10.AGO.18 | Posta Porteña 1936

A 100 AÑOS DE LA CONTRARREVOLUCIÓN RUSA

Por Colectivo Fanni Kaplan

 

ÁNGEL PESTAÑA “70 días en Rusia, lo que yo vi” (11)

 

Lo que constatamos en esta parte es que todos los vericuetos burocráticos fueron creados deliberadamente por la burguesía bolchevique para imponer el poder absoluto del centro estatal frente a lo complicado que resulta toda expresión sectorial o regional del proletariado. Lo clave es que los déspotas consideran que los proletarios no lo necesitan. ¿Y para que pueden necesitar decidir si el Comité Central decide lo que es mejor para ellos?

Toda la complejidad artificial de las tarifas de salarios y de la estructura sindical consolida el poder del despotismo haciendo inservible toda expresión o delegación de los proletarios. Eso sí, ello se hacía muy democráticamente haciendo desaparecer a quienes ponían en cuestión absolutamente cualquier elemento decidido desde el centro estatal. La estructura misma es la garantía de la verticalidad más absoluta. Pestaña explica en esta parte algunos elementos al respecto, sustanciales, significativos de la estructura de poder bolchevique.

Pestaña se queja del caos organizado desde el poder para engañar, esconder, desfigurar y en síntesis mejor asegurar la mayor explotación posible. ¡Da hasta lástima verlo tratando de buscarle otra lógica y discutiendo con los burgueses y sindicalistas explotadores acerca de la validez de que hubiera 2 tarifas en vez de las 36 y pico que el poder bolchevique impuso! ¡

O cuando trata de entender la participación en las decisiones que los burgueses del partido otorgaban a los obreros en las decisiones…, a pesar de que “el obrero ruso”… “esta? muy saturado de influencias mencheviques y contrarrevolucionarias”!

Dejando de lado el folklore del despotismo democrático bolchevique, resulta impresionante constatar el impresionante aparato de dictadura patronal existente desde el primer día del poder bolchevique. Ni el despotismo yanqui, ni el anglo francés había impuesto algo tan tiránico e imponente, para asegurarse de que ninguna iniciativa de abajo podría cuestionar la dictadura de clase. Todo se basa en la vigilancia, el control, la disciplina, la tortura del trabajo…, todo se impone desde arriba. Esa es la función de los Comités de Fábrica. A los de abajo solo migajas de ilusión. 

También se expone claramente como se coopta a una parte de la clase proletaria (“dejan de ser trabajadores y pasan a ser empleados”) exonerándola del trabajo mismo para controlar, disciplinar y asegurar la opresión capitalista de los explotados. No hay que olvidar que bajo el leninismo la contrapartida de la cooptación era la desaparición y/o ir a parar a los campos de trabajo

Por supuesto que el despotismo capitalista era mucho más potente que en la época zarista, como lo era todo el sistema represivo bolchevique.  Nunca en la historia de la humanidad un sistema social requirió tanto de la represión como el de la “revolución bolchevique”. El numero de milicos, controladores, inspectores y gendarmes siguió aumentando en toda la época de Lenin/Trotsky, así como luego con Stalin.

Colectivo Fanni Kaplan

Tarifas de salarios y organización sindical (continuación)

Pero volviendo a las treinta y seis tarifas de salario establecidas en Rusia para catalogar a cada obrero en una de ellas, nos enteramos bien de los procedimientos que se seguían.  En las categorías más bajas, desde la primera a la sexta, se incluía todo el trabajo de peonaje en fabricas, talleres, obras, almacenes, etc., etc. Como nos pareciera extraña tanta meticulosidad en establecer seis categorías para lo que era más que suficiente una sola, pretendieron convencernos del error, aduciendo razones que no queremos calificar de infantiles. 

—Así?, por ejemplo —nos decían—, cuando un peón entra a trabajar en una fabrica por primera vez, el Comité? de la fabrica lo clasifica para el primer mes en la tarifa número uno, cuyo salario es de dos mil rublos mensuales, en razón de no ser perito en la faena. 

—¿Que? conocimientos especiales o técnicos necesita —dijimos— un peón que entra a trabajar en una fabrica para llevar pesos o piezas de un lado a otro, ayudar a un oficial, barrer o ejecutar cosas parecidas? A los diez minutos, al segundo día lo más, ya esta? plenamente capacitado en su trabajo. No hay ninguna razón que justifique tan rigurosa cuanto arbitraria clasificación. 

