09.JUL.18 | Posta Porteña 1925

Uruguay / De cara a una nueva Rendición de Cuentas, los responsables de los Regalos al Gran Capital aggiornan el Relato

Por Elías/Read/Rocca

 

DEUDA PÚBLICA, PRESUPUESTO Y RENDICIÓN

 

José Antonio Rocca  / La economía de a pie 

Primera quincena julio 2018

Desde los setenta la deuda pública uruguaya exhibe una tendencia constante al crecimiento. A veces evoluciona gradualmente. A veces a los saltos.

Las cifras son elocuentes. Desde un entorno de 1000 millones de dólares a casi 40.000 (1) no hay como equivocarse. El salvataje de Bancos quebrados, subsidios al gran capital, el costo del sistema de AFAP, la bola de nieve que van generando los intereses de la misma deuda explican la dinámica.

Los gobiernos “progresistas” no fueron la excepción por más vueltas que le den a las cifras. Los datos son contundentes. En 2005 en plena crisis la deuda pública rondaba los 14000 millones de dólares. Las cifras oficiales de 2018 multiplican casi por tres el registro. (2)

Incluso los datos sobre deuda están subvalorados ya que muchos de los acuerdos, de moda, de participación público privados esconden nuevas formas de deuda no registrada, ya que en los contratos se conceden beneficios futuros derivados de los préstamos o inversiones. (3)

Las trampas al solitario no pueden ocultar la realidad. El presentar las cifras como porcentaje del PBI no tiene solidez (4)

El indicador sobre producción crece impulsado por servicios y actividades en zonas francas que no aportan prácticamente nada a los ingresos del Estado. Aún así, el ritmo de aumento del PBI, es notoriamente menor al de la deuda con lo que les resulta difícil maquillar los datos. (5)

El término deuda soberana, es un curioso invento de prestidigitadores del lenguaje.

La mayor parte de los contratos de deuda se rigen por normas que implican subordinar las decisiones locales a los centros financieros imperiales. Además Uruguay ha firmado diversos acuerdos de protección mutua de inversiones que entregan a organismo ajenos al país los posibles litigios. Por si todo esto fuera poco es notorio que las políticas que promueven FMI y Banco Mundial protegen a todos los acreedores.

De cara a una nueva rendición de cuentas, los responsables de los regalos al gran capital aggiornan el relato. Admiten la importancia y los perjuicios de la deuda, pero tergiversando la realidad pretenden explicarla como consecuencia del gasto social. Cómo si el costo de los servicios de salud, educación vivienda, salarios públicos fueran los responsables de déficit presupuestales y de la evolución de la deuda.

La tesis de que la deuda es función directa del déficit fiscal choca con los datos oficiales. Basta comparar año por año ambas variables para apreciar su distancia. A título de ejemplo se puede ver que el déficit en 2017 rondó los 3000 millones de dólares, mientras la deuda pública creció en más de 5000. (6)

Grandes banqueros e importadores fueron los mayores beneficiados de las políticas de retraso del tipo de cambio que gestaron la magnitud actual de la deuda pública.

Transferencias de riqueza para solucionar las crisis de la Banca están en la génesis de los grandes saltos en su magnitud.
La estructura de ingresos y gastos del Estado demuestra también claramente que el pueblo sustenta los impuestos de mayor recaudación y los grandes capitales mediante zonas francas, privatizaciones de áreas rentables son beneficiados. Los salarios apenas representan el 17% de los gastos
.
La próxima rendición de cuentas amenaza reiterar los peores rasgos de las finanzas públicas en Uruguay. La prioridad del gobierno es el pago de intereses de deuda, mantener e incluso ampliar los privilegios del gran capital. Obviamente implica postergar todo lo demás. La crisis recaerá nuevamente sobre el gasto social y los salarios.

GOTITAS DE ECONOMÍA

En el primer trimestre de 2018, el número de trabajadores en seguro de paro llegó a más de 37000 trabajadores. Un 2% más que el mismo lapso de 2017.

