09.SEP.18 | Posta Porteña 1948

La Junta Abyayala, por una Economía de Guerra a los Privilegios

Por Junta Abyayala

 

“Que los más infelices sean los más privilegiados”

Reglamento de Tierras 10 de setiembre 1815-2018

 

La Junta Abyayala por los Pueblos Libres llama a emprender una economía de guerra a los privilegios, frente al creciente endeudamiento del país, la fuga de capitales, la pérdida de poder adquisitivo en las y los trabajadores, la persistencia de la inflación que corroe la ya endeble economía de las familias indigentes, el fracaso de la economía de escala como pretendida solución, los embates contra el ambiente desde el sistema extractivista controlado por monopolios y oligopolios, y el saqueo sistemático al que se ha sometido a la Argentina desde la connivencia de políticos y empresarios.

En el capitalismo está la raíz de muchos de nuestros problemas, y el capitalismo dependiente que caracteriza a la sociedad argentina del siglo XXI pasa por un modelo económico-social que agrava nuestra sumisión histórica y profundiza el extractivismo y la depredación. De continuar como vamos, nos espera el abismo.

Guerra a los privilegios para apuntalar la soberanía puesta en riesgo, salir del estado de rodillas, y revitalizar la ubicación del país con vistas a la vigorosa unidad de los pueblos del sur del continente para enfrentar la guerra comercial desatada entre imperios. Guerra a los privilegios para estimular el retorno a la vida en armonía con la naturaleza y el trabajo comunitario, y acabar  en forma drástica sin excepciones con las prerrogativas de cualquier persona o sector de los que parasitan la economía, amenazan con la destrucción de la Argentina e irritan a los sectores populares.

Economía de guerra a los privilegios instalados de una manera exactamente contraria a la consigna de Artigas: “que los más infelices sean los más privilegiados”. Por eso es imprescindible esta determinación, para aventar a los caranchos del sistema que son la norma, y para que nadie quede afuera de la contención social. Porque los sectores gobernantes en el país y las provincias son ejecutores y cómplices (con raras excepciones) de un sistema de endeudamiento que ha desnaturalizado a la Argentina, y ha provocado hambre, desocupación, destierro, hacinamiento a un grado de racismo; depredación, contaminación, enfermedades varias, y violencia desde el Estado. La mayoría de los hoy oficialistas y opositores tienen corresponsabilidades muy claras en este sistema, como creyentes en la religión de la ganancia a cualquier costo, el individualismo, la competencia (engañosa) y la fragmentación; todo eso contra los saberes tradicionales del compartir, la comunidad, la complementariedad, el trabajo honrado, la solidaridad, la armonía, la mínima invasión a la naturaleza y el conocimiento integral.

Ante la situación planteada por sectores de la economía y el partidismo que empujan a nuestras comunidades a un estado de abatimiento, con alternativas que no son tales, esta Junta Abyayala por los Pueblos Libres llama a conocer y combatir el orden social establecido y desactivar el estado de depresión inducido.

Todo será más claro si nos ubicamos en la conciencia de nuestra condición, en las históricas luchas, antiguas y recientes, por la emancipación de cualquier amo, viejo o nuevo, y en los saberes milenarios de nuestros pueblos. No es con irritabilidad que vamos a superar la crisis sino conociendo el estado actual del sistema capitalista en el mundo y la acumulación de modos de opresión en sinergia. Y no saldremos en soledad sino en compañía de los demás pueblos del Abyayala que padecen problemas similares, y con espíritu decolonial.

El mundo es un tembladeral, y nuestro socio económico principal, Brasil, presenta una debilidad con escasos precedentes. Si la Argentina lograra enfrentar con luz propia el estado de cosas podría colaborar con sus hermanos, e incluso soportar mejor los efectos directos que provoca la zozobra en el Mercosur frente a la avidez proteccionista y expansionista a la vez, de los imperios.

