18.AGO.18 | Posta Porteña 1939

NICARAGUA: EL SANDINISMO SIEMPRE FUE CAPITALISTA

Por RICARDO

 

Hoy todo el espectro político burgués y estatistadesarrollista y progresista, de derecha e izquierda, aunque tratan de salvar lo que pueden de toda esa defensa del capital y el Estado, se ponen de acuerdo en condenar la versión actual del sandinismo. ¡Claro, no es para menos! ¡Ortega es un nuevo Somoza y resulta impresentable, indefendible! [1]

Se trata entonces, con tanta condena, de salvar los muebles de la casa en llamas. Con la denuncia actual de la represión, con la denuncia de la versión actual del sandinismo, la burguesía trata de salvar al sandinismo,la izquierda burguesa, el modelo socialdemócrata de cambio.

En contraposición total con esa posición, quiero recordar que la lucha del proletariado en la región no solo fue y es contra Ortega y la versión actual del sandinismo, sino contra el proyecto mismo del sandinismo, contra el modelo mismo de recambio burgués, que el Frente Sandinista de Liberación Nacional representó siempre.  Y en última instancia contra el modelo de pseudosocialismo leninista, que esa corriente histórica representa internacionalmente. El mismo no solo no tiene nada de “socialismo”, sino que invariantemente somete al proletariado a atroces condiciones de explotación, opresión y represión.

Dejemos que la izquierda burguesa misma, que hoy denuncia el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, exponga lo que considera “una auténtica revolución”:

El 19 de julio de 1979 triunfó una auténtica revolución popular en Nicaragua y puso fin al régimen de la dinastía dictatorial de los Somoza. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) jugó un papel fundamental en la victoria gracias a la lucha armada, a sus iniciativas políticas y a su capacidad para representar las aspiraciones del pueblo. Sin embargo, el FSLN jamás habría podido vencer a la dictadura sin la movilización extraordinaria de una mayoría del pueblo nicaragüense. Sin el coraje y la abnegación de ese pueblo, la dictadura somocista, apoyada desde hacía decenios por Washington, no habría podido ser vencida de forma duradera. El apoyo de Cuba jugó igualmente un papel positivo. El FSLN jugó un papel fundamental en la victoria de una auténtica revolución popular en 1979 [2]

En contraposición abierta y total con esta visión, el sandinismo siempre representó un recambio burgués que luchaba por defender lo esencial de capitalismo. Nunca fue una alternativa revolucionaria y proletaria, sino bien por el contrario, frente a una verdadera ola proletaria y revolucionaria, como la que sacudió al mundo y América central en los 70, fue un recambio burgués impuesto por la burguesía internacional

Por eso es tan falso venir a descubrir ahora que en Nicaragua “la revolución fue traicionada”, como es falso también decir que Maduro traicionó la revolución de Chávez, porque todos esos regímenes solo gestionaron el capitalismo sin combatirlo en absoluto. Y el capitalismo no ofrece más alternativa para el proletariado que más miseria y más palo como vemos en todas partes.

Lo que es cierto de lo que se dice en la citación anterior, es que el FSLN, que era una organización burguesa y patriotera, jamás habría podido vencer a la dictadura sin la movilización extraordinaria de una mayoría del pueblo nicaragüense…, sin el coraje y la abnegación de ese pueblo…Lo que es rotundamente falso es que lo que triunfó, el 19 de julio de 1979 haya sido una auténtica revolución. Fue, al contrario, la recuperación/desviación de una enorme lucha insurreccional del proletariado internacionalista e internacional (que abarcaba varias republiquetas latinoamericanas), hacia un movimiento nacionalista, patriotero y reformista de reafirmación y reorganización del capitalismo en la región.  

En síntesis, mientras el movimiento del proletariado, en la década de los 70, América central, formaba parte de un movimiento social internacional del proletariado revolucionario, que cuestionaba las bases mismas del capital y la mercancía, la dictadura del valor y el trabajo asalariado…, el sandinismo constituyó la recuperación patriótica, reformista y nacionalista qué afirmaba el patriotismo imperialista, el reformismo y cuyo proyecto era la reorganización del trabajo asalariado. O dicho de otra forma el programa histórico del proletariado constituyéndose en partido se contrapuso (y se contrapondrá siempre) al programa del sandinismo, del patriotismo, del leninismo tanto en Nicaragua como en el mundo entero.

