23.AGO.18 | Posta Porteña 1942

Teoría Monetaria Moderna(TMM) y curanderismo social

Por ASTARITA

 

En el escrito “La izquierda necesita aprender  de la Teoría Monetaria Moderna”,  http://eduardogarzon.net/la-izquierda-necesita-aprender-de-la-teoria-monetaria-moderna/,

Rolando Astarita [Blog] 22/8/18

Eduardo Garzón escribe:

“Desgraciadamente la inmensa mayoría de los pensadores progresistas –incluyendo especialmente a los economistas– han absorbido hasta la médula las falsas creencias liberales en relación a la naturaleza y funcionamiento del dinero, y esto hoy supone un enorme lastre a la hora de vislumbrar un modelo económico alternativo al actual. (…)

La Teoría Monetaria Moderna es la cura que necesitamos para romper los esquemas que nos han impuesto y poder idear y desarrollar un proyecto económico más justo

¿A qué se debe que la izquierda ande tan perdida en este tema? A que no es verdaderamente consciente del radical cambio que el sistema monetario mundial experimentó en 1971”

Es que a partir del desmantelamiento del sistema de Bretton Woods, sigue Eduardo Garzón, “los Estados pueden crear su propio dinero sin ningún tipo de obstáculo técnico, sin ningún tipo de límite”. Además, existiría una proporción exacta de creación de dinero por parte del Estado que llevaría al pleno empleo, sin inflación: “La cantidad de dinero creado a través de gasto público debe ser la adecuada que permita que todas las empresas vendan al precio actual los bienes y servicios que pueden producir. Ni más ni menos. Crear menos dinero de este nivel produce desempleo y desinflación (es lo que le ocurre a la economía española y a la Eurozona), y crear más de este nivel produce inflación”

O sea, a partir de que el gobierno de EEUU eliminó la convertibilidad oficial del dólar al oro, en 1971, se habría podido sostener de forma permanente el pleno empleo mediante el simple y sencillo trámite de emitir dinero. No solo durante los períodos “normales” de acumulación del capital, sino también durante las recesiones o depresiones. Por ejemplo, durante las crisis de México y Argentina en 1994-1995; Tailandia, Indonesia y Corea del Sur en 1997; Rusia, 1998; Brasil, 1999; Argentina y Turquía, 2001; durante la recesión mundial de 2007-2009; en las crisis posteriores de Grecia, Irlanda, España, Portugal, Italia; Brasil desde 2014-2015, no habría habido desocupación si se hubiera hecho caso a las recomendaciones de Eduardo Garzón y sus compañeros neo-cartalistas. ¿Y qué tal poner en práctica ya mismo, y con carácter de urgente, la receta en Venezuela? Receta heterodoxa para gobierno heterodoxo: imprimir dinero. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?

Pero hay más todavía: si las crisis capitalistas son de sobreproducción, y si el Estado puede generar todo el poder de compra que desee, no habría razón para la misma crisis. A condición, claro está, de que la política monetaria esté dirigida por algún experto neo-cartalista. Por esa vía, el Estado podría acabar con las contradicciones de la producción mercantil: la contradicción mercancía / dinero; valor de uso / valor; trabajo concreto / trabajo abstracto; trabajo privado / trabajo social. Y se haría realidad el sueño de “superar gracias al incremento de los medios de circulación, las contradicciones que emanan de la naturaleza de la mercancía…” (El Capital, t. 1, p. 148, nota).

De manera que durante los últimos 50 años hemos vivido en medio de absurdas e inútiles tinieblas. No habíamos caído en la cuenta de que, a partir de 1971, basta con imprimir dinero, en su justa y aristotélica proporción, para que se haga la luz en el sistema capitalista. Por eso, ya no hay razón objetiva para las angustias del desempleo o las crisis económicas. Todo es cuestión de convencerse de las tesis cartalistas. Esta es la buena nueva que se anuncia al género humano desde las altas cumbres del pensamiento “heterodoxo”. ¿Cambios sociales profundos? Tonterías de mentes colonizadas por el neoliberalismo. Incluso hablar de contradicciones sociales es propio de personas a las que les atrasa el reloj mental. ¿Acaso no dijo Knapp que el sistema monetario es un asunto de administración estatal? ¿Y no tiene el dinero el mismo contenido social que un ticket de guardarropa? Además, ¿no ha dicho la TMM que el Estado puede determinar, mediante otro acto administrativo, el “valor del trabajo”?

“El tránsito a la utopía es obra de un instante”, decía Engels en referencia a las reformas monetarias que recomendaba un tal Rodbertus, centradas en un “bono trabajo” (véase el Prólogo a Miseria de la filosofía). Aunque en los tiempos post Bretton Woods, ni siquiera es necesario mentar el trabajo. Después de todo, dinero y tickets de guardarropa siempre se pueden emitir en las cantidades necesarias, y con mínimo trabajo.

Pues bien, la realidad es que todo esto no tiene el menor fundamento científico. Por eso sostengo que el marxismo debe meter el bisturí de la crítica en este curanderismo social. Es que, igual que los viejos “curanderos sociales” que “prometían suprimir, con sus diferentes emplastos, las lacras sociales sin dañar al capital ni a la ganancia” (de nuevo Engels, prólogo a edición inglesa del Manifiesto Comunistas, 1888), la TMM propone una receta “vende humo”, que llevará a un callejón sin salida a los movimientos o partidos de la izquierda que la adopten.


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