Economía de guerra a los privilegios equivale a un nuevo diagnóstico sobre el parasitismo que enferma a la Argentina con foco en las multinacionales, el capital financiero, los terratenientes, los especuladores en todos los órdenes, ciertos grupos de profesionales corporativizados, y dirigentes de los tres poderes del estado en la nación, las provincias y los municipios que se auto asignan sueldos con fondos del pueblo que superan en cinco, diez y hasta 30 veces los ingresos de un docente o un jubilado, una obscenidad, cuando lo justo sería una relación de uno a dos, o uno a tres, y la inclusión de todos los trabajadores de la informalidad, a los que la burguesía media y alta desprecia.

Economía de guerra a los privilegios significa guerra a la especulación con el dinero y con la tierra, eliminación de latifundios, acceso equitativo, y creación de bancos provinciales y municipales con participación de los trabajadores.

Con vistas a la recuperación de la vida comunitaria y la biodiversidad, con lugar para todas y todos, la Junta Abyayala observa puntos de confluencia en diversas personas y organizaciones. La focalización y jerarquización de problemas sociales debiera buscar puntos de intersección y potenciar fuerzas pero parece derivar hacia la división, y esa tendencia es aprovechada por sectores del capital y los privilegios de cualquier índole para preservar espacios de poder y desalentar la unidad. Una manifestación de la crisis se ve en la necesidad de muchos de lustrar una imagen, con la peregrina ilusión de quedar a salvo cuando el país se hunda. Curarnos de la atomización y de la manipulación de la historia (para ocultar errores e intereses personales o sectoriales) nos abrirá hacia horizontes que hoy tenemos vedados. Comunidades originarias, empresas recuperadas, asambleas, pueblos en marcha: las vías están a la vista. La Argentina plurinacional, con pleno respeto a la soberanía particular de los pueblos y la biodiversidad, reniega de la uniformidad, el centralismo y los mandones.

Para la economía de guerra a los privilegios, aquí algunas medidas como ejemplo, que en ciertos casos exigen reformas constitucionales, y que requieren emergencias en los ámbitos del trabajo, los alimentos, el uso y la propiedad de la tierra, la vivienda, la salud, el ambiente, la demografía, y lucha sin cuartel contra la especulación financiera y el inmobiliarismo, desde la perspectiva del vivir bien y buen convivir, es decir: sin exclusiones y en armonía con la naturaleza.

A-emergencia laboral, creación de puestos genuinos de trabajo con la protección de la producción familiar y pyme y de la industria argentina (industrias que no dependan de matrices extranjeras), actividades que ofrecen puestos de trabajo, lo mismo que la construcción de viviendas con espacio adecuado y servicios, y la revaloración del mercado interno entre provincias y entre países hermanos y socios; promoción de sistemas comunitarios y cooperativos, de actividades artísticas regionales y de tecnologías de alto impacto laboral en emprendimientos familiares (comunicaciones, transporte, alimentos, servicios energéticos zonales, actividades grupales, construcción, gastronomía, textiles, con precisa prevención contra las uniformidades diseñadas para la concentración económica y la dependencia); estudio y valoración de la experiencia de cientos de empresas recuperadas por los obreros, las pequeñas cooperativas y los emprendimientos familiares de resistencia, como demostración de otros caminos a nuestro alcance, y punta hacia un modelo sostenible;

B-emergencia sobre la propiedad y el uso de la tierra, considerando que es una riqueza que no debe estar a merced del mercado y las corporaciones, y que en tiempos de crisis dará los frutos para la alimentación sana y completa, la salud de todos, el trabajo, la lucha contra el hacinamiento que debe ser implacable, a la vez de generar expectativas en muchos; promoción de chacras mixtas comunitarias y emprendimientos asociados con producción diversa e integrada, desde el respeto a la Pachamama;

C-gradual confiscación parcial o total, con pago en bonos a plazo según los avalúos, de toda superficie privada mayor a tres unidades productivas, para facilitar el acceso de todos por igual a la producción de alimentos y la vida serena; plan genuino para recuperar la relación de nuestras comunidades con el ambiente y el uso de la tierra, relación fundada en el buen vivir, previa erradicación de latifundios, pooles, oligopolios y monopolios que distorsionan la economía y privan de espacio a multitudes;

D-emergencia habitacional, para garantizar una casa digna a todos, con espacio suficiente para emprendimientos productivos, con la generación de trabajo en la autoconstrucción y construcción comunitaria de viviendas con materiales cercanos, y en una lucha por todos los flancos contra la especulación inmobiliarista que multiplica por veinte y hasta por cincuenta el valor de las propiedades, lo cual deja el techo a merced de la usura.

