10.JUN.18 | Posta Porteña 1916

España: el desafío para Sánchez

Por M.Roberts/M.Garí

 

El gobierno minoritario del Partido Popular de derecha (PP) en España ha sido volteado por el parlamento español debido a la reciente decisión del tribunal de corrupción de que los funcionarios del PP estaban tomando ilegalmente dinero de corporaciones para sus arcas. El primer ministro Rajoy dijo que no sabía nada al respecto, pero ni siquiera el juez de la corte le creyó

Michael Roberts

Una combinación de los socialistas de la oposición, la izquierda radical de Podemos y los partidos catalanes y vascos nacionalistas logró impulsar un voto de desconfianza con respecto al PP y al partido pro empresarial Ciudadanos que había respaldado a Rajoy

Así que ahora el líder socialista Pedro Sánchez asumirá el cargo de primer ministro del decimotercer país más grande del mundo y la cuarta economía más grande de la eurozona. Sánchez era un economista y un "asesor político" para el parlamento europeo, pese a que nunca ha hecho un trabajo de ese tipo en su vida

La tesis doctoral de Sánchez se publicó como "La nueva diplomacia económica europea" , donde Sánchez parece considerar la relación entre el estado y el sector corporativo, y cómo los políticos deberían involucrarse en la "diplomacia económica", es decir, cómo el estado nacional español debería entablar relaciones con una entidad supranacional como la UE. Ahora Sánchez podrá probar su tesis en la práctica.

Ahora toma el puesto de primer ministro en un gobierno socialista minoritario dependiendo de los votos de Podemos y los nacionalistas. Y se enfrenta a muchos desafíos económicos que el PP no pudo resolver. Como argumenté en el momento de las elecciones generales de 2016 antes de la Gran Recesión (que dejaron a Rajoy sin una mayoría en el parlamento) el crecimiento económico en España se había debido en gran parte a la inversión en propiedades improductivas en términos capitalistas.

El muy anunciado auge económico de España vio un crecimiento real del 3,5% anual durante la década de 1990, pero dejó de basarse en inversiones productivas para la industria y las exportaciones en la década de 2000, y se convirtió en una burbuja crediticia inmobiliaria y de vivienda, como lo hizo el boom Celtic Tiger de Irlanda

Como resumió el FMI: "El período previo a la crisis se caracterizó por una productividad decreciente del capital, medida como producción por unidades de stock de capital, tanto en términos absolutos como en relación con el promedio de la zona del euro. Esto se debe a que el capital voló a sectores no transables, en particular la construcción y el sector inmobiliario, que se caracteriza por una mayor rentabilidad pero menores rendimientos marginales. Por el contrario, la inversión en tecnologías de la información y la comunicación o la propiedad intelectual se mantuvo por debajo de la de otros países de la zona del euro"

Desde el final de la Gran Recesión, las cosas han mejorado para el capital español tan solo al reducir los salarios reales y emplear mano de obra barata, en lugar de invertir en nuevas tecnologías para aumentar la productividad. La formación bruta de capital fijo se encuentra todavía muy por debajo de los niveles previos a la crisis. Y esto incluye todas las inversiones, privadas y gubernamentales; la inversión productiva se ha recuperado aún menos.

De hecho, la tasa de inversión española en el PIB ha caído mucho más en comparación con las tasas anteriores a la crisis que sus rivales de la UE.

¿Por qué es esto? Como dije en mi libro The Long Depression  el talón de Aquiles del capitalismo español es la disminución a largo plazo de su rentabilidad. Cada medida de la rentabilidad del capital español revela el mismo declive a largo plazo. Esta es la medida de AMECO [Anual Macroeconomic Database de la Comisión Europea] que calculé, pero en nuestro próximo libro, World in Crisis (Carchedi, Roberts), Juan Pablo Mateo muestra medidas más exhaustivas que confirman la versión de AMECO. Y Maito, Esteban -La fugacidad histórica del capital. El descenso en la tasa de ganancia desde el siglo XIX también está de acuerdo.

