10.JUN.18 | Posta Porteña 1916

Nicaragua: Un régimen acorralado que dispara contra una revolución cívica (2)

Por ENVÍO digital

 

EL RÉGIMEN BUSCA “OTRO” DIÁLOGO

Para entonces, la insurrección cívica había demostrado que el régimen había perdido las calles y a sus aliados de la empresa privada. El diálogo nacional les mostró otra pérdida: la jerarquía católica y los párrocos de muchas iglesias de todo el país no estaban de su lado, se habían puesto del lado de la gente. 

Por eso, Murillo hizo circular un documento interno que llamó “Nuevo panorama político”. En él planteaban que si el 22 de mayo “la Conferencia Episcopal en comunicado oficial ha dicho que la opinión de uno es la opinión de todos, ha hecho suyos los llamados a la guerra de Silvio Báez”

En consecuencia, el régimen propuso organizar un diálogo nacional alternativo, con sectores, gremios y partidos políticos bajo su control y con nuevos mediadores. Aunque no concretó ese plan, ese texto demostraba otro intento desesperado de rebobinar la realidad para regresarla a antes de abril. 

El 26 de mayo miles de católicos se movilizaron en respaldo de los obispos. Iban precedidos por una manta que decía: “Queremos verdadera justicia. Apoyamos a la CEN (Conferencia Episcopal de Nicaragua) y especialmente a Monseñor Silvio José Báez”. Pocos días después, la “guerra” del gobierno contra la iglesia católica se expresó en una circular del régimen pidiendo a los simpatizantes sandinistas no acudir a las celebraciones dominicales de la misa y a otros ritos católicos. 

“DISPARAR A MATAR”

Al suspender el diálogo el 23 de mayo, por la insistencia del régimen en el tema de los tranques, los obispos sugirieron para el lunes 28 una reunión reducida de tres representantes del gobierno con tres de la Alianza Cívica. 

Ese día llegó a Managua la directora para las Américas de Amnistía Internacional (AI), Erika Guevara-Rojas, con una delegación, para presentar el día 29 el informe de la visita que había realizado AI a Managua, Ciudad Sandino, León y Estelí entre el 4 y el 13 de mayo. 

El día 28 Managua vivió durante la mañana horas de terror. Tropas antimotines se desplegaron a mediodía en el centro de la capital disparando con armas de guerra, hiriendo y apresando a decenas de personas. A algunas, por apoyar a los universitarios de la UNI, que se habían tomado su Universidad temprano en la mañana. A la mayoría, porque pasaban por ese lugar a esa hora. En un confuso incidente, quienes apoyaban a los universitarios prendieron fuego a la fachada de la oficialista Radio Ya. 

Hacía ya varios días que eran las fuerzas parapoliciales las que actuaban en la capital, especialmente en las noches. Hacía días que los managuas no veían a los antimotines. El mensaje de ese día parecía ser aterrorizar a los capitalinos, que se preparaban para la gran marcha anunciada para el 30 de mayo, Día de las Madres. 

La delegación de Amnistía Internacional estaba en la Universidad Centroamericana y pudo ver en vivo y directo la actuación de los antimotines, desplegados en el mero centro de Managua como para una acción bélica. La activista de derechos humanos Bianca Jagger, que acompañaba a AI, se dirigió así a Ortega en la noche: “La única solución que existe para Nicaragua es que el señor Ortega y la señora Murillo se marchen y entreguen el poder, tengamos elecciones libres y tengamos democracia… Señor Ortega, le ruego en nombre de Dios, al que usted siempre invoca: ¡Deje de matar!” 

El informe que al día siguiente presentó Amnistía Internacional se titula “Disparar a matar”

“NO VAMOS A PARAR HASTA QUE NO PARE ESTO”

En su informe, Amnistía Internacional afirma que el gobierno de Nicaragua emplea una “estrategia letal de represión contra manifestantes” y que, según los ocho casos concretos que habían investigado en detalle, “no sólo se privó arbitrariamente de la vida en el marco de la protesta y del uso excesivo de la fuerza, sino que, con base en el patrón identificado, un elevado número de casos podrían considerarse ejecuciones extrajudiciales”. Demuestra el informe que las fuerzas del gobierno tiran a matar por las armas que emplean y por el impacto mortal que buscan los disparos, que hacen francotiradores. 