E-emergencia en salud. Integración de las distintas prestaciones, medicina preventiva por todos los medios al alcance, para lo cual se usarán las concesiones de frecuencias en medios masivos; garantía de la provisión desde el estado de medicamentos en enfermedades crónicas; prohibición absoluta de programas que pongan en riesgo la salud o promuevan la prostitución, y promoción de programas cultuales y de difusión sobre alimentos, salud y educación;

F-emergencia en alimentos, privilegio de la alimentación sana, cercana y barata de las familias y comunidades en sus casas, y de los servicios básicos; soberanía alimentaria; capacitación y aprovechamiento de los ciclos naturales; aprovechamiento de las organizaciones y los organismos ya existentes, e impulso a las asambleas, para confluir en una revolución alimentaria que destierre el hambre y la marginación, y colabore con territorios menos favorecidos;

G-plan de salud reproductiva que garantice la información adecuada, con particular atención de la embarazada y la niñez, y contención de las mujeres que opten por no ser madres con especial cuidado sobre las imposiciones y presiones machistas; plena independencia entre el estado y las iglesias, “libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”, y promoción de la vida comunitaria por todas las vías a nuestro alcance;

H-emergencia educativa para asegurar la salud de estudiantes y docentes, la calidad de los edificios y los servicios con alta participación comunitaria de padres, madres y vecinos; y para garantizar la incorporación de programas decoloniales que cultiven los valores del conocimiento, el lugar, la vida comunitaria, la amistad, la solidaridad organizada, la serenidad, el trabajo honesto, la unidad de los pueblos, la pertenencia a la región del Abyayala con sus riquezas y símbolos, el diálogo, y la conciencia por la biodiversidad, la independencia y el antiimperialismo.

I-emergencia ambiental para la protección del agua dulce, el suelo y el ambiente todo, y la recuperación de biodiversidad, sin más concesiones; creación de empleo en la recuperación de la salud ambiental en montes, arroyos, costas, en la recuperación de bosques y en la erradicación de basurales; exigencia de que una proporción de las superficies y las riberas sean pobladas con montes nativos para lograr corredores de biodiversidad; conciencia y lucha para reemplazar el sistema de agroquímicos y transgénicos por la producción con campesinas y campesinos de alimentos sanos, orgánicos, con cuidado del suelo y el agua y de la diversidad alimentaria; programa especial de cuidado de las poblaciones de abejas; declaración del maíz como semilla venerable e inviolable del Abyayala, y recuperación de centenares de razas no genéticamente modificadas, como símbolo de las semillas en general, porque la vida no puede ser patentada sin ponerla en riesgo; prevención contra todo tipo de incidencia tecnológica que altere ciclos de la naturaleza como la manipulación genética y climática;

J-emergencia demográfica para empezar a revertir el desequilibrio (macrocefalia y hacinamiento) que provoca destierro y amontonamiento con severas consecuencias culturales y sociales (ruptura de conocimientos y relaciones, violencia, adicciones), además de crear inconcebibles zonas de sacrificio;

K- bases para la instauración de un sistema federal que rompa con la acumulación de poder económico, político y demográfico en la metrópolis, en un país ya enfermo de macrocefalia; discusión y reorganización federal, descentralización de todas las sedes empresarias, corporativas, sindicales, mediáticas y estatales; federalismo como primera vía de distribución equilibrada; soberanía particular de los pueblos;

l-desarticulación de la economía concentrada, de escala y robotizada en todas sus manifestaciones, porque privilegia a pocos y no genera empleo; formalización de la economía informal;

ll-investigación y denuncia de la deuda pública usada como herramienta de dominación, verificación de los responsables internos y externos del aumento de la deuda que pone en riesgo nuestra paz social, y reestructuración de la deuda que no sea fraudulenta para hacer viable su pago con la producción y la industria del país; estatización de la banca para cortar con el principal aparato parasitario de la economía argentina; lucha sin cuartel contra ese modo de corrupción naturalizado; creación y fomento de bancos provinciales y municipales, y exploración de la banca cooperativa genuina y democrática;

M-denuncia y castigo ejemplar contra los especuladores, empezando por los que provocan fugas de capitales; exoneración de todo funcionario político que tenga más del 10 por ciento de sus bienes materiales fuera del país.