—En parte hay motivos para argüir así?— contestaron—, pero en absoluto, no. Es innegable que, después de trabajar varios días, se conocen mejor las costumbres de la fabrica y se está? más impuesto en la obligación. 

—Admitamos este criterio—reargüimos—. En todo caso, bastarían dos categorías, primera y segunda, con un periodo de quince días para el tránsito de una a otra. ¡Pero seis parecen excesivas! 

—¡Oh!, acaso estéis en lo cierto —replicaron, añadiendo por toda justificación—: Los que las han establecido su razón habrán tenido para ello. 

Sobre estas minuciosidades como sobre otras relacionadas con la misma cuestión, hablamos más tarde con Luzowsky. Sólo obtuvimos las explicaciones reglamentarias que ya conocíamos por otros empleados de la Confederación. El principio fundamental era el de la practica en un tiempo máximo prefijado y en una misma fábrica, pues el tiempo pasado en otra igual no era computado para demostrar la capacidad de un obrero, ya que lo corriente solía ser que cada nuevo obrero admitido en fabrica o taller fuera siempre clasificado en la tarifa más inferior. 

Inquirimos para saber por quién y en que? condiciones fueron establecidas las treinta y seis categorías de salarios, a lo que se nos contesto? que lo habían sido después de una minuciosa encuesta hecha en toda Rusia por una comisión compuesta de individuos de la Confederación General del Trabajo y del Comisariado del mismo ramo. Los trabajos e investigaciones de esta comisión fueron ímprobos, tanto, que tardaron cerca de un año en terminarse. El decreto creando la comisión se promulgo? hacia los primeros meses del año 1918 y termino? sus tareas en enero de 1919. A primeros de febrero del mismo año, se hicieron obligatorios las categorías de salarios establecidas en el informe de la comisión, lo que fue un gran adelanto y un bien para todos. 

—Y durante este tiempo, ¿cómo se regularon las relaciones de salarios entre el Estado y los obreros? —seguimos preguntando. 

— Por convenciones y arreglos que se establecían en cada caso particular, o bien generalizándolo a toda la industria similar de una población. 

—Y estas convenciones particulares ¿no daban lugar a conflictos? 

— No. Pues se modificaban a medida que las necesidades lo exigían. 

— ¿De manera que ahora, una vez establecidas estas tarifas generales y obligatorias, el salario se regulara? según ellas? Las infracciones no deben existir. No habrán sido modificadas. 

—Estáis en un error. Esas tarifas, tan meticulosamente establecidas, que necesitaron un año de trabajo para confeccionarlas y ordenarlas; que necesitaron centenares de obreros y miles de informes para cumplirlas, HUBIERON DE SER MODIFICADAS VEINTIÚN DÍA MÁS TARDE, pues el desequilibrio entre el valor de la moneda y el precio que en el mercado alcanzaban las cosas, y hasta el valor nominal que en moneda se atribuía al racionamiento, demostraron la inutilidad de tanto esfuerzo y de tantas informaciones. Hubo que volver al antiguo juego de las convenciones particulares, aunque tomando por norma y como punto de partida las categorías establecidas. 

—¡En este caso, el salario será? equivalente e igual en todas las provincias rusas! Un mecánico en Tobolsk, en Ekaterinoslaw, en Odessa, en Moscú? o en Petrogrado, ganara? un salario igual, seguramente. 

—De ningún modo. El precio de las subsistencias en esas poblaciones varía en absoluto entre todas ellas, y esas variaciones repercuten fatalmente en los salarios. 

Con tres mil rublos en Si?mbirsky o en Saratof se vive mejor que en Moscú? o en Petrogrado y, en atención y con arreglo al coste más reducido de las subsistencias, se regulan los salarios. 

—¿Podríais indicarme el alcance de esas diferencias? 

—Fijamente, no; varía según la población o la provincia. Pero puede decirse que alcanza proporciones que oscilan entre un diez a un veinticinco por ciento en moneda. El equivalente a la ración que percibe cada obrero es, invariablemente, el mismo para todas las regiones o provincias, siempre dentro de la categoría que le corresponda. 