Pilar Sanmartín, investigadora regional de AI para situaciones de crisis, señaló en una entrevista con la prensa nacional los tres problemas que detectaron en las autoridades nicaragüenses: “No se están haciendo responsables de lo que ocurre, no están aceptando los hechos y no están investigando como se debe”

Y dijo: “No esperábamos encontrarnos con esto, las autoridades niegan los muertos, minimizan lo que está ocurriendo, criminalizan la protesta y estigmatizan a las personas que se manifiestan. Pero también a través de ese discurso vemos que sí saben lo que está sucediendo. El problema es que no reconocen responsabilidad y están permitiendo que pase el tiempo y haya más muertes. Por nuestra parte, Amnistía no va a parar hasta que no pare esto”

Dos días después, y como otro logro de la presión cívica, el régimen tuvo que aceptar que llegue a Nicaragua un Grupo de Investigación de Expertos Internacionales (GIEI), para deslindar responsabilidades en la ola represiva que vive Nicaragua. Los cuatro integrantes extranjeros del GIEI han sido propuestos por la sociedad civil nicaragüense y seleccionados por la CIDH, que continúa atenta a todo lo que sucede en Nicaragua. 

También exige la Alianza Cívica que venga a Nicaragua el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Por parte de la ONU, e invitado por el régimen, estuvo en Nicaragua a fines de mayo una delegación del Departamento de Asuntos Políticos de Naciones Unidas, que tiene que ver con procesos de mediación y crisis políticas. No se informó sobre sus actividades en el país. 

“JUSTICIA Y DEMOCRACIA NO ESTÁN SEPARADAS”

Lo que preocupa y desespera a algunos es el transcurrir del tiempo: la investigación del GIEI está previsto que llegué a conclusiones en seis meses. 

En un comunicado publicado el 1 de junio, Ética y Transparencia ejemplifica la urgencia que sienten hoy muchos sectores del país, conscientes de que mientras más se prolongue la crisis, más se incrementará la violencia y también la destrucción de la infraestructura y de la economía. 

En su comunicado, EyT señala claramente que la justicia que reclama la insurrección cívica pasa por aceptar de entrada, y sin más investigación, que los “autores intelectuales” de los asesinatos son Daniel Ortega y Rosario Murillo, autores también del saqueo de los recursos públicos y de fraudes electorales. En el documento más radical de todos los leídos en estos días, EyT afirma: “La democratización y la justicia no son dos demandas separadas. Son una sola: son la voz de Dios”. Y llama “a las autoridades competentes a hacer efectiva la comparecencia a los tribunales de los dos aún presuntos criminales (en referencia a la pareja presidencial)”, convocando también al Ejército a “lograr que se efectúen los prontos y necesarios arrestos, así como un justo enjuiciamiento, que es insoslayable”. 

TRÁGICO DÍA DE LAS MADRES

El 30 de mayo, Día de las Madres, un día sagrado en Nicaragua, marcará una frontera en la crisis que vivimos. 

Se anunciaba desde hacía días “la madre de todas las marchas” en Managua, en solidaridad con “Madres de Abril”, las mujeres que vieron asesinados a sus hijos al inicio de la insurrección cívica. 

Cientos de miles de personas, según algunos cálculos más de 300 mil, participaron ese día en la movilización más grande de las organizadas hasta ahora por la rebelión cívica. Entre los miles de movilizados iban niños, hasta bebés en brazos de sus madres, ancianas en silla de ruedas, familias enteras, gente de toda edad y condición social, alzando la bandera nacional. 

Era la cuarta megamarcha realizada en la capital. Ninguna de las anteriores había sido atacada, todas se habían desarrollado en paz y sin problemas. 

Esta vez no. Cuando la marcha concluía en el centro de la capital, en la avenida universitaria, un grupo de parapoliciales surgieron de repente disparando contra la multitud siguiendo el mismo patrón de otras veces: disparo a matar por francotiradores. También hubo disparos de parte de un grupo que iba en la marcha y que respondió a los atacantes. Ese día murieron en Managua 14 jóvenes y quedó herido un centenar. 

“¡TODOS NOS QUEDAMOS AQUÍ!”

Ese mismo día 30, en La Trinidad, Estelí, un vehículo de simpatizantes de Ortega, fue atacado por quienes se han radicalizado en las protestas, dejando como saldo 3 muertos. Venían a una contramarcha organizada por el régimen para ese mismo día. 