N-denuncia en bloque de los Tratados Bilaterales de Inversión y del CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias en torno de Inversiones). Habilitación soberana para que, luego de una investigación de la deuda, los pretendidos acreedores externos se cobren con fondos de argentinos en el exterior, que quedan sin resguardo del estado argentino.

Ñ-reforma del sistema impositivo para facilitar el acceso a los alimentos y la generación de empleo masivo, desincentivar la acumulación de riquezas y el monopolio, e incentivar la economía asociativa; y reforma del modelo energético para pasar a un consumo austero de energías limpias, sustentables, diversas, zonales, con participación de los usuarios como proveedores; energía a costo de producción para la producción de alimentos;

O-reformas al sistema jubilatorio para asegurar la sustentabilidad con ingresos de otras fuentes (finanzas, juego), de manera de no recargar el problema generado por la casta dominante sobre las espaldas de los trabajadores; mientras se incorporan los sectores de la economía informal; fin de las jubilaciones de privilegio y garantía para las de carácter graciable; recortes en las jubilaciones altas sostenidos en pretendidos derechos que son en verdad privilegios;

P-ahorro de los recursos del pueblo con la paulatina generación de consensos a fin de que el Estado no atienda intereses sectoriales, para lo cual deben generarse espacios de modo que los sectores (no indigentes) que hoy dependen del estado puedan desarrollar sus propios recursos (iglesias, sindicatos, corporaciones subsidiadas, etc.); tope a los sueldos de todos los empleados de los tres poderes (incluidos jueces, legisladores, ministros, presidente, gobernadores, intendentes); que nadie cobre del Estado (nacional, provinciales o municipales) más de dos sueldos de un maestro o una enfermera. Tres como excepción;

Q-reformas en el sistema de transporte para no cargar sobre los trabajadores el déficit del sistema de camiones, que en virtud de negocios sectoriales destruye las rutas que luego pagamos entre todos; diversidad y complementación de vías de transporte;

R-erradicación o conversión de tecnologíasque atentan contra la creación de empleo; sistema de premios para los emprendimientos que generen mano de obra intensiva;

RR.-inhabilitación a perpetuidad de empresarios y políticos corruptos para ejercer cargos públicos, hacer contratos con el Estado e invertir en medios masivos de comunicación;

S-desarticulación de los oligopolios periodísticos y promoción de medios regionales, con la certeza de que en ninguna provincia o ciudad quede más del 10 % del presupuesto en avisos oficiales; exigencia a las empresas para que inviertan en propaganda en todo el territorio donde tienen negocios, y no sólo en la metrópolis; reconocimiento a los periodistas que permitieron conocer las mafias gobernantes;

T-búsqueda de consenso para la independencia en base a la vida comunitaria y austera, donde austeridad no significa mortificar a nadie sino todo lo contrario: sobriedad en todos para que nadie quede afuera;

U-políticas claras con vistas a la recuperación del Atlántico Sur para los pueblos del sur de Abyayala y acercamiento con los países que colaboran con la soberanía argentina sobre el Atlántico Sur, y que están conscientes de la tensión que genera el arsenal anglo norteamericano en Malvinas; denuncia de los acuerdos humillantes de Madrid;

V-promoción de nuevos proyectos de unidad de los pueblos del sur del continente con vistas a una confederación, porque no hay soberanía posible ni emancipación sin hermandad institucionalizada, considerando que el imperialismo entró en una fase de guerra comercial que nos exige  diálogo multilateral pero en bloques, y consolidación de la unidad en la biodiversidad, la cultura, los saberes, las manifestaciones artísticas, el turismo, el comercio, etc.; cooperación entre países contrarios al desarrollo de la carrera armamentista nuclear atómica que pone en riesgo la vida en el planeta, y liderazgo en el paulatino aislamiento de esos países guerreros que se sienten superiores al resto;

