21.AGO.18 | Posta Porteña 1941

SOBRE SAMIR AMIN

Por RICARDO

 

Resulta realmente repugnante las apologías de Samir Amin que se hicieron con motivo de su muerte. Las mismas también llegaron a nuestro medio rioplatense

El obsecuente estatista, Moyano, escribe en Posta Porteña: Muere el mundialmente aclamado pensador marxista egipcio-francés Samir Amin, uno de los economistas más prominentes del mundo (15.AGO.18 | Posta Porteña 1938)

Dichas apologías, esconden que el “marxismo” de Samir Amin, siempre fue un “marxismo” burgués, leninista, tercermundista, nacionalista, populista. Que nunca, pero nunca, las posiciones de Amin, tuvieron nada que ver con las posiciones de Marx, de abolición de la mercancía y el Estado; sino bien por el contrario que, como todo el populismo, trata de desvirtuar el antagonismo de clases y de la existencia exclusiva de 2 proyectos sociales contrapuestos, para sustituirlo por la contradicción imperialismo-antiimperialismo, populismo localista-anticapitalismo, imperialismo-autonomía nacional etc.

Que, como toda teoría burguesa nacional populista,no denuncia la relación de explotación capitalista, ni clama por su abolición, sino que ha inventado una cantidad de categorías, idealistas y burguesas, para disimular el antagonismo entre proletariado y burguesía mundial, para disimular que el capitalismo es siempre el mismo. Un ejemplo de esos inventos, es la categoría “neoliberalismo” (¡muy usada por los Samir Amin!) que no tiene más objetivo que esconder que la catástrofe social actual viene de la naturaleza misma del capital y no de tal o cual política económica (¡más o menos neoliberal!)

Más, Samir Amin siempre fue un hombre de Estado, financiado por sindicatos y colectividades, pagado por partidos y fundaciones, promocionado por organismos caritativos y ONGs, conferencista de universidades y foros internacionales,…, que pasó la vida inventando pavadas (¡en realidad muy útiles para el capital!) como que uno se pudiera “desconectar”  (sic) del imperio o del capitalismo, del Estado o del neoliberalismo, defendiendo el progresismo y la “soberanía popular”…

Todo eso solo sirve para eludir, encubrir, tergiversar las contradicciones mundiales de clase entre el capital y la revolución proletaria y en última instancia para la defensa del capital mundial con todos sus imperialismos. 

Samir Amin fue un constante en la solución de los problemas de los Estados africanos y europeos en controlar la tensión social. Siempre estaba inventando una contradicción, una terminología para inflar la contradicción centro/periferia y esconder la contradicción de la humanidad misma con todo el capital, con todo el Estado, con todos los Estados progresistas o no, periféricos o no.

Conocí a Samir Amir desde muy joven aunque, la verdad es que nunca lo leí demasiado. Acostumbraban a leerlo los intelectuales cultos en América Latina, los “socialistas”, “leninistas”, “comunistas” y hasta en el Penal de Libertad la ideología del capitalismo periférico, común a los desarrollistas de todo pelo y color (¡incluyendo a los mismísimos leninistas!), como por ejemplo Teotonio dos Santos, era recomendada por la socialdemocracia “socialista” y “comunista”

En África y en Europa Samir Amin fue más popular y su mercancía intelectual, fue discurso oficial (¡no siempre de oposición!) de sindicatos, partidos, parlamentos y gobiernos, es decir del Estado mismo. Amin integró decenas de instituciones oficiales, llegando a infectar a amplios sectores populares, con absurdos sueños de autonomías nacionales, indefectiblemente transformados luego en apoyo “critico” de uno u otro Estado burgués. A nivel mundial esta fue la re-credibilización del populismo y el nacionalismo clásico y secular tan indispensable a los Estados para la reproducir dominación y la opresión misma.