En el primer trimestre de 2018, la deuda pública uruguaya superó los 40.000 millones de dólares, sin contabilizar intereses. Casi 7000 millones más que en marzo de 2017. Se supone que esos préstamos ingresaron al Estado uruguayo. Cada familia por esta vía tiene una deuda mayor a los 40.000 dólares. ¿Usted los vio?

Los datos del BCU registran un aumento del PBI del 2.2% para el primer trimestre de 2018 respecto a 2017. Se reiteran los rasgos de los últimos años. El crecimiento se explica por el rubro comunicaciones ponderado en los cálculos de manera discutible y el comercio importador fruto del atraso del tipo de cambio y el incremento de deudas. Eventualmente crece la actividad en zonas francas.

Hasta datos oficiales en Argentina marcan los efectos de las políticas económicas neoliberales. El desempleo llega al 9.1%. Cae ventas del comercio minorista. El déficit comercial externo entre enero y junio fue de 4698 millones de dólares contra 1866 en 2017. La bolsa de valores cayó un 9%, el 27 de junio. Los analistas dicen que porque hay menor aversión al riesgo. Nunca entendí que quieren decir ¿será que los inversores leen el horóscopo?

El ex director del FMI Rodrigo Rato figura entre los grandes deudores morosos en España. Más de un millón de euros. ¿Es el mismo ex jerarca de la institución que dice que la deuda externa se honra? ¿O solicitará auditoria y moratoria?

Estados Unidos redobla sus amenazas de incremento de aranceles a la importación. Paralelamente restringe las inversiones chinas en el país pretendiendo evitar la transferencia de tecnología y para proteger la propiedad intelectual.

Mundo globalizado que le dicen.

Notas:

(1) Sin contabilizar los intereses

(2) No se precisa mucha memoria para recordar cuando nos decían que la deuda no existía más.

(3) Fideicomisos y pagos de canon que comprometen ingresos futuros, por cárceles privadas, compras de energía por parte del Estado a precios especiales para los molinos de viento etc. El Estado asume compromisos a futuro que funcionan como deuda

(4) En tanto y cuanto el indicador mencionado incluye la reposición de las maquinarias desgastadas que no son ingresos, está inflado en dólares, mal valorado, y así y todo la tendencia de los últimos años es creciente

(5) Otro de los juegos de “mosqueta” utilizados por la conducción económica consiste en hablar de deuda neta como diferencia de la deuda con los activos computando además como propios los encajes o reservas en garantía de los Bancos privados.

(6) Los datos de los años previos no muestran ninguna correlación directa entre ambas variables. Menos aún con el gasto social.

 

El Ajuste Fiscal Y El Desajuste Presupuestal

Lo Paga El Trabajo Y No El Capital

 

La Rendición de Cuentas correspondientes al ejercicio 2017 es una instancia fundamental teniendo en cuenta que: a) que el presupuesto quinquenal – hecho inédito – se transformó en bianual para 2016 y 2017, anual para 2018 y, nuevamente, bianual para 2019 y 2020 (aunque éste último año no tendrá ningún incremento, será igual al 2019,); b) que en 2018 rigen restricciones constitucionales (Art. 229) que impiden “crear cargos, determinar aumentos de sueldos y pasividades… en los doce meses anteriores a la fecha de las elecciones”

Antonio Elías Director de Instituto de Estudios Sindicales Universindo Rodríguez (INESUR)   semanario “Voces”, Montevideo, el 28 de junio de 2018

Es claro, entonces, que la definición de la actual Rendición de Cuentas agudizará las contradicciones entre el capital – y sus representantes en el ámbito político, que sistemáticamente buscan reducir los egresos del Estado y la carga impositiva que los afecta – y el trabajo – donde los más directamente afectados son los funcionarios del Gobierno Central-. Todo ello enmarcado en las potencialidades y las restricciones que derivan de la estructura económica y las condiciones coyunturales.