La recuperación de la rentabilidad desde el final de la Gran Recesión ha sido modesta. La tasa de ganancia sigue siendo un 7% inferior a la que tenía en 2007. Y eso a pesar de los enormes recortes en el gasto público, las reducciones en el empleo y los salarios.

Cito del último informe del FMI sobre España: "Desde 2009, el desempleo ha disminuido para todos los grupos de edad, pero sigue siendo más alto que antes de la crisis que afecta desproporcionadamente a los trabajadores poco calificados. Aquellos sin trabajo durante más de un año representan aproximadamente la mitad de los desempleados. El empleo involuntario a tiempo parcial sigue siendo elevado, muy por encima de la media de la UE. Más de una cuarta parte de los trabajadores tienen contratos temporales, y la proporción del empleo temporal entre los jóvenes está por encima de su nivel anterior a la crisis "

Además, España registró el crecimiento salarial real más bajo de todos los países de la UE en 2017: ¡cero! Y este año, el crecimiento del salario real será negativo, solo los trabajadores italianos y británicos sufrirán una mayor caída

Aunque la 'austeridad' bajo la forma de recortes en el gasto gubernamental, impuestos más altos y superávit presupuestarios corrientes (antes de los costos de los intereses) se detuvo en 2015, el estado todavía está muy cargado de deudas acumuladas por rescatar el sistema bancario imprudente y corrupto de España. Según el FMI, las necesidades brutas anuales de financiación son las más altas en la zona del euro ... incluso más que en Italia, que está más endeudada.

No es de extrañar que el FMI considere que "el crecimiento potencial posterior a la crisis se mantendrá bajo control con una tasa de inversión más baja"

Esta larga depresión también ha comenzado a romper el estado español, como quedó al descubierto la crisis separatista catalana sin resolver del año pasado. Los gobiernos regionales de España están profundamente endeudados y, sin embargo, se les pide que hagan enormes recortes de gastos. Es por eso que las áreas regionales más ricas con sus propios intereses nacionalistas, como en Cataluña y el País Vasco, han estado haciendo ruido sobre separarse de Madrid. El gobierno de Sánchez ahora dependerá de esos votos.

No necesito cambiar lo que dije en mi publicación de 2016:

"La depresión española es el resultado del colapso de la inversión capitalista. Para revertir eso requiere un fuerte aumento en la rentabilidad. Hasta que la inversión se recupere, la depresión no terminará. Y existe la posibilidad de una nueva recesión económica en Europa, mientras que el liderazgo político del capital español está dividido e inseguro sobre qué hacer "

Fuente : https://thenextrecession.wordpress.com/

envió corresponsal Namberuán

 

El gabinete Sánchez y la unidad popular

 

Manuel Garí

Economista y promotor del Manifiesto por Madrid

Público 08/06/2018

El tsunami parlamentario tras el triunfo de la moción de censura y la dimisión de Rajoy ha supuesto un alivio para la mayoría del pueblo (los pueblos) del Estado español, pese a las pataletas del pitufo gruñón del PP, Rafael Hernando, rancio exponente de esa derecha que se cree con derecho sobrehumano a mandar. Los números son evidentes: tras los 180 votos favorables a la moción de censura se expresaba la voluntad de 12.118.833 votantes, frente a los 169 votos del PP y de Ciudadanos que representaban a 11.082.806 votantes; por tanto, el apoyo recibido al “márchese señor Rajoy” fue de 1.036.027 votantes más que los que pretendían que nada había pasado en este país tras la sentencia que ponía en evidencia la conducta corrupta de la sede de Génova.