Mientras el tiroteo estremecía el centro de Managua y la Universidad Centroamericana abría sus puertas para refugiar a miles de personas que huían de las balas, en la avenida Bolívar, el también céntrico espacio de la capital que aún controla el régimen, Ortega convocaba a simpatizantes y a empleados públicos. 

Quienes calcularon más de 300 mil las personas en la megamarcha cívica, calcularon en unos 30 mil los que reunió Ortega. La proporción era significativa: de 10 a 1. El contraste tuvo que haber decepcionado a los que esperaban reunir más gente en torno a Ortega. Pudo también haber contribuido a decidir a algunos a ir atacar a los otros. El ambiente de violencia que ha desatado el gobierno ha fomentado un clima de peligrosa polarización. 

Muchos de los que llegaron ese día a la concentración de Ortega esperaban de él alguna palabra que orientara, alguna estrategia, alguna propuesta. Si el discurso de Ortega en el diálogo nacional decepcionó a sus adversarios, el de Ortega esa tarde decepcionó a sus simpatizantes. 

Su discurso sonó a una declaración de guerra. A sus aliados del gran capital, que el día antes habían respaldado la marcha de las madres y le habían pedido que aceptara adelantar las elecciones, les espetó: “¡Nicaragua no es propiedad privada de nadie!” Y a todos los nicaragüenses, los cívicos y los radicalizados, nos dijo en el mismo tono: “¡Nicaragua es de todos los nicaragüenses! ¡Y todos nos quedamos aquí!”. El mensaje era claro: no se va a ir, no va a renunciar, será sobre un baño de sangre y sobre las ruinas de Nicaragua que ha decidido poner fin a su gobierno. 

En la frontera que marca ese día 30 de mayo: el recurso al terror y el empecinamiento en no ceder, cerramos una muy limitada crónica de lo ocurrido en los primeros 30 días que siguieron al estallido de la conciencia que ha transformado a Nicaragua. 

SEÑOR PRESIDENTE: ELECCIONES ANTICIPADAS

Los representantes de la gran empresa privada del país le habían hablado a Ortega el 29 de mayo. 

Los directivos de las 27 cámaras que integran el COSEP, la directiva de la Asociación de Bancos Privados, la directiva de la Cámara de Comercio Americana-Nicaragüense y el centro de pensamiento FUNIDES, enviaron una carta en la que le decían: “No hay espacio en Nicaragua para la violencia que tanta sangre de hermanos se ha derramado a lo largo de nuestra historia. Es por ello que consideramos urgente implementar las reformas necesarias que permitan adelantar las elecciones de una manera ordenada y con un Consejo Supremo Electoral renovado, ambas fechas a ser determinadas en el diálogo nacional entre los representantes de su gobierno y de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia”.

Para adelantar elecciones generales no hay más salida legal que una reforma parcial a la Constitución, punto inicial de la propuesta presentada por los obispos y la Alianza Cívica en el diálogo nacional el 23 de mayo, considerada por los representantes del régimen como un “golpe de Estado”. Negarse Ortega y Murillo a debatir ese primer paso para el adelanto de las elecciones, fue lo que colapsó el diálogo el 23 de mayo. 

También pedían los empresarios a Ortega que “ante la magnitud de esta crisis realice todos los esfuerzos que estén a su alcance para encontrar una salida pacífica, antes que nos veamos inmersos en una situación aún más trágica donde tomen auge los extremismos propios de la polarización que tanto daño le ha causado a nuestra patria”.

Provocar esos extremismos y polarizar al país cae dentro de la estrategia del régimen, que no sólo pretende desgastar la protesta cívica, cansar a la gente, y aterrorizarla, sino también enardecer al sector más radicalizado de quienes lo adversan, para que respondan con violencia a la represión y tener así el argumento de que se trata de una violencia generalizada y sin control. 

“EL PAÍS NECESITA UNA RESPUESTA YA”

Ya José Adán Aguerri, presidente del COSEP, quien fuera durante años el permanente defensor de todas las decisiones que tomaba el gobierno, convirtiéndose de hecho en vocero del régimen, había afirmado en la segunda sesión del diálogo, el 21 de mayo: “El país no aguanta una salida a mediano plazo. El país necesita una respuesta ya y el gobierno tiene que dar respuestas políticas contundentes”. 