El Poder Ejecutivo, al igual que el año pasado, solo pretende hacer modificaciones menores: no hay un reordenamiento programático presupuestal, ni tampoco hay modificaciones significativas en los recursos asignados. Lo que implica, en esencia, la continuidad de las políticas de ajuste fiscal y desajuste presupuestal.

El equipo económico ha prestado fundamental atención a la reducción del déficit fiscal por sus efectos negativos sobre las posibilidades de mantener el grado inversor; a la vez que ha dejado de lado, en buena medida, la incidencia positiva que puede tener el déficit en la reactivación económica a través del aumento de la demanda y sus  impactos en el nivel de actividad y la ocupación.

Dicha visión fetichista de la reducción del déficit fiscal como meta principal no considera, lo que es un error importante, que el resultado presupuestal no es un balance estrictu sensu, porque no describe las variaciones del patrimonio del Estado: solo refleja los recursos que se obtuvieron y los egresos que se realizaron independientemente de que sean inversiones o gasto corriente.

Es un principio aceptado que el binomio ingreso-gasto no debe considerarse en términos de la pérdida o la ganancia del Estado, sino más bien en función de los efectos positivos que los mismos tienen tener sobre el funcionamiento económico y la calidad de vida de la población. Lo cual difícilmente pueda lograrse cuando sistemáticamente se toman medidas de ajuste fiscal que general desajustes presupuestales tales como la no reposición de personal, los bajos salarios, así como, la reducción indiscriminada de insumos y de inversiones imprescindibles para prestar los servicios públicos en tiempo en forma.

 1.- El contexto de la pugna presupuestal  

La derrota electoral de los partidos políticos tradicionales no implicó una capitulación ideológica de la ortodoxia económica. Por lo contrario, el Frente Amplio (FA) desdibujó su programa histórico de cambios en el marco de una estrategia “realista” que incluyó una amplia política de alianzas para captar el voto del centro político.

El “país productivo” que impulsaba el FA como alternativa al llamado neoliberalismo, se transformó radicalmente cuando alcanzó el gobierno.  La potencial alternativa por izquierda se transformó en continuidad y  profundización del mismo modelo que se aplicaba desde hace varias décadas. Ahora con un énfasis mucho mayor en la inversión extranjera directa (IED), la que se concentra en los sectores productivos intensivos en el uso de recursos naturales (pasta de celulosa; industrias alimenticias –en especial cárnicas y farináceas- y arrocera)

Todo lo cual ha generado un fuerte proceso de extranjerización de los principales recursos y el predominio del proyecto del capital transnacional con un nuevo formato político. Como contrapartida se pierde el control nacional del proceso productivo y se cuestionan aquellas decisiones estratégicas que podrían repensar el desarrollo nacional sobre bases más autónomas. Una suerte de “neocolonización” que atenta contra la soberanía  y modifica radicalmente nuestro entorno

El resultado estructural ha sido: primarización, extranjerización, mayor dependencia de la inversión extranjera y sustancial aumento de la vulnerabilidad del país a los cambios de los precios de la demanda internacional de materias primas.

Lo sucedido en la presente década puede observarse, en el cuadro siguiente:

http://www.pvp.org.uy/wp-content/uploads/2018/06/Cuadro-Elias.jpg

Hay un cambio muy negativo, a partir de 2015 en los resultados económicos que pone límites a una política de conciliación de clases que se vio favorecida, durante una década, por el  aumento significativo de los recursos de que dispuso el Gobierno debido a que las materias primas que exporta el país tuvieron precios mucho más altos que en períodos anteriores. Las condiciones económicas para llevar adelante esa política se han modificado sustancialmente en los últimos años.

Se redujo la tasa de crecimiento del PBI a partir de 2013, y que el promedio de crecimiento entre 2010-2014 fue de 4,9%, y cae fuertemente para el trienio 2015-2017 (1,6%).

