CNT constituyeron el mayor enemigo de la solidaridad con los presos proletarios, el mejor ejecutor de las necesidades del Estado.

En efecto, el secreto de la cuestión de los presos, en un momento en el cual los aparatos represivos actúan muy selectivamente, buscando a los agitadores, a los que realizan acciones violentas, a los que difunden consignas correctas, a los que propagandean como se hace una molotov o cualquier otro tipo de arma casera (14), es el de la lucha y la solidaridad con los presos que cayeron porque son culpables de luchar, de atacar al Estado.

Al respecto la consigna de los sectores más conscientes del proletariado que expresaba esto era la de “liberar a los presos por luchar”. Contra ello, jugando con la ignorancia de sectores menos conscientes del proletariado, el capital, intenta diferenciar los “presos buenos” de los “presos malos”, los que no son culpables, los sindicalistas, de los delincuentes. Los principales grupos políticos que llevaron esta política adelante fueron las estructuras controladas por el PC (CNT, FEUU, CESU, El Popular, El Fidel), o grupos que nunca rompieron completamente con el estalinismo como los GAU, o los distintos grupos de trotskistas y en general el Frente Amplio

Como en tantas otras oportunidades se le negaba el carácter de “políticos” a miles de presos y se los aislaba en base a la defensa de los presos “gremiales”, “sindicales”. De esta manera la represión contra todos los sectores de vanguardia del proletariado, se cubría con los derechos democráticos y el terror de Estado seguía desangrando al proletariado, hasta que pudiese barrerlo de la escena histórica

El desencadenamiento de la huelga

Por lo tanto el desencadenamiento de la huelga se hace en plena revolución descendente, en pleno proceso de derrota del proletariado. Teniendo en cuenta los resultados, y las circunstancias en las que la huelga se desencadenó tal como la describimos en el título anterior queda totalmente explicada nuestra afirmación del principio de que la huelga no fue un triunfo, ni un escalón en la lucha (como lo pretendieron todos los grupos políticos, para la CNT esto constituyó un argumento para levantar la huelga) sino un último e importante manotón de ahogado.

Sin perder de vista todas las circunstancias, desfavorables para el proletariado, que lo conducían a dar batalla en condiciones cada vez peores, impuestas por el enemigo, queda por ver por qué el gobierno dio un conjunto de pasos que precipitaron esa huelga. Al respecto la CNT sostendrá que el “golpe” fue una medida impuesta a las Fuerzas Armadas y a sus sectores cuatrosietistas (15) por la “traición de unos poquitos altos jefes del ejército” (16)

Esta tesis concuerda bien con la de la defensa de la democracia que la contrarrevolución le atribuye al proletariado

La realidad no tiene nada que ver con eso, la burguesía daba un paso más pero decisivo en un plan de largo plazo para reprimir y liquidar al movimiento obrero. La burguesía había ya golpeado decididamente en los puntos neurálgicos del proletariado, había logrado poner fuera de combate todo sector que pudiese dar directivas ofensivas e insurreccionales, le quedaba ahora arrasar con la más mínima resistencia obrera para imponer la política económica que se había intentado a partir del 68 (también se pasaba al ataque frontal contra la burguesía politiquera)

Al respecto hay documentos como el elaborado el 9 de septiembre de 1971 en la reunión del Poder Ejecutivo y los Comandantes de las Fuerzas Armadas que prueban la consciencia total que tuvieron en cada uno de los pasos dados (17)

Por lo tanto la huelga se desencadenó cuando dado el imponente ataque consciente y planificado del cual el proletariado era objeto, nadie más, ni siquiera la CNT pudo impedir que aquel reaccionara como totalidad. Desde el punto de vista del proletariado la reacción, la generalización, el salirse a jugar el todo por el todo, es por un lado tardío, y por el otro lado se produce cuando el enemigo había castrado todos los sectores de la clase obrera por donde podía venir una ofensiva insurreccional. De ahí se deducen todas las debilidades de la huelga.