También es verdad que desde el punto de vista burgués e imperialistaEl apoyo de Cuba jugó igualmente un papel positivo. Efectivamente, Cuba garantizaba, que la “revolución” no iría a la raíz misma de la cuestión social destruyendo el trabajo asalariado, la mercancía y la dictadura del valor…y que se contentaría del pobre y limitado programa reformista del Estado Cubano mismo, de socialismo burgués. Por eso los agentes cubanos reprimían en Nicaragua a las minorías revolucionarias y contribuyeron, a las olas sucesivas olas represivas del sandinismo, contra los sectores más desposeídos del proletariado, como los pueblos nativos (en particular los misquitos), que no se conformaban con el sandinismo

Es decir, se encerró al “socialismo” en el reformismo burgués del “marxismo leninismo” y se lo redujo a un proyecto progresista, modernizador, que consistió en imponer más trabajo, disciplinándolo para el desarrollo económico del capital, solo pautado por alguna reformita económica distributiva, más las típicas estatizaciones, propias de todo populismo y/o fascismo. 

Pero además de ese programa burgués enteramente limitado del leninismo, que no busca otra cosa que el desarrollo del capitalismo, en base a la movilización sistemática y masiva de la fuerza de trabajo de las masas, Cuba sirvió para liquidar toda pretensión internacionalista que la lucha social contenía y a reimponer la polarización imperialista entre los principales bloques imperialistas de entonces, dirigidos por Estados Unidos y Rusia. Por supuesto que el patriotismo y el interimperialismo del Estado cubano (¡proimperialismo ruso, estalinismo global en esos años!), no venía solo de ese lado: sino que en Nicaragua mismo había sido siempre lo esencial del sandinismo.

El Frente sandinista ya había aparecido mucho antes como una organización burguesa de jóvenes burócratas y tecnócratas que admiraban el progreso económico y el desarrollo económico mercantil generalizado, como ya denunciaban compañeros internacionalistas en la década del 70.

A continuación, presento a los lectores de Posta, un volante internacionalista que ya denunciaba al sandinismo antes de que el mismo llegara al poder [3]

En esos años no era fácil denunciar el carácter burgués y capitalista del sandinismo, dado que éste estaba sistemáticamente apoyado por el socialismo burgués mundial, por sindicatos y partidos burgueses de Europa y América. Los grupos internacionalistas que lo denunciaban eran sistemáticamente acorralados y perseguidos tanto en Nicaragua mismo, en América Latina como en Europa. ¡Cómo siempre, a éstos, se los acusaba de servir a la “contra”! ¡Cómo también se acusaba de lo mismo a las revueltas de los sectores más empobrecidos del proletariado que luchaba contra el sandinismo (como a las comunidades indígenas)!

Hoy más que nunca es necesario retomar el hilo rojo, revolucionario, de la valiente crítica, que las fracciones revolucionarias del proletariado llevaron adelante contra la corriente. La actualidad de la lucha de clases está dejando en evidencia la pertinencia de dicha crítica: el sandinismo siempre fue una alternativa burguesa contra la revolución, como lo fue (y lo es) en general el proyecto de “socialismo” leninista, castrista, demócrata. 

Sin retomar esa crítica, todo proyecto revolucionario será una mentira más de las fracciones burguesas del capital como las lulistas, las bolivarianas, las chavistas, las kirchneristas, las evomoralistas y otros frenteamplistas. Sin ir a una crítica radical de los fundamentos mismos del capital, las “revoluciones” seguirán siendo meramente políticas, (¡el cambio de una fracción política en la cima del Estado por otro!) y la sociedad del capital y de la dictadura de la ganancia, seguirá intacta.

¡No habrá revolución social contra el capital, sin destruir la mercancía misma y el trabajo asalariado!