El déficit fiscal aumentó durante el período alcanzando su mayor valor, 3,9% en 2016, reduciéndose a 3,6% en 2017 pese al ajuste fiscal aplicado con el aumento de las tasas del IRPF al trabajo y la reducción de las deducciones, así como por la suspensión del incrementos de incrementos de egresos previstos en el presupuesto 2016-2017 por $ 2.964 millones de valores de enero de 2015 (equivalentes a U$S 120 millones), para educación y salud entre otros.

Las exportaciones se desaceleraron de 2010 a 2014, cayeron en 2015- 2016 y han aumentado recién en 2017.

La inflación llegó a su nivel mayor en 2015, 9,4% y luego se ha reducido en 2016 y en 2017 tuvo el menor valor de la década (6.5%).

El desempleo viene creciendo año con año desde 2012 (5,6%) y ha llegado en 2017 a 7,9%. A lo que se agrega la reducción de las fuentes de trabajo, la reducción de empleos en el país es de 46.800 puestos de trabajo entre 2014 y 2018.

El salario real total creció 26,7% de 2010 a 2017 mientras que el PBI 32,9%. En el caso de los funcionarios la tasa de crecimiento fue mucho menor (19,2%) que la del sector privado (31,2%) en el mismo período.

El informe del Ministerio de Economía y Finanzas para la Rendición de Cuentas, fechado el 7 de junio, analiza la coyuntura económica, al respecto señala que:

– “Las condiciones financieras internacionales se endurecieron en el último año”. Entre mayo de 2018 y mayo de 2017 aumentó 70 puntos básicos la tasa de interés del Bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años; creció 51% el precio del barril de petróleo de la variedad Brent, que es la relevante para nuestro país de mayo 2017 a mayo 2018).

– “Las economías de la región presentan importantes fragilidades fiscales y las expectativas de crecimiento se vienen corrigiendo a la baja”. A mayo las expectativas de crecimiento para Argentina son 1, 3% y para Brasil de 2,2%. En ambos casos los déficits fiscales son superiores al 6%. La deuda pública de Brasil supera el 80% del PBI y la de Argentina supera el 50%.

– Respecto a Uruguay sostiene que cayó fuertemente la inversión  privada de 2014  a la fecha cayó 24%, se perdieron 46.800 empleos entre 2014 y 2018 y las cuentas fiscales siguen tensionadas: el déficit fiscal del Sector Público fue 3,7% a abril de este año y la deuda neta del Sector Público consolidado fue de 41% en 2016 y 2017. En lo inmediato sostiene que “la sequía del primer trimestre está impactando negativamente en la actividad económica”.

A pesar del informe reseñado el Poder Ejecutivo proyecta un  crecimiento del PBI de 2,5% en 2018, 3,3% en 2019 y 3,0% en 2020.

Dichas estimaciones  positivas del gobierno se contraponen con algunos datos muy preocupantes tales como: el fortalecimiento del dólar y el proceso devaluatorio en la región y en el país que incidirán tanto en las cuentas pública, como en el nivel de inflación y su consiguiente impacto negativo en el poder adquisitivo de los sectores de ingresos fijos; el crecimiento del desempleo;  el reiterado cierre de empresas que se arrastra desde 2015.

En dicho contexto se redujeron los recursos disponibles para distribuir en el marco de la política de conciliación de clases y el gobierno decide que los costos los pague el trabajo y no el capital. Con ese objetivo aplica un ajuste fiscal gradual que afecta negativamente a los hogares de los trabajadores – sean estos ocupados, desocupados o pasivos – tanto en el ingreso monetario como en el acceso y calidad de los bienes y servicios que presta el Estado.

2.- Los lineamientos del Poder Ejecutivo para 2019 y 2020  

En primer lugar, se reafirma que “reducir el déficit fiscal es fundamental” y, por lo tanto, no habrá incrementos de gastos que no estén financiados con incrementos de ingresos   permanentes. En segundo término, ha resuelto “no crear nuevos impuestos, ni aumentar los existentes”. Por último, se plantea “avanzar en las áreas definidas como prioritarias”.