Ello desde el punto de vista real, fundamental, del de la contradicción de fuerzas en el desencadenamiento de la huelga. Pero hay que hacer algunas aclaraciones más en cuanto a las motivaciones particulares que determinaron ese momento y no otro y a los aspectos formales del desencadenamiento de la huelga. En cuanto al primer aspecto, es muy importante constatar que el proletariado saltó cuando no confió más en nadie, cuando las estructuras de la izquierda tradicional que le prometían el paraíso habían demostrado su servilismo hacia los milicos y cuando las organizaciones guerrilleras habían demostrado su total incapacidad de tener un proyecto social diferente y defenderlo consecuentemente en el plano militar.

Este último aspecto es sumamente importante, pues la tendencia del proletariado a constituirse en Partido, los esfuerzos del proletariado por dotarse de estructuras militares habían chocado con la ideología vanguardista, exclusivista, y en el fondo abiertamente populista y burguesa de los Tupamaros

En el terreno de los hechos ello se había manifestado prácticamente en la lucha de esta organización por mantener el monopolio de la oposición militar y en el consecuente sabotaje de toda tentativa de organización militar autónoma (18)

Ello fue posible mientras, la espectacularidad de las acciones de los Tupamaros, podía atraerencandilar a una parte importantísima del proletariado combativo. Cuando los Tupamaros, ni siquiera fueron capaces de eso, cuando ya no había una organización que juraba y parecía ser la única que aseguraría el triunfo en contraposición espectacular con respecto a los fracasos cotidianos de la lucha de masas del proletariado (19), el proletariado no tuvo más remedio que saltar, confiado solo en sus propias fuerzas

El objetivo que, voluntariamente o no, los Tupamaros habían jugado al igual que el PC como colchón de amortiguación y postergamiento de la respuesta del proletariado.

Miles de militantes reclutados por esa organización quedaban castrados para el movimiento de masas (como miembro del aparato, todo era para el aparato) y hasta se les pedía renunciar a la polémica, a la denuncia, a la discusión pública en nombre de la seguridad, de la compartimentación. Otros encandilados por la espectacularidad de las acciones de los Tupamaros y sus triunfos quedaban paralizados ante lo que creían que constituiría sus insignificantes fuerzas en la lucha de masas”

Por último, en cuanto a los aspectos formales del desencadenamiento de la huelga, es importante también poner el punto sobre las i. Es cierto que desde el principio de la CNT existía esa resolución, de que si hay golpe de estado había que responder con la huelga general por tiempo indeterminado, y con ocupaciones. Pero como vimos, para la CNT, fiel al estado democrático y vasalla sin igual de sus Fuerzas Armadas, nunca hubo golpe de Estado hasta que decidieron prohibirla.

Todo el régimen de Pacheco, las militarizaciones, las medidas de seguridad, la suspensión de garantías individuales, las torturas masivas y hasta la DECLARACIÓN DE GUERRA INTERNA en 1972 no habían sido suficientes para que la CNT considerase que la dictadura había empezado. Como vimos en muchas circunstancias históricas se pedía a gritos la huelga general y la CNT siempre la saboteó.

A pesar de todo eso, si hoy leemos la mayoría de los materiales que circulan en el exilio uruguayo, desde “Mayoría” a “Liberación”, todos tienen el descaro, el desparpajo de llamar a la huelga del 73 “huelga de la clase obrera dirigida por la CNT”, o directamente “huelga declarada por la CNT”

Como queda claro en la cronología esto es otra mentira más. También en el 73 la CNT fue el principal aparato del Estado contra la Huelga. Cuando el 27 de junio en respuesta a otro salto cualitativo de la represión y en esas circunstancias que hemos descrito, el proletariado es empujado a dar su última gran batalla (en muchos años), no lo hace basándose en ninguna resolución sindical. Lo hace porque está hundiéndose en la mierda, lo hace porque lo están haciendo mierda, lo hace porque no le queda ninguna otra salida que salir a la calle y jugarse.

