Hoy más que nunca parece evidente que la burguesía de todos los países estuvo de acuerdo en esconder lo que realmente pasaba en Rusia desde que los bolcheviques tomaron el poder: el brutal terrorismo del Estado ruso fue la clave de la contrarrevolución mundial y de la reorganización mundial del capital sobre la base de la recuperación de la revolución social internacionalista gracias al modelo leninista del espectáculo. La tiranía del capital y el terrorismo de Estado de los campos de concentración para hacer obligatorio el trabajo y generalizarlo fue la clave de la salida triunfante de la Gran Guerra
Ese modelo impuesto por Lenin/Trotsky se universalizaría cada vez más gracias a Roosevelt, Hitler, Mussolini, el Frente Popular, Franco… Todo eso avalaría el proletariado en las décadas siguientes, junto a más trabajo y más guerra, se “entregó” mucho espectáculo, mucha religiosidad…
En esta parte, vemos la “magnífica” organización de la democracia bolchevique y sindical en acción. Todo funcionaba como ellos creían y cuando los obreros votaban cosas que al aparato tiránico del partido en el poder no quería, simplemente anulaban la votación y terminaban metiendo presos a quienes habían votado los obreros
Mientras la burguesía tradicional hace funcionar la democracia en función de quien tiene más plata y por eso hace más propaganda, conformando una perfecta tiranía del dinero y la plutocracia, la burguesía bolchevique hacía funcionar la democracia en función del aparato policial y de la tiranía política leninista. El caso de escuela en el bolchevismo fue los soviets, que en contra de toda la mitología consejista y sovietista eran correas de trasmisión del partido, y como tales ejercían la brutal y despiadada dictadura del capital contra toda defensa de los intereses históricos e inmediatos de los proletarios.
En ambas variantes la democracia asegura el carácter oligárquico y aristocrático del poder y las correas de trasmisión hacia el proletariado sometiéndolo a la más repugnante sumisión y opresión. Muchos se sometían ideológicamente a la religión de Estado (“dictadura del proletariado”, “centralismo”…) antes de ser liquidados físicamente, incluyendo los de Clubes “anarquista”, como vemos en el trabajo de Pestaña.
También formaba parte de la democracia bolchevique, el fusilar a los militantes políticos conocidos, antes de responder a las presiones internacionales (principalmente de los propios delegados internacionales presentes en Rusia como delegados a la “Internacional”). Si bien a algunos se le construía un expediente de “bandidos peligrosos” se reconocía que la mayoría solo estaban acusados por las posiciones políticas: es a eso que los bolcheviques denominaban “contrarrevolucionarios”.
De paso y para terminar esta parte, se denuncia el mito del altruismo de los dirigentes bolcheviques invariantemente cacareado por toda la propaganda oficial. Como expone Pestaña, siempre vivieron en la opulencia, diciendo que se sacrificaban por el pueblo y pasaban miseria como los proletarios.
Todo eso lo denuncia Pestaña. Y sin embargo la historia oficial leninista y anarcosindicalista (muy probablemente por la alianza histórica de la CNT con el leninismo y el frente populismo), durante casi un siglo, esas páginas habían quedado totalmente enterradas. Recordemos que la CNT adhirió al Frente Popular español, asesino de la revolución social española, e hizo propaganda bolchevique. La dictadura leninista solo fue denunciada por minorías revolucionarias en ruptura con ese frente.
No paramos de recibir observaciones al respecto de compañeros y lectores: ¡que materiales sorprendentes! ¡Es como desenterrar algo de los inmundos calabozos de la Cheka!
COLECTIVO FANNI KAPLAN
Para el día 23 de julio, a las diez de la mañana, fue anunciada la segunda sesión del Congreso que, hasta su terminación, debía celebrarse en la sala del trono, llamada de San Andrés, en uno de los Palacios del Kremlin. A pesar de ser las diez de la mañana cuando nos presentamos en la sala, se dio? comienzo siendo más de las doce. Este retraso no fue solo en el primer día; en los posteriores ocurrió? lo mismo, cuando no algo peor. Un día, una sesión anunciada para las diez de la noche, comenzó? a las dos de la madrugada. Al margen del Congreso, y en las horas que este dejaba libres, procurábamos completar las informaciones lo mejor posible.
El que Kibalchiche y otros empleados de la Tercera Internacional se hallaran en Moscú?, favorecía bastante nuestro particular deseo. Una de las personas con quien primero me puse en comunicación, fue con Sacha Kropotkin, la hija de Pedro Kropotkin, a la que indique? la satisfacción que tendría en poder entrevistarme con su padre. También visite? el Club anarquista establecido en la Teverskaia, donde conocí?, entre otros camaradas, a Askarof y a Gordin. Por conducto de Scha?piro, conocí? a Maximof y a otros.