Alguna vez, me invitaron a escucharlo dar una conferencia, otras a integrar sus huestes universitarias como asesor o ayudante de clase, y muchas más veces, me prestaron alguno de sus tantísimos libros. Alguno leí y me pareció un progresista más, es decir un desarrollista del capitalismo. Como un hermano africano de la CEPAL. Sentí mucho asco y bronca porque, de primera, lo entendí como un teoricista de la “tercera posición”, de la de Nasser, Mao Tse tung o Perón, de la del Estado nacional…protestando, para negociar mejor, con el “imperialismo” [1]

Justamente lo que más asco y bronca me daba era que Samir Amin había revisado a Marx, para hacer del marxismo un nacionalismo tercermundista más, de la misma manera que el leninismo lo había hecho doctrina del progreso del capital en base al disciplinamiento populista del trabajo y el “socialismo” en un solo país

Siempre pensé al capitalismo como imperialista por naturaleza, basándome en el concepto de Marx (¡y por supuesto no de Lenin! [2]),de que cada átomo de valor busca valorizarse y con ello apropiar medios de producción y fuerza de trabajo, llegué automáticamente a la conclusión de que el capital, que es precisamente valor en proceso, es imperialista por su propia esencia, independientemente de tal o cual Estado que el valor organice para potenciarse

Todos, desde Nasser a Perón, desde Samir Amin a Mandela, desde Codovilla (PC argentino) a Vivian Trias (PS uy), siempre los consideré como enemigos capitalistas, imperialistas, proestatistas y promilicos. Por eso un tipo como Samir Amin, que era un prominente leninista, que había oscilado entre el PC oficial, el maoísmo y el Nasserismo, no podía engañarme y nunca moví un dedo para ir a verlo, aplaudirlo, promoverlo y mucho menos para adherir a sus huestes… Al contrario, como en cualquier otra parte siempre denuncié a los partidarios de la “liberación nacional” que tanto mal le han hecho a la autonomía del proletariado y que han constituido un freno terrible contra la revolución social. Para mí, los verdaderos revolucionarios, siempre denunciaron la “liberación nacional” como una ideología al servicio de la guerra interimperialista tan indispensable al capital. La “liberación nacional” nunca fue otra cosa, en ninguna parte del mundo, ni en ninguna época, que la cobertura de la guerra imperialista [3]

No, Samir Amin, nunca estuvo del lado de los proletarios que luchan contra su propia burguesía, y por eso nunca me interesaron sus teorías. Al contrario, en el exilio en Francia, encontré quienes lo denunciaban, exilados de países africanos (egipcios, tunecinos,…), que afirmando todo el mal que hacía tales ideólogos de la “desconexión” y/o “liberación nacional”, en esos países a la autonomía del proletariado, insistían en que era para eso que le pagaban las conferencias por todo Europa (y el mundo!)…, hacían volantes denunciándolo y hacían de todo para escracharlo. Naturalmente me encontré con esos compañeros y no con los que aplaudían y adulaban a ese representante de la sumisión del proletariado a la autonomía nacional.

¡Hoy pienso exactamente lo mismo! Siempre recuerdo que los compañeros de África denunciaban a este tipo de “marxistas” como agentes de los Estados coloniales y neocolonialistas simultáneamente. Estas eran las acusaciones más claras que hoy, recuerdo con precisión:

-“Todos estos son agentes del capital, todos son imperialistas, el antiimperialismo del poder es siempre imperialista”; 

-“Los discursos de izquierda son los peores: su función es recuperar la lucha de nuestros pueblos y transformarla en lucha por la ·’desconexión’, por una soberanía nacional y otros cuentos”

-“Esos personajes nacionalistas en Europa son la alternativa ideológica de izquierda, para mantener todo como está, por eso le abren todas las puertas, los invitan en todas partes, los publican los periódicos como Liberation, Le Monde, Le Monde Diplomatique” 

- En síntesis esta es la esencia de la neocolonización que ahora se llama desarrollo económico, que ahora se dice desconectada, de “liberación nacional” y de autonomía popular

Sin embargo, dentro del espectro político burgués, hay que reconocer que Samir Amin fue de los más sutiles, aunque siempre se situaba del lado de la soberanía nacional supuestamente “oprimida”, siempre trataba de conciliar la misma con el “pueblo del país oprimido”. Por eso pasó la vida sutilizando el pensamiento del nacionalismo burgués, que lo había precedido, el de los Nasser y el de los Lumumba mostrando que se podía ser todavía más populista que ellos.