El proletariado al ocupar las fábricas, sin esperar ninguna consigna se cagó en esa discusión imbécil que se desarrolla en la CNT para saber desde cuando Pacheco es dictador, o desde cuando la violación de la constitución da para considerar que hay que pasar a la huelga.

En los hechos el proletariado para hacer la huelga no necesitaba de ninguna CNT y lo demostró en los hechos. La CNT (al igual que los milicos) hizo todo lo que pudo por impedir la huelga, cuando los hechos estaban demasiado avanzados para lograrlo trató de acortarla en el tiempo y en su contenido. Así durante el primer día quiso transformar la huelga en un paro de 24 hs y luego de 48.

Solo cuando no la pudo evitar, la aceptó y luchó por imponerle su dinámica, sus consignas (servilismo total al Estado y al Ejército) y en base a sus gremios fieles logró al fin quebrarla. Veamos más detenidamente las distintas tácticas de la burguesía contra la huelga.

NOTAS

(4) Lo que se defiende en los hechos, en la práctica social real, coincide muy pocas veces con las banderas de un movimiento proletario. Es importante no confundir ambos casos.

(5) La tendencia no fue una organización, ni un grupo de organizaciones (al contrario de lo que sería años después su caricatura la "Corriente), sino una línea de ruptura revolucionaria con el reformismo, con la que se ratificaban no solo un conjunto de grupos políticos, sino sobre todo miles de militantes proletarios combativos “sin partido”

(6) A la vez si insistimos tanto en el PC es por eso uno de los más fuertes del mundo occidental, y ello a pesar (y en relación) de la pequeña dimensión e importancia del país

(7) Lo que no quiere decir que estos “paros" ejemplares por su masividad y por la imposición violenta contra los carneros y el "derecho al trabajo", por ir acompañados de la acción directa de clase, no fuesen parte importantísima de la lucha del proletariado. Ello es evidente y ni siquiera aquí las iniciativas venían de la CNT. Lo que afirmamos es que limitar la lucha a esto, era antiproletario, aislaba a los sectores combativos y preparaba la derrota de todo el proletariado

(8) Es bueno recordar que la jeta tétrica de la dictadura del capital, la represión abierta, las decenas de miles de torturados y presos, no son el patrimonio exclusivo de los militares que se cagaron en la Constitución en el año 1973; sino que fue gloriosamente compartida por un gobierno y un partido democráticamente elegido: el Partido Colorado y que contaba con la complicidad parlamentaria de todos los partidos “antidictatoriales” de hoy (Partido Nacional, Frente Amplio). Recordemos también el papel que jugaban entonces los líderes de la actual oposición burguesa: Jorge Batlle estaba abiertamente con el régimen; Ferreira Aldunate apoyaba parlamentariamente casi todas las medidas, él mismo y Seregni como Jefe de la Principal Región Militar dirigía la represión necesaria en la aplicación de tales medidas.

(9) Ejemplo: cuando se declara la huelga en la banca privada, la huelga se estaba levantando entre los funcionarios públicos y la huelga frigorífica comenzaba a flaquear.

(10) En cualquier lado (manifestación, fábrica…) el PC era el mejor guardián armado del orden capitalista. Solo aquellas minorías proletarias organizadas para responder a ese nivel, lograban parar esa obra represiva.

(11) Comités que en muchos casos iban a ser recuperados (y liquidados para la clase obrera) por la ola de comités frenteamplistas el año siguiente.

(12) El origen proletario de dicha organización no lo ponemos en cuestión sin embargo la línea que predomina, en especial a partir del 70, es profundamente reformista, es decir burguesa. Incluso desde ese punto de vista, de lucha entre diferentes proyectos capitalistas, los Tupamaros en ese año cometieron errores políticos y militares fundamentales que condujeron a la liquidación de ese aparato y paralelamente a facilitar la operación de centralización del Estado en base a las Fuerzas Armadas, la unificación de ellas, y la represión abierta de todas las fuerzas del proletariado.

(13) Este hecho ha sido sistemáticamente ocultado por parte de todos aquellos que desde los partidos, sindicatos y desde el mismo Parlamento, integraban el Estado represor. Ellos tienen interés en decir que la “dictadura” (¡como si para el proletariado la dictadura pudiese ser otra cosa que la dictadura del capital!) empezó en junio de 1973!

