10.JUN.18 | Posta Porteña 1916

Uruguay: La huelga general de 1973, la CNT contra el proletariado (3)

Por GCI

 

Fases de la huelga: la división del trabajo y los distintos métodos de la burguesía contra el proletariado

 

(última entrega)

1. Sorpresa

La huelga por su masividad, su combatividad, por su capacidad para dotarse de medios propios de difusión de informaciones y de organización sorprendió a todo el mundo, incluidos a los propios protagonistas y nuevos dirigentes que en muchos casos se situaban por primera vez a la cabeza de sus compañeros. Si tenemos en cuenta que precisamente la situación de terrorismo blanco generalizado, la puesta fuera de circulación de la cuasi unanimidad de los militantes más decididos, la inexistencia de medios de difusión importantes en manos de los huelguistas, la represión policial de toda información o reunión concerniente la lucha, que históricamente han constituido obstáculos decisivos contra los cuales se estrellaron intentos de realizar huelgas generales, puede comprenderse hasta qué punto la burguesía se sorprendió ante la capacidad que aún le quedaba al proletariado de generalizar la lucha.

Lo que más dejó perplejo a los representantes del Gobierno o de la CNT, fue precisamente que el proletariado fue capaz de dotarse rapidísimamente de una red de información y organización (cuyos nudos fueron las asambleas, los comités de fábrica y de barrio…) que con la velocidad de un rayo transmitían las informaciones y hacía participar en la lucha a proletarios que nunca antes se habían organizado (20)

2. Reorganización de la burguesía

Seguida esa primera fase de sorpresa, todo el Estado burgués se reorganiza y los partidos políticos intentan encuadrar la lucha dándole orientaciones democrático-burguesas completando así la actividad directamente represiva.

Incluso desde su punto de vista la CNT comete el error histórico de creer al principio que puede liquidar la huelga transformándola en un simple paro de 24 o 48 horas. Al mismo tiempo que juega esa carta trata de darle como objetivo, al apoyo a tal o tal fracción del ejército. Poco a poco va aceptando la evidencia y trata de subirse al tren en marcha para sabotearlo, acepta la huelga y trata de superponer su viejo y experimentado aparato de coordinación y encuadramiento ante la naciente y frágil (sobre todo porque nadie había expresado su necesidad histórica para dar un enorme paso adelante en la autonomía y la organización del proletariado) estructura que el proletariado estaba creando. En todos estos pasos la CNT fue incluso atrás de los partidos burgueses.

El gobierno por su parte muestra siempre las dos caras, aunque en el fondo haya demostrado actuar con una coherencia de fierro y como hemos visto, todo haya obedecido de  la A a la  Z a una rigurosa planificación. Es como en los interrogatorios, para que dé resultado tiene que haber el oficial malo y el oficial bueno, el que tortura y decide la tortura por un lado y el que trata de ayudar y que si uno le dice lo que quiere saber, se encargará de salvarnos de la tortura. ¡Y también hay el sargento y hasta alguno disfrazado de preso, que como el PC te dice que es mejor confiar en el “bueno”!

Cuando vieron que la respuesta los desbordaba, los “buenos” pasaron a primer plano. Bolentini hablaba y prometía, la CNT lo hacía creíble. Pero como en los interrogatorios, con la tortura, la represión siguió…

A pesar de la articulación coordinada de todas las fuerzas del Estado, la huelga siguió afirmándose, llegándose así a días en los cuales el proletariado domina toda la escena social: días 2, 3, 4 de julio. La represión se intensifica pero el Gobierno constata alarmado que la huelga sigue fortificándose y la CNT no tiene en absoluto la sartén por el mango, para atreverse a intentar levantar la huelga en general (a pesar del sabotaje permanente de la huelga realizado por los gremios dependientes del PC)