—¿Podríais decirme también cómo están constituidos los Sindicatos? ¿Lo están por industria, por ramos, o por oficios, local, comarcal o regionalmente? 

—Los Sindicatos están constituidos por industrias y provincialmente. 

—¿Provincialmente? ' 

—Si?, provincialmente. El Sindicato metalúrgico de Moscú?, por ejemplo, es provincial, pues a él pertenecen todos los obreros de la industria metalúrgica de la provincia. Los Comités de Fábrica y los comarcales, mantienen la relación de cada obrero con el Comité? Ejecutivo del Sindicato. 

—Pero cuando han de reunirse para tratar una cuestión que interese al Sindicato en general, ¿cómo se arreglan? 

—Lo hacen por separado en cada localidad, aunque lo más frecuente es que lo hagan en cada fábrica. 

El Comité? Ejecutivo del Sindicato elabora una orden del día que trasmite a cada Comité? de Fábrica o Comarcal, y estos Comités la someten luego a los obreros de cada manufactura. Se reúnen éstos, discuten y acuerdan lo pertinente al caso. Luego, las resoluciones, son remitidas al Comité? Ejecutivo para que esté decida, según el acuerdo de la mayoría o según su criterio. 

—De esta forma de organización, resulta que los obreros de un mismo Sindicato jamás se verán reunidos en una Asamblea general del mismo para discutir un problema cualquiera que les interese. Más que unidos, están divididos, ya que no tienen ninguna relación directa entre ellos, sino es por conducto de su Comité? Ejecutivo y de Fábrica. 

—¿Y para que? los necesitan? Desde el momento que ellos pueden discutir sobre todos los problemas y trasmitir su decisión al Comité? Ejecutivo para que esté decida, no precisan más. Contando que, cuando se crea necesario, el Sindicato puede celebrar Congresos o Conferencias generales en los que se hallan presentes los delegados de cada taller, que para tomar parte en los mismos han sido nombrados. 

—Todo lo que queráis; pero lo importante es que el obrero de cada fábrica no tiene ninguna relación con los obreros de fabricas similares ni con los del mismo Sindicato. Más que unido esta? separado. El Sindicato no es un organismo al cual el obrero aporte su iniciativa individual, sino que es el Comité? Ejecutivo quien piensa y ordena en nombre del Sindicato. Es decir, que el impulso no viene de abajo arriba, como debiera ser, sino de arriba abajo, que es contrario a todo sentido de libertad y de organización voluntaria. Y este sistema de organización, ¿por· quién ha sido acordado? 

—Por los obreros mismos reunidos en Congreso y según plan elaborado con antelación al Congreso por el Comisariado del Trabajo. 

—Sus delegados a este Congreso, ¿que? tendencias o que? ideario defendían? 

—Todos eran comunistas del Partido, exceptuando un tanto por ciento reducido que no tenían partido; pero que aceptaron el punto de vista de la mayoría. 

—Y además del Sindicato, ¿que? otros organismos existen? 

—Existen las Federaciones Nacionales de Industrias, a las que pertenecen los Sindicatos provinciales de cada industria. Después, las Federaciones provinciales de Sindicatos y luego la Confederación General del Trabajo, formada a base de las Federaciones Nacionales de Industria y de las Federaciones Provinciales de Sindicato. 

—Los delegados para los Congresos de la Confederación General del Trabajo y para los de las Federaciones nacionales de Industria y para componer los Comités de esos organismos, ¿cómo se nombran? 

—Se convoca a los obreros de cada fábrica y nombran varios delegados para una Asamblea provincial del Sindicato; en esta Asamblea provincial del Sindicato se nombran delegados para una Conferencia o Asamblea provincial de todos los Sindicatos, y luego, en esta Asamblea provincial de Sindicatos, son designados los delegados que deben concurrir al Congreso, ya sea éste de la Confederación General del Trabajo o bien de la Federación Nacional de Industria. Y en el Congreso se nombran los componentes de los Comités respectivos. 

—Así?, pues, el delegado o delegados a cada Congreso, ¿no es directo, no es el propio Sindicato quien lo envía? 

—No; ya os hemos dicho cómo procede. A veces, cuando la celebración de un Congreso o Asamblea regional urge, entonces, en vez de reunirse los obreros de cada fábrica por separado, se reúnen todos los obreros de una barriada o de un número determinado de fábricas, sin distinción de profesión o de industria, y todos juntos nombran sus delegados.