Ricardo

La nueva época

Compañeros:

Ahora que, por segunda vez, el proletariado manifiesta su bronca y expresa su lucha irreductible contra la miseria de sus condiciones de existencia; ahora que por segunda vez luego de la ola de huelgas declaradas frente al terremoto, su impulso revolucionario se extiende a toda Nicaragua, haciendo temblar no solo el antiguo régimen dinástico, sino al mismo tiempo (y hasta en sus fundamentos) a la vieja, impotente y mentirosa oposición burguesa coaligada en el UD.L (UNIÓN DEMOCRÁTICA DE LIBERACIÓN) y sus diversos apéndices modernistas: a los jóvenes y dinámicos cuadros privados, a los jóvenes tecnócratas públicos, a los jóvenes burócratas sandinistas del FSLN.(FRENTE SANDINISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL); ahora, entonces que, en el curso mismo de la lucha el proletariado comienza a conocerse a sí mismo como proletariado, a reconocer también a sus enemigos como enemigos, empleando, con su propia acción el único lenguaje histórico que es capaz de desmentir a los ideólogos y otros recuperadores carroñeros, sindicalistas, políticos e intelectuales, ocupados y pagados para hablar en su nombre para capitalizar mejor ‘las derrotas de sus victorias”; ahora que, de esta forma, se van derrumbando las ilusiones del régimen somocista sobre su estabilidad pasada, al mismo tiempo que comienzan a desmoronarse las de su sucesores burgueses burocráticos sobre la estabilidad futura de una sociedad basada en ese proletariado; ahora que, la realidad comienza a buscar su pensamiento, se puede decir que se afirma y comienza en Nicaragua una ‘nueva época’

Compañeros: si hasta aquí los enemigos de clase del proletariado, las clases dominantes locales y sus lacayos disfrazados para la ocasión en diversas especies de burócratas sindicalistas, políticos de oposición, estalinistas/cristianos culturales, intelectuales en búsqueda de trabajo y subideólogos pequeño burgueses imitadores de revoluciones tercermundistas, etc., pueden guardar impunemente la esperanza de que no saldremos nunca por nuestros propios medios del subdesarrollo y de la cosificación en la cual nos han mantenido, va a ser cada vez más difícil para ellos y más arriesgado, pues también aquí hemos comenzado nuestra guerra universal: tenemos que nombrar nuestra miseria en plena modernización, descubrir en relación a ella ‘la inmensidad de nuestras tareas’ retomando simultáneamente toda nuestras historia universal perdida

Es así que comienza esta nueva época, es con este primer acto, que ya es una victoria, que nosotros podemos brindar por la ejecución de la sentencia que pronunciamos contra la vieja sociedad de clases.

¡Vivan las huelgas salvajes y autónomas!

¡Abajo los sindicatos y los partidos!

¡Viva Nicaragua insurrecta!

¡Todo el poder al proletariado!

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[1] Preferimos dejar de lado los sectores más militaristas y estatistas de la socialdemocracia (y del estalinismo) que siguen fieles a los milicos, como los sindicalistas, fascistas, socialistas y otros leninistas, que siguen defendiendo ¡hasta al mismísimo Ortega y el terrorismo de Estado! Solo quiero señalar aquí que, quienes hoy apoyan a Ortega pretextando antiimperialismo, son los mismos que reivindicaban, en aquellos años las “revoluciones renovadoras y/o progresistas” de los milicos como las de Velazco Alvarado/Morales Bermúdez, Onganía, Videla, Goyo Álvarez…y tantos otros.

[2] ¿De dónde viene el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo? En Viento Sur el 24/07/2018 | Eric Toussaint

[3] No logré encontrar una versión original de dicho volante por lo que lo extraje del libro en francés de Rafael Pallais “Incitation à la refutation du Tiers Monde” (Editions Champ Libre 1978). A pesar de los enormes aciertos de la posición de los autores al denunciar el recambio sindicalista, politicista, sandinista…que se preparaba, el texto guarda todos los límites de la visión y el estilo situacionista del período y hace que la traducción misma sea muy difícil y que el texto en castellano tenga aspectos difícilmente inteligibles en la actualidad. Pido por ello indulgencia a los lectores. Sin embargo, quiero, a tantos años de esos acontecimientos, subrayar la valentía contracorriente de esa posición proletaria y revolucionaria, así como la validez e importancia de esa crítica histórica del recambio burgués que el sandinismo y la burguesía internacional estaba armando. Sin dudas esa fue la fuerza programática y revolucionaria del internacionalismo proletario, de la izquierda comunista y en particular del situacionismo en todos los países en que actuaron


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