Como no las daba, vino la carta de toda la gran empresa privada. Y también vino, finalmente y en los días previos a “la madre de todas las marchas”, la palabra de los tres grandes capitales de Nicaragua: Carlos Pellas, Roberto Zamora (grupo financiero Lafise) y Ramiro Ortiz (grupo financiero BANPRO). En declaraciones que dieron por separado, los tres pedían lo mismo: el cese de la violencia y elecciones anticipadas. 

Adelantar las elecciones supone que Ortega lo acepte, que colabore en todo lo que constitucional y legalmente será necesario para que esas elecciones sean justas, transparentes, libres y observadas. Ceder en todo esto, aceptando el cambio de correlación de fuerzas que hay actualmente en el país, supondría una renuncia implícita de Ortega y de Murillo a continuar en el gobierno, sometiéndose ambos a una reforma electoral y política que tendrían que acordar y negociar en pie de igualdad con la Alianza Cívica. 

Esto fue lo que el 30 de mayo Ortega se negó a aceptar en la tarima en la que habló a sus simpatizantes, a quienes por su silencio mantiene hoy en orfandad política. A sus aliados incondicionales durante once años, a los grandes capitales, a los grandes empresarios les espetó: “¡Nicaragua no es propiedad privada de nadie!” Quedó más claro ese día que en este inesperado vuelco que vive en Nicaragua, Ortega no sólo perdió a la jerarquía católica, también a los mayores “propietarios privados” de Nicaragua. 

LA EMPRESA PRIVADA Y LA IGLESIA CATÓLICA

Si los cuatro poderes del Estado de Nicaragua (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral) están controlados totalmente por el régimen desde hace años, de los tres poderes fácticos, Iglesia, Ejército y Empresa Privada, ya han dicho su palabra dos de ellos. 

La Empresa Privada, dando por “agotado” el modelo que mantuvo con el gobierno y reclamando adelantar las elecciones. 

La Iglesia, poniéndose al lado del pueblo en rebelión. La jerarquía católica, a quien el régimen consideraba incapaz de enfrentarlos, ha tenido una valiente y consecuente posición. No sólo los obispos de la Conferencia Episcopal han conducido con enorme capacidad un diálogo nacional que inició entre tantas dudas y riesgos. Sacerdotes y párrocos, religiosos y religiosas han participado en las movilizaciones, han atendido heridos, han acopiado y repartido alimentos a los campesinos que llegan a Managua y a los estudiantes que están en los recintos universitarios, han mediado en conflictos locales salvando vidas, reclamando por los detenidos, acompañando… 

Entre los logros de la rebelión cívica está eso: el régimen no tiene ya a la iglesia católica de su parte. Conserva sí a los liderazgos evangélicos más visibles que o callan o emiten tímidos y genéricos pronunciamientos en que lamentan la violencia “venga de donde venga”. Sin embargo, en un país con un 40% de evangélicos, es lógico que el pueblo evangélico, tan numeroso y de toda condición social, está también involucrado en la resistencia ciudadana contra el régimen y participa en tranques, en movilizaciones y en todas las tareas que buscan apresurar la salida cívica. 

¿Y EL EJÉRCITO?

Desde el comienzo de la crisis, el Ejército de Nicaragua ha expresado en tres comunicados que no reprimirá las protestas pacíficas y se limitará a resguardar propiedades públicas estratégicas. Sin embargo, algunas voces le piden una participación más decidida para acortar el tiempo que dure la agonía del régimen. 

Por ejemplo, la del comandante “Modesto”, Henry Ruiz, quien fuera uno de los nueve comandantes de la Dirección del FSLN en los años 80. Dice en un análisis de la crisis: “El Ejército nacional debe ser conminado. No deben caber conjeturas como la de que los francotiradores, contingente activo esencial en la represión salvaje contra las masas cívicas en protestas, son de sus filas. La presencia del fusil Dragunov en esas acciones ha sido despejada y tal fusil es tutela principal del Ejército Nacional. Los comunicados del Ejército conminan a que la ciudadanía debe creerle a pie juntillas sus declaraciones”

Otra voz es la de Ética y Transparencia: “Para encauzar el diálogo, es necesario que el Ejército, en la más humanitaria de sus labores constitucionales de prevención y mitigación de desastres, haga ver la realidad al binomio dictador señalándoles los límites de la paciencia nacional”.