—La elección, en estos casos, se hará? muy difícil, pues si los obreros no se conocen, cada cual querrá? que predomine quien él propone. 

—Casi nunca ocurre eso, porque el Comité? Comunista lleva ya la lista hecha de los que han de ser nombrados para la delegación. 

—La elección de los representantes obreros a los Congresos no es, pues, directa: resulta ya en tercer lugar. 

—Exacto. Ya que primero se nombran los delegados a la Asamblea provincial del Sindicato, éstos nombran a quienes han de representarlos en la reunión provincial de todos los Sindicatos provinciales, y éstos, a su vez, nombran los delegados al Congreso. 

—Y los temas o tesis presentados al Congreso, ¿quién los elabora? 

—El Comité? Ejecutivo de la Confederación General del Trabajo cuando el Congreso es nacional y de toda la organización; y si el Congreso es de industria, el Comité? de la Federación respectiva. 

—Quiere eso decir que el obrero, el verdadero obrero, el componente del Sindicato, es un elemento pasivo en la mayor parte de los problemas que su Sindicato debe resolver. Sólo se le llama para que ratifique —ya que no le es posible rectificar— los acuerdos que los Comités toman. 

—Según lo que entendáis por elemento pasivo. Es evidente que los obreros no son llamados directamente a discutir las cuestiones propias del Sindicato y que éste ha de plantear, pero habéis de tener en cuenta la falta de cultura del obrero ruso. Además esta? muy saturado de influencias mencheviques y contrarrevolucionarias.

—Los directores, ingenieros, encargados y contramaestres de las fábricas, ¿quién los nombra? 

—Al comienzo de la revolución eran los obreros quienes los nombraban; ahora son los Soviets. Hubo casos en que los obreros nombraban a los antiguos patronos o directores, y hasta a los ingenieros y encargados, y esto era preciso evitarlo. 

—Y esos nombramientos de los antiguos patronos o directores, ¿a que? obedecían? ¿Obedecían a capacidad o a presión sobre el proletariado? 

—Ha de suponerse que obedecían a lo primero, a capacidad, ya que a presión no podía obedecer puesto que les era imposible ejercerla. 

—Y ¿por qué? no se respetaban si obedecían a capacidad? 

—Porque la mayoría de los nombrados, por no decir todos, eran contrarrevolucionarios. 

—Y el Comité? de Fábrica, ¿quién lo nombra? —Los obreros de cada fábrica. 

—Y ¿quién propone la lista? ¿Es que los obreros son libres de nombrar a quien quieran? 

—Nada de eso; la lista la propone siempre el Soviet local o los miembros del partido Comunista que trabajan en la fábrica. La lista es cerrada. No puede suprimirse ningún nombre de los que la compongan. 

—De este modo, nadie, de no ser un comunista, puede figurar en los Comités de Fábrica.

—Si?; a veces se ponen en listas individuos sin partido. 

—Y ¿que? funciones ejerce el Comité? de Fábrica? 

—Representativas del Sindicato y del Gobierno. Ejerce la vigilancia, para que los obreros trabajen y den el rendimiento necesario; fijan las tarifas de salarios; imponen correctivos y multas a los obreros que no cumplen con su deber; despiden a los que no respetan lo convenido; solicita de la Bolsa del Trabajo los obreros que necesita la fábrica; clasifica la categoría que al obrero corresponde; vigila para que no se malgaste la materia prima; recoge todas las reclamaciones de los obreros; sirve de intermediario entre éstos y el director o encargado; prepara las elecciones en su fábrica y, en fin, se ocupa del orden, de la disciplina y de todo lo que a la buena marcha y a la producción de la fábrica haga referencia (1)

—¿Pueden los obreros destituir o pedir la destitución de su Comité? de Fábrica o de uno o varios de sus miembros? 

—Indudablemente. Todos los cargos son removibles y, por tanto, puede destituirse a quien los representa. 

—¿Cómo pueden proceder los obreros para lograr esa destitución? 

—Solicitan del Comité? de Fábrica una reunión y cuando éste la ha concedido, se reúnen. En la reunión presentan sus quejas y el Comité? de Fábrica las recoge y transmite al Comité? del Sindi- cato, el cual pasa a examinarlas y procede según crea por conveniente. 

