01.OCT.18 | Posta Porteña 1955

Relatos de Amodio (Extraídos del Facebook de HAP)

Por AMODIO

 

Relato 36/ 6 setiembre 2018

 La autorización se consiguió y Fleitas pidió que la respuesta estuviera pronta en 24 horas, a lo que se respondió que era imposible: se precisarían por lo menos 3 días, con lo que la respuesta estaría el viernes por la noche. En la celda 281 nos reunimos  entonces Marenales, Manera, Huidobro, Mujica, Leonel Martínez Platero, Falero, Pablo Blanco, Heraclio Rodríguez, Bassini, Zabalza y yo informando Huidobro y Marenales lo discutido con Sendic y fundamentando sus discrepancias, las que fueron más tarde la opinión mayoritaria. En realidad, las discrepancias tenían que ver con lo que se consideraba un retroceso en cuanto a la firmeza con que las negociaciones debían conducirse, sin tener en cuenta la precariedad de la situación interna.

Solo yo me manifesté de acuerdo con lo propuesto por Sendic, porque era consciente de lo que las detenciones significaban para el MLN y si precisamente Sendic temía el desarrollo de los acontecimientos, era necesario aconsejar a la Dirección afuera que la propuesta se aceptara. Lo que se resolvió fue informar de todo lo desarrollado en las discusiones, la opinión de los presos de Jefatura y la de los presos de Punta Carretas, esta última desarrollada y fundamentada extensamente, terminando con la frase siguiente: «la Dirección son ustedes y a ustedes les corresponde decidir». Como era lógico, la nueva Dirección, con mucho desconocimiento de la real situación interna del MLN, pagando tributo a su inexperiencia de dirección y fundamentalmente motivada afectivamente, rechazó la propuesta. Durante esos 20 días de suspensión de garantías se detuvieron a 43 militantes, 20 de ellos de primera línea

Era el golpe más duro que el MLN había soportado en toda su historia y la nueva dirección asumía la responsabilidad de dirigir una organización caótica, dividida y desconcertada.  Los miembros de esa dirección, casi inexpertos y resistidos por amplios sectores, asumían la responsabilidad de sacar al MLN del tembladeral que la improvisación del Ejecutivo anterior lo había metido

Hacia el 20 de agosto, Rosencof, en nombre del Ejecutivo, en carta firmada Leonel, informó sobre la situación interna, informe que trasunta un optimismo exagerado que podía responder, dadas las circunstancias, o bien a desconocimiento de la situación real, o bien a una vieja característica de Rosencof, de ver las cosas mucho más fáciles de lo que después la práctica demostraría que eran.  En esa misma carta planteó las dificultades que como dirección nueva encontraban, proponiendo que los presos de Punta Carretas actuáramos como asesores. Esa asesoría que en principio parecía lógica y hasta indispensable se transformó luego en total dependencia, lo que motivaría que desde setiembre hasta fines de 1970, la orientación político-militar se desarrolló en el Penal, haciendo que el MLN cometiera gruesos errores y se planteara marchas y contramarchas.

 A partir de enero de 1971, cuando esa dependencia se comenzó a romper por parte de la Dirección, muchos de los ex-dirigentes intermedios, como Zabalza, Bidegain, Picardo Estévez, y alguno del Ejecutivo, como Sendic y Mansilla, comenzarán a mirar con desconfianza lo actuado por los nuevos, discreparán más adelante y terminarán por -en los hechos, ya que se nunca lo plantearon-) retirarles la confianza. En el correr de esa última semana de agosto y dentro del marco de la dirección compartida se elaboró en el Penal un documento donde se desarrollaba la línea que a juicio de la Dirección dentro del Penal debería llevarse adelante en lo inmediato, y se concretó en un plan de acciones que se dio en llamar Plan Cacao.

Ese documento se elaboró fundamentalmente con el aporte de Fernández Huidobro y contó con la aprobación de Manera, Marenales, Falero, Bassini, Martínez Platero, Mujica y Pablo Blanco. No contó con mi aprobación, por considerar que dicho plan se apartaba de la línea que el MLN venía procesando y que no existían posibilidades materiales de concretarlo. Con el Cacao se trató de convertir al MLN, como dice el documento, en una organización a la ofensiva, luego del golpe del 7 de agosto, y como objetivos a largo plazo se plantea la dualidad de poderes y la posibilidad de que el Cacao sea la futura base del canje. Dice textualmente ese documento: «es evidente que los rehenes no les resultaron suficientes para el canje o la amnistía. Si no les alcanza y no negocian, no perdemos nada. Habremos avanzado en la línea de hostigamiento y habremos dado una condigna respuesta al régimen». En esas líneas se sintetiza toda la fundamentación del Plan Cacao y sobre ellas se centró la discusión y mis discrepancias, que serán más adelante compartidas por Sendic, Candán, Mansilla, Blixen y Efraín Martínez Platero

 

Relato 37/7 de setiembre de 2018

Esas discrepancias fueron: 1) es un error replantearse el canje como objetivo, después de la experiencia del Plan Satán y del indudable fortalecimiento del gobierno de Pacheco; 2) los medios por los que se plantea llegar al caos son absolutamente impolíticos y terminarán por enajenar el resto de apoyo popular que aún se conserve, ya que las acciones que se proponen son sabotajes a las líneas de alta tensión, voladuras de puentes y vías férreas, incendios de locales y depósitos de empresas extranjeras, voladuras de centros de reunión de la oligarquía, etc. La influencia que en dicho plan había ejercido la guerrilla argelina era innegable, ya que las acciones propuestas son las mismas que las realizadas por los grupos guerrilleros argelinos en sus inicios, y se hacía por parte de Fernández Huidobro un paralelismo entre la situación política argelina en 1954 y la del Uruguay en 1970.