En el Club anarquista, en una de mis visitas, se organizo? una especie de conferencia que yo explique? en francés y Askarof tradujo al ruso. Hablando con los compañeros del Club, me di cuenta de que muchos de ellos estaban algo inclinados a aceptar el centralismo la dictadura del proletariado. Gordin, que era la cabeza más visible, el más culto, se denominaba "Universalista", y hacía poco que había salido de la cárcel de Butirki, donde paso? tres meses por el delito de haber sido elegido para el Soviet de Moscú? por los obreros de la fábrica donde trabajaba.
El de Gordin es un caso curioso de cómo entienden la libertad los bolcheviques y de lo que significa el régimen de los Soviets en sus manos. Obreros de una fábrica de municiones, al verificarse la elección de delegados para el Soviet de la barriada a que pertenecía la fábrica, a pesar de que los comunistas hicieron siempre lista cerrada para delegados de Soviet y no admitieron la supresión de ninguno de sus candidatos, los obreros de la fábrica en que trabajaba Gordin suprimieron un comunista y colocaron a aquel.
Cuando al hacer el escrutinio en la oficina del Soviet, se vio? que había sido suprimido un comunista y elegido a Gordin, se le puso el veto y se anulo? la elección, para él sólo, no para los comunistas que habían sido elegidos en la misma lista. Como con arreglo al número de votantes y de votos que requería alcanzar un candidato, a la fábrica aquella correspondía un delegado, se verifico? una nueva elección. El resultado, en la segunda, fue el mismo que en la primera. Gordin salió? elegido.
Nueva anulación y nueva elección. Era ya la tercera. Pero tampoco esta vez se salieron con la suya los comunistas bolcheviques. El escrutinio dio? una mayoría casi absoluta a Gordin. Entonces, los bolcheviques, respetuosos con la voluntad de los trabajadores y la dictadura del proletariado (?), anularon la elección, metiendo en la cárcel a Gordin y acordaron que, por el momento, quedara aquella fábrica sin representación en el Soviet de la barriada.
Debemos ratificar aquí? lo que ya alguien, escribiendo de Rusia, ha manifestado: que toda elección para el Soviet, se hacía a presencia y bajo el más riguroso control de la Cheka, lo que no era para inspirar ideas de independencia y respeto a la voluntad de los votantes.
Encerrado Gordin y anulada la elección, se propuso a los obreros nueva consulta electoral a lo que se negaron, y a Gordin se le propuso renunciara al cargo. Obstinado éste en su derecho, los bolcheviques no veían el medio de salirse con la suya. Presentar un nuevo candidato no podía, pues mientras los obreros de la fábrica votasen por Gordin, saldría siempre derrotado el comunista.
Al fin, comprendiendo los compañeros de Gordin que persistir en la conducta adoptada era convertirse en los carceleros de su camarada, optaron, si el Soviet celebraba nueva elección, por abstenerse de tomar parte en la misma, por lo que el candidato oficial saldría elegido aunque lo fuera por una minoría de votos. Así? ocurrió?.
Sabedor el Soviet de la actitud en que se colocaban los obreros, convoco? a nueva elección en la fábrica, y el candidato comunista salió? elegido por una treintena de votos, de los dos mil y pico que a la fábrica correspondía.
Y eso que Gordin, como la mayoría de los componentes del Club anarquista de la Teverskaia, transigía y se acomodaba bastante con el centralismo y la dictadura del proletariado.
La actividad de los componentes del Club anarquista no era para inquietar a los bolcheviques y, sin embargo, y con mucha frecuencia, la Cheka hacía su aparición por allí?. Por lo demás, los casos como el ocurrido con Gordin, abundaban en Rusia.
Por estos camaradas tuve las primeras referencias de lo que fue la insurrección ucraniana y del papel que desempeñó? la actuación de Makhno en la lucha contra la reacción. El Club vivía merced a un restaurante que éste había establecido, consiguiendo poder preparar comidas que, expedidas con un pequeño beneficio, permitía destinarle algunas cantidades.
Las reuniones eran muy frecuentes; pero era preciso ser parcos y comedidos en el juicio. De vez en cuando llegaba algún camarada del interior, que traía noticias de los compañeros y todos concordaban en afirmar la persecución que los bolcheviques ejercían contra los anarquistas que no se sometían del todo.
