Cientos de haitianos cruzan a la provincia dominicana Dajabón para abastecerse de alimentos y otros productos esenciales, luego de las protestas violentas que se han registrado desde el viernes 06/07. Haití se encuentra paralizada por una huelga de transporte luego de 3 días de violentos disturbios por un aumento en los precios de los combustibles, que el Gobierno dejó sin efecto poco después del anuncio como consecuencia de la airada reacción popular. El ajuste del precio del combustible es parte del paquete de ajustes que firmó en febrero con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Urgente 24 -10 de julio de 2018
La violencia callejera se desató el viernes 06/07 en Puerto Príncipe, cuando el Gobierno anunció que al día siguiente (sábado 07/07) entraría en vigor un fuerte incremento del precio de los combustibles, como parte del paquete de ajustes que firmó en febrero con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El anuncio fue conocido mientras la población miraba de partido de Brasil y Bélgica en el Mundial Rusia 20118.
Las autoridades dispusieron aumentos de un 37% en el precio de las naftas; de un 40% en el gasóleo (diesel oíl) y más de un 50% en el querosén, este último muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de escaso poder adquisitivo.
Cuando terminó el partido, comenzaron las barricadas (de neumáticos usados quemados, grandes piedras, residuos de vehículos y otros materiales) en todas las calles: centro de Puerto Príncipe, carreteras en el norte, nordeste (en los municipios de Croix des Bouquets, Tabarre) y en el sur (en el municipio de Carrefour), en el este (en el municipio de Petionville), en Carrefour Feuilles (periferia sureste) y otras.
Un número indeterminado de personas quedaron bloqueadas, sorprendidas en sus trabajos, casas de amigos o donde fuese porque la circulación automóvil y de taximotos fue suspendida. Muchas personas tenían miedo de salir, de ver sus vehículos atacados con piedras o de ser víctimas de violencia, al momento de tratar de regresar a casa.
Los conductores de mototaxis fueron obligados a dar parte de su combustible en cada barricada que trataron de cruzar con pasajeras y pasajeros, a modo de peaje.
Muchas y muchos conductores dejaron sus vehículos en las calles y trataron de ir a casa de pie. Una gran parte llego bastante tarde a casa, casi a media noche.
Desde la noche de 06/07/2018, hasta en la noche del domingo 08/07/2018 se oyeron disparos de armas de fuego.
El día sábado 07/07/2018, la crisis política parecía peor que el terremoto del martes 12/011/2010.
Fue muy complicado salir a las calles, todas las empresas, todas las bombas, todos los bancos, todos los comercios estuvieron cerrados.
La gente, en las calles, empezó a asaltar las empresas, sobre todo los grandes supermercados. Por ejemplo, las sucursales del supermercado Delimart, algunas de las cuales sufrieron incendios. También una sucursal de Capital Bank y otra de Unibank.
Según diferentes fuentes, por lo menos 3 personas fueron asesinadas, muertas a tiros en Puerto Príncipe.
El sábado 07/07/2018 recrudecieron las manifestaciones y actos vandálicos. La gente se puso más enojada después de las palabras del 1er. ministro Jack Guy Lafontant, quien dijo que es la primera vez que mucha gente, en el campo, pudo recibir aparatos de TV, lo que demostraba que su gobierno está trabajando por el bienestar de la población.
Al mediodía un grupo de personas intentó llegar hasta el Parlamento, pero fue dispersado por agentes de la Policía, que hizo disparos al aire.
En la tarde del sábado, Lafontant mandó un tweet, informando su decisión de suspender "hasta nuevo orden" la medida de aumentar los precios del combustible.
Pero el anuncio en Twitter no calmó a la gente enojada.
El caos continuó en la capital y otros puntos del país, a pesar de que casi a medianoche el presidente haitiano, Jovenel Moise, recordó que el incremento había sido revocado y pidió calma y el retorno de la normalidad.
