16.OCT.18 | Posta Porteña 1960

Eduardo Ferro, Terrorista de Estado, 40 años de denuncia

Por AnaAmorós

 

Una tarde realmente inhóspita, gris, lluviosa, con descargas eléctricas a cada rato. Yo diría que propicia para ponerme a escribir de una buena vez sobre este siniestro personaje al que conocí siendo yo preadolescente, dado que era vecino y concurría al Colegio de los curas Salesianos de Bv. Artigas y Agraciada a una cuadra de la casa paterna

Ana Amorós 12/10/18  sitio PVP org.

A Eduardo Ferro, en aquel momento si bien lo consideraba bastante pedante y engreído, nunca me hubiese imaginado que más tarde se transformaría en lo que es hoy.

Luego entró al Liceo Militar y nuestras vidas siguieron por distintos caminos si bien terminó casándose con una vecina de frente a casa. Recién lo volví a ver cuando salí de Punta de Rieles, y ya era el reconocido terrorista de Estado responsable de secuestros y torturas y activo participante del Plan Cóndor.

Lo veía ir a buscar a su hijo, no nos saludábamos, parecía llevarse el mundo por delante, igual que lo continúa haciendo.

No podía creer que hubiese cometido tantas atrocidades y caminase tan suelto de cuerpo. Después me di cuenta de que no me podía extrañar nada en él.

Una de las últimas veces que lo vi, nos encontrábamos con Universindo (Yano) Rodríguez en la puerta de casa, llegó en una gran camioneta con dos perros enormes y mal encarados como él. Se bajó, golpeó a la puerta de su ex casa, sin dejar de mirarnos fijamente. Se marchó casi de inmediato, con una sonrisa socarrona y sin bajar la mirada.

¿Cuánto hace que andan tras su persona? ¿Puede seguir burlando la ley? ¿Quiénes lo protegen? ¿Cómo hace para atravesar países, subir aviones, moverse en aeropuertos con total impunidad?

Son algunas de las preguntas que me hago a veces, sin lograr una respuesta que me satisfaga, o me deje al menos con menos bronca que hasta ahora.

Me pongo a pensar en la impunidad reinante a través de todos estos años, de lucha incesante de tantos compañeros que claman Memoria, Verdad y Justicia, para tantos otros que nos dejaron sin poder despedirse en plena primavera, la mayoría de ellos.

La pucha, cuánto esfuerzo, cuánta sangre joven se acercó para alegría de aquellos que ya no lo somos, pero continuamos en la ardua pelea, sin darle tregua a la adversidad. Con una impunidad vergonzosa que nos vapulea y nos hace sentir que la utopía se desvanece por momentos

40 años de denuncia

Tengo frente a mí, una fotocopia del diario brasileño Folha da Tarde de 1978, donde se denuncia el secuestro de los militantes del PVP Lilián Celiberti y Universindo Rodríguez en Porto Alegre, más los dos hijos de ella, Camilo y Francesca. Otra fotocopia de una edición especial de Compañero –de esas épocas de dictadura– donde dice: “El Comando de las Fuerzas Conjuntas (FFCC) desenmascarado en Brasil, las fuerzas democráticas, la prensa, los abogados y la Iglesia denuncian el secuestro de Lilián y Universindo”

Este secuestro fue el caso más notorio donde participa Ferro por su repercusión internacional, tanto el secuestro y torturas a Lilián y Universindo fueron denunciados ante organismos de Derechos Humanos y ante la propia Comisión para la Paz. Pero a este personaje se le acusa de más casos: del militante comunista Óscar Tassino detenido en julio de 1977 –continúa desaparecido– y del escribano y dirigente comunista Fernando Miranda detenido-desaparecido en noviembre de 1975 –cuyos restos fueron hallados el 2 de diciembre de 2005 en el Batallón Nº 13–, también por su participación en la represión y secuestro a uruguayos en Argentina y es señalado como uno de los responsables del espionaje militar a partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales en democracia. 

También fue vinculado en distintos testimonios con el secuestro y muerte de María Claudia García de Gelman, madre de la actual diputada del Frente Amplio Macarena Gelman, nieta del escritor argentino Juan Gelman.

Nadie puede dudar que al igual que otros, Ferro es un “peso pesado” de la represión. Es un militar altamente entrenado, formado en contrainteligencia y también un experto karateca.