Me enseñaron números del "Izvestia" y de la "Pravda", en los que se daban cuenta del recrudecimiento de fusilamientos por la Cheka la opinión lo achacaba a que el Gobierno temía que pidiéramos los delegados extranjeros una amnistía, y, por si esto llegaba, para no tener que libertar a los presos, los fusilaban. Los fusilados, si bien había alguno tratado de bandido o especulador por los periódicos, la mayoría figuraban como elementos contrarrevolucionarios...
Como indicara a Luzowsky nuestro vivo deseo de conocer lo más exactamente posible el funcionamiento de la Bolsa del Trabajo, el de los Sindicatos y de todo cuanto a la organización tuviera referencia, puso a disposición nuestra un intérprete y nos relaciono? con todos los organismos superiores que pudieran orientarnos.
Confesamos de antemano, aunque de ello pretendan sacar algún partido nuestros adversarios, que no pudimos llegar a comprender claramente el funcionamiento de la organización Sindical en Rusia. En líneas generales, si?; pero en detalle, no. Confesamos asimismo, y no como descargo a la incapacidad e incomprensión que los bolchevizantes nos endosan, sino como una verdad, claramente revelada por la experiencia, que la mayoría, por no decir todos, de los mismos empleados y encargados del funcionamiento de aquella pesadísima maquina sindical, fueron completamente inútiles para darnos las explicaciones y pormenores que pedíamos. Tampoco ellos conocían su funcionamiento. Por la razón de unos y otros, no estaba en la forma de organización. Estaba en el continuo cambio y variabilidad de formas y movimientos de la organización sindical
El conocimiento exacto de cómo habían de funcionar los Sindicatos, llevaría a los obreros que los compusieran y a los numerosos burócratas que los dirigiesen, a poder fijar una norma de conducta en sus relaciones con el Estado, lo que había de redundar, a la larga, en beneficio de los obreros, ya que les aseguraría una cierta independencia frente a la tiranía del Partido Comunista; pero éste, previsor y astuto, procuraba impedirlo por todos los medios a su alcance y nada mejor que una renovación constante de los métodos de organización, apropiados o no al caso. Además, esto parecía dar cierto eclecticismo al pensamiento. Algo parecido al afán depurador de buscar lo mejor y más perfecto. Pero, en realidad, lo que se perseguía era realizar una maniobra para asegurar la dominación del partido, maniobra burda y deshonesta.
Deseando completar en lo posible las informaciones que precisábamos, quisimos saber primero cuáles eran los salarios de los obreros y en que? forma los percibían y quiénes los fijaban. La tabla de categorías de salarios establecida, abarca treinta y seis, más cuatro extraordinarias, aplicables tan sólo a quien el Comité? de la Confederación General del Trabajo, el Comisariado del Trabajo y el Consejo de Economía Nacional lo creyeran pertinente. Y así? como en las treinta y seis categorías de salarios, estaba limitada la cuantía de lo que había de pagarse, tanto en rublos como en el racionamiento, que no podían rebasarse de ningún modo, las cuatro extraordinarias no tenían limites, pudiendo atribuir la Comisión encargada de otorgarla, el salario y el racionamiento que estimara oportuno.
El punto de partida para otorgar una de estas cuatro tarifas extraordinarias era una de las treinta y seis tarifas establecidas; pero el límite, como ya hemos dicho, no estaba fijado. Se dejaba al arbitrio de la Comisión. De este sistema arranca uno de los engaños más propagados en todo el mundo al principio de la revolución rusa y que nos presento? a los personajes más conspicuos de la misma rodeados de una aureola de austeridad y de sacrificio muy lejos de ser cierta.
Se nos dijo que Lenin, Trotsky, Radek y demás personajes dirigentes del Partido Comunista y de la revolución, dando pruebas de su amor al pueblo y de sacrificio por la revolución, se sometían a todas las privaciones y escaseces a que la falta de productos les obligaba y que, considerándose proletarios y obreros, se hablan asignado un salario como los demás y un racionamiento como el de los obreros intelectuales. En teoría así? era. Pero la practica era muy otra.
Fue una realidad que Lenin, Trotsky, Radek y demás comisarios y aspirantes a tales, fueron considerados y catalogados como obreros intelectuales para los efectos del salario y de la ración que habían de percibir, y con este truco y por este procedimiento nos hicieron creer a todos en el desinterés y en el altruismo de los comisarios bolcheviques. Pero sin duda, por no darle importancia o por creer que no interesaba a los demás el saberlo, dejaron de decir que se habían establecido las cuatro tarifas extraordinarias referidas, que eran aplicadas a los personajes políticos de la Revolución. Con arreglo a estas tarifas, no ya lo indispensable, tenían hasta lo superfluo. Esto debió? decirse desde el primer momento y no lo contrario, que es lo que se puso en circulación.