El ministro de Comunicación Social, Guyler C. Delva, señaló en Twitter que “el tiempo de los golpes de Estado ha terminado” y que Moise “fue elegido democráticamente” y “seguirá trabajando para sacar a la población de la pobreza”
Por su parte, el Ministerio de Turismo condenó los ataques a los hoteles y otros bienes privados este fin de semana. “No podemos resolver los problemas con violencia (...) hay que respetar los bienes y las infraestructuras”, señaló en un comunicado.
El martes 10/07 el 1er. ministro, Jack Guy Lafontant, encabezó una reunión con los representantes del Parlamento para evaluar la situación creada tras las violentas protestas, que han dejado al menos 3 muertos y varios heridos.
Durante estos días también ocurrieron disturbios en Cabo Haitiano (departamento del Norte) y Jacmel (Sur Este). Y se levantaron barricadas en casi todas las ciudades del Sur Este.
En el primero de 2 días de huelga convocada por los sindicatos, Puerto Príncipe, la capital de este deprimido país, quedó prácticamente desierta, con la presencia en las calles de solo vehículos privados, ya que el transporte público era nulo.
Las personas, además, han optado por permanecer en sus casas por precaución.
La frontera entre República Dominicana y Haití (ambos países comparten la isla La Española) se encuentra en calma a pesar de la huelga y las protestas.
Haití vivió un lunes 09/07 de tensa calma en el inicio de 2 días de huelga general convocada por los sindicatos. Haití está en una situación de país bloqueado, cerrado, desde hace 2 días, con el movimiento de protestas, registradas sobre todo en la zona metropolitana de la Capital, Puerto Príncipe.
Los tradicionales mercados de los lunes en las provincias Pedernales y Jimaní (suroeste) y Dajabón (noroeste), fronterizos con Haití, se desarrollaron pese a todo. No obstante, en declaraciones a medios locales, algunos comerciantes expresaron preocupación por la situación.
Las aerolíneas han empezado a retomar los vuelos, pero varias embajadas, como la de Alemania, Canadá y USA no abrieron sus puertas y han pedido a sus ciudadanos no salir a la calles y estar atentos.
Hay riesgos de crisis humanitaria, con varios productos de consumo que van a escasear en los mercados, la posibilidad de ausencia de diferentes productos, sobre todo alimentos esenciales. Las ciudadanas y ciudadanos tienen temor de ver que se extienda la crisis política, ya en una situación de no retorno a lo normal.
Entre los activistas, Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT-CI), realizó una descripción de la situación: "El gobierno del empresario derechista Jovenel Moïse acusa una gran debilidad. Llegó al poder luego de dos elecciones fraudulentas, una en 2015 y su repetición en 2016; ambas fueron impugnadas y repudiadas por grandes movilizaciones. Su juramentación ocurrió recién en enero 2018. Es el heredero directo de más de 13 años de ocupación militar por parte de las tropas de la Minustah, contingente enviado por la ONU para sostener al régimen surgido del golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide en 2004. El año pasado la Minustah anunció su disolución para dar paso a un contingente policial multinacional de menor tamaño, la Minujusth. Además de ello, el financiamiento petrolero brindado por el gobierno venezolano, un importante subsidio que benefició al régimen heredero del golpe durante más de una década, ha menguado como consecuencia de la crisis en el país suramericano.
A todo esto se suma una crisis en las fuerzas policiales, que se acuartelaron, negándose a responder a las órdenes represivas del gobierno. En ese marco, el descontento popular se ha desbordado y no se limita al tema de los combustibles sino que exige la salida del gobierno títere del FMI y el imperialismo.
Las tropas de ocupación de la Minustah acumularon un prontuario terrible de abusos contra los derechos humanos, la generación de una epidemia de cólera, y abusos sexuales. Estaban integradas principalmente por tropas latinoamericanas provistas por los gobiernos "progresistas" de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia, entre otros. Es fundamental la solidaridad internacional para exigir que la Minujusth no reprima al pueblo haitiano y exigir su retirada del país.
Pese a su gran masividad, la revuelta popular carece de una dirección política. (...)"