La propuesta de asignaciones incrementales a partir de 2019 (en millones de pesos a valores de 2018)

No se plantean incrementos del gasto en 2020. Lo cual significa que en los próximos dos años no están previstos aumentos en las remuneraciones de los trabajadores del Gobierno Central, salvo los  presentados en el cuadro, 80% de los cuales está destinados a la educación.

Nuevamente se prioriza reducir el déficit fiscal para no perder el grado inversor y se renuncia a incrementar la carga impositiva al capital. Como contrapartida se castiga a los trabajadores – que salvo contadas excepciones no tendrán aumentos de salarios – y a los usuarios de los servicios públicos, en particular la población más carenciada, porque  no se aumentan los egresos para mejorar la cantidad y calidad de los servicios básicos, tales como, enseñanza, salud, minoridad y vivienda.

En la Rendición de Cuenta  del año pasado el Presidente de la República había afirmado que existía  margen para seguir acercándose a los compromisos asumidos en el programa de gobierno, tales como,  el emblemático 6% de PBI para educación, el 1% de PBI para Investigación y Desarrollo, igualar el gasto de ASSE por persona al de las mutualistas. Lo que, a la luz del presupuesto para 2019 y 2020, claramente no es así por falta de voluntad política.

En efecto, el gobierno ha rechazado prácticamente todas las propuestas que han realizado los trabajadores. El PIT-CNT, en 2017, propuso las siguientes medidas: redistribuir gastos; reducir el déficit fiscal en una menor proporción a la que proponía el equipo económico; el uso de las reservas para realizar inversiones; aumentar la carga impositiva al capital. Nada de lo planteado por fue aceptado por el gobierno

En 2018  el PIT-CNT ha propuesto aumentar el gasto en U$S 100 millones, lo cual se financiarían: elevando la meta del déficit fiscal en relación al PBI de 2,9%  a 3% en 2019, y de  2,5%  a 2,8% en 2020; reduciendo el reintegro del excedente de aportes al Seguro Nacional de Salud; incrementando el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas y el Impuesto al Patrimonio; eliminando vacantes en las Fuerzas Armadas para pagar el incremento salarial al personal subalterno.  Salvo la reducción de vacantes, todo lo demás fue rechazado.

Los lineamientos expuestos por el Presidente de la República  y el Ministro de Economía no incluyen cumplir con los compromisos programáticos del gobierno en temas cardinales para los trabajadores como la educación, la salud, la vivienda, etcétera.

Lo señalado, con ser grave, es solo una parte de las diferencias, la brecha entre los recursos que asigna el gobierno en la actual Rendición de Cuentas y las necesidades de los trabajadores es muy grande. Lo que se expresa en las múltiples demandas  de las organizaciones sindicales, en particular las de los funcionarios del  Gobierno Central cuyos ingresos, condiciones de trabajo y relaciones laborales dependen directamente de lo que se apruebe en la Rendición de Cuentas.

3.- A modo de conclusión

Los vientos de ajuste predominantes en los últimos años recaen sobre en el nivel de vida de los trabajadores, los pasivos y el amplio grupo de sectores carenciados, que solo cuentan para su atención con servicios públicos y políticas sociales insuficientes.

El gran capital, fundamentalmente transnacional, seguirá protegido por las zonas francas y la ley de promoción de inversiones; los empresarios locales, sobre todos los medianos y  pequeños, seguirán pagando la misma tasa de IRPF que los grandes empresarios porque no existe progresividad en las rentas personales del capital. Tampoco pagará el ajuste, la llamada caja militar que recibe transferencias enormes para mantener un sistema de beneficios especiales, tanto en edad de retiro como en tasas de remplazo.

La lucha de los trabajadores públicos y todo el movimiento sindical contra las medidas de ajuste fiscal y desajuste presupuestal de la Rendición de Cuentas se inscriben en una concepción de sociedad que jerarquiza la satisfacción de las necesidades básicas de la población y la mejora en la calidad de vida de los trabajadores. La cual se contrapone frontalmente con las visiones economicistas que hacen centro en el monto del déficit fiscal, su impacto en el grado inversor y la captación de inversión extranjera directa.