Un gobierno “de orden” y homologable

El gobierno formado en torno a la presidencia de Pedro Sánchez tiene como objetivo recuperar el espacio perdido y situar al partido socialista en posición privilegiada ante los próximos comicios. El resultado está por ver. Por un lado, hay que tener en cuenta las limitaciones políticas autoimpuestas por el propio PSOE frente a las audaces políticas que son urgentes y necesarias tras el desastre neoliberal y autoritario

El partido socialista sigue aceptando la austeridad presupuestaria, el respeto a las reglas sobre techo de gasto, la aceptación acrítica de la política comunitaria, los límites impuestos por la Constitución de 1978 -a destacar monarquía y autonomismo- y mantiene una nula voluntad de remover de inmediato la reforma laboral.

Por otra parte, el PSOE tendrá que soportar la más que probable crudeza de la oposición combinada por la derecha de un PP tocado, pero no hundido, pues tiene hondas raíces sociales, eclesiales y en el aparato de estado, y de un Ciudadanos momentáneamente desorientado pero que todavía es la gran apuesta de un sector del gran capital español.

Pero, en todo caso, Pedro Sánchez ha mostrado una gran audacia, en el ámbito en el que se mueve, ofreciendo un gabinete mediáticamente poderoso, pensado para cubrir su flanco derecho y aprovechar el contento popular ante la huida de Rajoy para anestesiar las demandas de su flanco izquierdo. No es intención de este artículo entrar en detalle en el análisis de cada nombramiento ministerial, tiempo habrá, pero el mensaje que lanza Ferraz es claro con los nombres propios designados. No cabe sino saludar el número de mujeres que lo componen que, no seamos superficiales, no significa que sea un gabinete “feminista”.

Esa condición dependerá de las políticas reales. Estamos ante un gabinete de competentes profesionales bien instaladas/os en los intersticios institucionales y empresariales del sistema, en su mayoría ideológicamente social liberales y con alguna figura conservadora y oportunista como la de Fernando Grande-Marlaska, de la que no es preciso esperar a ver qué hace, como dice de forma simplista el bueno de Pablo Echenique, porque su pasado reciente le avala. Es un gobierno que tiene como principal objetivo inspirar confianza a los mercados, la CEOE, la Comisión Europea y el aparato judicial y policial. Su sentido es claro: tranquilizar a los poderes fácticos, dado que la exigencia por el flanco izquierdo, en este preciso momento, no ha comparecido en escena, mientras se recompone la figura para ganar en 2019.

El cambio en su laberinto

Las fuerzas del cambio, en particular Unidos Podemos, se encuentran ante una importante encrucijada. En los recientes momentos de crisis política del PP en el caso de Podemos ha habido un repliegue hacia lo interno. Tal es el caso del proceso de primarias -en pleno caso Cifuentes- para designar la candidatura autonómica madrileña de 2019 en el preciso momento en que Lorena Ruiz-Huerta estaba encabezando de forma brillante y eficaz la oposición política a la corrupción. Tal es el caso de convocar una consulta sobre la idoneidad y honorabilidad de dos de sus dirigentes -que nadie había puesto en cuestión- cuando se estaba cociendo el principio del fin del gobierno Rajoy.

Últimamente sin mediar debate interno ni externo habían dado el label de “fuerza del cambio” al partido de Sánchez sin que este hubiera dado señal alguna de ruptura con el régimen del 78 ni con el poder financiero, bien al contrario. Durante unos días, en torno a la moción de censura, sus principales voceros han centrado su esfuerzo en ofrecerse como socios de gobierno a Sánchez, con argumentos que recuerdan, salvadas las importantes diferencias de contexto y de correlación de fuerzas, los esgrimidos en su día por Santiago Carrillo con funesto resultado para su partido o por Gaspar Llamazares, en los tiempos en los que Juan Carlos Monedero fue su asesor, que logró reducir drásticamente el número de sus diputados al pasar de 15 a 2. El hilo conductor del razonamiento político actual muestra rastros del ADN del ayer fracasado.