Un aumento del 38% en el precio de la gasolina, 47% en el gasoil y 51% en el querosén, generó una masiva respuesta del pueblo haitiano, que desde el 6 de julio salió a las calles de Puerto Príncipe, Cap-Haitien, Petit Goave, Les Cayes y Jacmel. Dos estaciones policiales fueron incendiadas, numerosas barricadas se levantaron y las calles fueron tomadas por el pueblo trabajador, en un genuino levantamiento contra la medida pactada por el gobierno de con el Fondo Monetario Internacional el pasado mes de febrero, como parte de un plan de ajuste.
Particularmente el aumento del querosén es una medida profundamente antipopular, pues para gran parte de la población sin acceso a gas doméstico ni electricidad es un combustible indispensable para cocinar.
Ante la presión popular, sectores del parlamento se reubicaron contra el aumento de los combustibles y al día siguiente del estallido social el gobierno anunció que se suspende indefinidamente la medida.
El gobierno del empresario derechista Jovenel Moïse acusa una gran debilidad. Llegó al poder luego de dos elecciones fraudulentas, una en 2015 y su repetición en 2016; ambas fueron impugnadas y repudiadas por grandes movilizaciones. Su juramentación ocurrió recién en enero de este año. Es el heredero directo de más de trece años de ocupación militar por parte de las tropas de la Minustah, contingente enviado por la ONU para sostener al régimen surgido del golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide en 2004. El año pasado la Minustah anunció su disolución para dar paso a un contingente policial multinacional de menor tamaño, la Minujusth. Además de ello, el financiamiento petrolero brindado por el gobierno venezolano, un importante subsidio que benefició al régimen heredero del golpe durante más de una década, ha menguado como consecuencia de la crisis en el país suramericano.
A todo esto se suma una crisis en las fuerzas policiales, que se acuartelaron, negándose a responder a las órdenes represivas del gobierno. En ese marco, el descontento popular se ha desbordado y no se limita al tema de los combustibles sino que exige la salida del gobierno títere del FMI y el imperialismo.
Las tropas de ocupación de la Minustah acumularon un prontuario terrible de abusos contra los derechos humanos, la generación de una epidemia de cólera, y abusos sexuales. Estaban integradas principalmente por tropas latinoamericanas provistas por los gobiernos "progresistas" de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia, entre otros. Es fundamental la solidaridad internacional para exigir que la Minujusth no reprima al pueblo haitiano y exigir su retirada del país.
Pese a su gran masividad, la revuelta popular carece de una dirección política. Es imprescindible construir organismos autónomos de lucha que levanten un programa político para sacar a Haití de la terrible situación económica y social a la que fue conducida por siglos de invasiones y agresiones militares, dictaduras oligárquicas, políticas de saqueo y superexplotación al servicio de la burguesía y el imperialismo. Llamamos a la solidaridad de todos los trabajadores y los pueblos con Haití, en defensa de su derecho a la autodeterminación y a librarse de un gobierno antipopular impuesto por tropas de ocupación. Por una salida obrera y popular a la crisis que arranque por el desconocimiento de la ilegítima deuda externa, cuyo origen perverso se remonta a la retaliación del colonialismo francés ante la revolución haitiana y el surgimiento de la primera nación independiente del Caribe.
¡Que viva la lucha del pueblo trabajador haitiano!
¡Abajo el gobierno títere de Jovenel Moïse!
¡No a la intervención militar extranjera en Haití, fuera la Minujusth!
Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
7 de julio de 2018
Está en curso una rebelión popular en Haití con consecuencias imprevisibles en este momento.
Por Daniel Sugasti – LITCI
El país está en completa ebullición política, está tomado por manifestaciones y barricadas aparentemente autoorganizadas. También se registran saqueos de centros comerciales. El epicentro es Puerto Príncipe, la capital, y la ciudad norteña de Cabo Haitiano.