W-capacitación de las fuerzas de seguridad para la prevención, y para convertir a las y los efectivos en canales para la recuperación de personas y familias enfermas por la violencia, la delincuencia o la indigencia;

X-cárceles con educación, talleres, producción e industria para erradicar la reincidencia y asegurar a los presos la mantención de sus familias y una reinserción plena;

Y-garantía de que las fuerzas militares no intervengan en la seguridad interna, y que en tiempos de paz generen recursos propios con industria tecnológica (por ejemplo) y producción agropecuaria que colabore con las finanzas del estado; vínculos entre facultades, centros de investigación y fuerzas armadas para facilitar la generación de prototipos en investigaciones de estudiantes avanzados.

Z- políticas en torno de ejes propios, soberanos: buen vivir,armonía, complementariedad, comunidad, diálogo, consenso, solidaridad, equidad, soberanía particular de los pueblos, resistencia comunitaria a los sectores de privilegio y fortalecimiento de la soberanía en unidad con los pueblos hermanos.

Buen vivir

La situación es delicada. No hay derecho a hipotecar la paz y la vida de las próximas generaciones y no podremos enfrentar la crisis con más de lo mismo. Hoy se impone trazar políticas en torno del buen vivir, y eso excluye necesariamente los privilegios de cualquier índole. Sectores partidarios y corporativos de la patria contratista, la corrupción, las corporaciones y las franquicias del capital no deben ser tratados en igualdad de condiciones porque no harán más que obstaculizar esos objetivos.

En la gran rueda de mate que aceitará los vínculos en nuestro país y en la región no se sentarán los sectores de privilegio que se sienten dignos de todos los supuestos derechos adquiridos, mientras el resto deambula por un plato de comida.

Ganamos todos

La situación es angustiosa y algunos pueden no darse cuenta porque se camufla detrás del endeudamiento. Pero es grave y por eso exige los gestos que decimos.

En una economía de guerra a los privilegios ganamos todos y no muere nadie por razones evitables. Economía de guerra a los privilegios significa resistencia al colonialismo y la colonialidad en todos los flancos, y estudio y promoción de la doctrina del vivir bien y buen convivir.

La economía de guerra a los privilegios es, entonces, una economía de vida, para superar el estado de postración y cultivar el otro mundo que la alta burguesía intermediaria y la oligarquía han menospreciado y sepultado.

La deuda pública exige economía de guerra, porque a lo dicho se agrega este interrogante: ¿qué será de países dependientes, volátiles y endeudados como la Argentina en un escenario de guerra en el mundo, sobre el que cada día escuchamos pronósticos aterradores? Si nos mostramos endebles para enfrentar las nacientes de la guerra comercial, ¿cómo nos sostendremos en situaciones de mayor presión? En la línea actual, el destino es la desaparición como  nación, de ahí  la crudeza de nuestro diagnóstico.

Si la Argentina ha logrado subsistir a los tumbos con las riquezas del suelo y el subsuelo a los embates de sus clases privilegiadas y sus socios del capital mundial, es hora de pensar a largo plazo y plantearnos los escenarios difíciles que deberemos enfrentar.

Fundamentos

No analizaremos aquí la violencia promovida desde el poder, ya tenemos suficiente experiencia. En un estado de violencia, el poder atizará una vez más la lucha de pobres contra pobres, como corresponde a la usanza del violento estado argentino, y nuestra voz de alerta pretende evitar ese extremo y volver la vista a los caminos que otras y otros han alumbrado.

Queremos detenernos en la necesaria economía de guerra a los privilegios, para trabajar por una meta que es la sociedad y la economía del buen vivir, que no significa vivir en la opulencia sino evitar la subordinación de muchos a la hegemonía de unos pocos, y trabajar en sintonía con los ritmos de la naturaleza.

Los gobernantes oficialistas y opositores que se han alternado en el poder político en estas décadas deben saber que a fuerza de frustraciones hemos ido conociendo sus farsas. Pero apelamos a todos sin excepción para revisar los caminos recorridos y revertir los errores.

El nuevo desafío debe ir por la equidad en el uso de los fondos públicos, y la apertura de un cauce a través de la riqueza del pueblo y del suelo para millones de argentinas y argentinos obligados por el sistema a vivir en la indigencia hereditaria, con resultados fatales.