3. Más zanahoria y más palo, concesiones y represión

Al final de ese punto culminante, la burguesía retrocede para avanzar. En el mismo momento que prepara nuevas medidas represivas que desencadena a partir del 5 de agosto, anuncia un aumento de salarios. Es también el momento en el cual la CNT radicaliza más su lenguaje y da consignas precisas de “lucha”. El Boletín nº 9 del 4 de julio es el más radical de todos y hasta exige la renuncia de todo el aparato de gobierno como condición para seguir negociando con las Fuerzas Armadas (21)

En esa misma línea radical se mantienen los boletines siguientes. Se llama a todo lo que ya se está haciendo, a “organizarse para detener el transporte”, “juntar, almacenar nafta, papel, hojas, víveres”, a “comunicarse permanentemente entre las fábricas” “aumentar la propaganda”, “volver a ocupar” “a organizar desde ya las ollas sindicales y barriales…”(22)

Es el ABC de la táctica del Estado burgués y de sus sindicatos conceder algunas migajas para liquidar la lucha. Los sindicatos “organizan” o mejor dicho proclaman que organizan, en base a su aparato, mejor perfeccionado, de propaganda y difusión (aparato que cuenta con enormes recursos de todo tipo), lo que sucede en la calle y no pueden evitar. Solo de esa manera puede agarrar el sartén por el mango y luego proponer levantadas de la huelga.

O sea que en esta fase, se utiliza lo más extremo de la zanahoria y del paro que la burguesía puede. Los resultados de la burguesía son diversos, primero se obtiene la quiebra de la huelga en algunos lugares y sectores, pero durante el fin de semana el trabajo de agitación vuelve a dar sus resultados y la huelga se vuelve a afirmar contra viento y marea hasta el día 10 de julio de noche.

Sin embargo, el proletariado no había logrado formalizar en una real dirección de clase, la red y la estructura de lucha de la que se había dotado desde la primera gran jornada de lucha. Cuando el proletariado no se da su propia dirección, cuando no es capaz de centralizar su fuerza en base a un programa centrado en sus intereses de clase, la burguesía aprovecha esta debilidad y logra siempre imponerle su dirección, su centralización, sus intereses. Esto es lo que la CNT preparaba y representaba en base a su radicalización.

4. Liquidación de la huelga, más represión, más destituciones

La CNT había sido demasiado conservadora y había aparecido ligada a los otros aparatos del Estado (especialmente al ejército) para impedir la huelga. Por eso mismo, no podía liquidarla cuando se transformó en una realidad avasalladora. Pero en la medida que los días transcurrieron sin que el proletariado haya opuesto una verdadera orientación y la formalización de la estructura que había desarrollado, la CNT fue paulatinamente conquistado el papel de “organizadora”, de “dirección” de la huelga. Cuando logró apoderarse parcialmente de esa dirección formal, no desaprovechó ni un minuto, primero liquidó la huelga (la tarde del 10 de julio y la mañana del 11), en sus bastiones más fieles y luego decretó el levantamiento general. La confusión, la desorganización, la represión, las destituciones, etc., hicieron el resto.

Para terminar sobre el tema vale la pena insistir en que:

1. El argumento fundamental del levantamiento de la huelga fue el de preparar nuevas y más decisivas jornadas de lucha, resultó –como no podía ser de otra forma—una gigantesca mentira porque el proletariado quedaría liquidado.

2. Que fue precisamente ese levantamiento caótico y desorganizado el que permitió el triunfo del capital en toda la línea.

3. Que si el proletariado no tuvo fuerza para imponer una negociación que lograra al menos la libertad de los presos de la huelga, la restitución de todos los destituidos, y en general limitar la sangría del proletariado que había combatido, no se debió para nada a la correlación de fuerzas con respecto a los militares y al gobierno, pues el 10 de julio aún las fuerzas militares estaban obligadas a aceptar una salida de este tipo ante la vitalidad y hasta el desarrollo que manifestaba la huelga en esos días, sino a la correlación de fuerzas con respecto a la CNT. Es decir que la CNT fue el único aparato capaz, con la resolución de levantamiento de la huelga, de desorganizar totalmente al proletariado para llevarlo ligado de pies y manos a aceptar, más presos, más destituidos, más perseguidos, más exilados…

No se trata sólo de condenar a la dirección contrarrevolucionaria de la CNT sino de poner en evidencia que la CNT misma constituyó el fundamental aparato contra el proletariado

Es conocida en el movimiento obrero internacional, la posición que condena a la dirección de los sindicatos y de las centrales sindicales, sin condenar a la estructura sindical propiamente dicha y hasta haciéndose sus mejores defensores. En el Uruguay y entre los exilados uruguayos abundan las posiciones de ese tipo.