 

Crece la tensión entre la oposición y el FA

por última Rendición de Cuentas

 

Acusan al gobierno DE INCREMENTAR EL GASTO SIN CONSIDERAR LA REALIDAD ECONÓMICA

En momentos en que la conflictividad laboral se acentúa, producto de la discusión de la última Rendición de Cuentas en la que el gobierno podrá incrementar el gasto, surgió una nueva corriente dentro del PIT-CNT que peleará para que el Parlamento vote nuevos aumentos

Por Magdalena Raffo | Crónicas 6 julio, 2018

Paros, ocupaciones y huelgas de distintos gremios tuvieron lugar en todo el país en lo que va del año, y se espera que las movilizaciones continúen y se acrecienten, en la medida que los diversos sectores reclamen por los derechos que creen correspondientes.

La Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) ha sido una de las más críticas con el accionar del gobierno, sobre todo en lo que respecta a la discusión presupuestal que ya comenzó en el ámbito parlamentario, tras la presentación del proyecto de ley de la Rendición de Cuentas por parte del ministro de Economía, Danilo Astori, el sábado 30 de junio.

COFE integra, junto con la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) y la Asociación De Empleados y Obreros Municipales (Adeom), entre otros sindicatos, la nueva corriente del PIT-CNT llamada “En lucha”

Esta fuerza sindical es más dura con el gobierno. Si bien no está “más a la izquierda que nadie”, tampoco está “a la derecha”, según dijo a CRÓNICAS uno de sus voceros, Richard Read. El histórico dirigente de la bebida explicó que el mensaje presupuestal del Poder Ejecutivo no cubre ni un mínimo de los reclamos de los trabajadores, e hizo énfasis en que al regir por dos años, esta es la última oportunidad para pelear por mejoras, ya que hasta el próximo quinquenio no habrá posibilidad de otorgar incrementos.

El sindicalista es consciente de la situación económica que atraviesa el país, por lo que entiende que hay un déficit fiscal importante. Sin embargo, plantea que “habría que revisar cuáles son las causas de ese déficit, porque no lo originaron los trabajadores, lo originó la gestión de gobierno”

A su vez, afirmó que si la actual administración analizara el comportamiento de los gastos durante este período, “merecería una autocrítica”. “Nosotros no tenemos la culpa del despilfarro de Ancap ni de que estamos pagando una de las naftas más caras de la región; no es responsabilidad de los sindicatos el déficit”, puntualizó.

Read alentó a los trabajadores a que se movilicen “para poder hacer valer su derecho y tratar de convencer en el Parlamento de que se voten aditamentos nuevos que mejoren las partidas”, y auguró un aumento de la conflictividad para lo que resta del año.

Lejos del gobierno

La nueva fuerza sindical surgió a partir de algunas coincidencias con otras ramas desde el punto de vista programático y del concepto del sindicalismo. Para sus miembros, éste está comprendido en la defensa de los empleados, donde el movimiento sindical no es ni de izquierda ni de derecha, es clasista, y eso va de la mano de la independencia de los partidos políticos y del gobierno.

La creación de este movimiento también respondió a la necesidad de agrupar a varias corrientes afines entre sí, para presentar ideas de común acuerdo en el Congreso del PIT-CNT llevado adelante a fines del pasado mes de mayo, y así hacerle frente a la alianza mayoritaria conformada por el Partido Comunista y Articulación, entre otros.

Luego de esa instancia “las cosas se dieron por naturaleza: se identificaron con nosotros otros sectores”, lo que dio lugar a conformar este bloque, “que está en crecimiento y abierto a opiniones”.

El primer objetivo que persiguen es “mantener la pluralidad, asumiendo que el movimiento sindical es plural, que no tiene pensamiento único, que representa a los trabajadores y que tendremos una voz de opinión divergente con cualquier otra que lleve a la pérdida de independencia”, sostuvo Read.


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