Así, hace menos de 2 años en una entrevista hecha por Raffaele Morgantini titulada “La afirmación de la soberanía nacional popular frente a la ofensiva del capital” (sic) [4] se esfuerza por conciliar la afirmación misma, del Estado burgués nacional y popular frente al capital, con la autonomía más popular venida desde abajo. He aquí sus palabras:

“La soberanía popular no es fácil de imaginar, porque está atravesada por contradicciones. La soberanía popular se da el objetivo de transferir un máximo de poderes reales a las clases populares. Estos pueden ser tomados en los niveles locales, pudiendo entrar en conflicto con la necesidad de una estrategia a nivel del Estado. ¿Por qué hablar del estado? Porque nos guste o no, se continuará viviendo bastante tiempo con los Estados. Y el Estado sigue siendo el principal lugar de decisión que pesa. Aquí está el fondo del debate. En un extremo del abanico del debate, tenemos a los libertarios que dicen que el Estado es el enemigo con el que se debe luchar a toda costa, y que se debe actuar fuera de su esfera influencia; en el otro extremo tenemos las experiencias nacionales populares, especialmente las de la primera ola del despertar de los países del Sur, con los nacionalismos antiimperialistas de Nasser, Lumumba, Modibo, etc. Estos líderes han ejercido una tutela verdadera sobre sus pueblos, y pensado que el cambio sólo podía venir desde arriba. Estas dos corrientes han de dialogar, comprenderse para construir las estrategias populares que permitan auténticos avances.[5]

Es evidente que desde Nasser a Perón, desde Lumumba a Modibo intentaron exactamente lo mismo unificar lo que viene de abajo para constituir una verdadera “estrategia popular” estatista y nacionalista. Si no hubiese proles que los siguen el populismo “liberador de la nación” nunca hubiese marchado. Vemos que Samir Amin hasta los últimos momentos de su vida estaba interesado en recuperar la lucha desde abajo e integrarla a los proyectos estatales y seguir vendiendo el viejo y putrefacto programa de liberación nacional que constataba que era cada vez más rechazado.

La confusión entre estos dos conceptos de “nacionalismo” es muy fuerte en Europa. ¿Por qué? Pues bien, por razones históricas obvias. Los nacionalismos imperialistas han estado en el origen de dos guerras mundiales, fuente de estragos sin precedentes. Se entiende que estos nacionalismos sean percibidos como nauseabundos…Por contra, en las periferias hemos conocido otros nacionalismos, procedentes del deseo de afirmar una soberanía antiimperialista, trabajando contra la lógica de la globalización imperialista del momento.

Esa fue la constante de Samir Amin: tratar de imponer el nacionalismo haciéndolo menos nauseabundo, presentándolo como si efectivamente estuviera trabajando contra la lógica de la globalización imperialista, cuando en realidad eso fue mentira (¡porque además el capital ya estaba totalmente globalizado desde hacía siglos!) ya con Nasser, Perón, Lumumba y Modibo, como lo sigue siendo hoy. La función de Samir Amin y todos los que defienden la “desconexión” y la “soberanía antiimperialista” en el sentido de LUCHAR CONTRA LA AUTONOMÍA DEL PROLETARIADO, no puede ser más descarada, abierta y contrarrevolucionaria

El querer darle un carácter, supuestamente menos estatista y más popular a ese proyecto, que fue la estrategia global de los Samir Amin y compañía, solo puede servir al capital y al Estado, en la manipulación, integración y subordinación del proletariado a su propio Estado.

Ricardo


[1] Pongo “imperialismo” entre comillas porque lo uso aquí para burlarme del nacionalismo populista tercermundista, cuyo capital intelectual es identificar el “imperialismo” a tal o cual país o potencia, inocentando por esa vía al imperialismo mismo que contiene todo capital nacional, grande o chico como expongo a continuación.

[2] La socialdemocracia (Kautsky, Plejanov, Hilferding, Lenin…) desconocerán sistemáticamente los estudios de Marx sobre el valor mismo, como sujeto imperialista, y lo ubicarán como una fase del capital para lo que inventarán una serie de categorías ideológicas presentando el fenómeno del imperialismo como si fuese nuevo.

[3] Con ese mismo título de “liberación nacional cobertura de la guerra imperialista” se denunciaba en todo el mundo a los “liberadores nacionales” en la época del apogeo de esas ideologías que tuvo en Samir Amin (1970/1990) uno de sus más importantes exponentes.

[4 ]La afirmación de la soberanía nacional popular frente a la ofensiva del capital es sin duda todo un programa social contrarrevolucionario, como el lector puede fácilmente comprender.

[5] Investigación publicada el 13 de octubre de 2016


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