21.OCT.18 | Posta Porteña 1961

Relatos de Amodio (Extraídos del Facebook de HAP)

Por AMODIO

 

Relato 46/ 24 setiembre 2018

Muy rápido se hizo evidente que el aluvión de clandestinos que produjeron las fugas, si bien constituía un aporte, en muchos sentidos eran causa de serios problemas organizativos, de funcionamiento y de infraestructura. Los integrantes de los comandos de columnas no estaban en condiciones de solucionarlos por dos razones: una de orden práctico, ya que sencillamente el tiempo no daba y la otra, que costó mucho esfuerzo eliminar, era la supeditación y la sobrevaloración de los fugados que en general evidenciaban los comandos en particular y la militancia en general. Si a esto se le suma el afán de protagonismo que demostraron la mayoría de los fugados, se podrá tener una idea aproximada del desorden interno

Otro motivo del desorden fueron las discrepancias surgidas a raíz del “apoyo crítico “al Frente Amplio, apoyo que un gran sector de la militancia se negó a admitir, por entender, con lógica, que contradecía la línea del MLN.

Con ese panorama, a mediados de octubre se resolvió disolver el Comando General, al menos mientras durara la tregua por el proceso electoral y aprovechar mejor la experiencia que Alicia y yo teníamos en lo organizativo y se nos incorporó al comando de la columna 10, volviendo Schoeder al de la 15. Desde el Ejecutivo controlaban Marrero y Wassen respectivamente. Al ejecutivo se integró Pirez Budes, para controlar el trabajo en el interior

A mediados de octubre, cuando parecía que las posibilidades del Frente Amplio eran mayores, se coordinó con un sector de militares vinculados al general Seregni y con el Partido Comunista un plan que se llamó de Contragolpe, para el caso de que el triunfo electoral del Frente Amplio, ya fuera nacional o departamental, no fuera tenido en cuenta. Se formó entonces una comisión que funcionó hasta que el acto electoral la disolvió, que integraban el coronel Castelao por los militares, Jaime Pérez por el Partido Comunista y Engler por el MLN. Dicho plan los militares pretendieron controlarlo, asignándole al MLN y al P Comunista funciones secundarias. En principio se estuvo de acuerdo; pero luego, al ver que en caso de que el contragolpe fuera exitoso, los militares seregnistas quedarían como dueños de la situación, se resolvió exigir mayor participación. Fue así que los militares se encargarían de la toma de la base aérea de Carrasco y el MLN se encargaría de controlar los accesos a Montevideo. En conjunto se controlaría la base de Laguna del Sauce. El Partido Comunista se encargaría de las movilizaciones de masas y ocupación de fábricas, ya que decían tener 200 hombres armados.

Ignoro el potencial real que tuviera el P. C., pero la pretensión del MLN de pedir mayor participación en el plan, refleja el grado de enajenación que primaba entonces. En el libro Memorias de insurgencia, escribo de memoria, Huidobro le cuenta a Clara Aldrighi que su grupo, decidido a impedir la llegada de tropas por Camino Maldonado, contaba con una metralleta, varios fusiles de los robados a la marina, que casi nadie era capaz de usar con efectividad y una media docena entre revólveres y pistolas. Municiones, para un tiroteo de tres minutos. Claro que su grupo no era el único, paro las condiciones eran las mismas.  Fue así que pensaron volar los puentes. Cuando se calcularon las toneladas de explosivo necesarias, se llegó a la conclusión de que ni trabajando un año de continuo toda la militancia, ese explosivo estaría listo

Cuando leí por primera vez el testimonio del Ñato, uno de los personajes a los que Aldrighi ha tratado de salvar del ridículo en varias oportunidades, me hice la pregunta que hasta hoy no tiene respuesta: cómo fue que el Ñato, cuya capacidad política y militar varios politólogos han elogiado sin que se aportaran evidencias en ese sentido, fue capaz de apoyar la instalación del Segundo Frente por parte de Sendic, en enero de 1972. Habían transcurrido apenas 45 días de esa constatación y nada había cambiado en el MLN

 

Relato 47/  25  setiembre  2018

 

Inmediatamente de las elecciones, se comprobó que el panorama político era favorable al MLN: por un lado, denuncias de fraude por parte de Wilson Ferreira Aldunate y por otro el fracaso del Frente Amplio, lo que equivalía a decir fracaso del método electoral.