“NO QUEDARÁ PIEDRA SOBRE PIEDRA”

Además de cansar a la gente por desgaste y por miedo, y además de provocarla para que emplee la violencia, a partir del 30 de mayo la estrategia del régimen para enfrentar la rebelión popular quedó aún más trágicamente develada: el recurso a la represión (tirar a matar) y el recurso a la destrucción (saquear, incendiar comercios privados, amedrentar los barrios en las noches…), acciones todas toleradas por las fuerzas del orden y provocadas con total impunidad por las fuerzas del desorden, organizadas en todo el territorio nacional con la complicidad de las autoridades locales leales a Ortega. 

Ante la estrategia suicida de provocar tanta destrucción de instalaciones físicas, vale recordar que el 13 de noviembre de 2008, una semana después de las elecciones municipales que terminaron en el primero de los cuatro fraudes electorales que después siguieron, el Procurador General de la República, Hernán Estrada, se presentó en el CENIDH con un mensaje que quería escucharan los defensores de derechos humanos y periodistas que estaban allí. En ese momento, en 40 puntos céntricos de Managua grupos vandálicos a quienes la Policía no detenía, atemorizaban armados con armas de fuego y machetes a la población, defendiendo el fraudulento resultado electoral.

Estrada dijo esa tarde: “Si el jefe de Estado y líder político del Frente Sandinista, Daniel Ortega, dispusiera llamar a sus partidarios a las calles no quedaría piedra sobre piedra en este país. Hay que agradecerle que no lo ha hecho, por la sabiduría y la serenidad del gobernante que tenemos”. Esa amenaza era también una aceptación tácita de que quien promovía la violencia en las calles era el mismo Ortega

“NO TENEMOS RESPONSABILIDAD ”

La estrategia del régimen se basa también en insistir en negar la realidad que los ha convertido en minoría social y en minoría política y que, de adelantarse las elecciones, los convertiría muy probablemente en minoría electoral. 

El 31 de mayo, todavía estupefacto el país después del sangriento Día de las Madres, el régimen hizo pública una nota de prensa para dar a conocer su posición. Copiamos literalmente el punto 5 y el 8 de ese texto porque muestran un grado de cinismo que contradice todo lo que los representantes de Ortega asumieron en el diálogo respecto al informe de la CIDH.

“5. El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, denuncia enfáticamente todos los crímenes que se han cometido desde el 18 de Abril, rechaza cualquier responsabilidad en esa violencia, y afirma categóricamente que cumpliremos nuestro deber de evitar más derramamiento de sangre, más enfrentamiento fratricida, más montajes calumniosos, demostrando cada día de dónde proviene esta acción que busca entronizar el caos, acusándonos, cuando la principal prueba de su falacia son los 11 años de Paz, Justicia y Desarrollo, que en Cristianismo y Solidaridad ha conocido Nicaragua”. 

“8. En Nicaragua no existen fuerzas de choque ni grupos paramilitares afines al Gobierno, por lo que no podemos aceptar que se pretenda acusar de acontecimientos dolorosos y trágicos que no hemos provocado, que jamás provocaremos, y que a partir de acusaciones infundadas, se pretenda restringir la aplicación del Deber Constitucional de las Fuerzas del Orden Público de contribuir a asegurar a las Familias”.

EL INCIERTO “FACTOR ALMAGRO”

El gobierno combina su estrategia de desgaste y de terror con el “factor Almagro”. El 1 de junio publicó el cronograma elaborado bilateralmente con la secretaría general de la OEA, que preside Almagro, cuyo objetivo es el “fortalecimiento de las instituciones democráticas de Nicaragua”

Seguramente ese documento tenía una fecha previa, pero decidieron publicarlo el 1 de junio para dejar claro lo que piensan hacer: seguir reprimiendo porque son víctimas de “una conspiración” y negociar solamente con la OEA todo lo referido a la democracia, sin participación en el proceso de la Alianza Cívica. 