Dado el desencanto generalizado con respecto a la política de la CNT en el proletariado uruguayo, creemos que esa posición es la más peligrosa pues es la única que puede canalizar la rabia del proletariado contra la impresionante enviada al paredón de la que ha sido objeto por parte de esa Central, contra tales o tales dirigentes, cerrándole el camino para lo único que puede ser la vía de su liberación social: organizarse fuera y contra la CNT y cualquier otro sindicato similar. Por otra parte la lección principal de la huelga general es precisamente esa.

Para responder a aquella posición comencemos por lo más fácil, por las expresiones formales de dicha organización: los programas, las proclamas, los componentes, los dirigentes. En este campo nadie podría sostener que esas diferentes expresiones contrarían al capitalismo. De punta a punta, el programa de la CNT, es un conjunto de recetas para arreglar la economía capitalista nacional, es un programa burgués.

Más aún la CNT ha resultado el mejor aliado de las Fuerzas Armadas en su obra represiva. Creemos que alguna referencia histórica precisa, nos eximirá de seguir abundando en el tema. La CNT consideraba que había “coincidencias objetivas entre los comunicados 4 y 7 del ejército y el programa del pueblo y de la CNT” y proclamaba que “no saldremos a la calle como enemigo de las Fuerzas Armadas sino para respaldar nuestros propios anhelos defraudados por la dictadura (¡del Boletín nº 7 del 7 de julio en plena huelga!)

Recordemos por último que solo unos meses antes, en el 1º de mayo, en vista de esas objetivas coincidencias en el programa de la CNT y las Fuerzas Armadas con miles de proletarios presos y torturados la CNT, había llamado a un “1º de mayo de fiesta

Todo esto lo ha visto y oído todo el mundo, pero a los que sostienen la posición que criticamos no les basta. Ellos dicen que esas “ambigüedades”, “oscilaciones” y “servilismo hacia el Estado burgués” son propios del “reformismo”. No tenemos dudas, que esas posiciones son propias del “reformismo”, pero nosotros decidimos claramente que el reformismo, no es una política obrera equivocada, (aunque –cosa muy diferente– haya obreros equivocados que siguen al reformismo) sino que toda política del capitalismo es reformista y recíprocamente que el reformismo es necesariamente la política del capitalismo en particular la política de la burguesía para el movimiento obrero (y aquí ya estamos limitando el concepto refiriéndonos a un tipo de reformismo en particular)

Pero se nos dirá que a pesar de eso, a pesar de que el programa y la dirección son “traidores”, la CNT está compuesta por obreros y que lo importante es conquistar la dirección y dirigir ese aparato hacia otros objetivos. La confusión es típica.

Ya la izquierda comunista alemana hace más de 60 años había puesto en evidencia que los sindicatos y el ejército son ambos aparatos del Estado burgués que cumplen distintas operaciones (¡a veces no tan distintas!) para someter al proletariado! También el ejército está lleno de proletarios. Como la CNT las Fuerzas Armadas están compuestas por obreros.