Deuda es guerra

La sangría del pago de intereses de la deuda ya está dejando anémica la economía nacional, y ni siquiera logra controlar el crecimiento de ese sarcoma. Pagamos intereses y crece la deuda, y ni los gobiernos ni las entidades transnacionales como el FMI se muestran dispuestos a analizar el problema en su profundidad. Todos aplaudieron el salvataje de los bancos en su momento, y no se les cae una idea siquiera para el salvataje del ser humano.

“Estamos en una encerrona, en un callejón sin salida”, dice Alejandro Olmos Gaona.

Como los partidos mayoritarios son corresponsables de esta catástrofe, debieran preguntarse en esta hora si están empeñados en evitar la hecatombe, o si en verdad sólo los mueve el invento de relatos que dejen a los privilegiados del sistema bien parados para continuar en el poder.

Déficit crónico, deuda crónica, corrupción crónica, apertura indiscriminada y posición desventajosa en los términos de intercambio, todo eso en sinergia se corresponde con la sangría que impone un estado de guerra. Con una diferencia: la guerra puede terminar en cuestión de horas, con un armisticio, y en poco tiempo se cauterizan las venas, pero en cambio la estructura económica del país se compara a la inmunodeficiencia: el menor resfrío del mundo se convierte aquí en una pulmonía.

Capitalismo o Pachamama

Si bien existen causas contribuyentes, la principal de todas es el parásito de los sectores de la especulación, empezando por el capital financiero, y siguiendo por terratenientes y especuladores inmobiliarios. Ahí están los padres de  los males, que empujan hacia una economía de escala, para pocos, aunque para ello necesiten al país arrodillado. El reino de la usura debe ser reemplazado por la patria del trabajo.

Si vamos a enfrentar el ataque del capital financiero por todos los flancos, nos queda hacer pie en la Pachamama, la madre tierra.

El capital financiero, expresado en todo tipo de aprietes, corridas, propagandas, sobornos y siempre respaldando la economía de escala pero con una máscara simpática, y amortiguando sus males con las fundaciones con apariencia filantrópica; ese monstruo deja espacios a sus siervos del poder político clásico cebados en la corrupción. Allí medran gerentes de los tres poderes de una república falsa que da lugar al sistema de privilegios instalado.

Al poder y sus amanuenses le sigue el parásito de los sectores que chupan los presupuestos de los estados nacional, provinciales y municipales: sea la llamada “patria contratista”, de los empresarios más enriquecidos mediante la sociedad con políticos y a costa del Estado; o sea la suma de funcionarios, legisladores y jueces y otros privilegiados (incluso en los lugares menos pensados) que actúan con el dinero del pueblo como las nubes de langosta.

Se requiere de una base para que todos sin excepción nos alimentemos, tengamos techo, espacio, abrigo, y al mismo tiempo, un equilibrio que sirva de disuasión, para que las familias bajo presión de la propaganda no gasten lo que no tienen en bienes suntuarios o depreden la  naturaleza. En ese sentido, el endeudamiento vía tarjetas de crédito debe ser atacado como el tabaco, con claridad, porque ambos, los bancos privados y las tabacaleras, traen oculto el germen de la muerte.

Cuando hemos cometido errores por años, como los déficits crónicos o la ausencia de investigación y denuncia de la deuda fraudulenta, y cuando los actos del poder político han pretendido legitimar esos fraudes, entonces tampoco caben los reclamos ligeros y demagógicos, de aquellos que se benefician personal y sectorialmente del sistema y a la vez declaman contra algún adversario para simular alguna lucha. Ya estamos avisados de esos actores que hacen de capitalistas o socialistas según el auditorio, o ejercen el doble estándar.