Según este cronograma, entre julio y octubre de 2018 expertos de la OEA se “desplegarán” por todo el país (¿cómo lo harían si permanecen los tranques…?) y hasta en enero de 2019 presentarán al gobierno una “propuesta de reforma electoral”

Aunque Almagro declaró, después de incontables presiones por su confusa actitud en el caso de Nicaragua, que las elecciones pudieran celebrarse “a la mayor brevedad posible”, el cronograma parece diseñado para llevar al país hasta 2021, cuando terminará el período de Ortega

Si Ortega y Murillo han demostrado en estos 40 días que niegan la realidad al no aceptar el vuelco total que Nicaragua dio a partir de abril, Almagro, quien muy poco conoce Nicaragua, menos aún debe entender la compleja y difícil “revolución no armada” y parece compartir esa negación. El “memorándum de entendimiento” que firmó el secretario general de la OEA con el gobierno a inicios de 2017 no tuvo la más mínima concreción a lo largo de todo ese año. No se dio ni un solo paso para hacer nada. Entretanto, el país cambió y Almagro no parece percibir el cambio. 

LA RENUNCIA DE RIVAS: MUY POCO Y MUY TARDE

A finales de diciembre de 2017 el presidente del desacreditado Poder Electoral, Roberto Rivas, uno de los “intocables” de Ortega, fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos, según la ley global Magnitsky, por corrupción y violación de derechos humanos (dirigió cuatro fraudes electorales, violentando gravemente derechos políticos). Ni siquiera entonces el gobierno le pidió su renuncia ni él la presentó. El gobierno sólo lo separó del cargo porque necesitaba de otra firma para la administración de la institución electoral. 

En mayo, y dando una prueba de que no conoce lo que sucede en Nicaragua, en entrevista con la Voz de América, Almagro presentó como un “paso muy importante” de su gestión en Nicaragua que Rivas haya renunciado a su cargo… 

Y en el documento oficial sobre esa renuncia, anunciada por la OEA, organismo que debió haberla pedido hace meses, se afirma que la Secretaría General de la OEA la “aprecia como una señal hacia la recomposición de la confianza y la armonía democrática en el país”

NECESITAMOS DE LA OEA

A pesar de las incongruencias que vemos en Almagro, la insurrección cívica necesita de la OEA. 

Pedir elecciones libres y transparentes no es un proyecto de Almagro ni de la OEA, es el clamor de toda la sociedad nicaragüense desde hace años, tras los consecutivos fraudes electorales. El problema para la rebelión cívica es que necesita de la OEA para salir de la crisis, pero mientras la secretaría general de la OEA sólo negocie y sólo dialogue con Ortega la crisis nicaragüense no se resolverá.

Sobre el cronograma presentado por la OEA, el experto electoral y director de Ética y Transparencia, Roberto Courtney, explica que no es necesario descartar la propuesta de la delegación técnica de la OEA, aun cuando el cronograma se ha definido entre Almagro y el régimen, sin contar con la Alianza Cívica.

“Eso tiene solución -dice Courtney-, el problema del cronograma y del acuerdo no son sus contenidos, son sus tiempos. La OEA tiene que escoger si mantiene el plazo acordado de tres años, que sería una farsa en este caso en que se necesita una salida rápida. Y lo que tenemos que hacer los nicaragüenses es acelerar el cronograma, que en sus contenidos no está mal. Su problema es que tiene una velocidad como si estuviéramos en Suecia, en vez de estar en un país que está al borde de una guerra civil”. 

NECESITAMOS DE TODO Y DE TODOS

En el ámbito nacional la estrategia del régimen sigue en el punto de arranque: desgastar a la población que se ha rebelado con una intensa represión y aterrorizarla con los grupos violentos que organiza. Promover violencia para que haya respuestas violentas y así generar confusión. Y dividir a la Alianza Cívica para así prolongar en el tiempo la solución de la crisis. 

Dos son las principales estrategias de la rebelión cívica: mantener las movilizaciones pacíficas en las calles, y multiplicar los tranques en carreteras y puntos estratégicos del país. 

Recuperar el diálogo es también necesario. Todo conflicto, por complicado que sea, termina siempre en una mesa de negociación. El obispo Rolando Álvarez dijo del diálogo, después de lo ocurrido el Día de las Madres: “No podemos sentarnos ahora en una mesa manchada de sangre”

En suspenso el diálogo, mantener la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia como un referente de unidad nacional también es estratégico. Fortalecerla internacionalmente, elaborar propuestas de salida, tratando de atraer a ellas al necesario factor Almagro para lograr cuanto antes elecciones generales es también estratégico. 

PARO NACIONAL, DESOBEDIENCIA CIVIL

Las Madres de Abril -nacidas después de la matanza de ese mes, cuando empezó la insurrección cívica- han pedido a la empresa privada que ordene un paro nacional. 