Sin embargo, no están ahí en base a sus intereses de clase, sino encuadrados por la defensa del programa del capital, y solo pueden expresarse como clase en base a actos que rompan con todas las reglas de juego de esos aparatos. En efecto de la misma manera que no basta con sustituir oficiales malos, oficiales buenos, no basta con sustituir “dirigentes sindicales burócratas” por dirigentes sindicalistas clasistas”

Se olvida que los dirigentes no vienen del diablo, sino de la necesidad y de la función social de esos aparatos y que no llevan una política contrarrevolucionaria por su propia voluntad, sino porque son la expresión social y material de esos aparatos. No se trata de que la CNT tenga una dirección traidora sino que dado que la CNT es un aparato del Capital, su dirección se corresponde con su función social

De la misma manera que el único programa proletario con respecto a las Fuerzas Armadas del capital, es el de destruir el ejército, romper la disciplina del mismo en base a los círculos de obreros uniformados organizados contra ellos y los oficiales, y simultáneamente armando a todo el proletariado, el único programa del proletariado con respecto a los sindicatos y a las centrales sindicales con un programa capitalista como la CNT es su destrucción Y ello es totalmente válido, aunque para ello los que se sublevarán no puede ser otros que los que están sometidos como bases a esos aparatos, es decir que los proletarios encuadrados como soldados o como sindicalizados. Pero en uno como en otro caso, la clave es que esa sublevación no es una sublevación de la institución (Fuerzas Conjuntas o CNT) contra sus dirigentes, sino una sublevación de los encuadrados contra la institución misma y que el proletariado se encuentra forzada a asociarse sobre bases nuevas (asambleas, círculos, comités de fábrica o de cuartel…) contra la totalidad de esos aparatos, es decir no solo contra los dirigentes (oficiales, jefes burocráticos) sino contra un aparato cuya función social es el mantenimiento de la opresión de proletarios.

Pero la debilidad, inconsistencia, y en algunos casos la complicidad con los “dirigentes mayoritarios de la CNT”, de la posición de todos aquellos grupos que sostienen que “la CNT es un paso adelante”, que constituye “la unidad de la clase obrera”, a pesar de “los dirigentes traidores o/y reformistas” ha quedado en evidencia en el desarrollo mismo de la lucha de clases entre 1968-1973 y como vimos en la propia huelga.

La unidad formal, la unidad en sí de los obreros no sirve para nada. La unidad del proletariado solo es decisiva si se estructura en base a los intereses obreros y por tanto en la lucha contra el capitalismo. Cuando aquella “unidad” se basa en un programa, en una práctica, de reforma, reorganización y por lo tanto defensa del capitalismo, no es una unidad del proletariado, sino una unidad contra el proletariado, para mantener su división, aislar a los servicios combativos, liquidar por todos los medios la lucha revolucionaria.

La experiencia del proletariado uruguayo en esos años no deja lugar a dudas. Todas las luchas importantes, fueron llevadas adelante por sectores combativos del proletariado y sindicatos clasistas (UTAA, obreros frigoríficos, funcionarios públicos, empleados bancarios, FER…) contra las indicaciones y directivas de la CNT.

El desencadenamiento de esas luchas, la organización de las mismas, el tipo de acciones durante ellas, la solidaridad encontradas en otros sectores de la clase…, todo, todo, se hizo por impulso de los propios proletarios que se organizaban por su cuenta, sin apoyo o incitativa por parte de la CNT y en base a criterios totalmente contrapuestos a los de esa central (marchas, ocupaciones, expropiaciones, acciones violentas…)

¿Para qué sirvió la CNT? Decir que no sirvió para nada sería piropearla. En realidad la CNT constituyó durante todas esas luchas, justamente en base al argumento cínico de la “unidad”, el mejor instrumento para aislar los proletarios en lucha del resto de la clase

Cuando un gremio no estaba controlado tajantemente por la CNT y los bolches en particular, era fácil ir a la fábrica, pedir solidaridad, hablar con los hermanos de clase y de una forma u otra siempre se lograba apoyo. Pero ahí donde la CNT era fuerte, había que pasar por el burócrata de turno y nunca pasaba nada. En el terreno más general, fue precisamente la CNT, el único aparato que pudo impedir que esfuerzos de generalización de lucha como los de los cañeros, rindieran mejores frutos, la única fuerza capaz de haber mantenido aislada la lucha de los obreros de los frigoríficos contra la reducción del salario real que implicaba la quita de los dos kilos de carne; la única estructura del Estado que estuvo en condiciones de impedir la huelga general en momentos de alza como en el 68-69 (y en especial en junio del 69)…, en fin el órgano decisivo del capitalismo contra la huelga del 73 como hemos visto.