—¡Pero eso es un contrasentido! Los obreros han de pedir permiso para reunirse a los mismos individuos a quienes han de destituir. Son ellos, los afectados por la censura, quienes han de recogerla y darle curso, sin la menor intervención de quienes lo han pedido. Por este procedimiento, las destituciones deben ser muy raras. 

—Rarísimas. Apenas se registra alguna. Pero sabed que la disciplina del Partido exige que un Comité? de Fábrica, a quien los obreros piden su destitución, viene obligado a dar conocimiento al Sindicato del deseo de los obreros a quienes representa. 

—Bien; pero frente a la disciplina del Partido esta? la conveniencia personal. Lo prueba el que no se solicite nunca una destitución. Además, todos los trámites burocráticos que han de seguirse, el temor de una represalia, la presencia de la Cheka en todas las reuniones, el que no haya periódicos en los cuales puedan denunciarse abusos y arbitrariedades, y el temor de ser tildado de contrarrevolucionario, ahogan toda protesta y todo conato de rebelión. 

(... ...)
—Los Comités de Fábrica, ¿por cuánto tiempo son nombrados? —Por seis meses.
—¿Pueden ser reelegidos?
—Si?. Pueden serlo. 

—Una vez nombrado el Comité? de Fábrica, para los efectos del salario y de la ración, ¿son considerados sus miembros como obreros o como empleados del Estado? ¿Vienen obligados a trabajar o están exentos de todo trabajo? 

—Los componentes del Comité? de Fábrica, una vez nombrado éste, dejan de ser considerados como obreros y pasan a la categoría de empleadosNo tienen obligación de trabajar y si trabajan es voluntariamente. Su misión es de vigilancia, para que los demás trabajen. 

—Sera? algo así? como una especie de policía de taller. 

—Duro es el calificativo. No tiene ningún carácter de policía. Su misión ya hemos dicho cuál es. 

—Y cuando un obrero ha sido vejado moralmente por un Comité? de Fábrica o bien adscrito a una tarifa inferior a la que se considera él merecedor, ¿que? trámites ha de seguir o cómo debe obrar para que el Sindicato le ampare en cualquiera de los dos casos? Porque es de presumir que los Sindicatos deben encargarse de la defensa de los obreros sindicados en casos parecidos. 

—Ciertamente. El Sindicato atiende en estos casos al obrero y le defiende y ampara. Cuando ha sido atropellado o bien adscrito a una tarifa inferior a la que él se cree merecedor, se dirige al Comité? de Fábrica, presentándole por escrito la relación. 

El Comité? de Fábrica la tramita, siguiendo siempre las vías jerárquicas, al Comité? Local del Sindicato, quien a su vez la hace llegar al Comité? Ejecutivo del Sindicato al que pertenece el reclamante.

Informada favorable o desfavorablemente por el Comité? Ejecutivo del Sindicato, para que la queja o reclamación vuelva a su puesto de partida, o sea a manos del obrero que la promovió?, debe seguir los mismos tramites y pasar por los mismos organismos que cuando fue elevada a la Junta del Sindicato. 

Como la elección de los Comités de Fábrica es por seis meses nada más, y aunque con muchísima frecuencia son reelegidos los anteriores, ocurre que llega a conocimiento de uno de ellos el resultado de una reclamación hecha a su antecesor. 

—En este caso el nuevo Comité? debe dar satisfacción al obrero si el resultado de su reclamación le es favorable, negándosela en caso contrario. 

—Así? suele ocurrir. Aunque no debéis olvidar lo difícil que es para un Comité? de Fábrica resolver una diferencia iniciada cuando aún no había sido elegido. Las culpas o faltas de uno no deben pagarlas los demás. 

—De acuerdo. Pero y al obrero molestado personalmente, o perjudicado en su salario adscribiéndolo a una tarifa inferior a la que le correspondía, ¿quién lo rehabilita o indemniza? Porque si respetables son los derechos del comité? de Fábrica, no lo son menos los del obrero que el Comité? ha lesionado. Dentro de un régimen comunista donde el Poder se ejerce en nombre de la clase trabajadora, justo es que a esta se le haga justicia. No que se la concedan privilegios; pero si? que se le haga justicia. 