Los gobiernos están obligados a hacer o pedir dinero transitoriamente donde encuentren más barato, pero al mismo tiempo a generar las bases del otro sistema, para liberarnos del parásito del endeudamiento e investigarlo de punta a punta, con responsables entre los tomadores de crédito, los prestamistas y los administradores de esas fortunas. Si los gobernantes volvieron al Fondo Monetario y hay respaldo financiero, entonces que no gasten lo que no tienen porque crédito es deuda, y empiecen con los severos gestos que necesitamos. Hay derroches que deben ser revertidos, y hay injusticias flagrantes que irritan y que pueden no significar muchísimo para el presupuesto pero se tornan insoportables cuando las mayorías ajustamos nuestro presupuesto. De lo contrario será una prolongación de la agonía. Una vez que los gobiernos malversaron, robaron o derrocharon fondos del pueblo, cuando llega la hora de pagar las fiestas de los de arriba es tarde para lamentos entre los que tuvieron algún grado de responsabilidad en el descalabro.

Los dirigentes que aceptaron la jurisdicción de la justicia del imperio para pedir dinero no son creíbles luego, cuando se quejan  de los fallos de esa justicia. Es entonces el pueblo el que puede y debe levantar su voz frente a engaños, vaivenes y atropellos. Ante la avalancha de la globalización, nadie escapa si no es con fortaleza y creatividad. Zafar a medias o con ideas sueltas, más que presentarnos una salida puede hundirnos. Y aquí cabe el mentado lema en versos de Arturo Jauretche: “o es pa’ todos la cobija o es pa’ todos el invierno”.

En un país deficitario en varios frentes (energía, balanza comercial, presupuestos nacionales, provinciales y municipales), ni siquiera es una vía sencilla aquella remanida de imponer gravámenes sobre sectores poderosos como único salvavidas porque suena lindo pero si esto no va de la mano de un sistema distinto, no hará otra cosa que facilitar el cierre de empresas o el éxodo de capitales cuando otros países se muestran permeables. Los falsos diagnósticos son tan peligrosos como la mentira

Frente externo

Al descalabro de la economía argentina provocado principalmente por el parasitismo, los déficit, la deuda acumulada por cuatro décadas a pesar de los pagos multimillonarios y la presencia abusiva de las multinacionales (convocadas por sus socios de la política), se le suman en estos meses las medidas proteccionistas de Estados Unidos cuyos efectos ignora el mundo entero, pero nos obligan a levantar la guardia.

La guerra comercial desatada estos meses involucra a Estados Unidos, China, Rusia y la Unión Europea, es decir, a casi todo el mundo poderoso en lo económico. La Argentina tiene un conflicto histórico con Gran Bretaña, que ahora pretende morigerar los efectos de su salida de Europa invitando a un mercado con nuestro país, lo que sería poner las gallinas al cuidado del zorro. La relación sólo puede prosperar si Gran Bretaña abandona su doctrina colonial y devuelve las Malvinas y todo el territorio que usurpó en el Atlántico Sur y que mantiene con un arsenal al acecho.

Nuestra inquietud se multiplica por la debilidad o subordinación del gobierno argentino ante las imposiciones coloniales, y el estado de atomización de la principal oposición acorralada por la justicia, a raíz de sus gravísimos hechos de corrupción que colocan a los políticos en un rol mafioso

Falsa alternancia y corrupción

En paralelo al crecimiento de la deuda, la disputa (para la tribuna) de los partidos mayoritarios crea una falsa grieta entre los principales responsables políticos de la debacle de la Argentina, una grieta para desviar la atención de los profundos problemas que padece el país. Es la ley de la alternancia.

Los principales partidos del oficialismo y la oposición benefician a sectores del gran capital que a su vez tienen a esos partidos de mandaderos. Esos sectores que permanecen semi ocultos ejercen el poder y los partidos mayoritarios les sirven, así de sencillo. Ese es el triunfo de la dictadura.

Las peleas públicas se dan por la imagen, la posición frente a las siguientes elecciones, el relato de la historia reciente. Esas peleas no muestran otra cosa que el desprecio de la casta dirigente por la verdad, y muestran la manipulación de los datos a límites insospechados. No es casualidad que en los últimos lustros las familias más corruptas y ricas se reemplacen mutuamente  en el poder del Estado, con el auxilio de los mayores medios masivos de comunicación que les son funcionales, con financistas y propietarios cómplices.