En todos eso hechos decisivos, quedó plenamente en evidencia la falsedad de la posición de todos aquellos que sostienen que a pesar de que la dirección de la CNT fuese contrarrevolucionaria, el hecho de que los obreros estuviesen organizados en una sola Central era un elemento positivo.

Como vimos, ese elemento, esa falsa unidad, o mejor dicho esa unidad falsa fue la mejor arma del capital. Esa gran central, fundada en base a ese mito de la "unidad" (y la complicidad de todos los que la defendieron)m fue la única fuerza capaz de retener la generalización de la reacción obreras hasta el año 1973, objetivamente muy tarde.

Y en la gran huelga general del 73, la huelga se desarrolla contra la Central, no solo contra la dirección, sino contra la estructura sindical. En efecto, como vimos, el movimiento no confió ni podía confiar en la vieja estructura sindical de la CNT como red de información, organización y extensión de la huelga (vieja estructura que apostaba a los milicos buenos) y tuvo que constituir su propia estructura en base a asambleas, grupos de militantes, comités de fábrica y de barrio, red de información, etc.

Sin embargo otra debilidad de la huelga, es que los mismos protagonistas no fueron conscientes del punto que habían alcanzado, insultaban y despotricaban contra la CNT, pero no asumieron consciencia de que si habían echado a andar era precisamente porque ya no uno o varios sectores combativos, actuaba fuera de la estructura y las directivas de la CNT, sino que la clase entera había dado –a pesar de la impresionante represión– sus primeros pasos en su organización fuera y contra la CNT, al dotarse de esa red de información y estructuración de las luchas. Contribuían a mantener la confusión todos los imbéciles que decían que la huelga debía hacerse en función de la disolución del parlamento y en ejecución de la resolución de la CNT.

Si la CNT pudo recuperarse pasando en la mitad de la huelga a hacer discursos más radicales (¡cómo para que la gente olvidara que eran los chupamedias de los milicos golpistas!) y logrando re encuadrar algunos sectores de la clase suficientes para quebrar la huelga, fue precisamente porque la clase obrera no consciente el paso que había dado y no logró darle cuerpo, estructura formal, centralización, a esa formidable red de asociacionismo obrero que había creado, sin la cual la huelga hubiese sido imposible y porque era poderoso el mito de mantener la unidad formal.

Estrechamente ligado a esto, existe otro hecho muy importante que contribuyó a posibilitar la recuperación de la CNT. Se trata, de lo que podríamos llamar radicalismo organizativo de la CNT. Mientras la mayoría de los sindicatos en el mundo, organizados sea en base a los partidos políticos sea en base a otras formas de cooperación o división de la clase obrera, aparecen abierta y directamente contrapuestos a las asambleas de obreros y cualquier red de ligazones horizontales entre las mismas, la CNT, por razones históricas ha logrado mantener una cierta compatibilidad con las asambleas obreras en base a un discurso basista, asambleísta, de sus dirigentes

Lo que en casi todas partes del mundo aparecen como dos cuerpos abiertamente contrapuestos --sindicatos y asamblea de fábrica--, entre los obreros y militantes revolucionarios del Uruguay, son utilizados como sinónimos.

Este radicalismo de la CNT, que en plena huelga permitió por ejemplo aparecer como la abanderada de la red de comunicaciones ínterfábricas, reprodujo enormemente la confusión entre los obreros y a pesar de que todo el desarrollo de la huelga fue un desafío al aparato, a la dirección, al programa de la CNT, en ninguna parte las asambleas hicieron explícita esa realidad, declarados enemigas abiertas de la Central y de toda su política de servilismo al régimen. Ello (a lo que contribuyó la ideología que hemos venido criticando, de que a pesar de todo los sindicatos y la CNT “eran la organización y unidad de la clase obrera”) permitió que la CNT reencuadrara parcialmente a sectores de la clase, al menos para lograr el desastroso (para la clase obrera evidentemente) fin de la huelga.