La Academia de Ciencias de Nicaragua convocó a una desobediencia civil: no pagar impuestos ni a la dirección general de ingresos ni a las aduanas. 

De hecho, en la realidad ya existe un paro nacional, por la cantidad de tranques en las carreteras, porque empresas medianas y pequeñas de turismo, servicios y producción que no pueden pagarlos, que están cerrando y dejando a miles de nicaragüenses sin empleo. Y de hecho, ya hay una gradual desobediencia civil porque son muchos los comerciantes que no pueden pagar impuestos… 

Los más de 12 mil comerciantes del Mercado Oriental, el mayor de Centroamérica, el pulmón comercial de Nicaragua, se declararon el 4 de junio en desobediencia civil: no pagarán nada a ninguna institución. 

EL DIÁLOGO ESTÁ EN LA CALLE

En los hogares y en las calles de todo el país existe, de hecho, un diálogo nacional: ¿Qué va a pasar, cómo terminará esto, cuál es el paso a seguir? 

Sin un liderazgo único, sin una jerarquía a la que obedecer, sin una voz que se imponga, todo el mundo opina, especula, informa, a veces desinforma, todo mundo reflexiona y propone. 

Tras todas las voces, o tras la mayoría de ellas, está el convencimiento de que cada día que perdure el régimen correrá más sangre y la economía se hará más y más frágil. Tras todas las estrategias de la nueva mayoría nacional está la convicción de que sin la salida de Daniel Ortega y Rosario Murillo del gobierno no hay cómo continuar. Tras todas, está la convicción de que ambos han perdido toda autoridad moral y toda capacidad política para continuar gobernando. 

SON TANTAS LAS PREGUNTAS...

Son tantas las preguntas… ¿Se irá Ortega, pero dejando tierra arrasada, vengándose así del gran capital, por haber roto con él? ¿Logrará atraer de nuevo al gran capital dividiendo así a la Alianza Cívica? ¿Querrá el gran capital terminar esto con una componenda más? ¿Se impondrá el factor Almagro en su peor versión o entenderá Almagro lo que ha ocurrido en Nicaragua? ¿Se decidirá el gran capital a un paro nacional, corriendo ese riesgo? 

Muchas de las respuestas a estas preguntas dependen de la posición que continúe asumiendo la empresa privada, que es el sector más vulnerable a la presión de Ortega en la Alianza. 

El sector más vulnerable del país a la crisis económica, el que vive de su trabajo y de su salario, el del nulo capital, es esa mayoría de gente que está perdiendo su empleo por el derrumbe de la economía, que se profundiza a diario. ¿Cuánto tiempo aguantará esa gente, que es la mayoría? 

¿Y cuál será el papel que va a jugar, o está jugando ya Estados Unidos? ¿Habrá una negociación que no vemos entre el Norte y Ortega? Y si lo que aglutina hoy al país es o la lealtad a Ortega o el rechazo a Ortega, ¿qué pasará cuando se vaya Ortega? 

En medio de estas preguntas, hay un consenso creciente entre quienes tiene todo y quienes tienen muy poco: que no haya más muertos. 

CAMBIARON LAS PREGUNTAS…

Qué bien supo captar el momento en el que hoy vive Nicaragua el escritor argentino Martín Caparrós en la visita que hizo en mayo a Nicaragua cuando escribió en The New York Times: “Si alguien supiera cómo empiezan las revoluciones sabría casi todo. Una revolución es un cambio radical en el estado conocido: llega cuando todo lo que dábamos por cierto deja de serlo de repente”

“Cuando los jóvenes indolentes se deciden a jugarse la vida, cuando los empresarios satisfechos se pelean con su gerente general, cuando los curas dejan la sumisión y encuentran su misión, cuando el hombre fuerte se hace débil y ya nadie le teme”

“Estos días, en Nicaragua, la vida se ha vuelto diferente. La política -tan denostada- ocupa tanto espacio: las personas piensan en asuntos en los que no pensaban, se preguntan cosas, se imaginan. Una revolución es el momento en que cambian las preguntas, en que se puede no tener respuestas. Estos días, en las ciudades nicas, la vida es diferente: en las calles puede pasar, a cada momento, cualquier cosa… Que suceda lo que nadie previó, que cada tanto la realidad te demuestre que estás equivocado, es un baño de humildad, un canto de esperanza”


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