La corrupción es ley en la Argentina, sea la corrupción coyuntural en la que se embarran centenares de mediocres, como la corrupción estructural apta para una élite, sean ilegales o legales, todas ilegítimas y fatales para el pueblo; la deuda pública condiciona, la concentración de la economía (escala) frustra las posibilidades de fuentes de trabajo, la presencia abusiva de las multinacionales y el capital concentrado en todos los rubros hace mella en la soberanía, y en todo ello hay responsabilidades del oficialismo y la oposición mayoritaria por igual. Los matices existen, pero no deben llamarnos a engaño.

A la hora de pagar los platos rotos nuevamente acuden a los trabajadores desocupados y precarizados, muchos jubilados y los demás sectores populares de cuentapropistas, autónomos, estudiantes, campesinos, cooperativas, pymes, etc. El crecimiento de la indigencia y la economía informal son manifestaciones del sistema.

La corrupción pone en riesgo cualquier acuerdo y distorsiona el diálogo. De ahí que todo ciudadano que en segunda instancia quede procesado deberá ser expulsado sin más de cualquier puesto del Estado, en los tres poderes, e inhabilitado a perpetuidad, y sólo restituido si resultara absuelto en última instancia.

La corrupción es norma en el mundo moderno. Presidentes y ex presidentes y otras altos dirigentes de Perú, Guatemala, Brasil, España, la Argentina, Nicaragua, líderes de las más diversas extracciones de izquierda y derecha se han enredados en la corrupción y si algunos cayeron o están pagando las consecuencias eso no garantiza transparencia

Poder del capital

Como las historias se repiten en una espiral de decadencia, esta Junta Abyayala advierte que la casta dirigente crispa los nervios de las comunidades para generar excusas con las que pretende sostener sus parcelas de poder u ocupar las del adversario, bajo la tutela del gran capital. Sólo la candidez puede llevar a algunos compatriotas a hacerse expectativas con ciertos apellidos que fingen polémicas. El narcisismo los separa, Monsanto los une. El partidismo los divorcia, Chevrón los casa.

La gravedad de la situación nos lleva a alertar sobre las consecuencias violentas de este juego, y por eso la necesidad de una economía de guerra a los privilegios.

Consumismo no es el camino

Aún aquellos que defendemos el mercado interno deberemos aceptar que en la Argentina se ha instalado un déficit estructural altamente dañino, del que no se sale por los caminos trillados de ajustes, devaluaciones, ruegos a financistas internacionales, aunque se comprende que en la coyuntura pueden presentarse distintas alternativas de corto y mediano plazo para evitar males mayores.

Los trabajadores activos y pasivos vivimos en estado de zozobra. No negamos que estamos en un país acosado por grupos de poder que buscan repartirse despojos, sea petroleras, mineras, hipermercados, capital financiero internacional y “nacional”, atornillados a un estado de cosas que los favorece.

Los defensores del sistema tendrán que reconocer que la felicidad del país y sus vecinos no depende del consumismo; que el martilleo de la propaganda de los sectores poderosos, sea de la economía o la política, no hace más que provocar un agujero en las economías del hogar. Si el consumo ejerce tracción, que no sea el consumo suntuario de los ricos y privilegiados sino el acceso de todos a bienes comunes, necesarios. Por eso es imprescindible que saquemos de las garras de la especulación los terrenos donde la comunidad necesita hacer las viviendas, y facilitemos a todos el acceso a la comida y los bienes principales.

El mercado interno nos puede aliviar pero la paz, el trabajo, la armonía, el ambiente sano, la soberanía alimentaria y la independencia no llegarán de la mano del consumismo sino del equilibrio.

Respecto de las formas de organización superadoras seguramente hay tantas como regiones en el país. Algunas muy apreciadas desarrollan las relaciones solidarias. En vez de promover el egoísmo que separa a los seres humanos (o los une con fines individuales, circunstanciales), existe la vía del compartir. Como dice un compañero: “compitiendo, unos ganan y otros pierden. Compartiendo, todos ganan. Sin embargo el mercado no conoce otra forma que no sea la competencia. Las consecuencias de la acumulación para unos pocos son la marginación para muchos. Esta es la base sustentable de las injusticias sociales”

Junta Abyayala por los Pueblos Libres

Paraná, invierno de 2018.


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