Operación Zapato Roto

Tanto el secuestro como las torturas a Lilián y Universindo tomaron una importancia mucho más notoria por la denuncia realizada por los periodistas de la revista Veja que logran desenmascarar y hacer pública la participación uruguaya, a través del operativo bajo la conducción del capitán Ferro, junto a las fuerzas represivas de Brasil. En “Uruguay nunca más” está documentado que el secuestro fue un operativo uruguayo-brasileño, bajo la responsabilidad de la Compañía de Contrainformación del Ejército uruguayo, denominado “Operación Zapato Roto”

Universindo Rodríguez, Lilián Celiberti y sus hijos de tres y ocho años de edad fueron secuestrados el 12 de noviembre de 1978 en Porto Alegre. Universindo fue trasladado a Montevideo junto con los niños, mientras que Lilián fue llevada nuevamente a su casa en Porto Alegre por los militares, que esperaban encontrar otros militantes del PVP en una reunión que estaba prevista para la semana siguiente. Lilián pudo enviar un mensaje a sus compañeros y a la supuesta reunión concurrieron, en cambio, el reportero Luis Claudio Cunha y el fotógrafo João Baptista Scalco, de la revista Veja que denunciaron el secuestro. Celiberti fue entonces trasladada a Uruguay y recién el 25 de noviembre, tras un comunicado del gobierno uruguayo que informaba que tanto ella como Universindo habían sido detenidos mientras querían ingresar a Uruguay, los militares entregaron a los niños a su abuelo, 12 días después de su secuestro. Rodríguez y Celiberti permanecieron presos hasta comienzos de 1984

La primera denuncia en Uruguay por el caso fue realizada en febrero de 1984, todavía en dictadura. Con la reapertura democrática Celiberti y Rodríguez presentaron una ampliación de la denuncia. El expediente circuló de oficina en oficina y se citó a algunos de los militares involucrados, pero ninguno concurrió a declarar. Nuevamente se insistió con la causa mediante un escrito judicial, pero sin haber tenido trámite, la denuncia fue archivada una vez aprobada la Ley de Caducidad, en 1986.

En búsqueda de la justicia

En diciembre de 2007, Eduardo Ferro reconoció, en una entrevista en el programa “Código país” de Canal 12, que había participado en el traslado desde Brasil. Se excusó por no dar más información dado que estaba sometido a secreto militar, y dijo que actuó cumpliendo órdenes de un superior al que no quiso identificar.

Luego de la resolución del Consejo de Ministros del 30 de junio de 2011, por la cual se revocaron todos los actos administrativos que hubieran incluido causas judiciales bajo la Ley de Caducidad, Lilián y Universindo presentaron un escrito para reabrir la investigación.

Después de varios meses de búsqueda del expediente, la jueza Mariana Mota reabrió el caso. El 20 de julio de 2012 en las redes sociales aparecían fotos de Universindo y Lilián con un aparente viento de esperanza. La jueza Penal de 7º Turno, Mariana Mota, había dispuesto la citación en calidad de “indagados” a los militares Glauco Yanone y Eduardo Ferro, por el secuestro en Brasil y posterior traslado a Uruguay. Pero posteriormente la jueza Mota fue trasladada, en febrero de 2013, a un juzgado civil sin haber logrado avanzar en el caso.

En mayo de 2018 el Fiscal Letrado Penal de Montevideo Especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, solicitó el procesamiento de cuatro militares por el caso de Lilián y Universindo. El procesamiento del fiscal relata los traslados y coordinación entre fuerzas uruguayas y brasileñas.

Ha pasado el tiempo, demasiado, Yano ya no está entre nosotros, partió sin poder ver un atisbo de justicia por todo lo vivido. Se continúa en una lucha totalmente desigual e inhóspita aún hoy, 40 años después. 

Huyendo de la justicia

En 2016, ante la citación de la justicia Eduardo Ferro no se presenta para responder por la desaparición de Óscar Tassino. Eso hace que la jueza Dolores Sánchez, del Juzgado Penal de 10º turno, realice una solicitud de captura nacional e internacional sobre el ex militar, lo que culmina con su detención en España. Hace poco todos nos alegramos, sonreíamos desde adentro al saber que España otorgaba su extradición a Uruguay.

Supuestamente estaba en prisión preventiva desde que fue detenido en Madrid, en setiembre de 2017. Pero la alegría duró poco, este terrorista de Estado logra fugarse…

Anuncian que ahora es Ferro el desaparecido, cosa de locos realmente, de poca voluntad política dirán otros. Lo cierto, es que muchas organizaciones de derechos humanos han realizado fuertes críticas y denuncias frente a este acontecimiento. 

Para Familiares, la desaparición de Ferro es un hecho “gravísimo” que “obviamente no pudo ejecutar solo”. La organización coincide con el Ielsur en que Uruguay debe actuar “con la premura y firmeza que este lamentable hecho requiere”.

Aun así, el silencio prosigue, diariamente, todos aquellos que solemos bregar por la lucha contra la impunidad, nos preguntamos ¿qué estará pasando con Ferro?


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