(14) Durante los años 68 al 72, cualquier militante obrero accedía fácilmente a confeccionar, preparar, utilizar ese tipo de artefactos de autodefensa. El Uruguay de esos años se caracterizaba por la circulación de cientos de manuales de instrucciones (sobre armas caseras, guerrilla urbana, interrogatorios…), por la existencia de cuentos de lugares semipúblicos en donde se confeccionaban ese tipo de materiales: locales de estudio, o “sindicales”, fábricas ocupadas, campamentos de obreros en lucha, etc. Es esta enorme fuerza potencial, que hubiese sido decisiva en la Huelga del 73, la primera que la represión atacó y desarticuló durante 1972 y la primera mitad del 73

(15)  Para el PC, la CNT, etc., así como para muchos grupos guerrilleros (desde el FARO a la mayoría de los Tupamaros) a las Fuerzas Armadas no es necesario destruirlas, ni su destrucción depende de su antagonismo vertical de clase (tropa-oficiales), sino que se dividen de acuerdo en contradicciones entre los oficiales: “fascistas” y “progresistas”

En el Uruguay, los famosos oficiales progresistas, o peruanistas (por imitación de los oficiales de Velasco Alvarado que se comparaban al “partido de la revolución”¡!), tuvieron su máxima expresión en los comunicados 4 y 7 (de ahí el nombre de cuatrosietiestas) de principios del 73. El PC los considerará los salvadores de la patria y los Tupamaros soñaban con operaciones conjuntas con ellos. El jefe de tales salvadores según decía el PC era el Goyo Álvarez que luego soportaron, como máximo director del Estado que los torturaba. Ironías de la historia.

(16) Textual en el Boletín de la CNT nº 6 del 6/7/73.

(17) El plan contaba con los siguientes objetivos:

1. Realización de elecciones nacionales. 2. Trasmisión del mando al nuevo gobierno electo y acelerar la organización y la preparación militar de las Fuerzas Conjuntas para la lucha antisubversiva. 3. Organización de la Justicia Penal Militar o iniciación de las operaciones ofensivas contra la subversión. 4. Destrucción del aparato militar sedicioso. 5. Neutralización de los factores colaterales y conexos que crean el ambiente propicio para el desarrollo de la subversión. 6. Neutralización del aparato político de la subversión y su acción en los frentes de masas. 7. Brindar seguridad al desarrollo nacional. Los objetivos del plan se encuentran más detalladamente en el libro publicado por las Fuerzas Armadas, Junta de Comandantes en Jefe, “Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental”.

(18) Sabotaje que contra grupos obreros que rechazaban abiertamente esa organización, llegaba a la prepotencia policial, la apropiación violenta de materiales y armas, la calumnia, etc.

(19) El encuadramiento que realizaron los Tupamaros de una parte importantísima del proletariado combativo es innegable. Ello se debe en principio a que representaron efectivamente la generalización y la radicalización de muchas luchas obreras, la unidad del obrero agrícola, industrial y de otros sectores (banca, enseñanza…) y que en un momento dado representaban los únicos “triunfos” contra el régimen en franca ofensiva antiproletaria. Si se tiene en cuenta las olas de reclutamiento por parte de los tupamaros no cabe duda de que las grandes olas son posteriores a las acciones espectaculares de propaganda armada y reclutan proletarios que habían jugado el todo por el todo en la lucha: cañeros, empleados bancarios, gráficos, enseñanza, desilusionados del “movimiento estudiantil”, empleados y obreros de los entes autónomos y servicios descentralizados, etc.

 

NdePosta : acá termina la segunda  entrega de este documento de 1983,  falta una 3° y última parte

la primera parte esta  :

http://www.postaportenia.com.ar/notas/9522/uruguay-la-huelga-general-de-1973-la-cnt-contra-el-proletariado-1/

Grupo Comunista Internacionalista  - G.C.I .


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