Podemos decir por lo tanto que no basta con llevar adelante la lucha fuera y en contra de todos los aparatos del Estado burgués, incluidas las centrales sindicales, sino que es imprescindible asumir eso conscientemente y en especial darle cuerpo, estructura y centralización a esas estructuras que se desarrollan durante la lucha. Solo así el proletariado se constituirá como clase para sí, y podrá imponer sus intereses imponiendo su dictadura de clase.

Conclusiones

Tomando como eje, esa importante batalla histórica de la Huelga General en el Uruguay, hemos visto el desarrollo de la contraposición general entre la lucha del proletariado y la Central sindical que estuvo siempre al servicio del capitalismo.

Hemos puesto en evidencia que la Huelga fue la última gran batalla de un proletariado sumamente golpeado por la represión y la política económica del gobierno, que había encontrado como principal obstáculo a su verdadera unidad de clase en lucha ni más ni menos que a la CNT. Hemos recordado hechos indiscutibles que muestran que el desarrollo de las primeras fases triunfantes de esa batalla no fue realizado gracias a la CNT sino contra ella.

Hemos visto que la CNT constituyó el aparato fundamental para quebrar la huelga, en las peores condiciones que pueden concebirse.

En fin, hemos visto, criticado y denunciado por complicidad objetiva con los bolches y su política contrarrevolucionaria, a la línea consistente en defender la “unidad de la CNT a pesar de los dirigentes traidores”, pues precisamente solo la ruptura total con esas falsas unidades, solo la organización del proletariado fuera y contra esos aparatos de la contrarrevolución, hubiese permitido en el pasado, y permitirá en el futuro, el desarrollo triunfal de la lucha del proletariado para abolir la sociedad de explotación, y opresión en que vivimos.

Estas lecciones fundamentales que el proletariado en el Uruguay tuvo que extraer en base a un enorme costo social (decenas de miles de torturados, muertos, presos, centenas de miles de destituidos, de exilados, baja brutal de los salarios reales, vuelta al viejo terrorismo de fábrica con imposición de condiciones de trabajo que se creían superadas hace un siglo…) son válidas para el proletariado del mundo entero. El deber de los militantes revolucionarios es difundirlas, hacerlas llegar a todos los rincones del planeta en donde aún no se han llegado a vivir situaciones tan extremas y ellos aunque seamos acusados (como siempre sucedió en la historia) de debilitar el “frente contra la dictadura”, de servir a los fascistas o hasta de ser sus agentes

NOTAS

(20) Con mucha perplejidad la CNT cuando reconoce la huelga reconoce este hecho. Así la CNT dice en su primer Boletín “A los trabajadores en lucha”: “La huelga general y las ocupaciones han tomado un volumen contundente. Miles de lugares de trabajo ocupados; personales que nunca han ocupado su lugar de trabajo, personales que no estaban organizados, están en la huelga general y en lucha”. Cualquiera diría que es un reconocimiento de que la CNT no organizó la huelga. Pero ellos son coherentes y si bien ese primer Boletín parte de un hecho real, termina con "Viva la huelga y la ocupación junto a la CNT, Solidaridad… Venceremos”. Es decir en un solo Boletín de una paginita, se resume de hecho todo el ciclo de lucha de la CNT por recuperar, encuadrar y castrar la lucha del proletariado.

(21) Claro que ni siquiera en ese momento la CNT abandona su política de ilusionar con una salida negociada con los sectores “buenos” de las Fuerzas Armadas”

(22) Pero incluso en esto casos radicales, la CNT muestra clarito su naturaleza de clase burguesa. Así se llama a ganar empresarios en nombre de la razón. Textual del Boletín nº 11: “Conversar y ganar empresarios, comerciantes, almaceneros y militares que se acerquen a las ocupaciones, para mostrarles de qué lado está la razón” (¡!)

Grupo Comunista Internacionalista  - G.C.I .


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