El ejecutivo del MLN,  recién reconstituido, aprobó dicho plan y lo puso en práctica. Los resultados fueron desastrosos: la quema de Sudamtex trajo aparejada una campaña propagandística negativa y creó a nivel popular un gran desconcierto, a tal punto que los simpatizantes sindicales del MLN pensaron que el incendio había sido provocado por la policía. En el Bowling de Carrasco murieron militantes por inexperiencia en el uso de explosivos, ya que no había gente capacitada.  Esa inexperiencia hizo que muchas bombas fallaran y no se concretaran los objetivos de la acción, lo que daba pie a que se pensara que el aparato militar del MLN estaba liquidado. Y cuando explotaron se puso  en grave riesgo la vida de inocentes, en muchos casos trabajadores. Hacia fines de setiembre ya se vislumbraban los resultados negativos del Cacao, dentro y fuera del MLN. Internamente se comenzó a notar que dicho plan era una desviación metodológica, lo que aumentó la desconfianza que muchos tenían ante el nuevo Comité Ejecutivo, y este no encuentra mejores argumentos que admitir que se elaboró en Punta Carretas, lo que si bien conformó a algunos a otros les afirmó en la desconfianza, hecho que los “sindicalistas” supieron aprovechar, ahora secundados por María Elia Topolansky, quien aspiraba a integrar el Comité Ejecutivo.

Fuera del MLN se notó un bajón evidente en el apoyo popular y por primera vez mermó el reclutamiento. En los primeros días de octubre Sendic pidió una reunión para discutir y analizar el Plan Cacao. A esa reunión concurrimos Sendic, Mansilla, Candán, Huidobro, Manera, Marenales, Efraín Martínez Platero, Blixen, Mujica y yo. ¿Qué planteó Sendic?  Que el Cacao es un plan que se aparta de la línea del MLN, que es impopular y que  debe abandonarse de inmediato y encarar un plan de acciones para reconquistar el apoyo y prestigios perdidos. Esta posición fue compartida por Candán, Martínez Platero, Mansilla, Blixen y yo mismo, que me reafirmé en mis discrepancias anteriores.  Manera, Marenales y Huidobro no adjudicaron importancia a los saldos negativos inmediatos.

Por el curso de la discusión se hizo evidente que Sendic y Candán creían que yo había apoyado el Cacao, por lo que tuve  que referirme a mis críticas anteriores, lo que fue confirmado por Manera, Marenales y el mismo Huidobro.  Luego propuse que se analizara la conducción del plan Satán y las razones por las que Sendic no me citó la noche que acudió para plantear la iniciativa de Fleitas, siendo que yo era el último miembro del Ejecutivo en ser detenido y era quien estaba en mejores condiciones para conocer la situación interna y habría apoyado su propuesta.  Sendic se opuso, por considerar que “ lo que Amodio pretende es que se discutan situaciones personales”

Yo todavía ignoraba las causas por las que Alicia Rey, señalada por mí para sustituirme en el Ejecutivo, había sido desplazada, en beneficio de Candán. Según supe de boca del mismo Sendic, que se la había nombrado “contacto oficial” del MLN con Erro y Ferreira Aldunate, lo que yo consideré una maniobra para evitar el control que Alicia habría ejercido sobre su accionar, tal como había hecho yo, y puse como ejemplo el cambio en el objetivo primero del Satán:  un grupo seleccionado que acabó convertido “en la totalidad de los presos políticos”, lo que a mi juicio había sido una de las razones del fracaso de la operación.  Dado el carácter que adquirió la discusión, se planteó  suspenderla y seguirla por la tarde. Tras el almuerzo se produjo una requisa de la guardia. Zabalza me había entregado un libro para su lectura, pero no me avisó que entre sus hojas había una nota comprometedora: nada menos que una carta en la que se planteaba la entrada al Penal de una pistola 7,65 desarmada, oculta entre los alimentos enviados por los familiares.  En la requisa se encontró la carta, cosa que yo ignoraba cuando se preguntó a quién pertenecía el libro. Sin saber la existencia de la carta me hice responsable de la tenencia del libro. Fui sancionado por las autoridades, con la pérdida de recreo por cinco días, por lo que no asistí a la continuación de la reunión. Luego, por bromas de otros presos, me enteré que el C1 me había sancionado con ocho días de suspensión del funcionamiento en ese organismo una vez que terminara la sanción impuesta por las autoridades(continuará)


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