Lo que estaba claro era que cualquiera que asumiera la presidencia debería encontrar al MLN más fuerte que nunca, tanto en lo político como en lo militar. Esto era válido fundamentalmente si el triunfo electoral le correspondía a Ferreira Aldunate, el cual podría plantear una distensión social que tendiera a crear condiciones políticas poco favorables al MLN e incluso llegar a plantear una negociación. El MLN estaba dispuesto a escuchar, pero estaba claro que eso no sería la revolución. Era necesario crear, antes del 1 de marzo, una situación tal que de triunfar Ferreira Aldunate lo hiciera en una situación política que no le permitiera maniobrar con la distensión. Cuanto más fuerte estuviera el MLN más podría exigirle a Wilson, al que se le había concedido la tregua electoral como muestra de buena voluntad. Estaba descartada toda posibilidad de acordar con el Partido Colorado.

Como primera medida, el Comité Ejecutivo designó nuevo Comando General, integrado por Alicia Rey como responsable de la columna 15, Candán por la 70 y yo por la columna 10. Desde el ejecutivo se hizo cargo Marrero. Este trae como primera directiva: comenzar a procesar acciones que replantearan el problema de la lucha armada. En lo posible acciones espectaculares, que en lo posible se procesarán sin muertes. La situación de las dos columnas militares de Montevideo -la 10 y la 15- no era, a esas alturas, como para estar satisfechos.

Durante el período inmediato a Almería se había conseguido en los militantes un gran tesón y un gran empuje. Pero solo con tesón y empuje no se forman militantes. Esas dos cualidades, positivas en sí mismas, y que fueron además fundamentales para sacar adelante al MLN en el período de agosto /70 enero /71, al no canalizarse correctamente, se convirtieron en peligrosas y fueron la causa de muchos errores. Es decir, lo accidental, lo que sirvió en un momento excepcional, se hizo norma. 

Los que en agosto del 70 eran militantes antiguos perdieron, por imperio de las circunstancias, algo tan fundamental como las normas de funcionamiento clandestino, resintiéndose al máximo la compartimentación. Se optó por las soluciones fáciles, cualquiera fuera el problema a encarar, sin ver las consecuencias que esas soluciones fáciles podían acarrear. La militancia se acostumbró así a no pensar, a no analizar los pasos que se daban. La Dirección de ese momento no solo no vio esas carencias, sino que alentó esa forma de trabajo, llevando a los grupos a un accionismo deformante.

Lo que se había hecho de setiembre a diciembre 71, no era suficiente para eliminar esas deformaciones, aunque algunos pasos positivos se habían dado en lo que tenía que ver con la clandestinidad. Pero muy poco era lo conseguido en cuanto a que los militantes se ubicaran políticamente, analizando los objetivos no solo en su faz militar.

Esta carencia fue una de las causas fundamentales del progresivo deterioro del MLN. Al no analizar los hechos, se dejó de ver los errores que se cometían, y los que tuvieron como método hacerlo encontraron incomprensión y aislamiento. Con este panorama en Montevideo, lógico era suponer que en el interior la situación era aún más deficitaria.
Pese a ello, el Ejecutivo aprobó un plan de acciones que presentó Sendic y que fue transmitido por Píriz Budes. El 22 de diciembre el interior tomaría la localidad de Quebracho y se lanzaría luego una proclama, la que más adelante se propagaría tomando las radios de Minas y Durazno y en Montevideo por Sarandí y Universal.

Luego, en Montevideo, se tomarían tres seccionales policiales y el Collar tomaría Soca. Todo esto acompañado por movilizaciones promovidas por la columna 70 a través del 26 de Marzo. También se incluían secuestros dentro de la línea de Justicia Revolucionaria, como el de Juan Carlos Peirano Facio por la quiebra del Mercantil y al comisario Macchi, al que se vinculaba con las actividades del escuadrón de la muerte. Por los ataques del diario Acción, se secuestraría a su redactor responsable, lo que permitiría averiguar las implicaciones de Jorge Batlle en el tema de la infidencia. (continuará)


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