El detonante fue la intención del gobierno de Jovenel Moïse, el último viernes 6, de aumentar entre 40 y 50% el precio de los combustibles. Sobre todo el carbón y el kerosene, que son más utilizados por la población pobre para cocinar y alumbrar sus casas. El gas y hasta la electricidad son menos accesibles, en medio de la conocida situación de miseria en la que se debate la mayor parte del pueblo haitiano. Hasta el momento, tres personas han muerto a raíz de la represión gubernamental.
Didier Dominique, de Batay Ouvriyé (Batalla Obrera), destaca el papel de la clase obrera en el estallido de este proceso: “de hecho fue la clase obrera del textil (SOTA-BO) que, antes que todos, con la más reciente lucha para el salario mínimo, ha empezado la protesta. Ella se convirtió en revuelta y, con lo de la gasolina, en sublevación seria”.
Otro informe, esta vez del periodista Henry Boisrolin, nos dice:
“Hace días se vive un estado insurreccional en casi todas las regiones del país. Las rutas están cortadas, hay incendios, barricadas y enfrentamientos violentos en diferentes lugares. Esta situación es resultado de una acumulación de conflictos, descontentos y enfrentamientos de toda clase que están desarrollándose desde hace años, frente a las políticas antipopulares y de saqueo que lleva adelante el gobierno títere del actual presidente ilegítimo Jovenel Moïse […] El hartazgo y clamor popular expresado en las barricadas y en las calles exige la renuncia del presidente, reclama la caída del gobierno”[1].
El aumento de los combustibles es parte de un compromiso con el FMI, firmado en febrero, que pretende imponer un paquete de medidas neoliberales contra el ya azotado pueblo haitiano.
La fuerza del levantamiento es tan grande, que Moïse fue obligado a retroceder y anular el decreto del aumento de los combustibles en la noche del sábado. El presidente, además, llamó a la “calma y a regresar a sus casas”. Pero esta medida desesperada no aplacó, ni mucho menos, las protestas, que se orientan más y más contra el gobierno como un todo. Las organizaciones sindicales y sociales llamaron a una huelga general para los días 9 y 10 de julio en rechazo a la suba de precios.
Saqueos en Haití
La inestabilidad motivó una alerta en la embajada de Estados Unidos a sus nacionales en la isla para que eviten salir a la calle. Algunas aerolíneas suspendieron sus vuelos. Hay señales de pánico entre la clase dominante. La familia del expresidente haitiano Michelle Martelly huyó rumbo a República Dominicana. Otras familias ricas, así como miembros del gabinete del gobierno del presidente Moïse, también pretenden escapar hacia el otro lado de la isla.
El pueblo haitiano, una vez más, muestra toda su rebeldía y disposición de lucha. Muestra el camino a la clase obrera y los demás explotados de Latinoamérica y el mundo. Es así que se enfrentan los planes del imperialismo que ejecutan los gobiernos títeres: con rebelión, en las calles, infundiendo el terror en las clases poseedoras y entreguistas.
El proceso de levantamiento popular en Haití merece toda la solidaridad activa y la atención de los revolucionarios y de todos los activistas sociales. Es un enfrentamiento directo con el imperialismo en el país más pobre de América, protagonista de la primera y única revolución negra victoriosa de la historia.
Desde la LIT-CI, expresamos nuestra solidaridad incondicional con el pueblo haitiano. Condenamos enérgicamente la represión del gobierno y de las tropas “de paz” de la ONU, que de manera vergonzosa cuentan con muchos soldados provenientes de países latinoamericanos, enviados en su momento por los llamados “gobiernos progresistas” –Lula, Evo, Tabaré Vázquez, los dos Kirchner, Lugo, Dilma– y mantenidos por los actuales gobiernos “de derecha”, todos igualmente serviles del imperialismo.
La lucha del pueblo haitiano es la lucha de toda la clase trabajadora latinoamericana y mundial.
¡Fuera Moïse!
¡Fuera las tropas de la ONU, la MINUJUSTH!
¡Viva el levantamiento del pueblo haitiano!
Notas:
Izquierda Socialista de los Trabajadores