Las fuerzas del cambio pueden optar por seguir pidiendo que se les haga caso o comenzar a disputar la hegemonía al partido socialista en el seno del pueblo de izquierdas y, con ello, prepararse para disputarla a la oligarquía en el conjunto de la sociedad. Para ello ya no bastan y quedan manidos, lemas como el gobierno de los mejores, lo nuevo frente a lo viejo y demás ambigüedades recuperables no solo por Ciudadanos sino por el propio PSOE.

Es necesario que las fuerzas del cambio desplieguen energía mediante el impulso de iniciativas políticas y programáticas en las instituciones y fuera de ellas, en la sociedad, en los centros de trabajo y estudio, en las calles y plazas, recogiendo el aliento de las demandas de las organizaciones sociales. Sólo a título de ejemplo, es posible presionar al partido socialista y hay margen y fuerzas para ello, con medidas concretas: derogación de la reforma laboral, cerrar la brecha salarial, actualización del IPC para las pensiones, revertir los negativos efectos de la aplicación del artículo 155 de la CE en Cataluña, acabar con las medidas represivas sobre personas e instituciones e iniciar una vía de diálogo sin límites previos.

La unidad popular como necesidad

Pero ello con ser condición necesaria, no es suficiente. Efectivamente, las fuerzas del cambio necesitan, además, emprender una iniciativa político-social, electoral y organizativa de gran envergadura que suponga de nuevo un horizonte de esperanza para la mayoría social y sea capaz de volver a ilusionar a amplios sectores de la población con un proyecto de unidad, democrático y con solidez programática. La iniciativa #ManifiestoPorMadrid puede suponer un gran paso en Madrid, pero a nadie se le escapa, que tiene una dimensión estatal innegable.

Quienes, como yo, hemos impulsado y suscrito ese llamamiento, lo concebimos como una herramienta útil para Podemos, Izquierda Unida, Equo y, en general para todos los colectivos políticos y sociales que aspiran a construir una alternativa para la mayoría social. Es una propuesta incluyente, no va contra nadie, sino a favor del conjunto de fuerzas y aspiraciones del cambio, y, por tanto, plural y pluralista. En mi caso la hago desde mi compromiso militante con Podemos, pieza clave en esta propuesta, que puede y debe jugar un papel decisivo y esa es hoy su gran responsabilidad.

El objetivo del Manifiesto por Madrid es ganar a la derecha en todos los comicios del inmediato ciclo electoral e impulsar gobiernos de y al servicio de la mayoría social con audacia y decisión para solventar los problemas urgentes y los de fondo. Pero ese objetivo comporta evitar que el PSOE, pilar del régimen del 78, lidere el cambio, pues de hacerlo nos encontraríamos con un mero recambio, lo que supondría una mera operación regeneracionista sin voluntad alguna de ruptura con las lacras de la Transición y las políticas neoliberales.

Nos hemos inspirado en precedentes exitosos: el llamamiento de Pablo Iglesias a Cayo Lara para realizar unas primarias abiertas a la participación popular para las elecciones europeas que estuvieron en el origen de Podemos, la experiencia de las candidaturas de unidad popular que lograron la victoria en múltiples ciudades, como es el caso de Ahora Madrid, tras la movilización plural y pluralista de las energías del cambio.

La propuesta es sencilla: por un lado, la apertura de un debate programático participativo, en el que haya espacio para el encuentro de gentes diferentes y diversas que configuran la sociedad civil y el mapa político de izquierdas; y, de forma paralela, la realización de primarias abiertas y conjuntas para asentar la unidad a partir de la pluralidad existente, mediante un método democrático que asegure el pluralismo, o sea, respetando la proporcionalidad a diferencia de métodos como el manido

Desborda que de aplicarse en el parlamento español dejaría prácticamente sin representación a Unidos Podemos. Se trata de optar por la audacia frente al “reglamentismo” cuya único interés es defender los estrechos límites partidistas.

En definitiva, se propone, la gran fiesta de la gente decidiendo, frente a los acuerdos de élites, en un despacho o en un bar, con o sin botellines. O, lo que es lo mismo, apostar por la democracia capaz de mover montañas.


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