—Así? ocurre. Ni una sola reclamación hecha por un obrero deja de ser atendida. 

—No lo negamos. Pero lo que si? negamos es que sea eficaz la atención. En primer lugar por los muchos trámites que debe seguir y no ser potestativo del obrero precipitarlos; en segundo lugar porque ha de ser resuelta sin que él sea oído, que es lo más importante. El Comité? Ejecutivo del Sindicato, por mantener el prestigio del Comité? de Fábrica y el del Partido Comunista, al cual representa en el taller, le dará? siempre la razón. De ahí?, las pocas destituciones de Comités y el que los obreros no se interesen por ellos. 

—Al contrario. Los obreros se interesan muchísimo por el Comité? de Fábrica. 

—Los obreros comunistas no lo niego. Pero que se interesen los demás lo pongo en duda. Pero, en fin, dejemos esto. 

Por el resumen de las cuestiones que en relación a lo que en Rusia representan los Sindicatos y que hemos procurado dar con la mayor claridad posible en el dialogo anterior, se habrá? formado una idea aproximada el lector de lo que la organización sindical representa, el papel que juega en la economía bolchevique y la utilidad que tiene en la defensa de los intereses de los trabajadores frente al Estado bolchevique. 

Nuestra peregrinación por las diferentes secretarías en busca de datos que nos orientaran acerca de lo que la organización sindical era no estaba exenta de dificultades, pues aparte de la división de funciones en cada secretaria, hacía muy difícil obtener detalles de conjunto el continuo cambio, la modificación constante que se introducía en todo y, más que nada, lo complicadísimo de un organismo que hasta sus mismos creadores empezaban a no comprender. Eran obstáculos insuperables para quien, como nosotros, necesitaba ideas precisas y normas concretas. 

Pero el resumen de todas estas dificultades hallase condensadas en palabras de Luzowsky, que reflejan el verdadero papel de los Sindicatos en Rusia. 

Deci?a Luzowsky, que el papel de los Sindicatos en Rusia era el de seguir las plataformas del Partido, las orientaciones económicas que este le dictara y la defensa de la dictadura del proletariado. Todo lo que fuera salirse de este marco, era contrarrevolucionario y ni los Sindicatos podían hacerlo ni el Partido Comunista tolerarlo. 

La enorme cantidad de empleados comunistas en los Sindicatos absorbía toda función de capacitación en las masas. Si quisiéramos tomar otro Sindicato como ejemplo y lo hiciéramos con el de ferroviarios, confesemos que los resultados serian idénticos. Contando nada más que los centenares de empleados en los cargos burocráticos ferroviarios superiores, en los principios y finales de línea, en los cruces y empalmes, en las oficinas de intervención y dirección, sumarian miles. Luego, en cada estación, por pequeña que fuera, existía la Comisión extraordinaria, compuesta por lo menos, de tres individuos, ejerciendo misión de vigilancia y de mando. Cada tren, tanto de mercancías como de viajeros, también llevaba su Comisión extraordinaria. Cuéntese que la mayor parte de los miembros de estas comisiones no prestaban servicio activo; su misión era única y exclusivamente la de vigilar. No creemos que en tiempos del zarismo, cuando explotaban las líneas ferroviarias rusas compañías particulares, el número de empleados en la vigilancia, inspección y dirección de las mismas alcanzara ni con mucho el que tenían bajo el régimen bolchevique cuando estuvimos en Rusia. Si de los ingresos por transporte hubiera que pagar a tanto empleado, lo probable es que las recaudaciones no alcanzaran a cubrir los salarios que recibían

1) Ponemos en negrita este párrafo por que resume a la perfección todo el programa del leninismo(y el trotskismo) para los sindicatos y el partido: todo en función del rendimiento del trabajo, de la tasa de plusvalor (explotación), de la organización y disciplinamiento de los explotados. Este fue el modelo que se aplicó en todos los países en los que el “marxismo leninismo” logró llegar al gobierno e imponer su proyecto de socialismo burgués, de “país socialista”.  ¿A ver quien encuentra la diferencia, con lo que quisieron imponer los gobiernos de izquierda, también en América Latina, en nombre del socialismo? ¿Y no será que la historia ya no se repite como comedia, sino como tragedia? NOTA del Colectivo FK


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